La caída de los precios del petróleo, el desplome del peso y la tormenta que se avecina

Escrito por: 

Armando Gonzalez
petroleoedit_0.jpgEl año nuevo ha recibido a la economía mexicana con dos funestas noticias: por un lado, la vertiginosa caída de los precios del petróleo a nivel internacional y su consecuente impacto en el derrumbe del crudo mexicano; por otra parte, la debilidad del peso mexicano frente al dólar norteamericano que se ha manifestado en el desplome del valor de la moneda nacional, la cual ha rebasado en varias ocasiones la barrera de los $15.00 por dólar. En contraparte al paraíso económico y social dibujado por el Peñismo y la burguesía nacional después de la aprobación de las mal llamadas reformas estructurales,  ambas situaciones proyectan un clima difícil y tormentoso para las finanzas públicas, y además, se ciernen como pesadas lozas que caerán sobre las espaldas de los trabajadores mexicanos.
 
La debacle petrolera y la caída del peso
 
Hasta el día de hoy, los precios del petróleo a nivel internacional han perdido alrededor del 60% de su valor desde su máximo alcanzado en Junio del año pasado, caída que se ha intensificado durante las últimas semanas, durante las cuales la depreciación del crudo ha sido del 36% y las cosas no parecen mejorar ni en lo inmediato ni a mediano plazo. De acuerdo a estimaciones del banco Goldman Sachs, la debacle petrolera se intensificará en los próximos meses y se prevé que a 3 y 6 meses el retroceso en los precios sea del  6% al 11% de su valor actual, respectivamente.
 
El hundimiento de los petroprecios atiende, en gran medida, a la decisión de los Emiratos Árabes Unidos,  una de las mayores potencias petroleras, de no reducir su nivel de producción de crudo. Al mismo tiempo, el resto de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), se muestran firmes en su decisión de mantener altos niveles de producción petrolera. El exceso de oferta petrolera -que puede catalogarse como una típica crisis de sobreproducción capitalista - debido al enorme crecimiento en la producción de los países miembros de la OPEP y a la lenta recuperación de las principales potencias imperialistas ha desencadenando Países como: Irak, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos han disminuido el precio del petróleo que venden a los países de Asia y Europa por debajo del precio suministrado por Arabia Saudita, el mayor productor de región. 
 
Los efectos de la caída de los precios del petróleo a nivel internacional no pueden dejar de sentirse en la economía mexicana, después de haber alcanzado un valor máximo de 102.41 dólares en Junio pasado, la mezcla mexicana de petróleo  ha descendido a mínimos de 38.52 dólares por barril durante las primeras semanas del mes de Enero. El actual precio del petróleo ha caído a valores mínimos desde los últimos seis años.  
 
Por otra parte, el año nuevo también le ha traído a la economía mexicana la resaca del peso ante el dólar. La depreciación del petróleo a nivel mundial ha contribuido en gran medida al descalabro de la moneda mexicana siendo esta la mas devaluada entre los principales cruces frente al dólar. El principio del año ha visto la caída sostenida de la moneda nacional ante la divisa norteamericana, alcanzando cotizaciones por encima de los $15.00 pesos por dólar, dicho desplome sobrepasa los niveles alcanzados en 2009, cuando los efectos de la crisis económica a nivel mundial golpearon duramente las finanzas del país. 
 
La tormenta que se avecina
 
La respuesta de la oligarquía frente a la presente crisis no se ha dejado esperar. Diversos funcionarios públicos, entre ellos el Secretario de Hacienda Luis Videgaray, han declarado que, ante la catastrófica caída de los precios del petróleo y la devaluación del peso, será necesario realizar algunos ajustes al gasto publico. Cuando la burguesía y el estado hablan de ajustes al gasto publico se refieren a mermar, aun mas, las ya de por si difíciles condiciones de vida de la clase trabajadora. Mediante la política de recortes a las partidas presupuestales en salud, educación, vivienda, programas sociales y obra pública, entre otros, el estado asegura sostener la estabilidad financiera; estabilidad que permite mantener intactas, e incluso incrementar las ganancias de los grandes inversionistas y de  las grandes empresas, nacionales y trasnacionales.
 
A través de Peña Nieto, Luis Videgaray, Osorio Chong y demás secuaces del PRI, PAN y PRD, el estado mexicano, siempre presto a salvaguardar los intereses de la burguesía y los grandes inversionistas, se alista a recortar el gasto público. Dichos recortes seguramente se verán traducidos en la reducción del presupuesto asignado a los programas de apoyo social, las pensiones de los jubilados y adultos mayores, la inversión pública en obras de transporte e infraestructura, la educación, la investigación y el desarrollo científico. En contraparte, los ricos del país cada día son más ricos, y gracias a las bondades de las reformas aprobadas en el terreno fiscal y hacendario, muchas de las grandes empresas continuaran evadiendo impuestos o pagando cantidades miserables en comparación con sus grandes ganancias.
 
El capitalismo en crisis
 
Desde finales de la década de los 80s el capitalismo mexicano, aun a pesar de que puede crecer económicamente, se ha vivido por parte de las familias trabajadoras como una crisis permanente reduciéndose año con año los niveles de vida. Las antiguas recetas de la burguesía para ‘sortear’ los obstáculos de las crisis ya no pueden funcionar: el estado se encuentra endeudado con los administradores de la riqueza mundial, la mayor parte de las empresas públicas han sido desmanteladas y entregadas al capital privado, los sindicatos han sido liquidados en su mayoría y las condiciones de trabajo de los obreros rebajadas a la miseria y la semi-esclavitud. No obstante, el estado siempre encontrara la manera de recargar el peso de la crisis económica y los excesos de los capitalistas  en las espaldas de los trabajadores: incremento en las jornadas laborales, incrementando los gravámenes  fiscales, imponiendo gasolinazos y eliminando conquistas laborales.
 
El capitalismo es un enfermo terminal y ya no es capaz de desarrollar las fuerzas productivas que puedan guiar a la humanidad hacia el progreso. La movilización social comienza a mostrar las grietas del estado burgués, las protestas del año pasado que exigieron la aparición con vida de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa mostraron la debilidad del estado mexicano, el descontento de la sociedad ante la corrupción y la ineptitud de los funcionarios públicos, la fragilidad de los poderosos ante la protesta social y la necesidad urgente de acabar de una vez por todas con el viejo y obsoleto sistema capitalista.
 
Los trabajadores no necesitamos a los patrones y empresarios burgueses para poner a funcionar la industria y la economía y poco a poco comenzamos a tomar conciencia de nuestra fuerza como clase organizada en contra de la oligarquía y sus cadenas opresoras. El caos económico y social en el que está sumido el país  es producto de un sistema atrasado y caduco que debe ser enviado al baúl de la historia y sustituido por un sistema en donde los trabajadores tomemos parte  activa de la planificación de la producción y la administración democrática de los recursos naturales y económicos, para poder tener un trabajo digno que nos permita llevar una vida plena. 
 

Fecha: 

6 de marzo 2015

Nacional: