Análisis de los diez puntos de AMLO para llevar adelante la transformación del país y cómo lograrlo: Un Aporte para el Debate

Escrito por: 

Armando Rodríguez

"La renovación tendrá que darse de abajo hacia arriba, a partir de una revolución de las conciencias, de un cambio de mentalidades, con la organización y la participación de la gente. Con estas ideas realice la gira por todo el país y, entre otros resultados, pudimos contar con la adhesión de dos millones doscientos mil ciudadanos que se inscribieron como representantes del Gobierno Legítimo y asumieron su compromiso de luchar por la transformación de México".
(“La mafia que se adueñó de México… y el 2012”, Andrés Manuel López Obrador, pág. 142)

El 25 de julio en el zócalo capitalino, el Gobierno Legitimo encabezado por Andrés Manuel López Obrador presentó su programa de frente al proceso electoral del 2012. Dicho programa, que abarca diez puntos esenciales, fue consensado entre un equipo de políticos e intelectuales como Arnaldo Córdoba, Lorenzo Meyer, Elena Poniatowska, ente otros, quienes son parte o simpatizan con el Gobierno Legitimo.
Los diez puntos, que son la base del llamado “proyecto alternativo de nación”, pueden ser leídos en el último libro del López Obrador: “La mafia que se adueñó de México… y el 2012”. Consideramos, desde luego, un paso importante esta publicación ya que concentra ideas que merecen ser leídas y debatidas seriamente por el movimiento de los trabajadores, las amas de casa y los estudiantes.
El camino hacia julio del 2012 es aún largo, pero si el movimiento consigue ascender a AMLO al poder, su programa de gobierno sintetizado en éstos puntos representará un cambio significativo para la vida de millones de trabajadores en nuestro país. Por ahora nos centraremos en el análisis de estos diez puntos que López Obrador ha presentado.

1.    Rescatar al Estado y ponerlo al servicio del pueblo y la nación
En su libro AMLO analiza cómo el aparato Estatal ha sido secuestrado por una oligarquía. Este grupo de empresario y políticos  –quienes, según AMLO, no suman más de 30– concentran un poder económico y político extraordinario. Para Obrador el actual régimen no representa más que una “República simulada”, donde “hay poderes constitucionales pero, en los hechos, un grupo ha confiscado todos los poderes” (Ibíd., pág. 180). Esto significa que quienes deciden el destino de millones de trabajadores, estudiantes, amas de casa, etc. son este pequeño puñado de individuos, quienes a pesar de sus diferencias, sus intereses de clase los hace actuar como un solo bloque.
López Obrador plantea que lo que se necesita para contrarrestar esta situación, “lo primero debe ser recuperar democráticamente al Estado, y una vez logrado éste propósito, reintegrar las riquezas y los bienes públicos que han sido entregados o concesionados ilegalmente… Este procedimiento debe aplicarse fundamentalmente en los casos de la minería, la industria eléctrica y el petróleo” (ibíd., pág. 180).
Esta propuesta es fundamental y tiene que ser bienvenida por todos los trabajadores, que bien sabemos las condiciones laborales con las que las empresas privadas operan en nuestro país, sobreexplotando indiscriminadamente los recursos naturales y llevando a la fuerza de trabajo hasta sus límites.
Es realmente positivo el hecho de que AMLO plantee que el Estado deba retomar gran parte del control de la industria minera, petrolera y eléctrica, ya que esta es la palanca fundamental para el desarrollo de cualquier país. Esto debería traer consigo mejoras sustanciales en las condiciones de vida de los trabajadores que laboran en todas estas ramas de la industria, ya que como AMLO lo denuncia en su libro, son inconcebibles hechos como los de la mina en pasta de conchos, donde Grupo México, ha mostrado una notable negligencia por los mineros sepultados hace ya más de dos años, o la represión de los mineros de Cananea llevada a cabo por esta misma empresa. Y ni que decir de la reciente desaparición de Luz y Fuerza del Centro y el despido de más de 40 mil trabajadores.  
AMLO retoma el precepto constitucional que establece que la nación debe tener el control directo de todos los recursos naturales del país, es decir, exige frenar el saqueo indiscriminado de los recursos naturales por parte de las empresas nacionales y extranjeras. También menciona que la riqueza generada por la explotación de los recursos naturales, debe traducirse en más y mejores hospitales, una mejor educación en todos los niveles, mayores subsidios a los trabajadores del campo, mejoras laborales sustanciales como mayores salarios y jubilaciones dignas, en fin, un aumento considerable en las condiciones de vida de los trabajadores, así como un uso racionalizado de los recursos naturales. Esto definitivamente marcaría un gran cambio con respecto a la situación actual.
Sin embargo AMLO plantea que la premisa para llevar adelante estas tareas es recuperar “democráticamente al Estado”, esto pone en primer plano las elecciones del 2012 para llevar adelante esta transformación.
Nosotros no dudamos que con este programa Andrés Manuel López Obrador ganará el voto de millones y podría, eventualmente, ascender al poder. De lo que si dudamos es que los empresarios y toda la camarilla de políticos reaccionarios –incluyendo a los “chuchos” dentro del propio PRD”– no se valgan de todo tipo de trampas y jugarretas, y que incluso sean capaces de llevar adelante otro fraude electoral, para impedir que Andrés Manuel llegue a la presidencia. La derecha intentará por todos los medios desprestigiar a AMLO echando adelante una campaña de difamación y mentiras. Incluso harán circo, maroma y teatro para impedir que llegue como candidato oficial del PRD.
Hace tiempo Marx y Lenin explicaron que el Estado es un instrumento que utiliza una clase social numéricamente reducida, para dominar a una clase social numéricamente mucho mayor. Las leyes, la policía, el ejército, los jueces, etc. están, en última instancia, al servicio de los capitalistas. Si nosotros analizamos la historia de nuestro país nos daremos cuenta de que esto ha sido invariablemente así. Desde el régimen colonial, pasando por la dictadura de Santa Ana y Porfirio Díaz, y los ochenta años del régimen priísta hasta nuestros días. En la actualidad tenemos la particularidad de que en las últimas dos décadas, este poder se ha concentrado excesivamente en unas cuantas manos.
Esto es lo que explica AMLO en su libro cuando dice que un grupo de potentados se ha apoderado de las instituciones públicas, los bienes y las riquezas del país. Debido a ello nosotros no negamos la posibilidad de que AMLO pueda llegar por la vía democráticas e institucional al poder, de lo sí alertamos es del hecho de que este grupo de privilegiados, quienes cuentan con una infinidad de recursos a su alcance para echar mano, no impidan a toda costa la elección de AMLO como presidente.

2.    Democratizar los medios masivos de comunicación

A cada momento en la gran mayoría de noticieros de la radio y televisión, somos testigos de verdaderos espectáculos nauseabundos, donde las mentiras y la desinformación son la constante. Casos como el de las periodistas Lydia Cacho o Carme Aristegui –quienes no tenemos duda de que no son periodistas que defiendan fehacientemente una posición de izquierda– muestran la podredumbre que impera en los medios nacionales de comunicación. “Es inaceptable que un pequeño grupo posea el control de la televisión y de la radio, y administren la ignorancia en el país en función de sus intereses”.
“…lo más eficaz es lograr la democratización de los medios evitando el monopolio y auspiciando la libre competencia. Para ser más claros: que haya todos los canales de televisión o estaciones de radio que sean técnicamente posibles, con absoluta libertad, sólo impidiendo que se concentren en unas cuantas manos como sucede en la actualidad”. (ibíd., pág. 183)
Una de las primeras acciones que debería llevar a cabo AMLO, es la creación de un canal nacional de televisión abierta que haga contrapeso a la montaña de calumnias y mentiras escupidas a cada segundo por parte de los imperios de la comunicación. Este proyecto fue puesto en marcha en Venezuela por parte de Hugo Chávez ante la presión ejercida por los medios burgueses.
Estamos completamente seguros que magnates de la comunicación como los Azcárraga o los Salinas Pliego no modificarán su posición. Ellos obedecen a intereses bien determinados y contra AMLO desdoblarán esfuerzos para minar su autoridad de cara al 2012. En algún momento será necesario detenerlos. En Venezuela los medios de comunicación bajo la bandera de la “libertad de expresión” organizaron un golpe de Estado orquestado desde Washington en 2001.
La virulencia con que los informadores de la burguesía se expresan al momento de hablar de AMLO y los movimientos sociales es inaudita: les sale espuma por la boca. Eso es solo una muestra del papel reaccionario que juegan los medios de comunicación en manos de los grandes capitalistas en nuestro país.

3.    Crear una nueva economía

Para AMLO “hay que cambiar la actividad política económica que ni en términos cuantitativos ha dado resultado”, y más adelante señala que para ello “la nueva política económica debe ser conducida por el Estado. Debe impedirse la injerencia de gobiernos extranjeros y organismos financieros internacionales. El Estado debe recuperar su facultad para plantear el desarrollo de acuerdo con el interés nacional”. (ibíd., pág. 181)
Esto representaría un cambio sustancial en la situación. La idea de romper con el sometimiento imperialista y sus organismos financieros internacionales es totalmente positiva. El detalle radica en si esta idea podría ser llevada a cabo sin una lucha frontal contra la reaccionaria burguesía nacional y sus representantes políticos, quienes históricamente han jugado el papel de lacayos del imperialismo norteamericano sobre todo.
En su libro, AMLO somete a una crítica constante a lo que conocemos como neoliberalismo. Correctamente señala que este modelo económico rapaz y desmedido ha llevado a una catástrofe al país. Desde el régimen de De la Madrid, pero particularmente desde los días de Salinas de Gortari, la política económica se ha reducido a beneficiar y enriquecer a un pequeño puñado de familias llevando a una acumulación y concentración de capitales sin precedentes.
El neoliberalismo, como ha venido a quedar demostrado, no es otra cosa que el rostro más salvaje del capitalismo.  En nuestra opinión, intentar crear un capitalismo con un carácter más humano sería como intentar domar a un león. Sin romper con los privilegios de raíz, es decir, expropiando a los grandes empresarios, banqueros y terratenientes, cualquier intento por distribuir la riqueza de una manera algo más equitativa, chocará con una respuesta feroz por parte de los capitalistas. De hecho el fraude electoral del 2006 fue la respuesta al temor de que AMLO atacará de alguna manera los intereses de la oligarquía nacional e internacional.
El caso de Venezuela es un espejo donde nos tendríamos que ver reflejados. En las elecciones de 1999 Hugo Chávez fue proclamado presidente con un apoyo popular importante. Chávez había prometido una mejor distribución de la riqueza en aquel entonces. De hecho el eje fundamental del programa de Chávez estaba basado en una lucha contra los excesivos privilegios de la burguesía venezolana y contra el sometimiento del imperialismo norteamericano: un programa, que con sus matices, era muy similar al que hoy defiende AMLO.
En un principio Chávez nunca planteó la posibilidad de romper con el capitalismo, sin embargo ante las primeras pequeñas reformas encaminadas a mejorar relativamente las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo venezolano, la CIA, la burguesía venezolana y el clero orquestaron un golpe en 2002, el cual solo pudo ser echado atrás por la instintiva y heroica respuesta de los trabajadores.
Como sea nosotros apoyamos cualquier medida que vaya encaminada a romper la relación de dependencia y sometimiento con el imperialismo. Estamos convencidos de que la mejor manera de realizarlo es eliminando el poder de la burguesía en nuestro país. En este sentido, una estatización de los sectores claves de la economía será fundamental.
Las medidas que AMLO propone, encaminadas a transformar la política económica, deberían de ir acompañada por la cancelación de la deuda externa, que es el método de sometimiento y saqueo por excelencia bajo el neoliberalismo. Esos recursos deberían ser utilizados para crear las bases de un desarrollo industrial en nuestro país, única garantía de un desarrollo real. 
Para AMLO, el hecho de que el Estado se asuma como rector de la economía nacional frenando la actividad especulativa traerá una reacción positiva en cadena, ya que “sin producción no hay empleos, industrias, consumo, mercado, bienestar colectivo, ni economía poderosa, ni nación soberana”. (ibíd., pág. 181)
Un análisis lógico nos llevaría a la conclusión de que, como un puñado de familias millonarias cada vez se hacen más ricas a costa de una abrumadora mayoría cada vez más pobre, entonces la brecha la podríamos de cerrar distribuyendo mejor la riqueza nacional. Sin embargo, este grupúsculo de grandes banqueros y empresarios no basan sus riquezas en la lógica, sino al contrario, en las leyes ciegas del capitalismo: en el derroche, la corrupción y la irracionalidad.
A la vez que saludamos positivamente estas propuestas de Andrés Manuel, mantenemos que la única garantía para asegurar el bienestar y la felicidad de la mayoría de la sociedad, quienes hoy vivimos en condiciones de precariedad, miseria y marginación, es rompiendo, no con el neoliberalismo, sino con la propiedad privada de los medios de producción.

4.    Combatir las prácticas monopólicas

“Es inaceptable, por ejemplo, que los mexicanos paguemos por el cemento gris 146 por ciento más que los estadounidenses; 17 por ciento más por teléfono de línea fija; 240 por ciento más por llamadas de larga distancia nacional; 256 por ciento más por electricidad residencial de alto consumo; 52 por ciento más por electricidad de alta tensión; 185 por ciento más por la tarjeta de crédito; 309 por ciento más por televisión por cable; 145 por ciento más por internet de banda ancha; 176 por ciento más por crédito de vivienda. Y todo ello, a pesar de que el salario mínimo en México es nueve veces menos que en Estados Unidos.” (Ibíd., pág. 182)
En teoría, nos dicen lo teóricos del capital, el Estado debe ser simple espectador del libre desarrollo de las leyes del mercado. De esta manera la libre competencia entre productores lleva a un desarrollo completo de la sociedad.
En los orígenes del capitalismo esta situación se presentó más o menos de esta forma, pero en la fase de su desarrollo actual, como Lenin explicó, lo que impera es la excesiva concentración de capitales, o sea, los monopolios. La época de los monopolios expresa los límites no de un modelo de capitalismo en particular sino del sistema capitalista mismo.
Como comenta AMLO en su libro, es evidente que la competencia libre entre productores ha sido sustituida por una política donde los precios son establecidos a criterio de dos o tres grandes monopolios.
Y como algunos economistas han afirmado, la falta de control en los precios de las mercancías puede llevar a la inflación. Si por ejemplo el precio del azúcar, la cual es materia prima de una gran cantidad de productos, se eleva, todos los productos de la industria que dependan de ella también se elevarán.
En necesario combatir a los monopolios. Y aunque nosotros pensamos que la única manera de eliminarlos es aboliendo la propiedad privada sobre los medios de producción, apoyaremos las medidas de AMLO encaminadas a tener un control de precios más rígido y, sobre todo, las de poner bajo el control Estatal sectores claves de la economía –incluida la banca– como medida para evitar las prácticas monopólicas y todo lo que ello implica. 

5.    Abolir los privilegios fiscales
“En México, a la inmensa desigualdad social y económica, tenemos que sumarle la injusticia fiscal, ya que la mayor parte de las contribuciones recaen en los trabajadores asalariados, los profesionistas, los pequeños y medianos empresarios y comerciantes.
“Debe buscarse que, al menos las grandes corporaciones que operan en México y los más ricos del país, paguen impuestos en la misma proporción que lo hacen sus similares en países desarrollados o en las llamadas economías emergentes” (Ibíd., pág. 183).
Bajo el argumento de no espantar las inversiones en nuestro país, los empresarios gozan de un verdadero régimen fiscal de privilegio.
Mientras se intentan gravar productos como medicinas y alimentos o se aumenta el IVA, los grandes empresarios cuentan con mil maneras de evadir impuestos. Esta situación es tal que incluso el propio Calderón ha declarado, aunque de manera hipócrita, que hace falta que los grandes empresarios aporten a las arcas del Estado.
Sin embargo la situación no podría ser distinta. La evasión de impuestos es solo otra manera de privilegiar a esta capa de grandes empresarios. Justo aquí es notable como la gran mayoría de políticos funcionan como simples portavoces de los intereses de los banqueros y empresarios.
Mientras la burguesía exige que el Estado gaste menos en salud, vivienda, salarios, educación, etc. y que a demás grave medicinas y alimentos, ellos evaden cantidades millonarias de impuestos.

6.    Ejercer la política como imperativo ético y llevar a la práctica la austeridad republicana
“Es necesario la forma de hacer política… Quienes se dediquen a esta actividad deben entender que el poder sólo tiene sentido  y se convierte en virtud, cuando se pone al servicio de los demás… Nada de sueldos onerosos y ofensivos, ni flotillas de aviones y helicópteros al servicio de la llamada clase gobernante” (Ibíd., pág. 183).
Cuando en 1879 los obreros y campesinos de París tomaron por primera vez el control de su destino en sus propias manos, instaurando la Comuna de París, establecieron mecanismos para evitar la corrupción y el desfalco por parte de los representantes populares. Primero instituyeron que  toda persona que ocupara un cargo de elección popular, estaría sujeto a ser removido de sus funciones en cualquier momento si los trabajadores y el pueblo así lo decidían; en segundo lugar establecieron como salarios máximos para estos representantes el salario de un obrero cualificado.
De esta manera el pueblo parisino pudo mantener un control sobre sus representantes y, a su vez, estos cargos dejaban de ser vistos como un puente para concentrar poder y riquezas.
La propuesta de AMLO en este sentido debería ir encaminada a ello. De hecho, los cargos públicos deberían ser elegidos no por políticos de carrera, sino aplicando métodos como los que hoy utiliza el Gobierno Legítimo para elegir a los representantes de los comités locales: asambleas para votar a aquellas personas que sean reconocidos por su trabajo de base y por su compromiso por la transformación de este país.

7.    Fortalecer el sector energético
Bajo el argumento de empresas incompetentes que solo representan una carga para el Estado, el sector energético ha estado en la mira de las grandes trasnacionales. Y es que, en efecto, el Estado ha orillado a Pemex a una situación crítica: la ha saqueado y no ha invertido de manera seria en el sector. Ahora buscan privatizarla a toda costa, no porque sea ineficiente, sino por todo lo contrario: Pemex representa una verdadera mina de “oro negro” para las grandes trasnacionales.
“Es urgente recuperar la administración de Pemex, invertir en exploración e iniciar de inmediato la construcción de tres grandes refinerías para dejar de importar el 40 por ciento de las gasolinas que consumimos. El objetivo principal debe ser  industrializar la materia prima y ya no vender ni un solo barril de petróleo crudo al extranjero, para generar empleos y utilidades en beneficio de los mexicanos” (Ibíd., pág. 185).
Esta medida creemos que es completamente necesaria pero debería de ir acompañada del control democrático por parte de los trabajadores. Solo de esta manera se evitaría el saqueo y el despilfarro.

8.    Alcanzar la soberanía alimentaría

En uno de los absurdos más flagrantes se ha abandonado totalmente al campo. Existen tierras fértiles y la mano de obra para producir los bienes necesarios para la alimentación de todo el país. Lo que no existe es un plan racionalizado para llevar a cabo esta tarea. Por el contrario, la extrema situación de pobreza en el campo empuja a miles de personas a los centros industriales pero sobre todo a la migración.
“En 2010, para la compra de alimentos en el extranjero, se destinarán 16 mil millones de dólares. La mayor parte es maíz, frijol, arroz, leche, carne de res, de cerdo y desechos de pollo, que podríamos producir aquí” (Ibíd., pág. 185). Sin embargo hemos pasado a ser dependientes, no solo económicamente, sino ahora dependemos enteramente de los alimentos que exportamos para poder sobrevivir, esta situación es realmente el límite de las contradicciones que genera el capitalismo.
La soberanía alimentaria, así como la de otros ámbitos solo podrá ser genuinamente conseguida a través de una soberanía económica; soberanía con respecto a la rapaz burguesía nacional y extranjera.

9.    Establecer el Estado de bienestar
“Hay que proteger a los pobres, a los débiles y olvidados ante la desigualdad social, la incertidumbre económica y otras calamidades. Debe organizarse el derecho a la educación, al trabajo, a la salud, a la alimentación y a la vivienda.” (Ibíd., pág. 185). Una sociedad distinta es posible. Esta idea no se basa en un juicio moral sino en un análisis científico de la sociedad.
El capitalismo como modo de producción ha jugado su papel histórico, ahora está agotado. Bajo el capitalismo se desarrollaron las fuerzas productivas a niveles insospechados, desde la gran máquina de vapor y el motor diesel hasta la nanotecnología actual. Pero a cambio de ello se ha empujado a la miseria a millones de personas concentrando las mieles de la sociedad en un pequeño puñado de burgueses. En nuestro país, aún cuando empleo pleno, educación, salud y vivienda pudieran ser francamente posibles estableciendo planes de producción racionales basados en un control democrático por parte de los trabajadores, lo que tenemos es desempleo, migración, drogadicción y una situación de extrema violencia.
Las bases para un desarrollo económico y cultural nunca antes experimentados están ya dadas. Creemos que las propuestas de AMLO encaminadas a generar un mayor bienestar social son honestas y las apoyaremos y nutriremos aportando con nuestras ideas al debate.

10.    Promover una nueva corriente de pensamiento
La dominación de la burguesía no solo se expresa en términos materiales. Los medios de comunicación, el cine, el teatro, la música, etc. son herramientas que también utiliza para extender su ideología.
AMLO menciona al respecto que “la transformación que necesita el país no sólo debe tener como propósito alcanzar el crecimiento económico, la democracia, el desarrollo y el bienestar. Implica también y sobre todo, cristalizar una nueva corriente de pensamiento sustentada en la cultura de nuestro pueblo, en su vocación de trabajo y en su inmensa bondad…” (Ibíd., pág. 187).
Nosotros pensamos que una genuina revolución en la “cultura de nuestro pueblo” solo puede ser posible con una transformación sustancial en las condiciones de vida de la mayoría de la sociedad.
Marx explicó que el ser social determina la conciencia. Un cambio real en las estructuras de la sociedad cerraría el paso a las ideas místicas y superficiales, lo que nos llevaría a un florecimiento del arte y la cultura. Pero esto no podrá ser posible hasta que la sociedad descanse sobre relaciones de producción y distribución armoniosas, o al menos, hasta que las bases para ello no se comiencen a establecer.
 

Fecha: 

Agosto de 2010

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