Rosa Luxemburgo y la Huelga de Masas

Escrito por: 

Alfredo Elizondo – Morena Cuauhtémoc

“El problema no va a resolverse con abstractas especulaciones en torno a la posibilidad o imposibilidad, a la utilidad, o al riesgo que implica la huelga de masas, sino mediante el estudio de los factores y de las circunstancias sociales que provocan la huelga de masas en la fase actual de la lucha de clases; con otras palabras: el problema no puede ser comprendido ni discutido a partir de una apreciación subjetiva de la huelga general, tomando en consideración lo que sea deseable o no, sino a partir de un examen objetivo de los orígenes de la huelga de masas desde el punto de vista de las necesidades históricas."

Rosa Luxemburgo

Lo acontecido el 22 de Septiembre durante la concentración promovida por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en torno al llamado al Paro Nacional por parte de asistentes a dicho acto ha abierto una amplia discusión (que puede observarse más ampliamente en redes sociales) sobre la posibilidad de organizar una acción conjunta de parálisis de las bases económicas del régimen. Equivocadamente, pueden encontrarse opiniones a favor del Paro como preámbulo directo de una insurrección y por otra parte, opiniones “sensatas” que casi aseguran la imposibilidad de un Paro debido a que, desde su perspectiva, tal llamado no tendría eco y más viniendo de una organización con raíces en la sociedad civil, pero no en el “mundo del trabajo” como Morena.

Parecería que tales posiciones son de una actualidad total, es decir, que expresan condiciones particulares de la coyuntura actual; posición completamente infantil en torno al debate en voga. La polémica en torno a la táctica y los métodos de lucha que la clase trabajadora puede emplear tienen antecedentes de más de un siglo. Particularmente el análisis realizado por Rosa Luxemburgo en Huelga de masas, Partido y Sindicato , es una de las aportaciones teóricas de más valía del marxismo revolucionario. A partir de su trabajo teórico pretendemos dar luz sobre las interrogantes más acuciantes de la coyuntura actual mexicana, a saber, la posibilidad del Paro Nacional, el método de construcción del mismo y la falsedad de los argumentos “explosivos” y “realistas” que finalmente terminan confluyendo en un mismo punto, la segura derrota del movimiento de masas proletario.

La Huelga de Masas

Para inicios del Siglo XX en Europa el debate en torno a cómo llevar a cabo pasos decisivos de la lucha proletaria encontró uno de sus puntos más álgidos en torno a la huelga de masas1. Fundamentalmente podían ubicarse tres posiciones, la primera de ellas, propagandizada por los elementos anarquistas que entendían a la huelga general como un método inmediato y de mayor envergadura que la lucha política, rumbo a la insurrección general y el derrocamiento del Estado capitalista. Por otra parte, la posición del reformismo que negaba la posibilidad de tal acción ante las limitaciones de los partidos de poder influir en el proletariado de forma masiva como para poder realizar la huelga de forma generalizada, bajo una dirección impecable y orden dentro de las filas proletarias, tachando a cualquier posición contraria como de “utópica” y distractora de tareas más “importantes” para los fines de la lucha contra la burguesía.

Ante ambas posiciones, Rosa Luxemburgo decide emprender la tarea de dar una respuesta teórica (basada en los acontecimientos de las huelgas que sacudieron a Rusia durante 1875 a 1905) a ambas posiciones, caracterizándolas respectivamente como la continuación de una posición ya dilapidada por la crítica y la práctica del proletariado (en el caso de la consigna “Paro-insurrección”) y por otra parte, como el reflejo del burocratismo extendido en los partidos socialdemócratas europeos (particularmente en el Partido Socialdemócrata Alemán – SDP), que no concebían la acción de masas del proletariado sin su autorización. Además de que ambas posiciones compartían la artificial visión de acciones económicas separadas de la lucha política, cuando ambas son parte de la estructura burguesa de dominación.

Rosa Luxemburgo no duda en responder certeramente a ambas caracterizaciones de la táctica de la huelga de masas, primero contra los anarquistas, de la siguiente manera:

“...la huelga de masas no fue practicada en Rusia como un medio para instalarse repentinamente en la revolución social, mediante un golpe de efecto que evitase la lucha política de la clase obrera y, particularmente, del proletariado, sino como un medio de crear primero para el proletariado las condiciones de la lucha política cotidiana y en particular del parlamentarismo."

En el fragmento, Luxemburgo afirma que la huelga general no implica necesariamente que el proletariado haya derrotado súbitamente a la burguesía, tan solo es un peldaño en la difícil tarea de consolidar su organización, a la par de mostrar a la burguesía y a otras clases que la clase obrera tiene la capacidad de entrar en la arena de la lucha política  (en el caso ruso apenas en la etapa parlamentaria ante el debilitamiento del zarismo posterior a 1905). Pero dentro de la misma obra Rosa objeta a los reformistas “realistas” basar su concepción puramente en cifras, teniendo como único criterio si se puede movilizar a una mayoría bajo su decreto. En caso de que ello no fuera posible, la agitación resultaría inútil y hasta regresiva, por lo que tales elementos portadores de un “romanticismo revolucionario” no son más que “incendiarios e instigadores” que llevarían a la clase obrera al callejón sin salida de acciones desesperadas sin efectos positivos para la causa del proletariado.

Ante ambas posiciones Rosa Luxemburgo se pregunta si acaso la consigna de la huelga general es algo que los propios proletarios han adoptado en un clima de intensificación de la lucha de clases. En el caso ruso, observa que los múltiples paros y acciones del proletariado, más que a convocatorias expresas de organizaciones sindicales y políticas, responden al deseo de las bases de expresar su descontento a través de acciones que constituyen una muestra de su poderío dentro del sistema de producción capitalista, pero tales casos se dan en el marco de condiciones muy específicas de una álgida lucha entre el proletariado, la burguesía y el zarismo en Rusia. En seguida analiza si tales condiciones están presentes en Europa y sobre todo en Alemania, concluyendo que sí, sin embargo, paradójicamente son las direcciones de los sindicatos y partidos políticos quienes tratan de encerrar al proletariado bajo condiciones de luchas puramente económicas o políticas (limitadas al marco burgués). En todo caso, la huelga de masas surge como parte de la necesidad que se crea a partir de la lucha de clases, por tanto, es tarea del proletariado aprovechar dicha situación a su favor o bien, sufrir las consecuencias de los embates de la burguesía.

Por otra parte, Rosa Luxemburgo muestra que, lo que en principio parecen luchas puramente gremiales o por reivindicaciones de derechos políticos, en realidad constituyen partes de un todo que es la lucha del proletariado por su liberación de las cadenas de la sociedad capitalista. Quienes restringen las luchas, en momentos álgidos de confrontación con la burguesía, a momentos puramente económicos o de reivindicaciones políticas, no superan el marco de las instituciones de la burguesía, es decir, quienes luchan sólo a favor de reivindicaciones puramente económicas o concesiones políticas, sin plantear la necesidad de luchar por una transformación profunda (tanto material como cultural) de la sociedad, se mantienen bajo el marco de la explotación del hombre por el hombre y no es de extrañarse que la idea de superar a este sistema les sea completamente ajena, pero un sector del proletariado saca conclusiones más adelantadas sobre si la lucha que despliegan debe detenerse en obtenerse ciertas concesiones o si por el contrario, la lucha emprendida puede ser llevada hasta sus últimas consecuencias.

Dos tácticas, ¿un mismo final?

A lo largo de los últimos meses hemos sido testigos de la insurgencia magisterial que ha pasado por diferentes etapas. En un primer momento la lucha limitada de un sector del magisterio contra la contra Reforma Educativa promovida por el gobierno de Peña Nieto. Dicho periodo fue a la alza, pasando por la adhesión de un mayor número de profesores a los que inicialmente encabezaron la lucha (Sección XXII de Oaxaca) y con la participación cada vez más activa de las bases en torno a la toma de decisiones por parte del movimiento magisterial. Ese periodo culminó con el criminal desalojo del Zócalo de la Ciudad de México por parte del Estado el 13 de septiembre. Con la adhesión de estudiantes, activistas y trabajadores a la resistencia del magisterio. Posterior al desalojo, se abre un periodo de lucha donde las bases magisteriales se han radicalizado progresivamente, exigiendo a su dirección realizar acciones de mayor envergadura y evitando cualquier posibilidad de pacto con el Estado. Recientemente, decidiendo mantener el paro en el Monumento a la Revolución, así como expresiones de adhesión a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) de Estados de la República tradicionalmente controlados por el ahora charrismo post-gordillista.

Tres aspectos son importantes de destacar en torno a la dinámica seguida por el magisterio. En primer lugar, es la modificación de conciencia puramente gremial de un gran número de profesores que han pasado de la idea de la simple lucha contra el ataque a la educación, hacia la necesidad de una lucha contra el conjunto de ataques del régimen. En segundo lugar, que las propias bases sacan conclusiones de que las acciones emprendidas (marchas y plantones en su mayoría) resultaron insuficientes para detener la contra reforma y que hay una necesidad de vincularse con otros sectores en lucha. Finalmente, que las barreras de organizaciones, en momentos de lucha como los que atravesamos, resultan superfluas cuando hay un enemigo común. Lo anterior ha derivado en decisiones de acudir, por ejemplo, a la concentración convocada por AMLO el pasado 22 de Septiembre, estar por la conformación de un Frente contra la derecha y el deseo de colaboración en la ampliación de las medidas de propagandización de diferentes causas además del golpe asestado al magisterio, todo bajo un marco de participación masiva a través de las asambleas magisteriales.

En contra parte, la dirección ha buscado maniobrar para evitar ser rebasada por las bases. Particularmente en el caso de la dirigencia de la Sección XXII, se ha visto de forma tajante que se encuentra ahora limitada fuertemente por las decisiones tomadas por las bases magisteriales y en cada vez mayor complicación para mantener una posición hegemónica al interior del movimiento magisterial. Ante tales circunstancias han optado por medidas de desgaste, como marchas continuas sin ningún resultado concreto, hasta proponer el repliegue “táctico” de los profesores a sus comunidades. La principal lección que deja el magisterio es que la participación cada vez más activa de las bases ha generado que la lucha de los profesores, lejos de difuminarse, adquiera cada vez más un carácter radical y expansivo, sin embargo, su dirección constituye aún un freno importante para una base radicalizada y dispuesta a una lucha codo a codo con otros sectores y organizaciones.

Por su parte, Morena ha entrado en un periodo particular donde, a la luz de la próxima “discusión” en el Legislativo sobre la Reforma Energética, se han encendido alarmas contra un posible intento fast track de aprobación de la privatización de la industria energética nacional. Las dos concentraciones convocadas por AMLO han mostrado que la base está a la orden del día para dar la lucha contra el intento privatizador, sin embargo, lo que más ha resultado motivo de polémica es la táctica adoptada a partir de la concentración del 22 de Septiembre, en torno a la recolección de firmas y “ofrecer” una reunión con Peña Nieto si éste está dispuesto a someter a consulta la decisión de reformar la constitución en materia energética.

Las opiniones se han polarizado, a favor y en contra, no solo de la táctica adoptada, sino de la posibilidad de convocar a un Paro Nacional contra las reformas de la derecha. Esto marca un parte aguas en la historia de Morena ya que es la primera ocasión en la que una parte de la base, de manera evidente, cuestiona la decisión tomada por AMLO y pugna por una alternativa para ir más allá de los marcos estipulados dentro de la legalidad burguesa (la consulta popular específicamente). Dicha polarización ha generado un ambiente de debate cada vez más intenso entre las bases, donde ciertas compañeras y compañeros, defienden a capa y espada la medida tomada por AMLO acerca de la consulta popular ante una supuesta “imposibilidad” de organización del Paro Nacional. Por otra parte, existe un sector que, aunque a favor del Paro Nacional, lo observan como una medida que en automático podría llevar a una insurrección generalizada.

Inicialmente hay que señalar que este debate se da posterior al anuncio de táctica adoptada por AMLO el pasado 22 de Septiembre, es decir, que no existió un debate a nivel de las bases promovido por la dirigencia de Morena sobre qué táctica debería de ser adoptada, sino que solamente se hizo un llamado a la movilización y a escuchar el anuncio que daría AMLO. Lo anterior nos parece un retroceso, en el sentido de que coarta la posibilidad de que se debatan diferentes puntos de vista y se adopta una táctica sin existir un intercambio de ideas previo.

Por otra parte, aunque declarativa, nos parece que la unidad con otros movimientos debe darse a través de acciones concretas. No descartamos la participación de compañeras y compañeros de Morena en acciones a favor del magisterio y otras organizaciones y movimientos sociales, pero precisamente el fin de convertirnos en partido responde a la necesidad de coordinar de forma más amplia las acciones a emprender por parte de quienes integramos Morena, ante lo cual la dirigencia debería ser la primera en ponerse al frente de acciones en solidaridad con otros movimientos, no solo a través de redes sociales, sino sobre todo, en las calles, donde confluimos con las y los compañeros en lucha.

Finalmente, la táctica adoptada por AMLO nos parece insuficiente. Partimos del punto de vista de que el Estado ha realizado múltiples fraudes electorales, por lo que pedir que impulse una consulta (que huelga decir, no tendría efecto jurídico alguno) y de aceptar, no use el mismo aparato para obtener un resultado a favor de su postura, es extremadamente complicado. En segundo lugar, ante la posible negativa del Estado de organizar una consulta y la aparente aprobación de la Reforma Energética para el 15 de octubre, como el mismo AMLO ha señalado, nos deja un margen muy corto de tiempo para poder impulsar acciones de mayor contundencia. Sabemos que se impulsa la creación de un Frente de Rescate de la Nación, sin embargo, creemos que la táctica no sólo debe girar en torno a la recolección de firmas, sino ante todo, en propagandizar la adhesión al Paro Nacional.

¿Por qué un Paro Nacional?

Como Rosa Luxemburgo explica ampliamente, la Huelga de Masas (de la que el Paro Nacional es un momento) implica que los trabajadores se integren a una dinámica de agitación en torno a realizar acciones que unifiquen y muestren, tanto a otros trabajadores como a la burguesía, quienes son los que realmente sostienen este sistema. Por otra parte, el Paro Nacional impacta directamente en las bases económicas del sistema. Se podrá reprochar que ello tendrá efectos negativos también en la economía de los trabajadores, pero ante todo, es el propio capitalismo el que tiene el mayor impacto, ya que los capitalistas hora a hora, minuto a minuto, sustraen la plusvalía de la clase trabajadora y de ello muy pocos expresan un rechazo. Creemos que es necesario realizar sacrificios, como los que han hecho valientemente los profesores en lucha, quienes no han recibido su respectivo salario y aun así continúan firmemente en defensa de sus derechos y a favor de la educación pública.

Particularmente, con respecto al Paro, la propuesta gira en torno a que, a partir de un Frente contra las reformas neoliberales (como el que se anunció con la participación de la CNTE, SME, una fracción de bases del PRD, Morena y otras organizaciones sindicales y populares), se impulse la creación y transformación de comités en pro del Paro Nacional. A través de campañas informativas en centros de trabajo, centros educativos y a nivel barrial. En lo anterior resultan claves sectores, como el de los petroleros,  controlados bajo cacicazgos sindicales donde se puede agitar también a favor de la democratización de sus respectivos sindicatos, como ocurre actualmente al interior de secciones de la SNTE bajo control de charros.

Por otra parte, resulta clave lanzar una primera iniciativa de Paro Nacional y que, tomando en consideración los ejemplos recientes de paros en los países del sur de Europa, sean jornadas de lucha y de brigadeo intensivo, a partir de piquetes informativos, movilizaciones y acciones de mayor contundencia, como las tomas de diversas instalaciones que han realizado el magisterio, bajo coordinación y evitando entrar en choque con los elementos represivos del Estado, que buscan la mínima provocación como pretexto para desatar la represión.

Es necesario restablecer los canales de tomas de decisiones desde las bases, por lo que a través de los comités y asambleas debe pugnarse por el debate y la toma de decisiones colectivas, tal y como está sucediendo en el movimiento magisterial, evitar a toda costa la imposición de decisiones por encima del debate entre las bases.

Creemos que, bajo la perspectiva de análisis concreto de la coyuntura tal y como lo realizó Rosa Luxemburgo, existen condiciones para impulsar el Paro Nacional, ya que se encuentran en lucha múltiples organizaciones que pueden funcionar como catalizador de acciones de mayor impacto; nuevamente el magisterio nos ha dado una muestra de ello. Como hemos mencionado, deben hacerse valoraciones sobre los resultados iniciales de un primer Paro, e impulsar más acciones que puedan ampliar la participación de compañeras y compañeros en acciones hacia la Huelga General, ello requiere una participación comprometida por parte de todas las organizaciones participantes, pero sobre todo, en eliminar las divisiones artificiales entre compañeros de clase. Ejemplos actuales sobre medidas similares pueden ser revisados ampliamente, pero sobre todo, lo que se requiere es que exista un espacio de debate en torno al Paro, de manera organizada y más allá de canales informales como redes sociales, los tiempos requieren de la acción decidida de la clase trabajadora para derribar las contra reformas de la derecha, un sector de las bases han puesto sobre la mesa la táctica del Paro Nacional, es la hora de debatir seriamente la táctica a adoptar ante la inminente aprobación de la dilapidación de la industria energética nacional y contra las contra reformas ya aprobadas.

¡Ni una lucha aislada más!
¡Por la unificación de la clase trabajadora nacional!

Nota.-

1.-   Entendida como una parálisis total de determinadas ramas de la producción hasta alcanzar las ramas principales de las diferentes economías nacionales, con miras a la parálisis total de la actividad productiva, como instrumento de lucha de la clase trabajadora contra la burguesía.

Fecha: 

Octubre de 2013

Nacional: