El jueves, 2 de abril, Irán y las más poderosa naciones del mundo firmaron un esbozo de acuerdo preliminar sobre el programa nuclear de Irán. También se abordaron las diversas sanciones impuestas a Irán por parte de los EEUU, la ONU y la Unión Europea. Esto marca el principio del fin de un enfrentamiento de 12 años entre los EEUU e Irán. Pero, ¿qué hay detrás de las negociaciones y qué significa el acuerdo?
En el momento de escribir estas líneas cientos de miles de iraníes invaden las calles para celebrar la victoria de Hassan Rouhani, en las elecciones presidenciales. Fotos de celebraciones de masas en todo Irán están circulando en internet. Este es un desafío abierto a Jamenei y a todo el aparato de seguridad del régimen que recibió una derrota humillante en las elecciones.
Una vez más las elecciones presidenciales iraníes han tomado un giro imprevisto. Después de excluir a todos sus críticos y competidores más obvios de la carrera, Jamenei había pensado que podía asegurar una campaña electoral pacífica ganadora para su candidato elegido a dedo. Pero contrariamente a sus cálculos, sus acciones recientes han abierto grietas aún más profundas en la camarilla gobernante. Su débil intento de forzar la unidad dentro del régimen ha dado lugar a que su fracción salga la más débilitada en la carrera. Al mismo tiempo, la campaña de Hassan Rouhani ha visto un aumento repentino de popularidad con cientos de miles de jóvenes descontentos en sus asambleas y mítines.
Publicamos el artículo de Hamid Alizadeh, escrito justo antes de las Navidades, conmemorando el aniversario de la muerte de Mohammad Bouazizi, que fue el pistoletazo de salida para el inicio de la revolución árabe. En el artículo se lleva a efecto un balance de fuerzas del conjunto del proceso.
Decir que una revolución ha comenzado no quiere decir que se haya completado, y mucho menos que la victoria esté asegurada. Es una lucha de fuerzas vivas. La revolución no es un drama de un solo acto. Es un proceso complicado, con muchas alzas y bajas. El derrocamiento de Mubarak, Ben Alí y Gannouchi marca el final de las primeras etapas, pero la Revolución no ha logrado aún completamente el derrocamiento del viejo, mientras que este último aún no ha logrado restablecer el control.
En la fase inicial las reivindicaciones de la revolución son de carácter democrático ¡Por supuesto! Después de 30 años de dictadura brutal, la juventud aspira a la libertad. Evidentemente, sus aspiraciones democráticas pueden ser objeto de abuso por parte de los políticos burgueses, que sólo se interesan por sus futuras carreras en un parlamento “democrático”. Pero nos vemos obligados a asumir las reivindicaciones democráticas y a darles un contenido claramente revolucionario. Esto llevará inevitablemente a la reivindicación de un cambio aún más fundamental en la sociedad.
La Revolución Árabe es una fuente de inspiración para trabajadores y jóvenes de todos los lugares. Ha sacudido a todos los países de Oriente Medio y el norte de África hasta sus cimientos y sus reverberaciones están sintiéndose en todo el mundo. Estos dramáticos acontecimientos marcan un punto de inflexión decisivo en la historia humana. Estos acontecimientos no son accidentes aislados del proceso general de la revolución mundial.
Como explicamos en varios artículos, el actual régimen en Irán, lejos de ser “progresista” es en realidad profundamente reaccionario, oprimiendo sistemáticamente los derechos de los trabajadores y pobres. Desde el mes de junio del año pasado, los trabajadores y jóvenes de Irán han protagonizado un movimiento contra los crímenes de la dictadura islámica. Ponemos a la disposición de nuestros lectores una traducción del último artículo de nuestros camaradas marxistas en Irán que analiza la situación en el país y las tareas del movimiento revolucionario.