Huelga nacional y nuevas elecciones

Escrito por: 

Héctor Malavé Gamboa, La Izquierda Socialista - Campeche

El propósito de este artículo es señalar que la impugnación y la movilización social para garantizar nuevas elecciones federales son el mejor antídoto para la determinación del sistema político mexicano, de diluir por la fuerza el empuje popular en estos días clave. Por lo que deben ser la principal estrategia de la izquierda socialista en estos momentos llamar a nuevas elecciones presionando por medio de una Huelga Nacional. Ante lo cual, el desaliento sólo podrá ser superado por un programa claro y un análisis objetivo de los hechos históricos que sólo el marxismo puede ofrecer.

El triunfo no fue total más bien parcial. El movimiento progresista se adjudicó los estados de Tabasco, Morelos y ganó de manera contundente, el gobierno reformista del PRD, la jefatura de la Ciudad de México. En el Congreso y el Senado de la República desde el punto de vista de los resultados oficiales la izquierda nacional se ubica dentro de la segunda fuerza política del país, que no es poca cosa.

Acción Nacional, la derecha que había “gobernado” México recibió un duro castigo por la masa y se colocó hasta la tercera posición. Caso especial porque generalmente cuando pierden el poder los gobiernos en turno pasan al segundo lugar de las preferencias como fue el caso de Francia.

Lo cual nos demuestra que la transición a la democracia despertó sentimientos democráticos en muchos ciudadanos, pero no hubo más que una triangulación del poder dentro de los planes y proyectos de la derecha política y la gran burguesía nacional, la llamada “transición a la democracia” por los politólogos de la burguesía fue una “puesta en escena”. Vale el aforismo casi maldición del poeta Monterroso: ¡Y cuándo despertamos el dinosaurio seguía ahí”.

Y sin embargo, hay un sentimiento nacional de insatisfacción, desmoralización e impotencia porque no resultó electo el candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, y aún más por lo que nos depara un gobierno encabezado por la “mafia en el poder”, el PRI de todos conocido.

El mejor antídoto a esta falta de entusiasmo es observar con objetividad los hechos políticos y los grandes procesos sociales de México. Primero, no debemos permitir que en las actuales circunstancias los Aparatos Ideológicos de Estado, los medios de comunicación nacionales, capitalicen el desánimo de las masas, nos distraigan y nos desalienten de un objetivo claro: transformar el país.  

Una elección sólo es parte de un proceso de una larga y cada vez más aguda lucha de clases en México entre el proletariado y las grandes empresas monopólicas e imperialistas que controlan los poderes fácticos de México.  Y no olvidar, que están en juego los recursos del subsuelo para alimentar las guerras por venir del sistema capitalista mundial a costa de los trabajadores.

AMLO, representante de un sector mayoritario de la población, se vio favorecido por una burguesía nacional que no fue beneficiada por el salinismo neoliberal. Empujo a sus vástagos a la movilización de sus pares estudiantiles en las universidades privadas.

El movimiento 132 fue un gran capítulo en la histórica lucha de clases de México, los jóvenes arrojados al desempleo entendieron cuál es el significado de un PRI con plenos poderes. Sin embargo, su programa democratizador no será suficiente si la clase trabajadora no se involucra con plenos derechos a la lucha social ante la inconformidad nacional. Es decir, los padres de aquellos hijos que se encuentran en las plazas públicas ejerciendo su derecho a la democratización de las instituciones sociales, tienen que entender que una Huelga General tiene más peso en las decisiones políticas que una manifestación estudiantil en este preciso momento, mañana será demasiado tarde.

El mejor instrumento utilizado por el sistema político mexicano en estas elecciones para desmoralizar al pueblo fueron las encuestas pagadas por la burguesía.  El cómputo final del PREP arroja una diferencia mediana de 6 puntos porcentuales entre el candidato del PRI y el candidato del Movimiento Progresista. Demostrando que los 10 puntos que daban muchas encuestadoras nacionales e internacionales fueron una opereta.

Sabíamos que el gasto excesivo de recursos de campañas avizoraban un proceso inequitativo, no democrático y violento. El escandaloso fraude de la gran burguesía nacional durante todo el proceso electoral ha sido hasta ahora su mejor arma para hacerse de la presidencia del país.  Pero se le abrirá una gran grieta inocultable de pruebas contundentes en su contra que utilizará el candidato del Movimiento Progresista para impugnar la elección. Pero estás no serán suficientes para cambiar el rumbo de la burguesía.

Lo importante de este procedimiento legal del que ya sabemos cual será el resultado, permitirá desenmascarar el viejo sistema de siempre,  destapando la caja de pandora de los vicios políticos, los hará más evidentes e inocultables. Lo segundo, que permitirá ganar unas semanas valiosas para que el pueblo por sí mismo se organice como principal fiscal de los métodos usado en la elección. Lo cual significa un mes de organización social para hacer valer su votación.

Ante lo cual López Obrador tendrá que hacer valer su discurso del 2 de julio de estar a la altura de las circunstancias históricas que el pueblo reclama. La impugnación movilización no son dos fenómenos separados, es uno solo, el pueblo trabajador debe impugnar estas elecciones movilizándose dentro y fuera de las instituciones. Los partidos que integran el movimiento progresista no deben ser dejados solos durante este proceso de impugnación, deben ser también los miles de observadores y representantes de casilla y generales los que también deben presentar pruebas concretas de las anomalías.

La movilización con sentido de impugnación es el mejor antídoto para enfrentar los músculos del Estado y que no se ha ocultado antes, durante y después de la jornada electoral. El PRI no le perdonará al pueblo haberlo puesto en jaque. Salvador Atenco no se nos debe olvidar. Cuando el PRI habla de “defender” los resultados está diciendo que lo hará con todos los medios que estén a su alcance, incluido el de la violencia. Los dirigentes del PRI saben bien, que no hay vacíos de poder, que este debe terminar lo antes posible, ya que Calderón claudicó miserablemente ante la presión de la burguesía, dando como ganador a EPN cuando aún no se contabilizaba el 12% de las casillas.  Lo mismo hizo JVM y Gabriel Quadri, Norberto Rivera al día siguiente, y los Estados Unidos.

Lo cual significa que la mejor manera de hacer frente a lo que se viene al país es con una Gran Movilización que de un salto de calidad con respecto a las anteriores marchas. En donde la consigna inmediata es rechazar el proceso electoral, la imposición y llamar a nuevas elecciones federales.

Ante lo cual se necesita que los más de 16 millones de personas que votaron por el Movimiento Progresista tenga la fuerza emocional y física, la fuerza revolucionaria suficiente,  para hacerse valer y respetar su decisión, y construir un horizonte socialista.  AVANTI POPOLO.

Desde la Reserva de la Biosfera de Calakmul, Campeche, México.

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