Prohibir o legalizar la mariguana: dos caras de la misma moneda

Escrito por: 

Christian MG
marijuana-pot-in-hand.jpgDesde hace varios años existen en México quienes impulsan la legalización de la mariguana e incluso de las drogas ilícitas en general, como una alternativa, ante el problema de la drogodependencia y el narcotráfico. En los últimos meses de 2015, el debate sobre la legalización de la mariguana se renueva después de la decisión de la SCJN, de conceder un amparo a cuatro personas, permitiéndoles el consumo de mariguana (argumentando el derecho de toda persona a decidir sobre sí misma). 
 
Después de la resolución de la corte, EPN, representantes de los partidos, intelectuales y distintos actores políticos, se han pronunciado por un “debate amplio” y una “consulta democrática” como alternativa para zanjar un tema que va mucho más allá de la libertad individual a consumir o no.  
 
De manera paralela, no son pocas las organizaciones políticas de izquierda (particularmente las estudiantiles) que han retomado la bandera de la legalización como si ésta fuera una demanda que el movimiento en su conjunto debería abanderar, presentando el problema como una cuestión de “libertades” y creyendo que a partir de la legalización el problema “se ira resolviendo”.
 
Ante la posibilidad creciente, de que la mariguana pueda ser legalizada en el mediano plazo, presentamos las siguientes reflexiones como elementos que esperamos, ayuden a crear una postura en beneficio del interés de la juventud y los trabajadores.
 
La resolución de la SCJN
 
Es importante remarcar que ésta, aún está lejos de significar la legalización de la mariguana. El amparo significa que la Cofepris, deberá otorgar permisos a los cuatro demandantes para que éstos puedan: sembrar, producir y consumir mariguana. Sin embargo, la resolución pone un precedente para que tras esto, otras personas busquen entablar un amparo en el mismo sentido y si la corte resuelve de manera consecutiva cuatro amparos similares, las puertas de la legalización comiencen a abrirse.
 
Las drogas: lícitas e ilícitas
 
Tanto la resolución de la corte como la línea argumentativa de muchos quienes defienden la legalización, se basa en la libertad de cada persona a decidir sobre lo que hace con su vida. De manera general podríamos estar de acuerdo con tal afirmación, si alguien decide pintar su cabello de tal o cual color, tener determinados gustos literarios o cualquier otra preferencia en su vida cotidiana, es algo que no cuestionamos. Sin embargo, el consumo de drogas no es un asunto tan sencillo. Según cifras oficiales de la Encuesta Nacional de Adicciones 2011 (ENA ) en México el 55% de la población comienza a consumir bebidas alcohólicas antes de los 17 años, entre ellos el 6.2% dice mantener una dependencia del alcohol. En el caso de las drogas ilegales, de la población de 12 a 65 años, el 7.8% ha probado alguna droga ilícita. La mariguana es en este rubro es la droga más consumida, seguida de la cocaína y los inhalantes. 
 
Cabe destacar que según el mismo informe, a grosso modo, es la región norte del país en la que el uso de sustancias ilegales es más elevado, seguido de la zona centro y siendo la zona sur la que se encuentra al final. Resulta ilustrativo que entre las poblaciones urbanas, el consumo se encuentra ligeramente más elevado que en las poblaciones rurales.
 
Para los marxistas los problemas generados por la drogodependencia y el narcotráfico, no son de ninguna manera un problema individual, es un problema social, que afecta a amplios sectores de la población. Particularmente a los jóvenes y trabajadores. Para nosotros, por ende, la solución no se encuentra en falsas salidas individuales, sino en soluciones colectivas donde la organización sea la herramienta en la lucha por transformar este sistema en podredumbre.
 
Legalizar ¿es la solución?
 
Sobre la legalización de la mariguana, desde hace años hemos escuchado diversas posturas:
 
Se dice que, legalizando, la drogodependencia dejaría de ser vista como un problema de seguridad y podría ser atendida como un problema de salud pública. 
 
Se dice que, legalizando, la violencia provocada por el narcotráfico disminuiría, pues eliminando la prohibición, no habría razón para pelear de forma violenta por el territorio que controla tal o cual capo. Al mismo tiempo que se termina con el negocio de la droga ilegal, se termina con el poder de los grandes narcotraficantes.
 
Todo esto suena bastante bonito, incluso creíble, sin embargo, el análisis serio del problema convierte esta solución mágica, llamada legalización, en una gran trampa para elefantes en la que resulta bastante fácil caer. Para explicar nuestra postura invitamos a hacernos la siguiente pregunta:  
 
¿A quién y cómo afectan las drogas y el narcotráfico?
 
Como se lee más arriba, son los jóvenes y trabajadores los sectores más golpeados por el problema de las drogas. Éstas no son consumidas como parte de un deseo irracional por consumir -como parte de un “placer personal” al que “tenemos derecho”- Es difícil creer que una persona decida someterse a un estado permanente de dependencia a una sustancia que lo mantiene separado de la realidad, sin que la razón para hacerlo, esté precisamente en escapar de una realidad que no satisface sus necesidades más elementales: educación, alimentación, recreación, libertad, etc.
 
Resulta pues, por demás conveniente, que la juventud se encuentre atrapada en una relación de dependencia, en vez de ser consciente de los problemas que lo aquejan a él, a su familia, sus amigos y a su clase misma. Pese a los golpes de pecho que se da la clase dominante, ellos no tienen intención alguna de dar solución real a un problema que realmente los ayuda a mantenerse como la clase políticamente dominante.
 
Resulta por demás iluso, creer que el estado tiene la mínima intención – o incluso la capacidad – de tratar las adicciones como un problema de salud. Si el estado mexicano no es capaz de brindar atención médica para las enfermedades más simples ¿Cómo podrá tratar una adicción?  Desde luego y como siempre, quien tenga los recursos económicos para tratar sus adicciones, podrá hacerlo, mientras miles de jóvenes provenientes de familias obreras, seguirán en la miseria.
 
En cuanto al narcotráfico, no es posible en tan pocas líneas dar una explicación detalla del problema, sin embargo, refutando el argumento citado anteriormente, para minar el poder de los grandes capos, ¿no sería mil veces más sencillo eliminar el secreto bancario y conocer el nombre y apellido de los narcotraficantes de cuello blanco?, de aquellos que lavan los millones producidos por tan jugoso negocio. Refiriéndonos a la violencia, es tal el grado de descomposición y lumpenización de gran parte de quienes componen, hoy en día, las filas de los grandes cárteles, que es difícil pensar que con la legalización, esos sectores regresarán tranquilamente a sus vidas anteriores. Por el contrario éstos trastocarían otras caras del rimen organizado y en muchos casos la oleada de violencia incrementaría durante esta transición. 
 
La lucha por el mercado de las drogas y otros negocios ilícitos se mantendrá y no será entregada sin oponer resistencia. ¿Acaso no tenemos para muestra las nefastas consecuencias de la guerra contra el narco iniciada en 2007? 
 
Contra la penalización del consumo
 
Pese a todo lo anterior la drogodependencia es un problema real que no desaparecerá legalizando ni manteniendo las cosas tal y como ahora. Hoy por hoy son los sectores populares sin duda, los más golpeados por la política prohibicionista. 
 
Una postura de clase al respecto desde luego sería la lucha contra la criminalización de los consumidores, que pese a ser mantenidos en este estado de alineación mediante el uso de drogas legales e ilegales son al tiempo hipócritamente criminalizados por parte del aparato estatal. 
 
Para liberar a los jóvenes y trabajadores del yugo de la drogodependencia es necesario una política de clase, que ofrezca alternativas de organización y lucha ante los problemas colectivos. En otras palabras, sólo una política que se proponga transformar de raíz esta sociedad puede salir avante y es precisamente en lo que los compañeros de La Izquierda Socialista estamos comprometidos.
 

Fecha: 

Enero de 2016

Nacional: