Los candidatos de Morena y su alianza con maestros de la sección 22

Escrito por: 

Ubaldo Oropeza

Hace unos días AMLO fue a Oaxaca a firmar un pacto con algunos maestros de la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). En este se estipula una serie de compromisos que contrae Morena con los profesores, de llegar a la gubernatura. Por ejemplo, el regresar la dirección de la educación a los maestros y promover como candidatos a diputados a algunos profesores. Se entiende que, por la otra parte, el compromiso es apoyar con votos por parte de los maestros a Morena. Días después, el dirigente de la sección 22, Rubén Núñez, desconoció el acuerdo y dijo que la CNTE no lo respaldaba.

¿Es necesaria una alianza?

Las primeras noticias sobre la alianza despertaron una simpatía por parte de los militantes de Morena y de todos aquellos que vemos con preocupación cómo el aislamiento durante las movilizaciones ha traído como consecuencia la imposibilidad de detener los ataques que este gobierno ha lanzado contra todos los explotados.

La CNTE ha tomado las calles por más de dos años, de forma heroica se ha enfrentado contra la mal llamada reforma educativa, que lo que plantea es la destrucción de sus derechos laborales. Esta resistencia ha costado muertos y desaparecidos por parte de nuestros maestros, ahora se habla de miles de despidos, detenciones de salarios arbitrarias, etc. Estos ataques no tienen paralelo en la historia, su objetivo es terminar con el sindicato más grande de México y con el sector más combativo de la clase obrera.

La carencia más importante de la lucha es la de claridad política por parte de la dirección sindical para ver el alcance de la crisis del capitalismo, la recomposición internacional que se está viviendo y que lo único que hay por delante son más ataques, como la forma de salir de su crisis orgánica. En otras palabras, la llamada reforma educativa no es sólo una reforma como las que hemos tenido en los últimos años sino que este ataque es parte de una recomposición internacional para terminar con los derechos laborales de los trabajadores, con el fin de que la clase obrera pague la crisis que han causado los banqueros y empresarios.

Como consecuencia de esta idea política, hay la necesidad de traspasar los límites de la lucha sindical para pasar a la lucha política; si de alguna forma se puede parar esta reforma es echando del gobierno no solo a Peña Nieto sino a todos los representantes del capitalismo. Para esto se tiene que formar una alianza con las fuerzas progresistas para frenar estos ataques en las calles, y en lo electoral ir por la cabeza de esta gente y este sistema depredador.

No es que Morena se plantee la lucha contra el capitalismo, pero no cabe duda que si AMLO llegara a la presidencia esto provocaría un ánimo en las clases explotadas y saldrían a exigir todo lo que ha prometido; la derogación de la reforma educativa, entre ellas. Por nuestra parte, afirmamos que esto puede ocurrir o no, pero la única forma de mantener las conquistas de la clase obrera es con un gobierno socialista.

Por parte de Morena, el junco se ha inclinado al lado extremo. Este partido que nació como resultado de la lucha contra fraudes e imposiciones, en la lucha contra la privatización del petróleo, contra la corrupción y antidemocracia del PRD, ahora está en camino a convertirse en una maquinaria electoral.

Aunque en su congreso fundacional se insistió en mantenerse como un partido-movimiento, en términos concretos se ha apartado de la lucha, reduciendo su participación a simples comunicados de prensa. La consecuencia práctica de esto es que en vez de tener en su interior debates sobre cómo apoyar los diferentes movimientos sociales o sindicales, cómo elevar el nivel político de su base, cómo hacer para que los dirigentes más destacados de la lucha puedan ser los candidatos de Morena, su preocupación es el “cómo mi grupo puede obtener la mayor cantidad de puestos para diputado, gobernadores, etc.”

Todas las peores lacras que se dieron en el PRD y que hicieron de este partido una aparato electoral lleno de arribistas, oportunistas y nefastos, ahora se repiten en Morena, pero de forma más escandalosa, pues no hay agrupaciones internas que hagan contrapeso a la política de la dirección y grupos exprerredistas que están apartando con cuchara grande su pedazo de pastel.

Cuando se dio a conocer el acuerdo entre AMLO y la CNTE, lo primero que viene a la mente es que es un paso al frente, que se están rompiendo los límites y visión que se desarrollan en las dos organizaciones. Sin embargo, ha resultado que es un pacto burocrático entre algunos maestros y la dirección de Morena.

Un pacto sí, para luchar, y desde las bases.

Cuando la dirección de la sección 22 se desmarcó del supuesto pacto, salieron a la luz algunas ideas que pululan en la dirección de Morena y en la CNTE, particularmente en la sección 22.

Nadie puede dudar en que los profesores de Oaxaca que se agrupan en la sección 22 son aguerridos luchadores. Son la punta de lanza dentro de la Coordinadora contra la reforma educativa. En el 2006 jugo un papel revolucionario en la insurrección magisterial. Esto le ha costado muertos y desaparecidos que también son nuestros. En su interior perviven diferentes corrientes de pensamiento, lo que le da una vitalidad en el debate y una forma democrática en su toma de decisiones. Estas tradiciones la hacen fuerte frente a sus enemigos internos y externos.

Lo que también se ha notado a lo largo de los años es que hay una política sectaria frente a los partidos políticos de izquierda. Es cierto que esta postura no es de toda la sección. También es cierto que su misma experiencia los ha llevado a esta conclusión. Por ejemplo, en las elecciones pasadas, cuando Gabino Cué llegó a la gubernatura, este hombre les prometió apoyo y lealtad hacia sus demandas, y sólo les ha dado ataques y represión. También es cierto, no lo podemos olvidar, que AMLO apoyó a Cué y pidió el respaldo para que el llegara al poder, y al final aquél traicionó a todos.

Estas razones son justas para tener recelo frente a las promesas de AMLO y su “gallo” Salomón Jara –ex funcionario del gobierno de Cué y además acusado de corrupción–. No sólo los profesores deberían de tener recelo, la misma base de Morena lo tiene o lo debería de tener.

Hay otra parte de las corrientes que por principios se dicen apartidistas, ellos parten de una idea incorrecta, que los problemas del sindicato se pueden resolver por la lucha sindical misma: una postura de corte zapatista, sectaria, pues sin importar cuál sea el momento o escenario político se niegan a hacer un frente único.

En Morena las cosas –a lo interno– tampoco son del todo correctas. Como lo hemos mencionado anteriormente, este partido se formó contra la imposición de candidatos en el PRD. La última y más escandalosa fue cuando en 2008 los “chuchos” se impusieron contra Encinas, quien apoyaba a AMLO. Ahora las cosas parecen volverse en su contrario. Desde que se logró el registro y particularmente después de las elecciones del año pasado, donde el partido dió un salto muy importante en el DF, las corrientes arribistas que permanecían dormidas han despertado y utilizado los métodos más viles, como el acarreo, el mayoriteo, la imposición, la intriga, etc., como forma de ganar las candidaturas.

Vemos cómo en todos los estados donde han habido o están habiendo elecciones, grupos de militantes abandonan el partido totalmente desmoralizados, son sancionados por tener una postura contra las decisiones de la Comisión Nacional de Elecciones (en realidad es AMLO el que dice quién va y quién no), o se registran actos de violencia. La democracia interna no existe y quien decide son los grupos de ex perredistas, ex priistas, o AMLO. Estos son los que imponen candidatos sin importarles lo que sucede con la democracia interna. Algunos lo hacen para obtener poder regional, otros por beneficio personal, otros, como AMLO, con el fin de ir conquistando posiciones para llegar mejor colocado a las elecciones del 2018.

Con estos vicios y errores a la vista cabe preguntarse: ¿se necesita una alianza entre Morena y la sección 22? ¿Para qué esta alianza? La respuesta a la pregunta es sí. Sí se necesita una alianza entre Morena y los sindicatos, la sección 22, campesinos pobres, estudiantes hijos de trabajadores, etc. Sólo con una alianza desde las bases se puede hacer un frente único de lucha que pueda frenar en las calles los ataques de EPN, que puedan ir a las urnas y votar por un candidato o candidatos escogidos democráticamente por las bases de ambas organizaciones, por dirigentes de lucha claros en sus ideas.

Si ahora se promueve un pacto entre las cúpulas o parte de la burocracia sindical y de Morena, apoyando un candidato cuyas posiciones políticas, como su lealtad a la causa de los jóvenes,  obreros, campesinos pobres y mujeres no estén claras, no se puede estar seguro de que se comprometa a resolver los problemas de los pobres y explotados, y que cumpla los acuerdos con los profesores. Esto se va a volver en su contrario para el 2018. Es decir, tanto las bases de Morena como de la sección 22 llegarán a la conclusión que no sirve de nada votar si todo sigue igual llegue quien llegue, que Morena es igual que todos los demás partidos.

En el caso de las elecciones en Oaxaca tenemos que decir claramente que si el PRI gana la gubernatura no es culpa ni de la base de Morena ni de la base de la sección 22, sino de las políticas incorrectas de ambas agrupaciones, tanto de la política como de la sindical. El frente único de Morena y la sección 22, junto a campesinos pobres y los estudiantes, es necesario para luchar en las calles, para imponer la democracia en sus organizaciones, para transgredir el capitalismo.

Fecha: 

1 de marzo de 2016

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