Perspectivas para la Revolución en México. Cuarta Parte

escrito por Militante
lunes, 24 de marzo de 2008

Perspectivas políticas

En estos momentos, el aspecto fundamental para evaluar las perspectivas para México es el proceso revolucionario que se ha abierto en el país tras los dramáticos acontecimientos de la lucha de clases en el 2006.

¿Por qué decimos que en México existe un proceso revolucionario? Lenin explica que cada revolución posee características propias que la hace única. Pero, como también lo explicó el dirigente bolchevique, a pesar de sus diferencias, el aspecto fundamental que caracteriza a una revolución es la entrada de las masas a la política. Es decir, millones de hombres y mujeres que jamás en su vida ha participado en alguna clase de protesta política, abandonan toda su rutina y como resorte, saltan al escenario de la participación de la lucha política tratando de tomar el destino de sus vidas en sus manos. Esta es la esencia de una revolución y es eso lo que durante 2006 vimos en México a nivel estatal en el caso de Oaxaca y en el plano nacional, a través de la lucha contra el fraude electoral.

En esas jornadas vimos a millones de seres humanos gritando en voz muy alta ¡ya basta! y poniendo en jaque al régimen y a la burguesía.

Tanto en Oaxaca como a nivel nacional se creó una situación de doble poder, a tal grado que en el estado sureño se paralizó de plano al gobierno de Ulises Ruiz. En el caso de Fox sucedió algo muy similar: la lucha contra el fraude electoral puso como nunca en décadas de historia, en peligro al régimen. La burguesía se vio totalmente paralizada para reprimir al movimiento. Este detalle, que por cierto no es para nada menor, por sí mismo refleja la relación de fuerzas que en ese momento regía las contradicciones de clases en la lucha política. En Oaxaca incluso las cosas fueron mas lejos pues, además de la situación de doble poder que encarnó en la APPO, las masas oprimidas dieron algunos pasos en dirección a las nacionalizaciones por medio de la toma de estaciones de radio y televisoras, para ponerlas al servicio de la revolución; incluso se formaron grupos organizados sobre los cuáles se depositaba la seguridad del campamento y de algunos dirigentes del movimiento, las policías populares, como los Topiles o el Pomo, era una muestra de cómo se tenía que resolver el conflicto, no dando ninguna confianza al Estado y dando pasos firmes para el afianzamiento de un nuevo Estado de los trabajadores.

En nuestro país, durante el 2006, pasaron cosas sin precedentes en décadas de historia de la lucha de clases. Las masas desposeídas dejaron bien claro que ya no están dispuestas a permitir que se les siga gobernando de la misma manera; que ahora éstas desean darle un giro total a la situación y que para ello están dispuestas a ir tan lejos como puedan.

Algunos podrán pensar que a pesar de todo Calderón se terminó instalando en el poder y la burguesía aun mantiene el control sobre la sociedad y, tras esa reflexión, preguntarse si efectivamente en México se ha abierto un proceso revolucionario. A los que tienen esta clase de dudas habría que responderles que una revolución no es un proceso en línea ascendente en el que el proletariado lucha y lucha y no deja de luchar, hasta ver sus fines cumplidos. Una revolución es como es y no como nos gustaría que fuera. Nos explicamos, una revolución, cuyo contenido esencial es la acción consciente de las masas que ha abandonado la rutina, es un proceso vivo en el que hay avances y retrocesos, con episodios de enormes convulsiones seguidos de una clama relativa en la que los trabajadores recuperan fuerzas, sacan lecciones y conclusiones del periodo anterior y se preparan para nuevas luchas. Incluso en medio de revoluciones se pueden desarrollar periodos de reacción como lo que significó frente a la revolución española del 31-36, la masacre de la comuna de Asturias o el Bienio negro del 34 al 36.

Esos periodos de altas y bajas en la revolución expresan que el equilibrio entre las clases se ha roto y que éste solo se puede recuperar cuando una de las clases termina imponiéndole su voluntad a la otra.

Efectivamente, tras la lucha del fraude electoral del 2006, a lo largo del 2007 no hemos visto acontecimientos tan convulsivos como los de una año antes, sin embargo eso no quiere decir que la burguesía haya recobrado el equilibrio de la sociedad y las paz social; de hecho este año también ha sido de agitación social, prueba de ello es la destacada lucha que han dado el magisterio democrático, los trabajadores universitarios y amplios sectores de los empleados públicos contra el ataque la Ley del ISSSTE. Si bien esta lucha no ha sido tan intensa como las que vivimos en 2006, ello no quiere decir que haya que desconocer sus méritos. Por el contrario, la lucha contra la ley del ISSSTE ha tenido bastantes méritos y algunos de ellos representan una importante contribución, que rendirán magníficos frutos en futuros episodios de la lucha de clases.

Una contribución a destacar de esta lucha es la de estar preparando acciones que están pavimentando el camino para una importante y poderosa huelga general. Con los paros impulsados por todos estos trabajadores, cuatro hasta el momento, miles de activistas están adquiriendo una serie de experiencias y lecciones que de ninguna otra manera podrían obtener. Con estos paros también, con hechos se está educando al movimiento obrero en general sobre el camino a tomar para luchar contra la burguesía. Lenin siempre insistió en que un trabajador aprende más de un gramo de práctica que de una tonelada de teoría.

Además al calor de esta lucha surgió el Consejo Nacional de Huelga (CNH), el cual particularmente está integrado por los trabajadores que se vieron afectados por el ataque a la ley del ISSSTE, pero no son los únicos. El CNH ya representa un fuerte intento de llevar a la lucha a un plano superior en el terreno organizativo, tratando crear un polo aglutinador para el movimiento; y en el plano de la lucha, asumiendo a la huelga general como su principal consigna.

A propósito del CNH, en relación a sus aportes, quien piense que este tipo de pasos se pueden dar en un momento en que el equilibrio entre las clases se ha reestablecido y la burguesía ha recobrado el control de la situación, está muy equivocado. El CNH es valiosos por lo que es, pero lo es más aun por lo que puede llegar a ser, por ello los marxistas debemos mantener nuestra posición firme en dicho frente el cual se puede trasformar en un poderosos imán que atraiga a una importante capa de trabajadores en cuanto los acontecimientos estallen nuevamente.

En México se ha roto el equilibrio entre las clases, y esa situación persiste hasta el día de hoy. En toda caso lo que tenemos en estos momentos, en comparación a los acontecimientos del 2006, es una relativa calma (si es que este término es aplicable tomando en cuenta la lucha contra la ley del ISSSTE y otras luchas, como las huelgas mineras, la del Colegio de Bachilleres…) en extremo frágil y volátil, que se puede romper de un momento a otro, abriendo nuevos causes al proceso revolucionario por el que atraviesa la lucha de clases.

Insistimos, no existe un camino recto en la revolución, ni tampoco esquemas fijos ni acabados, se trata de un proceso dialéctico que puede arrojar casos como la revolución de febrero de 1917 en Rusia, la cual se extendió tan sólo algunos meses, arrojando como resultado la toma del poder por parte del proletariado en octubre de ese mismo año. Otro caso radicalmente distinto es el de la revolución venezolana la cual, a diferencia de la revolución rusa de 1917, ya se ha prolongado a lo largo de casi diez años.

La revolución venezolana, al igual que otras revoluciones, también ha ido de tiempos de relativa calma a episodios de confrontaciones salvajes entre las clases. En México si bien se escribió en el 2006 el primer y maravilloso capitulo de la revolución, eso no quiere decir que dicho capítulo haya sido el último. Nada más lejano a la realidad, en las condiciones actuales de polarización social y de la lucha de clases, cerrar el proceso de revolución en el que nuestro país se ha sumergido, significando ello el que la burguesía retome el viejo equilibrio entre las clases, requiere una recuperación económica que genere ciertos niveles de bienestar social que haga que las contradicciones se suavicen a tal grado que inhiban los deseos de lucha de la clase trabajadora.

Pero ya hemos revisado mas arriba la problemática de la economía nacional y su lamentable estado y no existe nada, ni la más modesta y pobre esperanza, que nos permita pensar que esto pueda suceder en el corto o mediano plazo. Lo que existe es todo lo contrario, el lamentable estado de la economía nacional no le deja otro camino a la burguesía mas que el de continuar con los ataques, a la vez de profundizarlos. Esta realidad combinada con la creciente tensión social, se traduce en una verdadera bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento. Este fenómeno expresa la naturaleza de nuestra época, tanto en México como en el mundo: vivimos un periodo en el que la burguesía no puede tratar de generar equilibrio económico, sin que ello se traduzca en un mayor desequilibrio político.

Lucha de clases. Ataques y huelgas.

En medio de esa crisis Calderón se ve obligado a luchar por el programa de la burguesía; la lucha en defensa del ISSSTE aún no termina y posee elementos para suponer fuertemente que una nueva oleada de movilizaciones se presentará a principios del 2008, pues para esas fechas la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) tendrá que dictaminar, a partir del visto bueno a miles de amparos que interpusieron trabajadores al servicio del Estado, la constitucionalidad de la nueva ley. El ingrediente explosivo a partir de esta problemática es fuerte, dado que se espera que a pesar de que fueron aceptados miles de amparos, se esté preparando un golpe jurídico contra este movimiento de lucha.

Al respecto es bastante elocuente la siguiente nota publicada por La Jornada el 11 de octubre, la cual dice: La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) preparó un “ardid” para asestar el “primer golpe” al movimiento de resistencia contra la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), porque el mismo día que anunció la suspensión en favor de los trabajadores amparados –que se otorgó “dos meses antes”– fueron resueltas siete sentencias de fondo que sientan tesis de jurisprudencia para “bendecir la nueva ley” en el primer trimestre de 2008, denunciaron abogados de los maestros disidentes y principales quejosos. Sin embargo, la Corte aprovechó el momento del anuncio –el pasado lunes– para “asestar el golpe de siete sentencias de fondo”. En dichos asuntos, radicados en un juzgado de distrito, fueron desestimados 99.9 por ciento de los argumentos presentados contra la ley por los quejosos y, “graciosamente”, el juez sólo concedió la inconstitucionalidad de dos artículos que resultan irrelevantes, agregó.

De hecho, ante estos riesgos, desde el mismo día que la SCJN reconoció a los amparos, el 8 de octubre, ya el magisterio democrático estaba planteando la necesidad de convocar a un nuevo paro nacional para enero próximo. A lo largo del 2007 ya han sido convocados cuatro paros por este sector.

Por otro lado, en lo que a los ataques se refiere, está pendiente la contrarreforma a la LFT. Si bien este es un punto sobre el que la STPS ya planteó recientemente la necesidad de avanzar a este respecto, no se trata de una tarea fácil que pueda lograrse en pocas semanas o meses. Pero como la burguesía no puede esperar hasta que ese ataque se conculque, mientras tanto hay que hacer algo. Bajo esa necesidad Calderón ha delineando, a través de la STPS, una estrategia que le sirva para atacar a los trabajadores por la vía de los hechos en lo que la LFT es modificada. Sobre la neutralización de los sindicatos como herramienta de lucha, un ejemplo es el caso del tradicional Sindicato Minero dirigido por Napoleón Gómez Urrutia, el cual, a pesar de su dirigente, ya durante los primeros cinco años del gobierno de Fox había realizado 184 huelgas y paros. Fox intentó, tras la tragedia de Pasta de Conchos de febrero del 2006 en la que murieron en un accidente laboral más de 60 mineros, de inmovilizar a este sindicato de una manera bastante burda, desconociendo a su dirigente y tratando de encarcelarlo. Sin embargo la osadía de expresidente derivó en el conflicto laboral de mayor envergadura de todo ese sexenio, pues los mineros respondieron con huelgas y paros nacionales del sector.

A la postre Fox y los grupos industriales México y Villacero, principales artífices del ataque lanzado contra el sindicato, salieron con el rabo entre las patas al ser derrotados por los mineros, quienes al final del día lograron imponer sus condiciones.

Los mineros siguen haciendo huelgas, las más recientes en Sonora, Taxco y Zacatecas. Toda ellas estalladas en agosto. Ante ello Calderón y la STPS han variado su estrategia creando y reconociendo cuatro nuevos sindicatos del sector para dividir a los mineros: el Sindicato de la Industria Minero Metalúrgica del Estado de Sonora, el Nacional de Trabajadores de la Exploración, la Explotación y Beneficios de Minas de la República Mexicana, el Único de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos Independientes de Cananea y el Único de Trabajadores Fundidores de Cananea.

No es casual que estos sindicatos, se formen cuando en estos momentos se desarrolla la huelga más salvaje de todo 2007 precisamente en Cananea, mina en la cual los mineros al día de hoy llevan más de 100 días en huelga.

Sin embargo, a pesar de estas tácticas divisionistas, los mineros han dado muestras de sobra de su fuerte unidad y su enorme combatividad, por ello no está nada dicho en torno a la posibilidad de reventar al sindicato minero. Este ataque de Calderón es diferente en forma, pero idéntico en contenido al lanzado por Fox. Ello nos permite pensar que, en todo caso, si Calderón aprieta mas, los mineros se podrían lanzar a una lucha similar a la del 2006 con tal de defender a su sindicato.

Respecto a la cancelación por la vía de los hechos del derecho a huelga, la STPS no ha tenido el descaro de simple y llanamente declararlas inexistentes (ilegales) las huelgas sin que exista la mas mínima razón para ello. Esta táctica y lo burdo que es queda demostrado cuando jueces federales sólo necesitaron un día en el caso de Cananea y Zacatecas, y dos en el de Taxco, para amparar las huelgas y que estas pudieran continuar por encima de la resolución de la STPS. La declaratoria de “inexistente” de estas huelgas mineras y la nueva ofensiva para tratar de a toda costa desarticular a su sindicato, además evidencia que el régimen y la burguesía se sienten seriamente agraviados por los trabajadores mineros a partir de la afrenta del 2006, clamando ahora venganza.

Sobre aniquilación de los derechos laborales, el caso de Mexicana de Aviación es bastante ilustrativo. Ahora la patronal ha salido con el cuento del “conflicto económico”, es decir que dadas las complicaciones financieras de la empresa, estas entra en contradicción con las prestaciones laborales y salariales de los trabajadores y, para genera un equilibrio que le permita al patrón mantener vivo el negocio, los primeros tiene que ceder en sus derechos.

Mexicana de Aviación interpuso una demanda de esta naturaleza contra el sindicato de sobrecargos (ASSA) y el 7 de agosto pasado, el mismo día en que fueron declaradas “inexistentes” las huelgas mineras, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) falla a favor de la empresa, significando esto una reducción de los ingresos de estos trabajadores en un 35%, el incremento de la jornada de trabajo a 10 horas y la eliminación de bastantes prestaciones. Todo ello para que la empresa pueda ahorrar 30 millones de dólares anuales.

Sien embargo, a pesar de los dirigentes de ASSA, los trabajadores respondieron luchando, logrando primero una determinación del Tribunal Colegiado en Materia Laboral en la que se declara invalido el dictamen de la JFCA y además obligando a la empresa a recobrar todos los ingresos no cubiertos por la esta desde que el laudo de la JFCA entró en funciones, el 29 de agosto. Mexicana de Aviación se niega a aceptar el fallo del Tribunal y los trabajadores deciden emplazar a huelga para diciembre. Ante ello Mexicana retrocede el 12 de noviembre y termina por aceptar las condiciones de los trabajadores, además de pagarle de manera retroactiva al 29 de agosto todo lo que le dejó de retribuir a los trabajadores durante todo ese tiempo.

A pesar de los reveses sufridos en esta táctica de Calderón y la STPS, lo importante a destacar es la manera en que pretende el régimen impulsar su política laboral en lo que dispone de una herramienta mas eficaz, que sólo se la podría dar una ataque profundo sobre la LFT, cuestión para la cual ya están velando armas.

Un gran problema que tiene de frente la burguesía es el de que no puede dosificar los ataques, las presiones son tantas y concentradas que se ve obligada a actuar prácticamente al mismo tiempo en diferentes frentes. El último día de diciembre tiene que definir el nuevo aumento para los salarios mínimos para enseguida, en enero, pretender echar a andar el Gasolinazo. Por esas mismas fechas la SCJN tiene que tomar una determinación sobre la nueva Ley del ISSSTE; además en ese periodo arrancan la mayor parte de las negociaciones salariales y contractuales de una parte bastante significativa de los sindicatos, etcétera.

Otro problema para Calderón es que ante todo ello, no tiene precisamente frente a sí un movimiento obrero postrado, a pesar de los charros del Congreso del Trabajo (CT) y la CTM, e incluso de dirigentes del sindicalismo independiente tan conservadores como Hernández Juárez de los telefonistas, Agustín Rodríguez del Stunam, el IMSS… O como los de ASSA y ASSPA, los sindicatos nacionales de sobrecargos y pilotos aéreos respectivamente, los cuales aceptaron un convenio con Aeromexico de aumentos salarial de cero por ciento, en el primer caso, y de incremento salarial automático sólo en base a la inflación durante 2007, 2008 y 2009. Con esta última medida la empresa podrá ahorrar a costilla de los trabajadores 33 millones de dólares anuales.

Los reveses sufridos en el caso de la legalidad de las huelgas mineras y en el del “conflicto económico” de Mexicana de Aviación, le presentan a Calderón como ineludible, si es que quiere avanzar en las urgentes necesidades de la burguesía en el terreno laboral, el ataque a la LFT. Sin embargo, sobre un posible éxito al respecto, es necesario mirar la clase de movimiento obrero que hereda el presidente espurio.

En este caso nos referimos al movimiento huelguístico el cual, desde el gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988) a la fecha, incluido los primeros meses del gobierno de Calderón, ha desarrollado, según datos oficiales, 14 mil 137 huelgas. Ello significa que en México, durante todos esos años, ¡¡¡han estallado 1.5 huelgas en promedio cada día!!! Eso por encima de cualquier charro sindical o dirigente conservador. Tan sólo la dosis aplicada contra Fox a lo largo de su gobierno por parte del movimiento obrero, se ubica en 3 mil 292 huelgas.

En México han estallado 1,5 huelgas cada día en promedio, esa cantidad resulta espeluznante para la burguesía a la cual le urge que se tenga un mayor control del que ya se tiene sobre este derecho resguardado aun en la LFT. Sin embargo, mirando mas detenidamente el movimiento huelguístico, las cifras expuestas son aun parciales porque, de entrada no toman en cuenta los paros laborales que durante todos esos años los trabajadores al servicio del Estado han desarrollado y para los cuales está suprimido el derecho a huelga como se establece en el apartado “B” de la LFT (por ejemplo el paro que hicieron en el 2000 cuando Zedillo les pretendió arrebatar el bono sexenal, acto en el cual fueron prácticamente paralizadas las actividades del gobierno federal durante tres días, ni tampoco son contabilizados, en el caso de una experiencia mas reciente, los paros de trabajadores de la administración pública que se han volcado contra la nueva Ley del ISSSTE, ni los repetidos paros, algunos de ellos muy prolongados como fue el caso de Oaxaca en 2006, del magisterio democrático, etcétera) ni tampoco son contabilizadas las huelgas que son declaradas “inexistentes”. Ello quiere decir que el movimiento huelguístico en realidad ha sido superior al que reportan las cifras oficiales.

Insistimos, todo ello a pesar de los charros sindicales e importantes líderes sindicales de movimiento independiente que son tan conservadores como los primeros. Y hacemos énfasis en este factor, porque este fenómeno ratifica una par de conclusiones en las que los marxistas hemos insistido no por terquedad, sino porque la realidad no da la razón y sobre las cuales se basan parte de nuestras perspectivas y táctica hacia el movimiento obrero: primero, la tesis de que los trabajadores usarán una y otra vez sus organizaciones tradicionales para luchar, en este caso los sindicatos. Y segundo, que los dirigentes conservadores no pueden ser un freno indefinido para el movimiento, que los trabajadores terminan por luchar obligados a estos a ponerse al frente o de plano haciéndolos a un lado.

La dialéctica del movimiento obrero es más profunda y está por encima del maniqueísmo, los buenos y los malos, que basados en esa concepción y en un profundo empirismo, las sectas siempre y sin excepción sacan tres conclusiones. Una, todo dirigente por ser tal va a traicionarlos; dos, por consecuencia, los trabajadores están condenados a la inmovilidad en sus organizaciones, tres, por ello, tienen que romper con su sindicato o partido.

Precisamente este tipo de conclusiones son las que aíslan a las sectas del movimiento. Durante años las sectas se pasaron gritando bien alto y fuerte a las cuatro vientos, ¡PRD burgués... PRD burgués...! Sin embargo, cuando los acontecimientos pasaron el año pasado por ese partido, a través del cual las masas obreras y campesinas se expresaron por millones durante 2006, ¡oh sorpresa! las sectas que quedaron mas solas que nuca y sin la mas mínima posibilidad de influir sobre el movimiento.

La tendencia ascendente del movimiento se ha logrado a pesar de esa capa de dirigentes conservadores, sin embargo estos siguen siendo una factor de peso que no han permitido que le movimiento vaya aun más lejos. Esta clase de dirigentes no sólo existe entre los sindicatos del CT y la CTM, sino también en el sindicalismo independiente, por ejemplo algunos integrantes del comité colegiado de la UNT como Hernández Juárez del sindicato telefonistas y Agustín Rodríguez del Stunam.

Una clara muestra del papel de freno que aun juegan estos dirigentes son las convocatorias a los diferentes paros nacionales que se han llamado a lo largo del 2007, a los cuales se ha sumando la UNT para después, con cualquier excusa, desentenderse de dichas convocatorias y en el mejor de los casos llamar a la “falta colectiva”, haciendo que la participación de esta central obrera se difumine y no tenga ningún peso en el desarrollo de esas jornadas de lucha.

Pero esa clase de dirigentes no puede estar frenando al movimiento indefinidamente, en sindicatos como el Stunam, del IMSS, de los telefonistas, electricistas, etcétera, ya existen expresiones de descontento las cuales se intensificarán conforme Calderón plantee más ataques. Ante esta perspectiva, y si los dirigentes mantienen una actitud titubeante, se presentan importantes ingredientes para que en el próximo periodo se engendre y desarrolle una enorme indisciplina sindical que termine por traducirse en una renovada lucha por el rescate y la democratización de los sindicatos, la cual tendrá como blanco no sólo a los charros de la CTM y el CT, sino además a aquellos dirigentes que en el seno del sindicalismo independiente se presenten como un obstáculo para una genuina defensa de los derechos de la clase trabajadora.

El Charrismo sindical.

Durante décadas el Congreso del Trabajo (CT) y la CTM fueron uno de los principales pilares del régimen y de estabilidad para la burguesía. Durante muchos años los charros sindicales le aseguraron plazas llenas a los diferentes presidentes de la república cada 1º de mayo, en el que con sendas pancartas se decía “Gracias señor presidente”. Eran años en los que el presidente en turno, tomado del brazo de Fidel Velázquez, encabezaba la marcha obrera del día del trabajo y en los que ambas centrales garantizaban millones de votos en cada elección para el viejo partido de la burguesía en el poder.

El peso y la importancia de la CTM y el CT como herramienta de control y de estabilidad social era tanto, que el régimen y la burguesía le pagaban este favor a los charros asegurándoles decenas de diputaciones y senadurías, además de presidencias municipales e incluso gubernaturas.

De sus enormes vínculos con el régimen y su papel en la sociedad, en buena medida derivó el poder que concentraron durante años esta clase de dirigentes, los cuales lograron prácticamente el monopolio sindical durante décadas. Pero no solamente de sus relaciones con el régimen brotó el poderío de los charros, también vino del hecho de que este fenómeno sindical, el charrismo, va a contar de su lado durante bastante tiempo, de las ventajas de prologando boom económico mundial de la segunda posguerra, el cual empujó a la economía mexicana hacia delante y la salpicó, logrando esta otorgar importantes concesiones a los trabajadores. Particularmente sobre la base de esas concesiones, los charros erigieron su imperio y su control sobre el movimiento obrero trasformándose en un importante aliado del régimen.

Sin embargo dicho boom se esfumó a mediados de los años 70, la economía es sumergida en una crisis cada vez mas severa, y gradualmente, pero de forma constante, se empieza a desvanecer la fuente de la que brotaba el poder de los charros al entrar en un largo periodo en el que el único camino de la burguesía era, y lo sigue siendo, el de arrebatarle a los trabajadores todo lo que más puedan de lo que estos últimos habían ganado en el pasado, traduciéndose esto en una situación de crisis sin remedio alguno para el charrismo sindical.

Abierto este nuevo periodo, el charrismo sindical dejó de ser poco a poco el de las plazas llenas y desfiles multitudinarios para darle las gracias al señor presidente. También, poco a poco, la CTM y el CT dejaron de ser una maquinaria de votos masivos y seguros para el PRI, el primer gran ejemplo de este último fenómeno va a ser el fraude electoral de 1988 contra Cárdenas y que llevó a Salinas a la presidencia.

En los últimos años el charrismo sindical, además de padecer los efectos del movimiento sindicalista independiente de los años 70, producto de su crisis la cual de forma inevitable también ha impactado seriamente al PRI, ha sufrido varias escisiones: en 1998 nace la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) a partir de una ruptura con el sindicalismo oficial por parte de sindicatos importantes como el de los telefonistas, tranviarios, IMSS, sobrecargos, pilotos, etcétera. Además también se han dado otro tipo de rupturas sin que ello implique abandonar las filas del sindicalismo oficial, pero que han profundizado la crisis del charrismo. Nos referimos al caso de la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos (FEDESSP) la cual recibe registro oficial en junio del 2005. La FEDESSP, liderada Elba Esther Gordillo, es producto de una escisión de la FSTSE de Joel Ayala. La crisis del charrismo sindical tiene efectos sobre el PRI y las de este partido sobre el propio charrismo. Dicha escisión en buena medida fue producto de las pugnas internas por el poder dentro del PRI. Si bien, como explicamos más arriba, esta ruptura no significó un desprendimiento de entre las filas del sindicalismo oficial, sí se tradujo en una mayor crisis interna y en un mayor erosionamiento del charrismo sindical.

Pero la crisis del charrismo y la búsqueda de salidas para mantenerse vigentes, ha arrojado otra clase de fenómenos que bajo otras condiciones resultarían impensables. Nos referimos al caso de las elecciones del 2006 en las cuales, con una enorme presión desde abajo y el agua llegándoles al cuello, las dirigencias de las longevamente priístas CROM y CROC, se vieron obligadas a llamar públicamente a votar a sus agremiados en favor de AMLO.

Ese llamado de la CROC y la CROM tiene que ser bien aquilatado, pues es un hecho que está lejos de ser secundario. Lo destacado aquí no es que esas centrales obreras hayan llamado a votar por AMLO, sino las razones que los obligaron a hacerlo. No hay que olvidar que ese llamado se hace al mismo tiempo que los mineros están dando una feroz lucha en la defensa de su sindicato, tras la intervención sobre el mismo por parte de la STPS y Fox, hecho que recibió el consentimiento de Víctor Flores, dirigente del CT. Ante este aval los croquistas y cromistas reaccionaron contra dicho dirigente y pasaron a integrar junto con la UNT y otros sindicatos independientes, el movimiento en defensa de la autonomía sindical.

Para este grupo de charros, la intervención de Fox sobre el sindicato minero y el apoyo recibido por la dirección del CT, representó un banderazo de salida para iniciar una política de férreos ataques a los sindicatos la cual, de no ser detenida, a la postre incluso podría tener repercusiones sobre sus propias centrales obreras y los sindicatos que aun dominan, poniendo en riesgos estos pocos cotos de poder que les quedan.

El charrismo sindical está en franco retroceso, no sólo porque ya no pueden ofrecer reformas que le den cierta legitimidad; no sólo por le descontento obrero, sino también porque la bancarrota del capitalismo los está estrangulando por medio del cierre de empresas y también a través de la precarización del trabajo. Cada fábrica cerrada implica necesariamente menos agremiados, menos cuotas… Un ejemplo claro que habla de ello es el sindicato nacional de la industria textil, el cual en los últimos seis años ha visto reducir su número de agremiados de manera significativa a consecuencia de que durante todo ese tiempo fue cerrada el 50% del total de la industria nacional en ese ramo. Por su parte la precarización masiva del empleo se ha traducido en millones de trabajadores a los que se les niega el derecho de la sindicalización. Este tipo de razones hace que muchos especialistas tengan fuertes dudas sobre el número de agremiados que el CT dice tener, que es de 11 millones de trabajadores. El Centro de Investigaciones Laborales y Asesoría Sindical, señala que en el mejor de los casos el CT representa a unos 5 millones de trabajadores, de acuerdo a un estudio de esta institución del 2003.

Ante el retroceso del charrismo sindical, los dirigentes de la CROC y la CROM concluyeron que la política de Fox de intervenir en los sindicatos, además no hay que olvidar que el sindicato minero pertenece al CT, les resultaba de muy peligroso.

Además, en la búsqueda de una alternativa sindical mucho más sólida para la burguesía, los empresarios norteños impulsaron y conformaron en 2006, con el apoyo de Fox, una nueva central obrera, la Alianza Sindical Mexicana, de filiación socialcristiana y teniendo en Carlos Abascal su principal mentor. Dicha central, integrada por sindicatos blancos, representa el modelo ideal de sindicatos para la derecha pianista: monásticos y aun más subordinados a los patrones que incluso los propios charros. La Alianza Sindical Mexicana presumen tener un millón 260 mil trabajadores, cifra ratificada por la STPS, pero los especialistas destacan que ese número apenas rebasa a los 200 mil.

Pero otra razón de mucho fondo que empujó a esos dirigentes a llamar a votar por AMLO es su enorme desprestigio entre los trabajadores a consecuencia de años de ataques permitidos por estos. Entonces, a sus ojos, como una medida desesperada para tratar de recuperar algo de autoridad entre los trabajadores, lo mejor era presentarse en las elecciones como opositor a aquellos que desde el gobierno, el PRI y el PAN, se encargaron de lanzar toda clase de ataques contra la clase trabajadora.

Resulta importante destacar este proceder de esas dos tradicionales centrales sindicales oficialistas, no por la forma en que actuaron sus dirigentes en la coyuntura de las campañas electorales del 2006, sino por los motivos de fondo que los orillaron a actuar de esa manera. Motivos que tienen que ver en mucho con las importantes tensiones y descontento que se viven entre los trabajadores agremiados a esas centrales. Y este detalle es de vital importancia para el movimiento obrero en su conjunto, porque el caso de la CROC y la CROM son un ejemplo de los que está sucediendo desde abajo en la mayor parte del sindicalismo charro.

Este descontento ya salió a la superficie en el caso de la CROM y la CROC por medio del llamado al voto para el PRD, pero mañana se expresará de otra manera con abiertas luchas por la democracia sindical. Y este es un mérito que hay que reconocerle a la burguesía, la cual, con su política, no les está dejando otro camino a los trabajadores mas que el de lanzarse a la lucha por el rescate de sus sindicatos. Los ejemplos de la CROM y la CROC son un anuncio de lo que le espera a la CTM y el CT. La política de la burguesía, dada la forma en que están reaccionado los trabajadores, se está trasformado en la tumba para la sepultura de aquellos que durante décadas fueron sus principales y fieles aliados en contra del movimiento obrero: los charros sindicales.

Un síntoma que ilustra nítidamente la decadencia del charrismo sindical y su cada vez mas escaso papel en relación al régimen, son los festejos oficiales del 1º de mayo: en tiempos de Salinas desaparecieron las pancartas de “gracias señor presidente” y éste ya no pudo desfilar al frente de la marcha obrera tomado del brazo de los principales dirigentes charros. Salinas se tuvo que consolar con mirar desde el balcón presidencial el desfile del 1 de mayo, para después ya no poder dar la cara incluso de esa manera y tener que refugiarse en algún lugar cerrado o auditorio para ahí, con los dirigentes charros y un par de miles de trabajadores desarrollar el festejo oficial del Día del Trabajo. A pesar de este método, Salinas no logró esquivar los reclamos de los trabajadores asistentes.

Zedillo heredó esta forma de ceremonia obteniendo los mismos reclamos que Salinas, optando a la postre por una ceremonia aun más reducida en número de trabajares, sin embargo no fue suficiente para esquivar los reclamos. Este formato de festejo oficial es retomado por Fox, pero ante las adversidades éste opta mejor por otro en el que, refugiado en Los Pinos, sólo se reuniría con los puros dirigentes charros. Así es como llega la historia de los festejos oficiales del 1º de mayo a Calderón, el cual, para no tomarse ninguna clase de riesgo por pequeño que sea, antes del 1º de mayo del 2007, mejor decide suspender en definitivo el desarrollo de la ceremonia oficial del Día del Trabajo.

Este último detalle, por singular que parezca para la historia del sindicalismo oficial, ya habla por sí mismo del serio deterioro en que se encuentra el charrismo sindical y de la enorme debilidad de Calderón como presidente.

Algunos dirán, bien, efectivamente, esa es la situación del añejo sindicalismo oficial, pero, añadirán, los charros aun están ahí, vivitos y coleando. Efectivamente, a pesar de su deterioro, los charros aun están ahí, pero si siguen vivitos y coleando eso se explica particularmente porque los dirigentes del sindicalismo independiente lo han permitido, estos últimos jamás han hecho llamados serios, ni han lanzado una campañas de fondo para animar a los trabajadores bajo el control del CT y la CTM para decidirse a lanzarse de una vez por todas contra los charros sindicales y eliminarlos como obstáculo del movimiento obrero. Por el contrario, los dirigentes en general del movimiento obrero independiente han optado, por la vía de los hechos, por una política de sana y respetable distancia respecto al charrismo sindical. Sin embargo con el auxilio o sin él, de parte de los dirigentes independientes, los trabajadores bajo el dominio de los charros terminarán solucionando este problema, porque la burguesía les está cerrando toda alternativa y no les dejarán otro remedio.

De hecho, por poner un ejemplo, en el fondo detrás de la lucha del magisterio democrático contra la ley del ISSSTE lo que se está incubando además, es una seria y fuerte lucha contra Elba Esther Gordillo, similar a la que se dio en su momento contra el antiguo charro Jonguitud Barrios, en los años 80, y que arrojó como uno de sus resultados el nacimiento de la CNTE.

EL PRD y la polarización social.

No hay duda de que el PRD vivió en el 2006 el acontecimiento más dramático de su historia, como nunca las masas se volcaron hacia este partido para empelarlo como vehículo de lucha y para tratar de transformar su realidad. La magnitud de la participación de las masas tomó por sorpresa a todos los dirigentes de ese partido, quienes se vieron desbordados en ese sentido y tuvieron que maniobrar como nunca para impedir que el movimiento se les saliera de las manos.

2006 ha marcado un antes y un después en la historia de la lucha de clases en México pero también para el PRD, traduciéndose todo ello en mayores y mas visibles disputas entre las principales fuerzas que integran este partido. La historia de la lucha de clases nos demuestra que incluso entre los dirigentes reformistas existen diferencias aunque no sean de fondo, y que éstas bajo determinadas condiciones resaltan y adquieren un contenido que expresan las tensiones que existen en la sociedad.

En tiempos de paz social esta clase de dirigentes, a pesar de sus diferencias, suelen poder llegar a acuerdos que les permitan cohabitar sin muchas divergencias de por medio. Pero cuando las cosas cambian y la polarización social se agudiza, los dirigentes más conservadores, los reformistas de derecha, se aferran más firmemente a sus ideas y, por otro lado, aquellos que tiene un poco más de vínculos con los trabajadores y los pobres, presionados por estos últimos, se ven obligados a lanzar algunas iniciativas que les hace difícil seguir cohabitando con la misma tranquilidad que lo venían haciendo en el pasado.

Un fenómeno similar es el que ha venido experimentando el PRD desde hace algún tiempo, principalmente a partir de la lucha contra el desafuero de AMLO, el cual se catapultó en la lucha contra el fraude electoral. Este proceso de diferenciación al interior del PRD se ha expresado principalmente entre el ala mas reaccionaria de este partido, Nueva Izquierda (NI) dirigida por Jesús Ortega, la cual ahora se ha disfrazado bajo el nombre de Izquierda Democrática, y las expresiones que se aglutinan y orbitan en torno a AMLO.

Aunque como reformistas ambas alas poseen coincidencias, la diferencia más relevante deriva de los añejos intentos de NI por transformar al PRD en una “oposición de terciopelo”, factor que hoy en día resulta tremendamente contradictorio con las expectativas de las masas, las cuales han experimentado un importante salto de consciencia a raíz de los más recientes acontecimientos de la lucha de clases.

NI parte de la idea de que un buen trato con el régimen, cohabitar con éste y ser una “izquierda moderna” como ellos le llaman, puede permitir algunos acuerdos que posibiliten beneficios para los pobres. De esta idea brota su obstinación en tratar de reconocer a toda costa al gobierno de Calderón surgido del fraude electoral. En otras palabras, pretenden que el PRD sea una oposición a la altura de las expectativas de la burguesía y no de los trabajadores y campesinos. En esa medida el único camino posible para ellos es los acuerdos, las elecciones, un cretinismo parlamentario en extremo exacerbado; pero nada, absolutamente nada que tenga que ver con la movilización y la protesta callejera. Estos últimos métodos les son repelentes como la lepra.

Por su parte el obradorismo al interior del PRD, reconoce el papel que se puede jugar a través de las cámaras legislativas, pero también reconoce a la movilización como método de lucha, aunque definiendo límites muy claros y precisos para la misma. A este respecto los discursos de AMLO son bastante evidentes pues en ellos sistemáticamente insiste en que lo que su movimiento busca es una “revolución de la consciencias” y que todo cambio se tendrá que lograr por medio de un a “revolución pacífica”. Incluso descarta el cambio de régimen por otro medio que no sea el de las elecciones, este planteamiento quedó mas que de manifiesto en un discurso en la reciente gira de AMLO en septiembre en el Estado de Puebla, en el cual enfatiza que su movimiento ha escogido la vía de las elecciones para transformar el país: “Nunca vamos a llevar a la gente a la confrontación y a la violencia”.

Los obradoristas dentro del PRD, y AMLO en particular, saben que no pueden reconocer al gobierno de Calderón y se aferran con todo para impedir que haya una postura oficial contraria a la suya a este respecto por parte del PRD. Ellos son conscientes de que las masas odian a Calderón y que su reconocimiento por el PRD sería una locura, pues tendría un costo muy alto para este partido perdiendo terreno en la influencia que tiene sobre las capas oprimidas, debilitándose con ello, o esfumándose, sus expectativas electorales. Lo que verdaderamente persigue AMLO y el resto de dirigentes del PRD que lo apoyan es mantener un movimiento vivo, basándose en mucho en la Convención Nacional Democrática que les permita llegar en condiciones favorables a las elecciones intermedias del 2009 y la las presidenciales del 2012. Realmente a esto se refiere AMLO cuando insiste en que su movimiento ha optado por las elecciones para transformar el país, implicando ello una contradicción con su postura de no reconocer a Calderón, pues si se acepta como única vía a las elecciones, al mismo tiempo se está aceptando que Calderón termine su mandato y cobrar las cuentas pendientes hasta la elecciones del 2012, renunciando definitivamente al derrocamiento del usurpador.

Así pues, la política de “oposición de terciopelo” NI y el reconocimiento de esta corriente hacia Calderón, política que NI pretende que sea aceptada oficialmente por el PRD, representa un peligro y obstáculo para la táctica de AMLO y los dirigentes que se le han sumado.

Pero también para los objetivos de NI, la táctica de AMLO resulta perniciosa. NI quiere un PRD amable, “realista”, que pueda cohabitar mejor con el régimen. Un PRD moderno, como ellos le llaman. Y para cohabitar mejor con el régimen, se tiene que empezar por reconocerlo. Sin embargo esta intención entra en contradicción con AMLO, pero en particular con el importante sector de las masas que lo siguen. Y realmente esto último representa la preocupación de más fondo de NI. Esta derecha reformista sabe que la proximidad de AMLO con las masas puede hacer que este último, viéndose presionados desde abajo, impulse iniciativas que se podrían traducir en un fuerte choque entre el PRD-CND y el régimen.

Si bien AMLO ha insistido reiteradamente en la idea de la revolución pacifica y de la conciencia, ya en un par de ocasiones, la primera tras la aprobación de la nueva Ley del ISSSTE y la segunda tras el Gasolinazo, se ha visto obligado a declarar públicamente que si se intenta privatizar a PEMEX, para evitarlo de ser necesario paralizaría al país. Estos zigzagueos de AMLO ilustran la forma en que se expresa la contradicción entre su política y lo que las masas esperan de él.

AMLO, a diferencia de la mayor parte de los dirigentes del PRD, mantiene un constante roce y contacto con las masas. Desde que arrancó lo que él llama “Gobierno Legítimo”, todas las semanas desarrolla giras en diferentes estados del país, logrando cada día concentraciones de 2, 3, 4, 5 mil o mas personas. Además las reuniones de la CND siguen siendo masivas. La numerosa asistencia a los actos de AMLO a pesar de que ya han pasado bastantes meses desde las elecciones y desde la lucha contra el fraude electoral, refleja la existencia de un buen estado de ánimo de las masas para luchar. Pero esos ánimos, debido a los ataques, se pueden incrementar derivando en mayores presiones para AMLO y el PRD, empujando a estos a ir mas lejos de los que se proponen. La historia de la lucha de clases de todo el mundo esta llena de está clase de ejemplos. La derecha del PRD representada por NI sabe de este peligro y luchan con todo para evitar que esto pueda suceder.

Las diferencias entre estas dos alas del PRD se expresaron intensamente en el pasado Congreso Nacional de este partido, en agosto pasado, en el cual se estableció una lucha abierta entre esas dos fuerzas tratando de empujar en direcciones opuestas cada una. El debate se centró en dos aspectos principalmente: uno, el reconocimiento o no de Calderón y, dos, los mecanismos del proceso de elección de la nueva dirección nacional del PRD en marzo del 2008.

Los esfuerzos del obradorismo se centraron en no permitir ninguna maniobra del tipo que sea de parte de NI, que diera como resultado el que congreso reconociera a Calderón. Durante los cuatro días que duró el congreso, ese punto fue el de mayor jaloneo entre ambas corrientes, la presión fue tanta para NI que renunció a cualquier fórmula que se tradujera en un abierto reconocimiento de Calderón, pero no renunciaron a una un fórmula velada pues el domingo 19, último día del congreso, ya que parecía que todo estaba resuelto, de última hora NI promueve un resolutivo que es aprobado por el pleno dado que la mayoría de delegados pertenecían a esa corriente, en el que por la vía de los hechos se reconoce a Calderón sin la necesidad de decirlo: de cara al debate respecto a la postura de la fracción parlamentaria del PRD sobre la realización de los informes presidenciales, NI en su resolutivo plantea rechazar la realización del informe presidencial y se pronuncia por impulsar una reforma para sustituirlo “por un debate parlamentario y republicano entre poderes sobre el estado de la nación, en el marco de un nuevo régimen político”. En otros términos, bajo esta fórmula rebuscada, NI maniobró para, al ser votado a favor, por la vía de los hechos y a través de esta trampa el congreso del PRD terminará por reconocer a Calderón.

La maniobra de NI se trasformó en un escándalo, viéndose obligados los seguidores de AMLO a abandonar el congreso para trasladarse al Hemiciclo A Juárez y desarrollar un acto de protesta. No es la primera vez que saltan a la luz pública las disputas internas del PRD, de hecho no han sido pocas. Bajo otras condiciones, la disputa en el pasado congreso no sería otra cosa mas que una nueva anécdota similar a otras que ya ha habido antes. Sin embargo a diferencia del pasado, en el cual las dispuestas fundamentalmente fueron resultado de la pelea por los cargos, en este caso no es exactamente lo mismo. Por supuesto que no son pocos los que ante esta nueva divergencia, se han aglutinado en torno a una u otra ala en función de quién le proporciona más garantías en la carrera de los cargos, pero ese no es el contenido fundamental de la misma. Esta pelea al interior del PRD también está expresando el nuevo periodo al que entró la lucha de clases en México, haciendo que el empuje y las aspiraciones de las masas se esté expresando por medio de la vida interna de este partido en el cual un sector, el encabezado por AMLO, está tratando de impedir que la derecha del PRD imponga su política de coexistencia pacífica con el régimen.

Un indicio que demuestra la manera en que la lucha de clases ha penetrado al PRD es el acuerdo del congreso, el cual NI tuvo que aceptar a regañadientes, para que este partido se definiera como socialista.

Por su parte NI pretende cerrarle el paso a sus adversarios para que no tome el control del partido, por ello impulsó en el pasado congreso, logrando su aprobación, un acuerdo para que sólo puedan participar en las votaciones internas de marzo próximo por la nueva dirección, los afiliados al PRD, evitando con ello que los millones de seguidores de AMLO y que no están afiliados participen en dicho proceso.

NI tiene la mayor parte del aparato de partido bajo su control, pero su influencia sobre las masas es significativamente menor a la de AMLO, quien tiene a Alejandro Encinas como candidato para dirigir al PRD.

Ante esa restricción electoral, el control del aparato de NI pone aparentemente a esta corriente en una posición ventajosa para manipular las elecciones y la participación en las mismas. Ante este peligro Izquierda Unida (IU) nombre que han adoptado los grupos que apoyan la candidatura de Encinas, deberá tomar medidas excepcionales si es que no quiere ser asfixiada por las maniobras de NI. Encinas deberá llamar y lanzar una campaña de afiliación masiva entre los seguidores de AMLO, tendrá que desarrollar una campaña que la distinga mas nítidamente de NI y asumir posturas más firmes ante la problemática de los trabajadores y los ataques de Calderón. De lo contrario, una actitud tibia de IU le facilitará el trabajo a NI para que esta termine imponiendo en las lecciones internas su peso en el aparato, sobre la influencia de masas de AMLO.

Producto de la contradicción que derivó en la grieta que se abrió entre NI y los obradoristas duramente el pasado congreso del PRD, las pugnas entre ambas tendencias no sólo se mantienen, sino que además se han profundizado. La mas sonada de ellas es la que se ha establecido entre la diputada perredista Ruth Zavaleta, en estos momentos al frente de la presidencia de la cámara de diputados, y el vocero del PRD, Fernández Noroña. La primera haciendo declaraciones reiteradas reconociendo a Calderón y el segundo lanzando repetidos ataques contra Zavaleta por esa postura.

También, otro episodio de estas confrontaciones fue la toma que hicieron en octubre pasado diputados del PRD de la tribuna de la Asamblea Legislativa del DF, para denunciar la alianza del coordinador de la bancada de ese partido con el PAN, Víctor Higo Círigo. La actitud de Zavaleta y la Círigo, ambos dirigentes destacados de NI, deja en claro que esta corriente en los hechos ya ha reconocido a Calderón.

Incluso, a la confrontación le ha tenido que entrar directamente AMLO quien, tras la aprobación del Gasolinazo en septiembre, declaró públicamente que a los diputados perredistas les “faltaron pantalones” para impedir que dicha contrarreforma fuera aprobada, provocando una reacción histérica de los principales parlamentarios de NI.

Ante la fuerte asimetría respecto al respaldo de masas entre NI y IU, la segunda mas favorecida que la primera, ha salido al quite Alfonso Ramírez Cuellar, dirigente histórico del Barzón y exdiputado perredista, quien, con apoyo del Senador Pablo Gómez y el jefe de la bancada del PRD en la Cámara de Diputados, Javier González Garza, se ha destapado como candidato a dirigir este partido con toda la intención de dividir el voto, buscando arrebatarle algunos puntos a Encinas para favorecer a Jesús Ortega, candidato de NI.

Ese mismo papel jugará el Senador Ricardo Monreal quien, desesperado por posicionarse en el PRD pues a pesar de que fue revocada su sanción de suspensión de derechos por apoyar en Zacatecas a candidatos adversarios a su partido, está en una situación de debilidad en su estado natal ante Amalia García, también se ha postulado para dirigir a ese partido. Lo mismo se aplica para Camilo Valenzuela quien se postuló a pesar de que un sector importante de su corriente, REDIR, opinaba que se tenía que apoyar a Encinas. El resultado de la decisión de Valenzuela ha sido la fragmentación de REDIR.

En todo caso, si existiera una actitud honesta de estos candidatos, su postura tendría que ser la de un frente único contra la derecha del PRD. Sin embargo, como dice la Santa Biblia, por sus frutos los conoceréis. En esta clase de cosas las buenas intenciones, si es que existen, están de más, lo que importa es aquello que ayude al movimiento a avanzar. Dada las condiciones actuales, una tarea inmediata en el PRD es cerrarle el paso a la derecha.

El asunto a destacar es que estos elementos nos permiten pensar que los acontecimientos de la lucha de clases han provocado que estamos frente al inicio de un proceso de una diferenciación más clara entre derecha e izquierda al interior del PRD, el cual se intensificará en cuanto la polarización social haga sentir de manera mas abrupta su peso sobre este partido, expresándose ello incluso en la conformación de corrientes centristas.

Aunque se trata de su etapa inicial, en el PRD se ha abierto una crisis de diferenciación entre izquierda y derecha la cual le creará un ambiente de mejores posibilidades a los marxistas que nos orientamos hacia la base de ese partido.

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