Con influenza y sin influenza: no pueden, no podrán

Escrito por: 

Guillermo Nelson y Gregorio Casas

Brotes de epidemia

El jueves a las 11 de la noche el gobierno de Calderón sorprendió a los trabajadores con que estábamos presenciando un brote epidemiológico de influenza, por lo cual, al día siguiente (viernes) quedarían suspendidas las clases en las escuelas públicas y privadas del Distrito Federal y la zona metropolitana, así como los actos públicos promovidos por los gobiernos locales y federales; después de este anuncio, ha habido en estos días una campaña permanente en radio, televisión y en la calle acerca de una serie de medidas preventivas con respecto a este brote.

El catarro, es ocasionado por un virus (específicamente, un adenovirus), este virus, hasta donde conocemos, consta de tres cepas nombradas A, B y C, de las cuales, la primera es la más agresiva al organismo humano. Al parecer, el virus del cual nos estamos cuidando en esta ocasión es distinto a estas variedades ya muy conocidas de influenza.

En efecto, sí existe una epidemia, los marxistas jamás lo hemos negado, lo que nosotros no aceptamos es la manera oportunista en que el gobierno de Calderón ha usado esta desgracia para organizar una campaña de histeria e intentar organizarla como una cortina de humo para ahogar el movimiento de masas. En estos días está a punto de quebrar Chrysler y están usando esta desgracia para ocultar la bancarrota de la burguesía, eso sí, lo que debemos de denunciar es que la existencia de esta epidemia es culpa del gobierno de Calderón que jamás fue capaz de derrotarla a pesar de que ellos tenían indicio de esta enfermedad, prefirieron mantener latente el peligro de ésta, hasta que se les salió de las manos para después organizar una campaña histérica en los medios de comunicación oficiales e intentar ahogar el llamado a un Primero de Mayo revolucionario. Esto jamás lo lograron y jamás lo lograrán; las masas aprenden de su experiencia e igualmente saldrán a la lucha a pesar de esta campaña.

Lo que hace y no hace el gobierno de FeCal

Conociendo la forma en cómo comunican las noticias estas simpáticas personalidades, por ejemplo, cuando nos dicen que la crisis económica más grande de la historia, comparable sólo con la Gran Depresión de los treintas es sólo una gripe en México o como cuando dicen que la selección de futbol actual es la más grandiosa de toda la historia, la abrupta forma en la que irrumpió el secretario de Salud hizo sospechar a más de uno las verdaderas intenciones que hay detrás de esta campaña.

Hace pocos meses hubo una campaña de vacunación de influenza bastante fuerte en el Distrito Federal y la zona metropolitana, lo cual es señal de que había ya indicios de la gestación de esta enfermedad. Algunos meses después corroboramos una vez más la debilidad e ineficacia del gobierno espurio, quien fue incapaz de controlar una epidemia que ya se veía venir y para la cual, ya hay la tecnología suficiente para producir masivamente una vacuna, salvo el pequeño detalle, que cuando hablamos de producción hablamos de mercancías y cuando hablamos de mercancías hablamos de la lucha de quienes las producen y quienes lucran con ellas. Éstos últimos no ven la necesidad de erradicar una enfermedad que difícilmente puede amenazar seriamente su existencia.

No obstante, para un gobierno débil e ilegítimo, el más mínimo pretexto es más que suficiente para intentar sembrar el miedo y la pasividad entre la clase trabajadora, que no deja de dar chispazos de movilización en contra del capital, como son los cada vez más numerosos casos de huelgas en pequeñas y medianas empresas, la lucha magisterial, la lucha minera y un largo etcétera. De antemano le avisamos al gobierno que este tipo de histéricas campañas para asustar a los trabajadores y frenar su justa batalla, se parece al titánico esfuerzo de Gertrudis, la hormiguita que en el chiste intentó ahorcar al elefante.

1918 y ahora

En 1918, en medio de la Primera Guerra Mundial, el mundo sufrió la pandemia contemporánea más terrible, un brote de influenza surgió en España y, una vez más a causa de la falta de interés de los capitalistas, quienes en ese momento estaban ocupados con el gran negocio que eran las armas, se expandió por todo el globo terráqueo ocasionando la muerte de millones de personas a causa de esta epidemia (las cifras más conservadoras hablan de 50 millones, las más aventuradas de aproximadamente 80 millones). En ese momento murieron varios porque no se sabía lo que ahora sabemos de virus por un lado y por el otro porque al no haber un Estado Obrero salvo en Rusia los capitalistas sólo estaban interesados en intervenir en la Primera Guerra Mundial, es decir, en matar obreros, lo contrario a crear vacunar y medicinas. Todo esto durante la Primera Guerra Mundial y el inicio de la Revolución Alemana; aquí está empezando la Revolución Mexicana, la Revolución en América, la historia se repite sin duda alguna.

El porcentaje de mortalidad de la influenza es bastante mesurado en comparación con otros virus: mientras que la primera ronda alrededor del 1.5%, la última es una terrible enfermedad que mata al 90% de quienes tienen el infortunio de contraerla. La influenza es combatida efectivamente de manera natural por un sistema inmunológico, siempre y cuando éste se encuentre sano. El problema en la zona metropolitana es que el ambiente insalubre de la mayor parte de ésta es un nido bastante próspero para la gestación de muchísimas enfermedades, entre ellas, la del virus de la influenza, esto aunado a la mala alimentación y la vida tan ajetreada y miserable a la que nos empuja el sistema capitalista aumenta dramáticamente la probabilidad de ser contagiados por esta enfermedad.

Hay que decir que la campaña y las advertencias de esta gente son nada, los cubre bocas son nada comparados con el tamaño del virus que son mucho más pequeños que los espacios entre los tejidos de estos instrumentos. Las advertencias de la burguesía son nada, la única manera de combatir estos virus son a través de retrovirus y nanomáquinas en los que la burguesía no está dispuesta en invertir–ya que esto representa una inversión cara para ellos-para la construcción de éstos.

Los medios de transporte colectivo en la Ciudad de México se encuentran en un estado deplorable y si éstos funcionan es justamente por el sacrificio de quienes trabajan ahí, no obstante, no dejan de ser un foco de infección importante por la falta de una buena ventilación y el hacinamiento al que se ven obligados quienes tienen que transportarse en ellos. Lo mismo podemos decir de los hospitales y clínicas del IMSSS, ISSSTE y SSA, en donde la carencia de personal médico, medicinas, consultorios y otros recursos indispensables aumentan considerablemente la posibilidad del contagio no sólo de la influenza.

Evidentemente si fuéramos nosotros, los trabajadores, quienes decidiéramos en qué y cómo se gastan los recursos públicos, la probabilidad de surgimiento de una epidemia serían nulos, debido a la higiene y el cuidado que prodigaríamos sobre nosotros mismos. Además, si de todas formas, esta enfermedad apareciera, rápidamente la erradicaríamos, pues no escatimaríamos los gastos que escatiman los capitalistas para cuidar nuestra salud.

Si es que es necesaria una “cuarentena” de días como a la que llaman, se deben dar los siguientes lineamientos:

  1. Si se suspenden labores durante una semana, esta misma se le debe de pagar a los trabajadores.
  2. No se debe de recortar el calendario escolar, ya que los capitalistas querrán recortarlo para no pagar las vacaciones de verano, por ello se deben mantener las vacaciones y su pago.
  3. No escatimar en gastos, se debe de pagar todo lo necesario para evitar la propagación del virus y erradicarlo y evitar que éste se aleje del territorio nacional para evitar que los obreros de otros países se contagien.
  4. Detener el amarillismo en torno a esta enfermedad, ya que ésta genera una campaña de humo y evita que los trabajadores se enteren de lo que ocurre en el mundo, tanto de las movilizaciones de otros obreros en otros países, así como de la bancarrota de los capitalistas.

Los marxistas debemos entender que esta enfermedad existe y que ésta no es una conjura fantástica ni un invento del pelón Salinas como el “chupacabras”, lo que en verdad está ocurriendo es que los capitalistas están usando esta desgracia para ocultar las suyas.

No pudieron, no podrán

Los obreros del mundo entero nos enfrentamos a un periodo que definirá no sólo el curso de nuestra clase, sino de la humanidad entera. Si permitimos que los capitalistas continúen haciéndose cargo de nuestros destinos, sólo miseria y enfermedad nos espera; por otro lado, nuestra tarea se hace más y más clara, más y más necesaria: tomar las riendas de nuestro destino, para lo cual necesitamos tomar las riendas del Estado y las riendas de la producción. Sus cortinas de humo no nos detendrán. Más fuerte que cualquier epidemia (no se diga de campañas tontas) es la voluntad y la capacidad constructiva de nuestra clase.

Fecha: 

25 de abril de 2009

Nacional: 

Estados: