Como eventos precursores de la Revolución mexicana resuenan Cananea y Río Blanco, sin embargo, es justo agregar a estos heroicos episodios la revuelta de un pueblo de Chihuahua. Hoy, 20 de octubre, se cumplen 123 años de que, en el año 1892, el régimen de Díaz redujera a escombros, sangre y cenizas el remoto pueblo de Tomochic ubicado -a decir de Mario Gil- en “las arrugas” de la sierra de Chihuahua, para aplastar la rebelión de sus 300 habitantes que se habían levantado en armas en defensa de la tierra y, por tanto, en contra de la minera, la iglesia católica y el mismo régimen. Lo peculiar de esta insurrección fue que la lucha se canalizó a través del culto a una adolescente de 18 años llamada Teresa Urrea, a quien aclamaron como santa no sólo por obrar supuestos milagros sino porque la niña se pronunció en contra de la opresión. Lo que demuestra que las revoluciones pueden desencadenarse por los accidentes más insospechados.
Los primeros pueblos sedentarios del creciente fértil en Oriente Medio tuvieron la enorme ventaja fortuita de que los ancestros silvestres de cereales como el trigo y la cebada compartían el mismo territorio con los ancestros silvestres de los cerdos, las vacas y ovejas; por lo que la domesticación de cereales y animales se dio casi de forma simultánea. Los herbívoros domesticables no se extinguieron por completo en Eurasia, al final del pleistoceno como sucedió en otras partes del mundo, porque evolucionaron durante un tiempo dilatado junto con humanos cazadores. Además, las características de los cereales salvajes del creciente fértil favorecieron una rápida adaptación a las necesidades humanas, cosa que no sucedió con el maíz en el Nuevo Mundo. Veamos esto con más detenimiento, retomando las interesantes tesis de Jared Diamond, que han venido a fortalecer –al menos en estos puntos- la visión materialista de la historia.
Este año conmemoramos 47 años desde los sucesos trágicos del 2 de Octubre de 1968 en Tlatelolco. Empecemos por explicar los antecedentes de esta masacre y la impunidad que siguió a los hechos.
Hace 100 años, el 5 de septiembre de 1915, un pequeño grupo de socialistas internacionalistas se reunió en el pueblecito suizo de Zimmerwald. Fue el primer intento de unir a los socialistas que se oponían a la guerra.
El 11 de septiembre se cumplen 42 años del golpe contrarrevolucionario orquestado por la CIA y dirigido por las fuerzas militares Chilenas en contra de la determinación del pueblo por avanzar al socialismo. Un duro golpe en contra del gobierno de unidad popular que concluyó con la caída del gobierno de Salvador Allende, el ascenso de Augusto Pinochet y la dictadura militar, la eliminación de las conquistas populares, el asesinato y desaparición de miles de obreros y campesinos, la expansión del desempleo y el hambre de las masas, la entrega de la industria y el campo a los grandes monopolios y la sumisión del pueblo a los mandatos de Estados Unidos.
En agosto de 1914, Europa se hundía en una guerra que enfrentaba a los trabajadores unos contra otros. Este conflicto era el resultado de la competencia entre dos bloques imperialistas rivales decididos a competir por los mercados, las fuentes de materias primas y el control político de las colonias. El primero (Francia y Gran Bretaña) agrupaba a las potencias satisfechas, saciadas con su botín colonial y que querían mantener esta dominación; se aliaron con el imperialismo ruso, la "cárcel de los pueblos" que tenía sus propias ambiciones territoriales.
El estudio de las sociedades anteriores a la revolución neolítica nos dice que quizá no exista otro prejuicio más mezquino y estrecho que aquél que ve en el Estado y las clases sociales instituciones eternas. Aunque no les guste a los teóricos burgueses y aunque resulte increíble para la mayoría de las personas, las sociedades humanas se las arreglaron bastante bien sin presidentes, reyes, faraones, monarcas; sin cárceles, policías, ejercito; tribunales, ministerios, iglesias. Este estado de cosas imperó desde que el Homo sapiens-sapiens apareció sobre la faz de la tierra -hace unos 200 mil años- hasta hace uno 10 mil años, mucho más si incluimos a las primeras especies del género Homo.
La batalla de Waterloo fue el último gran evento que marcó el final de ese gran proceso histórico que se inició en 1789 con la Gran Revolución Francesa. Con la derrota de Napoleón, se apagaron los últimos rescoldos parpadeantes de los fuegos encendidos por la Francia revolucionaria. Un período largo y gris se estableció en Europa como una gruesa capa de polvo sofocante. Las fuerzas de la reacción triunfante parecían firmemente al mando.