Los caminos de la marcha por la paz, justicia y dignidad

Escrito por: 

Rubén Rivera

Han pasado ya varias semanas desde que culminó la caminata a la que convocó el poeta Javier Sicilia, la cual partió desde Cuernavaca el 5 de mayo. Este artículo se elabora días antes del encuentro del 10 de junio en Ciudad Juárez, originalmente dicha reunión tenía por objeto la firma de un pacto con la participación del gobierno, los acontecimientos posteriores, especialmente la negativa de las organizaciones populares juarenses lo han impedido, ello obliga a reflexionar sobre lo que está pasando con un movimiento que inició con gran ímpetu y que aún puede dar mucho de sí, sobre todo si se corrigen algunos aspectos de tanto programáticos como tácticos.

 Sin duda la movilización en si misma constituye un hecho histórico por diversos motivos, el más importante de ellos es el carácter abiertamente  antigubernamental de la inmensa mayoría de los participantes.
Históricamente la bandera de la inseguridad ha sido retomada por lo sectores de la derecha para exigir mano dura, la cual supuestamente sería necesaria para enfrentar a la delincuencia, así sucedió con las movilizaciones de este tipo durante el sexenio de Zedillo y más recientemente la marcha blanca del 2004 y la  marcha “iluminemos México” de agosto del 2008. Estas movilizaciones eran convocadas directamente por los organismos empresariales y sus ONG´s de fachada como “México Unido contra la delincuencia”. El efecto político que la burguesía buscaba era; por un lado debilitar o poner en evidencia gobiernos no afines, como el de López Obrador en 2004; por otro lado se buscaba generar un ambiente propicio para continuar la política de militarización del país.
De entonces a la fecha las ONG´s que impulsaban las anteriores movilizaciones se han desdibujado, -de forma casi simultánea a la estrategia de guerra de Calderón-,  e incluso han entrado a una serie de conflictos internos con acusaciones de corrupción, malos manejos como  es el caso de “México unido contra la delincuencia”, cuyo anterior director Eduardo Gallo y otros cuatro miembros de su consejo directivo  renunciaron haciendo publicas tano irregularidades financieras como sumisión ante el gobierno de  Calderón (http://mexico.cnn.com/nacional/2011/04/13)
La profunda crisis de las iniciativas burguesas que ya hemos mencionado se basa en la idea generalizada entre la opinión pública de que el Gobierno de Felipe Calderón no puede o no quiere enfrentar realmente al crimen organizado y que a cambio esta sembrado el territorio nacional de una estela de víctimas inocentes.
Todo esto pese al continuado intento de los monopolios de telecomunicaciones por mostrar una imagen ideal de Calderón y  de su “estrategia”. La principal muestra de estos esfuerzos fue la reciente firma de un compromiso de autocensura de la información sobre la delincuencia (iniciativa México 2011). La propuesta incluye un consejo que supuestamente se encargaría de valorar el contenido de la información  y emitiría recomendaciones, dicho consejo dirigido por nada más ni nada menos que José Carreño Carlón, hombre de confianza de Salinas de Gortari. Por supuesto la maniobra manipuladora es tan evidente que ya diversos medios firmantes  han comenzado a distanciarse del citado acuerdo.
El descrédito de la estrategia gubernamental se debe a que los sucesivos escándalos no tienen explicación racional si no es incluyendo a los elementos del gobierno como parte del problema. Por poner sólo una muestra; El descubrimiento de más de 500 cadáveres enterrados en fosas clandestinas en Tamaulipas, Durango y Guerrero pesa más ante la opinión pública que todos los comerciales de la supuesta “eficiencia gubernamental”. Especialmente porque no se trata de delincuentes sino de simples  migrantes o gente común detenida para ser esclavizada, esto en pleno siglo XXI y a plena luz del día, cuando el Estado no se cansa de pregonar que tiene el control de 100% del territorio nacional. El mensaje para las masas es muy claro si estas masacres masiva se perpetraron en territorio controlado por el gobierno sólo se pudo hacer bajo su complacencia.
Por todo el país cientos, quizá miles de familias trabajadoras buscan sus hijas, hijos, hermanos, padres que no tuvieron otro error que aparecer en el camino de las bandas de delincuentes con o sin credencial de policía. Mientras defensores de derechos humanos son asesinados  frente  edificios  de gobierno y los propios familiares de las victimas caen acribillados aún a pesar de que el gobierno sabe que estaban amenazados
Recientemente un jefe policiaco, Bibiano Villa de La Laguna, pudo presumir ante prensa y radio como no hace detenidos, simplemente asesina a todo el que le parece sospechoso, nada más que a las mujeres las mataba completas por  “respeto”. Las denuncias sobre sus procedimientos para ejecutar víctimas o para torturar a los desdichados que tienen la mala fortuna de pasar por sus manos son reconocidas por su propia voz  (http://democratanortedemexico.blogspot.com/2010/05/bibiano-villa-castillo-secuestrador.html),  no obstante no se le investiga si no se le promueve a otros mandos como Quintana Roo..
Poco antes de la muerte del hijo de Javier Sicilia  fueron levantados y asesinados cuatro jóvenes en Ciudad Juárez sólo porque tuvieron una discusión con un grupo de policías, el  caso del propio Juan Francisco Sicilia es relativamente análogo, solo que al parecer en su caso se trataba de delincuentes al servicio de Héctor Beltrán Leyva  que no querían dejar testigos.
La lógica es la misma; La delincuencia organizada con placa o sin ella no ve a la población como seres humanos sino como cosas prescindibles, como ganado que se puede sacrificar como practica de su “oficio”.  La única manera de  responder seriamente es la organización desde las colonias, pueblos, barrios, fábricas y escuelas. Se trata de hacer mostrar tanto a los delincuentes como al gobierno que la fuerza organizada de los trabajadores es capaz, incluso, de derribarlos. La historia demuestra que ante la acción organizada y masiva de los trabajadores, el gobierno se ve obligado a ceder algo para no perderlo todo. Los delincuentes también tienen que construir un ambiente social para subsistir, en ciertas regiones de la sierra de Sinaloa o Durango, donde entre ellos hay lazos de sangre que se remontan por generaciones se puede dar un cierto consenso o complicidad, no obstante fuera de esos puntos focalizados los narcotraficantes actúan prácticamente como ejercito de ocupación aplicando el terror como medio de disuasión y el dinero como mecanismo de corrupción.
La formación de grupos de autodefensa es una práctica que de manera espontánea ya se practica en diversas regiones del campo mexicano. Cuando un supuesto narco pretende asumir el control de un poblado, la existencia previa de un grupo cohesionado puede enfrentarlo  y evitar que se incruste.  La gran mayoría de los campesinos mexicanos tiene armas para su defensa personal y la de sus tierras, por supuesto la utilización o no de esos medios en los grupos de autodefensa estaría en función del tipo de problema al que se enfrentaran pero una cosa esta clara, es preferible enfrentar a  la delincuencia organizada que aceptar morir en calidad de ganado.
En el caso de las zonas urbanas la situación es distinta pero no obstante la esencia es igual, la asamblea de la calle o la de la colonia debe reunirse y tomar medidas de seguridad, ubicar posibles focos de peligro y neutralizarlos. De ninguna manera se trata de impulsar acciones aisladas sino de demostraciones locales de que el poder organizado impedirá el desarrollo de la delincuencia.
Una situación distinta se da en lugares o regiones donde el crimen convive en partes del estado y muchas veces se ha creado tal desmoronamiento de las estructuras de convivencia social que las formas de organización se tornan casi imposibles. En casi todos esos casos el principal problema  es derribar la estructura político-delincuencial que ejerce el control y que por supuesto está coordinada a nivel regional e incluso nacional. Para esos casos no hay solución local, se necesita un movimiento de carácter nacional que se proponga, entre otras cosas, enfrentar ese poder político-delincuencial que llega hasta la presidencia misma.
En este punto la importancia del movimiento que impulsó la marcha por la paz con justicia y dignidad adquiere una importancia decisiva. Haciendo un llamado a la organización de grupos de autodefensa, los cuales se pueden integrar por organizaciones locales e individuos pero que se coordinen desde el municipio, el estado y a nivel central, se pueden establecer mecanismos para que desde bajo se realicen todas las propuestas necesarias para acabar con la orgia de sangre  (15 mil durante el sexenio de Fox, probablemente 50 mil durante el de Calderón).
Realmente la movilización significó un punto de convergencia para canalizar la serie de agravios cometidos, repetimos, no en contra de delincuentes sino en contra de la propia población civil, para poder llevar al triunfo el movimiento que se ha gestado es necesario definir bien quienes son los amigos y quienes los enemigos del movimiento, sobre esta base definir actitudes correctas para aliarse con los amigos y enfrentar y derrotar  o neutralizar a los enemigos
Por supuesto las demandas que enarbola el movimiento son fundamentalmente positivas para los trabajadores:
 El punto uno consiste en el esclarecimiento de los crímenes y justicia para las víctimas y familiares, reestructurar los organismo policíacos y de administración de justicia así como depurarlos.
El punto dos  señala que es necesario reorientar la estrategia de seguridad pública orientándola a la defensa de los derechos humanos, el retiro del ejército de  las labores de patrullaje y establecer políticas de participación social en las labores de seguridad
El punto tres  plantea una reforma en la administración de justicia sobre la base de hacer público todos los procesos y fortalecer la separación de poderes. La eliminación del fuero de funcionarios y legisladores
El punto cuatro propone enfrentar de fondo el lavado de dinero e implementar medidas de inteligencia financiera para detectar la entrada plata “sucia” al sistema financiero.
El punto cinco pide políticas  juveniles que generen  alternativas de educación, cultura, recreación, deporte, entre otras cosas.
Finalmente el punto seis plantea el perfeccionamiento de la democracia  impulsando la democracia participativa, incluyendo entre otras cosas la revocación de mandato, la validez del voto en blanco y las candidaturas independientes. Por supuesto habría que añadir la eliminación del fuero militar entre otras cosas pero en  general son propuestas correctas que como señala Ubaldo Oropeza en su artículo la marcha de la sangre y la marcha de la paz (http://mexico.elmilitante.org/node/1996), están todas ellas incluidas en el programa de los 50 puntos del Morena que dirige Andrés Manuel López Obrador lo normal sería que se pudiera generar un proceso de convergencia golpear juntos sobre temas concretos.
No obstante, los dirigentes del movimiento se van en otro sentido, para empezar caracteriza igual a todos los partidos políticos, los ataca colocándolos en el mismo plano que los delincuentes amenazándolos con el boicot electoral, luego da un giro de 180 grados proponiéndoles un pacto, tan no distingue diferencias que Javier Sicilia se negó a apoyar la propuesta de la salida de Calderón que exigían las masas a pulmón abierto, para salir al paso planteó la salida de García Luna pero la propuesta no se sostuvo ni una semana. Para el día 13 consideraba que eso realmente no era tan importante.
Es válido preguntarse si Javier Sicilia, Álvarez Icaza y los demás dirigentes del movimiento por la paz con justicia y dignidad piensan que hay que pactar con Calderón y García Luna, que  nadan en ríos de sangre, y  que ese pacto se va a cumplir. Habría que hacer un poco de memoria:
Fueron los panistas los que organizaron la represión contra los mineros de Lázaro Cárdenas Michoacán en donde mataron a dos trabajadores mientras que al mismo tiempo pedían dialogo, fue Calderón y su policía la que reprimió salvajemente a la APPO llegando a detener a sus dirigentes  empleando el engaño de invitarlos a negociar, fueron ellos los que firmaron convenios d productividad con el SME antes de ordenar la arbitraria desaparición de Luz y Fuerza del Centro, fueron ellos los que se negaron a escuchar a los padres y madres de la guardería ABC, a las viudas de Pasta de Conchos, etcétera. En todos esos casos se han formado “comisiones” del gobierno para “atender” a los afectados, en realidad para, como dicen en mi pueblo: “Darles el avión” y esperar a que los problemas caigan en el olvido.
Por supuesto, se puede argumentar que eso no puede suceder en este caso ya hay un gran movimiento que ha reunido a cientos de miles en el Zócalo de la Ciudad de México y a decenas de miles en diversas ciudades, de ello no hay duda, el problema es que  eso no es nuevo en México; el EZLN ya conoce lo que es hacer una caravana, llenar al Zócalo, dialogar con el Congreso, con representantes del ejecutivo y luego recibir solo un remedo de la propuesta original y eso que, a decir verdad,  en los puntos cúspide de la lucha zapatista existía una mayor participación y cohesión que en la situación actual.  El Movimiento que se ha ido gestando en torno a AMLO llegó a sumar movilizaciones de tres millones de personas y en realidad ha sido solo la presión social, por medio de la resistencia civil la que ha permitido frenar algunos ataques, como la pasada intentona de privatización de PEMEX,  aunque a últimas fechas se avizora nuevamente otra arremetida en tal sentido.
Con lo que se refiere al zapatismo, resulta  muy de valorarse la movilización que lanzó en San Cristóbal de las Casas el 8 de mayo, está claro que  su estrategia de resistencia le ha significado conservar una buen parte de su capacidad de movilización, aunque ahora circunscrita al ámbito local, no obstante si resulta peculiarmente extraño que pese a tener la fuerza que manifestó en su movilización, no la haya empleado ni siquiera para enfrentar la política de hostigamiento que sufre por parte de los gobiernos local, estatal  y federal. En un principio daba la impresión de que la lucha encabezada por un simpatizante suyo: Javier Sicilia, significaría la entrada a la escena nacional del propio EZLN, no olvidar que hace seis años ya se había lanzado la iniciativa de la “otra campaña”. El paso de los días han demostrado lo contrario, el movimiento zapatista sigue agazapado en sus zona de influencia y al parecer no puede o no quiere intervenir más allá de la  movilización solidaria. Con todo ello ni duda cabe que el EZLN es  responsable de la inspiración política de una buena parte de los que rodean a Sicilia e impulsan sus iniciativas y actitudes respecto de otras fuerzas
Regresando a la disyuntiva que se le abre al movimiento de cara al dialogo y posible pacto con el gobierno, está claro con este movimiento no se puede suponer que se respetara un acuerdo, especialmente cuando, por ahora, se trata de una suma de organizaciones de diversa índole sin una articulación clara, sin una dirección firme democráticamente reconocida. Por todo ello insistimos que se debería iniciar en primer lugar un dialogo con sindicatos, organizaciones populares, campesinas, y partidos de izquierda, particularmente el PRD y el Morena con el fin de asegurar  un poder de convocatoria  muchas veces superior al mostrado el día 8 de mayo. Sobre la base de la adopción de una serie de acuerdos para marchar juntos, entre ellos los puntos propuestos y otros más, se tendría que lanzar la convocatoria a nuevas movilizaciones y emplazar al gobierno a que cumpla con las exigencias. Esa sería una base adecuada para evitar las simulaciones como la que el gobierno tratara de embaucar al movimiento en las próximas semanas.
De ahí la razón de las organizaciones civiles de Ciudad Juárez de negarse a servir de escenario de una forma de acuerdo con el gobierno. Ellos más que nadie pueden explicar cómo el gobierno los ha utilizado para presumir que dialogan y llegan acuerdos para después despreciarlos y hacerlos a un lado, en algunos casos reprimirlos, en otros dejar que la delincuencia los ataque o incluso asesine.
No se puede emprender un “dialogo” con un gobierno  si antes no se han sumado los esfuerzos necesarios para tener la capacidad de forzar a que se cumplan o en su caso sentar las condiciones para derribarlo.
No se trata de un problema de argumentos, se trata de un problema de fuerza. La consideración final de cualquier gobierno burgués para ceder ante una demanda social es el balance frío de lo que le conviene más para su supervivencia. Si no se le hace sentir al  gobierno que corre peligro entonces simplemente no resolverá, por eso las masas estaban mil veces en lo correcto cuando demandaban en el Zócalo la salida de Calderón, que en circunstancias de auténtica justicia tendría que ser llevado a juicio.
A la larga, la única manera de redefinir una propuesta realista para enfrentar a la delincuencia es con la combinación de la organización de las masas desde abajo,-con los comités de autodefensa que ya hemos señalado-, y al mismo tiempo derribar al actual gobierno.
En la coyuntura actual todo indica que a la par que las masas lucharán por sus reivindicaciones concretas emplearán nuevamente la coyuntura electoral, particularmente el movimiento que encabeza AMLO y el Morena, para tratar de evitar la continuidad de la derecha, ya sea PRI o PAN. Por todo ello es muy importante que el movimiento que impulsó la marcha por la paz con justicia y dignidad adopte un posicionamiento no sectario de frente  la lucha que ahora se está gestando y que se desarrollará en toda su plenitud durante el año próximo.
Sería muy peligroso que se adoptará una actitud de enfrentamiento con el Morena, pretextando tal o cual motivo, para luego hacer un llamado a la abstención o el voto en blanco. Esa postura que pudiera parecer “critica” y “anti sistémica” en realidad no hace sino fortalecer las posibilidades del PRI  para  recuperarse en las próximas elecciones, a la vez que genera confusión  entre capas nuevas que pudiendo sumar fuerzas para impedir el mantenimiento del PAN o el PRI en el control del poder ejecutivo.
Nadie está diciendo que el movimiento por la paz con justicia y dignidad deba simplemente sumarse o abandonar una actitud  autónoma o crítica, más bien se trata de mirar a movimientos  políticos como el Morena como aliados en luchas concreta y no como enemigos a los que tendría que combatir. Un pacto para la consecución de una paz con justicia y dignidad debería incluir sindicatos, organizaciones civiles, campesinas, estudiantiles y partidos como el  PRD, el PT y el Morena.
Los  enemigos a vencer son por supuesto los narcos y la  gran burguesía,  -con la que han realizado una alianza simbiótica-,  el gobierno federal y una buena parte de gobiernos estatales y municipales. Con ellos debe haber una política de cero tolerancia, se debe actuar de tal manera que el gobierno se vea obligado a ceder y al mismo tiempo preparar condiciones para sustituirlo.
La reunión del 10 de junio en Ciudad Juárez debería esclarecer todos estos puntos para evitar que todo el ímpetu que se mostró el 8  de junio se disipe como el vapor de un geiser. Los más de 40 mil muertos,- entre ellos hombres, mujeres y niños-, exigen una política que elimine de raíz las causas de la brutal barbarie que vivimos.
El capitalismo en su actual fase de decadencia está llevando a nuestra sociedad al caos y la desesperanza, a la indiferencia y al cinismo.   La burguesía e incluso el gobierno están comenzando a adoptar una actitud de trivializar las protestas y actuar como si no estuviera pasando nada. Ante ello, los trabajadores debemos responder enérgicamente, denunciar la hipocresía de un gobierno que dice combatir al narcotráfico mientras que solapa el lavado de dinero, las extorsiones, los asesinatos, etcétera.
Debemos vincular claramente la lucha por el socialismo con  la lucha contra la violencia destructiva y genocida que provoca el actual sistema capitalista. Si no ponemos fin al sistema que origina toda esta barbarie entonces, puede ser que producto de su propia dinámica o de la presión social la violencia y la delincuencia disminuyan sus efectos para luego emerger con más fuerza.
En nuestra sociedad  la creación de una sociedad libre de violencia y explotación no es una cuestión de fe o de destino inexorable. La barbarie y la destrucción también es una posibilidad y lo será cada vez más si no se realiza una autentica transformación social. En el pasado de la humanidad ya existieron sociedades bastante desarrolladas de las cuales solo quedan ruinas. El detalle en todo esto es que los trabajadores ahora somos mayoría y tenemos una fuerza avasalladora que no hemos sabido canalizar de manera unificada, cunado logremos la suficiente organización. No habrá nada que nos detenga.
El destino esta en nuestras manos  el primer paso esta en atreverse a luchar de manera unificada, como clase, cuando eso suceda, no quedara piedra sobre piedra del actual caos capitalista
 

Fecha: 

23 de mayo de 2011