En su libro “El  imperialismo, fase superior del capitalismo”, Lenin nos explica cómo  el imperialismo surge como consecuencia de las características propias del capitalismo, en donde los grandes capitales acaparan los mercados con una gran producción,  lo que desplaza a los pequeños y medianos empresarios. El desarrollo de una gran producción por pocas industrias hace que  tanto el capital  como los medios de producción se acumulen en pocas manos, eliminando la competencia, lo que hace que surjan los monopolios, quienes se reparten las riquezas mundiales dando lugar al imperialismo en donde sólo  algunas naciones y/o grupos de poder tienen el control del capital.

 

Indudablemente,  desde principios de siglo pasado   el sistema económico se veía dominado por grandes monopolios que controlaban industrias como la producción de electricidad, los transportes ferroviarios y la banca,  entre otras. Estos monopolios traspasaban las fronteras,  llegando a ser grandes industrias transnacionales que aparentemente  ofrecían al país donde tenían sus sucursales la generación de empleos, sin embargo,  parte de las ganancias iban a dar a manos de los empresarios de las potencias mundiales,  concentrando el capital en ciertas regiones, por lo que también se observaba el dominio de las grandes potencias sobre otras regiones del mundo a quienes tenían por colonias o como subyugados comerciales. En el presente  el colonialismo propiamente dicho ha desaparecido, sin embargo, aquellas naciones que se llaman primermundistas o desarrolladas siguen controlando a las naciones en vías de desarrollo,  como lo es nuestro país, mediante el uso de tecnología, la cual nos venden después de obtener materia prima y mano de obra barata en los territorios comercialmente dominados.

 

La existencia de monopolios elimina también la libre competencia, ya que las grandes industrias acaparan las materias primas, además de que pueden ofrecer mejores precios debido a la mayor competitividad de su infraestructura, incluso se ha observado la competencia desleal, por ejemplo, grandes industrias ofrecen precios bajos, incluso sin obtener ganancias, con el fin de que  las pequeñas empresas se vayan  a quiebra y entonces puedan ser adquiridas por los grandes empresarios a bajos costos y con la garantía de un consorcio cada vez mayor. Finalmente los monopolios controlan el mercado y favorecen la acumulación del dinero y los recursos en unas cuantas manos, con ello también se obtiene la acumulación de poder, mostrándonos claramente cómo es que el imperialismo, o dicho de otra forma, el predominio de unas naciones sobre otras, es el resultado de la aplicación del sistema capitalista  en el mundo.

 

Al entender que el acaparamiento de los recursos y los medios de producción,  además de la competencia desleal,  da como resultado la acumulación de la riqueza y del poder en pocas manos,  lo que conduce al imperialismo en donde las naciones con mayor capital controlan al resto de las naciones,  las cuales sólo  resultan ser una fuente de materias primas y mano de obra,  además de representar un mercado para sus productos,  haciéndolos dependientes de su tecnología y fortaleciendo cada vez más su predominio mundial.