La nueva crisis y la economía mexicana

Escrito por: 

Giannina Ninnette Torres

Hace apenas dos meses, el secretario de hacienda, Ernesto Cordero aseguraba que la economía mexicana se encontraba lo suficientemente robusta y blindada para evitar verse afectada por un choque externo, pero el desenvolvimiento reciente de las principales variables macroeconómicas del país muestran una realidad completamente distinta.
Las declaraciones del precandidato presidencial del PAN lejos de ser sorprendentes, resultan indignantes. Ya antes ha hablado de las maravillas que una familia mexicana con ingreso de seis mil pesos al mes, puede hacer: conseguir un crédito para  una vivienda, para un coche y para mandar a sus hijos a una escuela privada. Ha dejado claro que México ya no es un país pobre y que si los mexicanos no estamos convencidos de que el país está en plena recuperación económica es porque somos muy exigentes. Sin embargo, la cruel realidad termina siempre por imponerse y la desaceleración económica mexicana, que era evidente desde fines del segundo trimestre de este año, es, junto con la nueva recesión en EEUU, ya todo un hecho y ha dejado evidenciado el carácter parasitario de la economía mexicana, que de robusta no tiene nada.

Hace apenas dos meses, el secretario de hacienda, Ernesto Cordero aseguraba que la economía mexicana se encontraba lo suficientemente robusta y blindada para evitar verse afectada por un choque externo, pero el desenvolvimiento reciente de las principales variables macroeconómicas del país muestran una realidad completamente distinta.
Las declaraciones del precandidato presidencial del PAN lejos de ser sorprendentes, resultan indignantes. Ya antes ha hablado de las maravillas que una familia mexicana con ingreso de seis mil pesos al mes, puede hacer: conseguir un crédito para  una vivienda, para un coche y para mandar a sus hijos a una escuela privada. Ha dejado claro que México ya no es un país pobre y que si los mexicanos no estamos convencidos de que el país está en plena recuperación económica es porque somos muy exigentes. Sin embargo, la cruel realidad termina siempre por imponerse y la desaceleración económica mexicana, que era evidente desde fines del segundo trimestre de este año, es, junto con la nueva recesión en EEUU, ya todo un hecho y ha dejado evidenciado el carácter parasitario de la economía mexicana, que de robusta no tiene nada.

Pobreza, desempleo y bajos salarios
Según el Reporte de Medición de la Pobreza 2010 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en esta condición se encuentran 52 millones de mexicanos. El informe reveló además que 21.4 millones de mexicanos menores de edad son pobres, más de 11 millones se encuentran en la miseria y que al menos 28 millones tienen problemas de acceso a alimentos. Por lo que no es nada descabellado lo que la directora del IPN ha asegurado: “[en pobreza] México está igual o peor que en los años 30” (La Jornada, 4 de agosto de 2011).
Otra muestra más de la situación económica que afecta a los mexicanos la tenemos en el desempleo, mismo que según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo subió 333% en 10 años de gobiernos del PAN. Según el INEGI, durante la segunda mitad de este año, 3.9 millones de personas se encontraron subocupadas y 13.4 millones (29% de la población ocupada) trabajan en la economía informal, es decir, no tienen prestaciones ni acceso a la seguridad social, con lo que el número de mexicanos que trabaja en actividades informales superó a los que tienen una ocupación permanente en el sector formal.

México: tierra de oportunidades para la burguesía
Pero no para todos los mexicanos se oculta el sol. Mientras en este sexenio 13 millones de personas se sumaron a las filas de la pobreza, el 0.18% de la población (203 mil mexicanos) se enriquecieron en la Bolsa Mexicana de Valores, de tal modo que sus activos alcanzaron una cantidad equivalente al 45% del valor de la economía nacional.
Datos proporcionados por el Departamento de Análisis en México del grupo financiero Santander indican que a pesar de la crisis económica, un grupo de 47 compañías mexicanas, las más grandes del país, lograron embolsarse utilidades netas por casi un cuarto de billón de pesos entre junio de 2009 y el mismo mes del 2010, lo que les representó un crecimiento de 65.3% en las ganancias obtenidas.
Así que mientras la mayoría de la población sufre a diario grandes carencias y grandes jornadas laborales en condiciones indignas, una minoría rapaz se ve favorecida por la especulación y por los regalos gubernamentales.

Vientos del norte
Luego de que la calificadora Standard & Poor’s rebajara la calificación de los bonos del Tesoro de Estados Unidos, se anunció el comienzo de una recesión en el vecino país. Todo apunta a que esta crisis económica será más profunda que la del 2008, ya que no existen posibilidades de que los gobiernos intervengan debido a su enorme endeudamiento, sin mencionar que la última vez que lo hicieron, implementando planes de rescate, dejaron de lado las actividades productivas por lo que es imposible generar crecimiento económico.
Pese a que después de una larga negociación entre republicanos y demócratas se evitara que el gobierno estadounidense dejara de pagar sus obligaciones, el pánico y desconfianza continúan (la confianza de los consumidores en EEUU se desplomó en agosto al nivel más bajo de la historia), ocasionando que la volatilidad de los mercados financieros mundiales crezca conforme pasan los días.
La desconfianza que sienten los consumidores respecto al futuro de la economía mundial no puede calificarse como simple paranoia. En su mente y en sus bolsillos aún se sienten los efectos de la pasada crisis económica de la cual los grandes magnates y especuladores salieron intactos o con grandes ganancias como en el caso mexicano.

Del catarrito mexicano al estancamiento y a la recesión
El “presidente del empleo” asegura que la mejora en las condiciones de vida de los mexicanos se han traducido en una reducción del número de mexicanos  que se van a EEUU en busca de empleo, sin embargo la OCDE ha dejado claro que dicha reducción ha sido resultado de controles fronterizos más agresivos y de la profundización de la crisis en ese país. (La Jornada, 14 de julio de 2011).
Pero el tener un menor flujo migratorio hacia el norte está lejos de ser el único efecto de la crisis en nuestro país. Hay que recordar lo dura que fue ésta en el 2008, no sólo por lo que ocurría en el exterior, sino por los impactos de la epidemia de influenza y otros factores locales que hicieron de la crisis fuera más grave. Dado que la recuperación en EEUU se desenvolvía con mucha lentitud, la recuperación de la economía mexicana también ha sido lenta porque el país del norte es el principal mercado para las exportaciones (ahí se destina el 80% de del comercio exterior de México).
Así que frente al nuevo escenario de inestabilidad global, nuestra economía dependiente experimentará una mayor debilidad que en la pasada crisis.  Después de todo el 90% del portafolio de las reservas internacionales de México están en bonos del Tesoro estadounidense.
Hoy en día y pese a los esfuerzos del gobierno federal, la desaceleración de la economía mexicana es inocultable y la recesión se encuentra a la vuelta de la esquina. El crecimiento promedio del PIB en la primera mitad del 2011 fue de 3.9%, contra 6.05% observado en el mismo periodo del año pasado (recordemos que según el espurio el crecimiento de la economía en el 2011 sería de 5%). De acuerdo a datos proporcionados por el INEGI, lo anterior se puede verificar con el estancamiento o tendencia negativa de la construcción, las facturas y el sector primario.
De acuerdo con el Indicador Global de la Actividad Económica, durante junio se acentuó la desaceleración con lo que las actividades productivas disminuyeron su ritmo de expansión antes de que la volatilidad financiera se hiciera presente en las bolsas de valores, por lo que es probable que en el segundo semestre de este año el escenario sea de desaceleración productiva con mayor especulación financiera.

Perspectivas nada alentadoras
La economía mexicana ha padecido grandes males desde antes de que tuvieran cabida los actuales problemas financieros internacionales, pero estos últimos terminarán empeorando la ya de por sí angustiante situación en la que viven millones de mexicanos.
De acuerdo con el INEGI, el “buen” desempeño de la economía en 2010 se debe por un lado a los servicios relacionados con el comercio y el transporte, dinámica que difícilmente se sostendrá si la desaceleración se profundiza (aumentando el ya alto desempleo y bajando aún más los salarios). Por otro lado, el crecimiento basado en políticas neoliberales de impulso a la exportación y la continua apreciación del peso está mostrando sus debilidades y graves consecuencias.
Según los especialistas, los augurios económicos no son alentadores: el crecimiento será menor al previsto, el desempleo aumentará, la recaudación de impuestos caerá, las tasas de interés se elevarán y habrá menos crédito. La nueva crisis apunta a ser más grave que la anterior y el resultado económico del gobierno fraudulento de Calderón será el peor desde el sexenio de Miguel de la Madrid.
Algunos analistas insisten en que con algo de “voluntad” del gobierno se podrían atenuar los efectos que esta crisis tendrá en los bolsillos de los trabajadores. Pero olvidan que este gobierno ha carecido desde el primer minuto de cualquier tipo de credibilidad ante el pueblo mexicano y que sus intereses no son los de la clase trabajadora y sí los de un sector (el más rico y poderoso) de la clase burguesa, por lo que estos analistas terminan pidiéndole peras al olmo. Pero incluso si la burguesía y sus representantes tuvieran “voluntad”, hay muy pocas cosas que podrían hacer ya que la situación de la economía mexicana no puede escapar de lo que está ocurriendo en la economía en EEUU y en Europa, situación de la que la burguesía no encuentra salida (incluso contando con la ayuda de varias personalidades ganadores del Nóbel de economía). El sistema capitalista está en decadencia y se ha convertido ya en un lastre para la humanidad. La solución a los problemas que aquejan diario a la clase trabajadora se podrá encontrar sólo en un sistema en el que la lógica de la ganancia no sea lo fundamental, un sistema en el que la clase trabajadora tenga el control de los principales medios de producción y pueda así decidir sobre su presente y futuro.

Fecha: 

Agosto de 2011

Periódico: 

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