El movimiento médico de 1964-65: La larga marcha por la democracia e independencia sindical en México

Escrito por: 

David García Colín, sindicalista SUTIEMS
Este próximo 26 de noviembre se cumplen 51 años desde que, en 1964, comenzaran una serie de huelgas de médicos y trabajadores de la salud. Un movimiento que se extendió como llamarada por todo el sector, aglutinando a cerca de 25 mil médicos, el cual dio inicio en el hospital 20 de noviembre y  paralizó decenas de centros de la salud, algunos tan importantes como el Juárez  y el Hospital General.
 
esem-10-728.jpgEl movimiento inició por motivos económicos para convertirse en un movimiento por la democracia sindical y la autonomía con respecto al Estado, que desafió al régimen y demostró que el hartazgo social ante un gobierno totalitario y represivo estaba alcanzando límites que se manifestarán unos años más tarde, en 1968. Por esto el gobierno priísta respondió con la represión, la ocupación militar y despidos masivos. 
 
Los años del llamado “milagro mexicano” (1940-1970), aunque significaron un periodo de crecimiento económico promedio superior al 6%, la participación del salario en la renta nacional —aun cuando los salarios en las grandes ciudades tendieron a aumentar en términos absolutos— disminuyó y el crecimiento se sostuvo con una mayor productividad de la mano de obra industrial, es decir, con una mayor explotación.
 
Así, si “en 1939, el factor trabajo participaba con poco más del 30 por ciento del ingreso nacional [a finales de los 50] llegó a ser sólo del 20 por ciento”.1  En buena medida, las huelgas que sacudieron el país desde los años 50 hasta la llamada insurgencia sindical de los años 70 pueden explicarse —en parte— como un intento de la clase trabajadora para obtener una mayor porción en el pastel de la riqueza generada por los mismos trabajadores. No obstante, las luchas sindicales no sólo fueron por motivos económicos, sino también batallas en contra de un Estado autoritario que sofocaba las aspiraciones de los trabajadores, volviéndose insoportable para amplios sectores de los trabajadores.
 
Un buen indicador del hecho de que la paz social impuesta estaba alcanzando sus límites a mediados de los 60s, es el que la lucha de los médicos fue protagonizada por sectores normalmente asociados a la “clase media”,  característica peculiar que distingue esta lucha de las batallas sindicales de petroleros, ferrocarrileros y mineros de los años 50; en buena medida, el movimiento médico fue un preludio de la lucha estudiantil de 1968. 
 
Lenin había señalado que un indicador de la madurez de un proceso revolucionario es el que las capas medias ya no estén dispuestas a tolerar el régimen como antes. 
 
El 26 de noviembre de 1964 los trabajadores del hospital del ISSSTE 20 de noviembre deciden, ante los rumores de que no habría aguinaldo, realizar un paro parcial —sin suspender servicios de emergencias y partos, característica de los cuatro paros que sucederán en un periodo de 10 meses—, con el que reciben al recién investido Presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz. 
 
210 médicos son despedidos pero el paro continúa con el siguiente  pliego petitorio: 
 
1.- Restitución sin represalias de los médicos cesados.
2.- Revisión legal y cambio del termino de contrato beca, por una forma adecuada de relación laboral bien definida con sueldos de $1,200 para el alumno interno, $1,500 para el pasante interno; en carrera de posgrado $2,000 para residente de 1er año, $2,500 para 2º año, $3,000 para 3º año y para los residentes de más años $500 anuales más sobre el año anterior.
3.- Preferencia para ocupar plazas de base.
4.- Participación activa en la elaboración de los planes de enseñanza.
5.- Resolución satisfactoria de los problemas de cada hospital.
 
Los paristas, constituidos en asamblea permanente, conforman la AMMRI, (Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos), lo que significaba, al mismo tiempo, la lucha por conformar una organización independiente del charrismo sindical que obviamente -a través de la CTM, la FTSE y la CNC- se opuso al movimiento; por otra parte el movimiento recibe el apoyo declarativo del famoso líder magisterial Othón Salazar. El  AMMRI se conformará por medio de asambleas democráticas en todos los centros de trabajo, células que se encargaban de las tareas de prensa, finanzas, brigadeo, etc., este modelo de democracia obrera será retomado a su manera por los estudiantes en el Consejo Nacional de Huelga de 1968. El AMMRI será el organismo protagonista  del movimiento médico.  Para diciembre el paro se había extendido a 23 hospitales de la Ciudad de México y 20 del interior de la república. El 18 de diciembre los médicos deciden levantar el paro ante la promesa gubernamental de establecer mesas de diálogo, pero el paro vuelve a estallar un mes después, el 13 de enero de 1965, ante los nulos resultados.
Por otra parte el movimiento recibe el apoyo declarativo del famoso líder magisterial Othon Salazar. Para diciembre el paro se había extendido a 23 hospitales de la Ciudad de México y 20 del interior de la república. El 18 de diciembre los médicos deciden levantar el paro ante la promesa gubernamental de establecer mesas de diálogo, pero el paro vuelve a estallar un mes después, el 13 de enero de 1965, ante los nulos resultados.
 
En este segundo paro el movimiento se extiende a dependencias no sólo del ISSSTE, sino del IMSS y la  Secretaría de Salud y Asistencia (SSA) y se mantiene a pesar de las amenazas de despido y los ultimátums de las autoridades del Departamento del Distrito Federal  para reanudar labores en un plazo no mayor a 24 horas. 
 
El movimiento se fortalece conformando, a iniciativa de médicos del Hospital General, la Alianza de Médicos Mexicanos (AMM) que aglutinará a unos 25 mil trabajadores de todo el país, sin embargo la existencia de dos organizaciones la AMM y AMMRI resultará en futuras escisiones. 
 
El movimiento es tan fuerte que destacados médicos especializados renuncian a sus cargos en apoyo al movimiento. Se logran acuerdos favorables, entre ellos el reconocimiento de la labor médica y el aumento de becas, y  este segundo paro, que afectó a 130 hospitales de todo el país, es levantado el 30 de enero. 
 
El tercer paro estallaría el 19 de abril de 1965 por parte de los médicos residentes e internos del ISSSTE  organizados en la AMMRI, en esta ocasión por el reconocimiento de una nueva organización sindical independiente y democrática separada del charrismo sindical imperante, además de exigir retabulación. La Alianza de Médicos Mexicanos es conformada el 24 de abril. 
 
Sin embargo, el régimen había logrado dividir al movimiento con concesiones económicas al sector con más estabilidad laboral, separando al AMM de un AMMRI más combativo, formado, sobre todo, por becarios que no se vieron favorecidos con los acuerdos presidenciales firmados por la AMM. El movimiento encontró cierto eco estudiantil en la Facultad de Medicina de la UNAM -lo que presagiaba, como hemos dicho, la insurrección estudiantil-, sin embargo no se extendió a otros sectores de la clase trabajadora.
 
“El 14 de mayo fue dictado un ultimátum por el Gobierno Federal, firmado por los secretarios de salubridad y comunicaciones; directores del ISSSTE, IMSS y por el regente capitalino, el que indicaba que de no presentarse a laborar el día 17 de mayo serían cesados. La FSTSE apoyó esta exigencia y solicitó la clausura del Hospital 20 de Noviembre para ese mismo día”. [Reseña cronológica del movimiento médico 1964-1965, www.medigraphic.com/pdfs/bmhfm/hf-2009/hf091c.pdf] 
 
El gobierno endurece su postura, suspende las mesas de diálogo, suspende pagos y despide a decenas de trabajadores del ISSSTE, IMSS y SSA, las manifestaciones son reprimidas por grupos de choque conformados por trabajadores de Limpia y Transporte del DF y se forman organizaciones esquiroles de médicos para atacar el movimiento, la prensa lanza una campaña brutal de linchamiento. 
 
La AMMRI decide levantar el paro y el gobierno intenta dividirlo con una propuesta de retabulación que consideraba sólo al 20% de trabajadores (los que contaban con base). La inconformidad hace que los paros en algunos centros se reanuden espontáneamente y el  AMMRI decide convocar a paro nacional para el 23 de agosto. 
 
El 26 de agosto el gobierno reprime el movimiento de forma brutal: el Hospital 20 de noviembre es tomado militarmente y los trabajadores son sustituidos por médicos esquiroles del ejército. Aproximadamente 500 trabajadores son despedidos y se emiten 70 órdenes de aprensión contra dirigentes del movimiento. Varios dirigentes tuvieron que salir del país. 
 
El movimiento médico fue aplastado con los mismos métodos que el régimen había utilizado para enfrentarse anteriormente a los ferrocarrileros, petroleros y mineros en las décadas de los años 40 y 50: promoviendo la división, utilizando la ocupación militar, la aprehensión de los dirigentes, la imposición del sindicalismo charro y el desconocimiento del sindicalismo democrático, además de la campaña de linchamiento por medio de una prensa controlada y vendida. 
 
Pese a lo anterior, todos estos movimientos sindicales que lucharon por la independencia de clase, la democracia obrera y mejores condiciones de vida, fueron minando la capacidad de control que estuvo en la base del sistema corporativista y autoritario, característica de la vida política durante la mayor parte del siglo XX, por lo que no fueron en vano.
 
El movimiento estudiantil de 1968 marcaría un punto de ruptura muy importante y la insurgencia sindical de la década del 70 será una pesadilla para el régimen al adquirir un carácter generalizado y amplio, mostrando que el periodo de estabilidad capitalista y del modelo corporativo de gobierno -surgido tras la Revolución mexicana- estaba agotado, la clase trabajadora ya no podía ser controlada como antes. 
 
Si estos movimientos no lograron trascender el marco del sistema fue por no haber podido aglutinar a un movimiento general que arrastrara al conjunto de los sectores explotados y  conformar un instrumento político a nivel nacional que se elevara por encima de sus propias demandas inmediatas.
 
Esto último es una tarea aún pendiente, tarea imposible sin incorporar las lecciones de las heroicas luchas sindicales que minaron el régimen corporativo del todopoderoso PRI. 
 
Sin democracia sindical e independencia frente al Estado burgués es imposible plantearse la tarea de la transformación socialista de la sociedad. 
 
______________
Bibliografía:
 
Escobar Toledo, Saúl, Los trabajadores en el siglo XX, México, STUNAM, 2006
 
Pozas Horcasitas, Ricardo, La democracia en blanco: el movimiento médico en México 1964-1965, México, Siglo XXI, 1993. 
Casas-Patiño, Donovan; et. al., “Reseña cronológica del movimiento médico 1964-1965”, www.medigraphic.com/pdfs/bmhfm/hf-2009/hf091c.pdf
 
 
1.- Escobar Toledo, Saúl, Los trabajadores en el siglo XX, México, STUNAM, 2006, p. 73.

Fecha: 

Noviembre de 2015

Teoría Marxista: