Balance de las luchas magisteriales durante este año ¡No al examen universal de evaluación!

Escrito por: 

Armando Ramírez

A pesar del sosegado ambiente entre los sindicatos de nuestro país, el año comenzó con dos magnificas movilizaciones de los trabajadores públicos de la educación. Ambas han tenido su epicentro en la capital, y en general representan el hartazgo acumulado a las políticas anti laborales del gobierno de Calderón y al putrefacto charrismo sindical, personificado fielmente en la figura de Elba Esther Gordillo. Pero en concreto, ha sido la idea de evaluar mediante un examen único a todos los profesores del país, mediante estándares impuestos por la OCDE, lo que ha colmado el vaso  y ha provocado nuevamente la irrupción en la escena política de los maestros del SNTE.

El examen universal de evaluación: en realidad un proceso de certificación laboral
Los docentes entendemos perfectamente que la evaluación no se reduce a una cuestión cuantitativa; evaluar implica un ejercicio metódico que nos permite reconocer las fallas y deficiencias en el proceso de enseñanza-aprendizaje para corregirlas y mejorar el proceso de enseñanza mismo; en realidad evaluar no significa sencillamente sentenciar mediante una calificación numérica aprobatoria o reprobatoria.   
La idea de querer evaluar mediante un método único y acabado a todos los niños del país suena absurdo. Las “evaluaciones” de PISA y ENLACE no sirven más que para que los poderes fácticos desaten toda una campaña contra los profesores de educación básica, bajo el argumento de los malos resultados en estas supuestas “evaluaciones”. Si consideramos la diversidad social, económica y cultural del país, esto no puede ser considerado más que como métodos para justificar todas las medidas contra los derechos laborales conseguidos durante décadas.
Ahora la SEP y la OCDE, apoyados tácitamente por la cúpula charra del SNTE, han firmado un acuerdo en el que se pretende evaluar de manera universal y única a los profesores de todo el país. Pero ¿qué representa en realidad esta supuesta evaluación?
En primer lugar, es necesario mencionar que los profesores no nos oponemos a que se nos evalúe. Consideramos que una evaluación que implique, no solo un examen teórico, sino pruebas basadas en las características y necesidades particulares de cada región, zona, colonia y escuela, serviría como un apoyo pedagógico relevante para los profesores. Pero sabemos perfectamente que éste no es el caso: una evaluación indistinta para todos los docentes de  nivel básico, basada en los designios de la OCDE, no puede parecernos más que una herramienta de represión laboral. En realidad una evaluación tal y como la SEP propone, implicaría un proceso de certificación laboral.
Viéndolo desde este punto de vista, la posición del gobierno de Calderón, de la burocracia sindical y de los organismos imperialistas toma sentido. La certificación laboral no tiene nada que ver con algún tipo de evaluación. Lo que la SEP pretende llevar a cabo, es a todas luces un proceso de certificación de los docentes; el Estado someterá a todos los profesores de Educación básica a un examen para poder justificar el despido de todos aquellos quienes no sean considerados como “competentes”. Esto rebasa toda legislación laboral actual, ni el artículo 123 ni la Ley Federal del Trabajo hacen mención a procesos de certificación, de  hecho, la certificación tal y como la desean aplicar esta contenida en la actual propuesta de reforma laboral del PAN.
Esto demuestra una vez más, así como ocurrió con los trabajadores de Luz y fuerza y de Mexicana de Aviación, que cuando de atacar a los trabajadores se trata, el sistema funciona como uno solo, en estos flagrantes a taques contra los trabajadores las leyes han sido solo de papel. Sin embargo, lo que no es de papel, es la resistencia de los maestros quienes en respuesta a estas medidas tomaron el control de las calles el 3 febrero y 15 marzo.

El paro del 3 de febrero
El día 3 de febrero de este año, vivimos una importante movilización y el primer ejercicio de desentumecimiento por parte de los profesores, principalmente, de la sección 10. Cabe mencionar que la primera acción relevante del año fue realizada por los maestros de primarias. El día 18 de enero una impresionante mayoría de escuelas primarias fueron a paro suscribiendo la convocatoria de la sección 9 democrática. El objetivo principal era echar abajo los planes del gobierno de Calderón y Elba Esther de aplicar el examen universal de evaluación, previsto para finales del ciclo escolar.
Aquella acción jugó un importante papel al animar y contagiar a muchos maestros de escuelas secundarias a salir a la lucha. De hecho las acciones programadas para el 3 de febrero se corrieron de boca en boca en secundarias; realmente no hubo una gran convocatoria por parte de los grupos democráticos dentro de la sección 10, pero una vez que se propuso el paro de 24 horas impresionaba un poco el interés de los maestros dentro de las escuelas. En muchísimas se levantaron asambleas para decidir la participación en el paro. Las escuelas que no pararon totalmente, al menos decidían participar con una representación de profesores.
Al final, para el 3 de febrero la convocatoria al paro fue apoyada por una gran cantidad de escuelas primarias y secundarias. La movilización a los pinos tuvo un carácter bastante combativo y politizado. El balance al final de la jornada de lucha fue positivo. Incluso en reuniones posteriores, muchos profesores democráticos comentaban que no habían visto un ambiente tan radicalizado desde el ’89.
Los cambios a los lineamientos de Carrera Magisterial
Cabe destacar que un hecho que estimulo la movilización de los profesores fue la reforma a los lineamientos de Carrera Magisterial. Éste es un programa de estímulos económicos que desde principios de los 90’s tuvo la firme intención de dividir a los maestros bajo la lógica de crear diferencias económicas abismales entre los propios agremiados. El programa cuenta con 5 niveles y conforme un profesor accede a uno superior, la remuneración económica es mayor en consecuencia. Para participar en dicho programa es necesario contar con la base laboral, lo cual excluye de hecho a la mayoría de los profesores, y juntar puntos de diversas maneras: se toma en cuenta la antigüedad, el grado académico, cursos específicos tomados durante el proceso de promoción, exámenes de conocimientos, etc.
De esta manera, ciertamente Carrera Magisterial promovió el ensimismamiento de muchos profesores orientándolos no a la lucha general por la mejora de las condiciones generales, sino al estudio y a la preparación individual en busca del beneficio individual. El hecho relevante es que, para la actual etapa, la SEP y la dirección sindical han cambiado los lineamentos de promoción de este programa, endureciéndolos a más no poder con la clara intención de limitar su acceso.       
Evidentemente este es un programa que se sustenta en cálculos políticos más que en cualquier otra cosa, siendo una verdadera sangría para el Estado y repercutiendo positivamente en nada en términos pedagógicos. Claro está que el movimiento democrático dentro del SNTE se ha opuesto a Carrera Magisterial desde su inicio.
Sin embargo, la modificación a los lineamientos y estatutos del programa causaron tal conmoción dentro de las escuelas, que se reflejó en expresiones de organización concreta. El interés de los maestros era tal, que la misma CNTE, al menos en el DF, levanto un punto en el pliego petitorio del día 3 de febrero contra la modificación a los lineamientos de Carrera Magisterial, esto con todo y que la CNTE mantiene como uno de sus principios básicos la lucha contra Carrera magisterial, por las razones ya comentadas.
Cabe mencionar que posteriormente se reconoció como error haber levantado una demanda sobre esta modificación a Carrera Magisterial debido a que con lo que se está en contra no es con este o aquel aspecto del programa, sino contra Carrera Magisterial en sí mismo.

Las acciones del 15 de marzo y perspectivas
Aprovechando el impulso del 3 de febrero, el movimiento democrático del magisterio hizo suya la ciudad de México el día 15 de marzo. Bajo la consigna de echar abajo el examen universal de evaluación, una importante presencia de secciones nacionales se hizo presente en el centro del país. Marchando desde varios puntos de la Ciudad hacia el centro de la capital, el movimiento demostró su negativa a ceder más en la degradación de sus condiciones laborales.
Producto de la movilización se abrieron mesas de negociación con el Estado, donde se ha demandado la necesidad de frenar los planes de aplicación de lo que en realidad es, como ya se ha argumentado, un examen de certificación. Ahora el Estado ha comenzado a medir el ambiente entre los maestros; aunque por un lado insiste en que el examen se llevará a cabo en primarias para el mes de junio, por otro lado cuenta con la amenaza del movimiento democrático de convocar a  un paro indefinido para el mes de mayo, dos meses antes de las elecciones nacionales, si la SEP no desiste en sus intenciones.
El gobierno de Calderón se ha comportado con arrogancia por que ciertamente ha pasado por encima de todos los derechos laborales contra los trabajadores, pero dadas las muestras y las magnitudes de estas últimas luchas magisteriales, es posible que recule en su intención de aplicar este examen a los maestros. De no ser así, y aunque es  pronto para especular, la última palabra no la tiene ni el borrachín aquel, ni la charra mayor Elba Esther gordillo, sino nosotros, la base magisterial a nivel nacional.

¡Fuera Elba Esther Gordillo del SNTE!
¡No a la aplicación del examen nacional de evaluación!
¡El poder está en la base!

Fecha: 

abril de 2012

Periódico: 

Nacional: