El pasado 5 de febrero culminó el proceso de selección de candidato a la presidencia de la Republica, con más del 50% de las preferencias de un padrón de más de un millón de panistas de los cuales ni siquiera el 30% asistió a votar. 

El Partido Acción Nacional, referente histórico de la derecha conservadora en México, había sufrido un fuerte desgaste luego de 12 años en la presidencia. Los sectores decisivos de la burguesía mexicana están optando por Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional, por lo que desde el seno del PAN existe una urgencia por mostrar una imagen de cambio. 

La selección de Josefina no obedece a sus virtudes como funcionaria pública, como legisladora o dirigentes de su partido, de hecho es muy complicado destacar alguna iniciativa o acción en cualquiera de esas actividades que no estuviera vinculada a obedecer directivas. Tampoco se ha destacado como defensora de los derechos de la mujer ni alguna otra virtud que la pueda hacer aparecer como la impulsora de un cambio, se trata más bien de una persona que tiene la virtud de saber obedecer y ser lo suficientemente prudente como para quedarse callada sonriendo cuando no tiene idea de la respuesta que corresponde a lo que se le pregunta, como lo demostró durante la campaña por la candidatura.

Sin duda, el proceso mismo mostró una notable debilidad a lo interno del PAN, que pese a los millonarios gastos en propaganda no lograron generar una expectativa entre la mayoría de la población para la cual el proceso pasó desapercibido, de hecho según los datos previos (El Universal, 6 de diciembre 2011) el PAN tenía un millón 400 mil afiliados y adherentes, todos con derecho a voto en el proceso interno, al cual asistieron poco más de 500 mil. En suma no lograron entusiasmar ni a los propios panistas.

Por supuesto Josefina Vázquez Mota no defenderá un programa distinto de lo que ya se implementa en el gobierno o de lo que propone Peña Nieto, será una férrea enemiga de los derechos de los trabajadores, particularmente de las mujeres, impulsora de programas de recorte presupuestal y de beneficios a los empresarios por la vía de recortes de extensiones fiscales. Protectora de los monopolios y promotora de la destrucción de la estabilidad en el empleo. Si llegara a la presidencia no modificaría la desastrosa “guerra contra el narco” que ya ha generado más de 50 mil muertos, ante lo cual sólo acierta a proponer la “eliminación del fuero” cosa que incluso ya fue legislada y votada en la presente legislatura, aunque es normal que no lo sepa ya que durante su participación en la Cámara sólo estuvo presente en el 6% de las votaciones.

Es muy probable que utilice el argumento de ser mujer como un instrumento publicitario, como si por ese simple hecho marcara alguna diferencia o como si esto hubiese significado algo para su desempeño como funcionaria pública o parlamentaria.

Se ha especulado mucho respecto al significado de que haya sido Vázquez Mota y no el candidato de Calderón quién se quedara con la candidatura, obviamente se trata de un signo de debilidad del presidente aunque frente a la franca apatía de la mayoría de los militantes panistas el hecho es poco trascendente, lo que se debe resaltar de dicho proceso es que pareciera haber un PAN derrotado de antemano que busca aparecer como oposición, y lo hace mal, cuando desde hace doce años es responsable de la máxima autoridad política formal del país.

Será muy importante durante el proceso electoral poner en evidencia el verdadero programa panista y el carácter hipócrita y fraudulento de la imagen de cambio que Josefina pretende implementar.

En el proceso electoral que se inicio, no es cierto que haya carencia de ideas o de programas, estos los hay y están bien definidos, por un lado un programa de ataque salvajes contra los trabajadores en beneficio de la alta burguesía que representan Vázquez Mota y Peña Nieto, por el otro un programa que puede ser la base de una lucha de los trabajadores, como el de los 50 puntos que defiende Andrés Manuel López Obrador.