José María Morelos, un revolucionario de su tiempo

Escrito por: 

Rubén Rivera

La historia de nuestras sociedades es la historia de la lucha entre las clases, esta es una  de las verdades más contundentes del marxismo, no obstante, a ello hay que añadir que son los seres humanos en su individualidad, los que, con sus virtudes y defectos, nutren de vida concreta el conflicto social. Tal vez de los héroes de la revolución de Independencia sea José María Morelos el que más cumple a cabalidad con la condición de ser un hijo de su tiempo a la vez que caudillo de la transformación social.

Morelos nació aproximadamente el 30 de septiembre de 1765 en Valladolid, hoy Morelia. La ruptura del matrimonio de sus padres llevó a Morelos a trabajar de arriero desde los 14 años, esa labor le permito conocer de manera detallada  la geografía de los Estados de lo que hoy es México, Michoacán, Morelos, Guerrero y Oaxaca.

Para 1789, luego de la muerte de su padre, Morelos regresa a Valladolid, viéndose forzado a entrar a estudiar al seminario debido a que esta era una condición para heredar las propiedades paternas.

La actitud política de Morelos como religioso no se distinguía de la mayoría de los sacerdotes parroquiales de aquellos tiempos, pese a su extracción humilde era más bien conservador, cuidándose de apoyar de manera acrítica los puntos de vista emanados del Obispado de Valladolid.

No obstante, con el levantamiento de Hidalgo el 15 de septiembre de 1810 su actitud cambió radicalmente; centenares, quizá miles de campesinos, primero del Bajío y luego de las regiones vecinas se sumaron al movimiento, identificando a la lucha contra los españoles con la lucha contra la opresión y la miseria. Morelos fuertemente influenciado por la oleada revolucionaria decide ofrecer a su antiguo maestro Miguel Hidalgo sus servicios  religiosos para las tropas insurgentes, esto en la entrevista que sostuvieron el 20 de octubre de 1810 en las cercanías de Valladolid.

Por aquel entonces ya se hacia evidente que el desorden de las fuerzas revolucionarias hacía cada vez más difícil un lugar para nuevos voluntarios como Morelos, además de ello Hidalgo conocía de la historia de Morelos como hombre de campo y conocedor del centro-sur del país, es por ello que le pide hacer a un lado su sacerdocio y entregarse de lleno a organizar la rebelión  su zona natural.

Morelos renuncia al sacerdocio y recluta a unas decenas de campesinos de su pueblo, Caracuaro, de ahí comienza un peregrinar por los pueblos de Michoacán llamando a sumarse a la causa. Conocedor de la dureza de la región y de las necesidades de un grupo de personas que se adentraba en la misma impidió que se sumaran a su columna muchedumbres, como había sido el caso de Hidalgo. Morelos en cambio sólo aceptaba hombres conocedores de las armas que contaran con caballo o medios para transportarse. Con todo el grupo fue creciendo y para finales de noviembre lograron ocupar la población de Tecpan y Coyuca de Benítez, en el actual estado de Guerrero. Su destino era Acapulco, así se lo había encomendado Miguel Hidalgo.

No obstante, para el 8 de febrero, ya en 1811, las fuerzas realistas logran establecer un cerco en contra de los insurgentes en las inmediaciones del fuerte de San Diego en Acapulco. Pese a tener que retirarse hacía Tecpan, Las fuerzas de Morelos controlaban ya gran parte de Guerreo y Michoacán,  lo que las obliga a establecer medidas políticas y administrativas para regular la vida en las regiones liberadas, por lo tanto ya en estos momentos la fuerza política del movimiento encabezado por Morelos adquiere mucha mayor consistencia de lo que nunca tuvo el movimiento encabezado por Hidalgo. En esta fase logra reclutar para la causa a los hermanos Hermenegildo y Pablo Galeana, oriundos de Tecpan, así como a la mayoría de sus principales lugartenientes como los hermanos Bravo, Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria.

Para fortalecer el ánimo entre las masas campesinas Morelos impulsa la dotación de tierras a los pueblos, así como la eliminación de los impuestos heredados de la colonia. Estableciendo una estricta disciplina para evitar excesos como guerras de castas o vandalismo. En esto también hay que distinguir la capacidad de Morelos como revolucionario, siguiendo la tradición de hacer avanzar las reformas sociales como principal ariete de la lucha armada, aunque lo hizo más por intuición que por consciencia. Razón por la cual muchas de sus medidas parecen contradictorias, como las que se refieren a la defensa de la religión católica, aunque es indudable que había en Morelos la firme convicción de que la religión era un factor de cohesión y disciplina en el macro de un ambiente de caos como el que podía desencadenarse ante la falta de una ideología política consistente y progresista.

Luego de la derrota de Hidalgo las fuerzas revolucionarias solo eran una fuerza real en las regiones controladas por Morelos, ello llevó a Ignacio López Rayón, el sucesor formal de Hidalgo, a refugiarse en Zitácuaro y a constituir ahí una junta de gobierno.  López Rayón, un poco ajeno a la dinámica que estaba adquiriendo en las zonas liberadas, mantiene una actitud francamente conservadora frente a las demandas centrales de la lucha, Morelos lo llama a dejar a un lado el aspecto legaloide de la defensa de Fernando VII y a asumir definitivamente que el objetivo central de la lucha era la independencia de las Américas. Durante ese periodo la junta de Zitácuaro mantuvo un poder formal, el ejercito de Morelos un poder real que procuraba no entrar en controversias a pesar de representar la derecha y la izquierda de la lucha revolucionaria de aquel entonces.

Para enfrentar la insurgencia el virrey nombra a Feliz María Calleja, vencedor de Hidalgo, como comandante de las fuerzas realistas, a partir de entonces se inicia una segunda etapa en la lucha de Morelos.

Ya en enero de 1812 Calleja ocupa Zitácuaro y deja aún más la precariedad a la famosa junta de López Rayón, por su parte Morelos recluta a Mariano Matamoros, cura tlaxcalteca y uno de sus principales generales.

La  fuga de la junta obliga a Morelos prestarle ayuda provocando una concentración de fuerzas  en torno al pueblo de Cuautla. Calleja tenía la gran oportunidad de derrotar definitivamente a los insurgentes dado que sus principales jefes y tropas estaban por fin en un solo punto.

Las fuerzas realistas dirigidas por Calleja inician el sitio de Cuaulta el 9 de febrero de 1812. El general realista no era un militar improvisado, lo había demostrado derrotando primero a las fuerzas de Hidalgo y luego a las de la Junta se Zitacuaro, durante tres meses intentaron 63  ataques, cortaron el agua, impidieron el paso de alimentos, sumieron a la población de Cuaulta y al ejército insurgente al aislamiento más inclemente, no obstante la actitud de las tropas  de Morelos era tal que el propio Calleja se vio forzado a reconocer que de no ser porque peleaba en el bando contrario tendría que merecer el recuerdo de la historia.

El 2 de mayo de 1812 aprovechando el desgaste de los propios realistas Morelos y sus tropas abandonan Cuaulta, cuando los realistas se dan cuenta ya era tarde ellos mismos estaba demasiado cansados como para emprender otra nueva persecución.

El resultado del sitio deja a Morelos como líder indiscutible de la rebelión, cuestión que los restos de la junta finalmente reconocen, a partir de entonces Morelos trata de evitar una concentración comprometedora de tropas y procura establecer un gobierno itinerante que dificultara la táctica de guerra de conquista que empleaba el ejercito realista.

Movimientos rápidos  en grupos  relativamente pequeños con jefes probados pero con la capacidad de concentrar fuerzas en puntos estratégicos para si era necesario  dispersarlas, esta táctica hizo de Morelos un  militar casi invencible, la toma de Oaxaca el 25 de noviembre de 1812 y la de Acapulco en abril del año siguiente así lo parecían confirmar.

Casi al mismo tiempo las fuerzas que representaban la junta de Ignacio López Rayón desaparecían ante las ofensivas realistas y su inoperancia  militar, ese es el momento cúspide en las campañas de Morelos, el cual decide sustituir la Junta por un congreso constitúyete que se reunió en Chilpancingo el 13 de septiembre de 1813.

Tras el congreso las tropas insurgentes nuevamente se dividieron procurando no ofrecer un blanco fácil a los realistas. No obstante concentraron fuerzas para atacar Valladolid el 23 de diciembre, el plan hubiera sido un éxito de no ser porque las tropas realistas ya tenían informes de un traidor dentro del primer círculo rebelde. Producto de la derrota los revolucionarios tiene que separarse y en este trance es detenido y fusilado Mariano Matamoros.

El año siguiente fue una combinación de derrotas de las fuerzas independentistas, tal vez la mas dolorosa fue la muerte de Hermenegildo Galeana, a ello hay que añadir las divisiones provocadas por López Rayón que ya había formado un nuevo ejército y reclamaba nuevamente la jefatura de la insurgencia.

Diversos conflictos entres insurgentes  se sumaron a una nueva ofensiva realista en contra del congreso, lamentablemente en el seno mismo del mando insurgente había informadores, por lo que el ejército realista sabía perfectamente el recorrido que las tropas que dirigía Morelos.

El 5 de noviembre de 1815 Morelos fue capturado, casi un mes después, el 22 de diciembre, luego de una estela de torturas físicas y morales fue fusilado en Ecatepec.

La trascendencia de la lucha de Morelos, en el fondo un campesino, arriero que se vistió de sacerdote, va más allá se sus méritos militares, marca el punto más alto de la revolución campesina de la primera parte de la independencia pero al mismo tiempo la necesidad de una dirección que fuera más allá de la simple lucha legal como la que impulsaba Ignacio López Rayón.

Era un tiempo muy temprano, pero la lucha de Morelos sentó las bases para formar una nación que emergió, no sobre la lucha de los explotados y a pesar de las acciones de las clases poseedoras, que durante todo el siglo XIX buscaron una y otra vez el modo de entregarse a una u otra potencia extranjera.

Fecha: 

Septiembre de 2012

Teoría Marxista: