Memoria de la matanza en Tlatelolco, 1968

Escrito por: 

Giovana Romero

 

"DESGRACIADOS LOS PUEBLOS DONDE LA JUVENTUD NO HAGA TEMBLAR AL MUNDO Y LOS ESTUDIANTES SE MANTENGAN SUMISOS ANTE EL TIRANO" –LUCIO CABAÑAS.
 
descarga (1)_14.jpgEste año conmemoramos 47 años desde los sucesos trágicos del 2 de Octubre de 1968 en Tlatelolco. 
Empecemos por explicar los antecedentes de esta masacre y la impunidad que siguió a los hechos.
El día 22 de Julio se da una pelea entre grupos porriles de las escuelas Isaac Ochotorena, incorporada a la UNAM, y las vocacionales 2 y 5 del IPN, en la Ciudadela. 
 
El cuerpo policiaco de granaderos es quien disuelve a la turba, la vocacional 5 es ocupada el día 24 de Julio y los policías golpean a varios estudiantes sin deberla ni temerla.
 
Para el día 26 del mismo mes, la FENT (Federación  Nacional de Estudiantes Técnicos) convoca a una movilización bajo la presión de la base estudiantil, en protesta contra la represión policiaca que se había llevado a cabo unos días antes en la vocacional 5. Al mismo tiempo que esta movilización se organizaba, se llevaba a cabo una segunda, convocada por el CNED, la Juventud Comunista y las sociedades de alumnos de diversas escuelas del IPN y de la UNAM, a la cual se le  denomina “Marcha Juvenil por el 26 de Julio”, en conmemoración del XV aniversario del asalto al cuartel Moncada y en solidaridad con la Revolución Cubana. Sin embargo, aunque aparentemente parecían dos luchas aisladas, las organizaciones que convocaron a esta segunda marcha, y que conocían la problemática que se había suscitado días antes en la vocacional 5, se solidarizaron con los estudiantes e incluyeron sus consignas como parte de su protesta, y en una movilización unificada se dirigieron hacia el Zócalo, en donde fueron atacados por granaderos. quienes inmediatamente abrieron fuego, dando paso a que la movilización se replegara.
 
Los actos de este día dejaron como resultado 500 heridos,  decenas de detenidos y abrió brecha a que miles de estudiantes después del día 30 de Julio, cuando en la preparatoria 1 el ejército disparara un bazucazo y tomara las instalaciones de las prepas1, 2 y 3, hiriendo y deteniendo nuevamente a muchos estudiantes. Repudiando cada vez con más coraje los actos represivos de los cuerpos policiacos, los estudiantes de diversas universidades decidieron continuar la organización e intensificar sus esfuerzos, lo que provocó una oleada de actividades de autodefensa, estallando paros en las escuelas y realizando diversas actividades informativas como mítines, brigadeos y movilizaciones para proteger a los propios estudiantes.
 
Para el día 1 de agosto de 1968, el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, en Ciudad Universitaria, condenaría públicamente los hechos, izando la bandera mexicana a media asta y con un emotivo discurso se pronunciaría a favor de la autonomía universitaria y exigiría la libertad de los presos políticos, refiriéndose a los estudiantes detenidos de la Prepa 1. Ese mismo día encabezaría la marcha donde surgió un lema muy común utilizado por el movimiento estudiantil: ¡Únete pueblo! 
 
Al día siguiente, 2 de agosto de 1968, los universitarios, descontentos por el cambio de itinerario de la manifestación del día anterior, realizan dos mítines frente a la Torre de Rectoría de la Ciudad Universitaria. En el primer mitin, los oradores piden que el rector Barros Sierra redacte el pliego petitorio estudiantil. Dos horas después, se realiza el segundo mitin, luego de una marcha por el circuito de la Ciudad Universitaria.
 
En este mitin se califica de poco combativo el discurso del rector de la UNAM y denuncian el control que se ejerció sobre los participantes, a quienes no se les permitió exponer su opinión sobre el conflicto. 
 
Se constituye el Consejo Nacional de Huelga (CNH), instancia coordinadora de las escuelas por las que fue integrado, entre ellas el IPN, la UNAM, las Escuelas Nacionales de Maestros, la ENAH (Escuela Nacional de Antropología e Historia) y la Escuela de Agricultura de Chapingo.
 
El CNH se forma sobre tres principios:
 
1. Sólo estarán representadas las escuelas en huelga, no en paro activo.
2. Habrá tres representantes por escuela, elegidos en asambleas.
3. No se admite la representación de federaciones, confederaciones, partidos o ligas, sólo de escuelas. 
En el CNH llegan a estar representadas 75 escuelas, con un total de 250 estudiantes, miembros cuyas decisiones se hacían por mayoría de votos, representaba por igual a las alumnas y reducía la animosidad entre las instituciones rivales.
 
La primera reunión a la que convocaron fue el 2 de Agosto, en donde se retomó el pliego petitorio que los estudiantes, el día 28 de julio, habían trabajado, y además, para plantear un programa de lucha y los ejes rectores del movimiento.
Los puntos del primer pliego petitorio fueron:
 
1. Desaparición de la FNET, de la “porra universitaria” y del MURO (desaparición de los grupos porriles),
2. Expulsión de los estudiantes miembros de las citadas organizaciones y del PRI,
3. Indemnización por parte del gobierno a los estudiantes heridos y a los familiares de los que resultaron muertos,
4. Libertad a los presos políticos,
5. Desaparición del cuerpo de granaderos y demás cuerpos policíacos de represión y,
6. Derogación del artículo 145 del Código Penal. 
 
El 3 de agosto de 1968 se consolida la campaña mediática en los medios de comunicación, en los que se hicieron desplegados en pro y en contra del movimiento estudiantil.
La FNET, declara abiertamente que el gobierno de México es víctima de una conspiración nacional e internacional “por parte de los provocadores tradicionales organizados en las corrientes del maoísmo, y del trotskismo”.
 
El director general del IPN, en presencia del Comité Coordinador de Huelga del IPN, acepta encabezar la manifestación que estudiantes, maestros y autoridades de esa institución tienen programada para el lunes 5 de agosto, en protesta por la represión gubernamental y el allanamiento de centros escolares por las fuerzas policiacas y del ejército. Pero advierte que su participación está condicionada a que ninguna organización estudiantil aparezca como patrocinadora, y que sólo participen estudiantes y profesores del IPN. Dicho discurso deja entrever las intenciones que el director general tenía de calmar las aguas e impedir la movilización, tales condiciones son consideradas por los estudiantes como pretextos para no participar, pues la manifestación ha sido proyectada no sólo por los comités de lucha del IPN, sino también por estudiantes y profesores de la UNAM, de Chapingo y de la Normal, cuyos representantes habían formado una Comisión Organizadora de la Manifestación del 5 de agosto. 
 
La FNET acuerda no participar en la manifestación; pretende levantar la huelga del IPN.
El 4 de agosto de 1968, el movimiento estudiantil retoma el pliego petitorio e invalida el de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), dicho pliego contenía los siguientes  puntos:
 
1. Libertad a los presos políticos;
2. Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal –los cuales instituían el delito de disolución social y sirvieron de instrumento jurídico para la agresión sufrida por los estudiantes–;
3. Desaparición del Cuerpo de Granaderos;
4. Destitución de los jefes policíacos;
5. Indemnización a los familiares de todos los muertos y heridos desde el inicio del conflicto;
6. Deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos sangrientos.
 
La táctica del gobierno era clara. En coalición con la FNET, el objetivo era la desmovilización a base de iniciar conflictos internos que dividieran el movimiento y que dieran paso a que el gobierno continuara la oleada represora que semanas antes había comenzado contra el sector estudiantil. 
 
La toma de Ciudad Universitaria el día 18 de septiembre y posteriormente, el 23 y el 25, la toma del Casco de Santo Tomás y Zacatenco, fueron medidas que el gobierno tomó para hacer una demostración de fuerza que replegara los intentos de continuar la lucha. Pero lejos de desmovilizar a los estudiantes, lo único que provocó fue que el furor de la situación y el ambiente que los jóvenes estaban viviendo aumentase.  
 
Para este momento, las estrategias que planteaba el CNH no fueron contundentes, lo que llevó a los comités de huelga y lucha a dar una participación activa e improvisar las medidas para evitar una nueva represión.
Hasta este momento, lo que aparentemente buscaba el gobierno era sembrar miedo y terror en las masas que se estaban movilizando en contra de todos los actos represivos, sin embargo, la lucha que los estudiantes estaban desarrollando y la resistencia a la represión y ataques constantes se extendió a otras universidades. En Baja California, Sonora, Yucatán, Nuevo León, Chihuahua, Veracruz, Puebla, Sinaloa, Guerrero, Morelos e Hidalgo salieron los estudiantes a protestar en solidaridad y contra los actos de violencia en el DF. La respuesta del gobierno —bajo la lógica de desmovilizar cualquier concentración— no tardó.
 
El 30 de septiembre se regresaron las instalaciones de Ciudad Universitaria. 
El primero de octubre se realizaron asambleas de los Comités de Lucha en las escuelas, estas votaron el seguimiento de la huelga. La capacidad de recuperación del movimiento parecía que podía levantarlo de nuevo.
Por la mañana del 2 de octubre, un día después de la salida del ejército de las instalaciones de la UNAM y el IPN, una comisión del CNH se reunió con el gobierno para negociar la solución del conflicto. La dirección del CNH canceló la marcha que tenía prevista para ese día por la tarde después del mitin en la Plaza de las Tres  Culturas, el recorrido era de la plaza al Casco de Santo Tomas.
 
Los actos represivos que se desataron el 2 de octubre se suscitaron como respuesta del gobierno desesperado, que no hallaba solución para la revuelta que él mismo había iniciado, siendo parte incitadora de las medidas represoras que fueron la chispa que encendió la llamarada y que aparentemente no tenía fin. La lucha que los estudiantes dieron tuvo un final devastador, pero que desenmascaró la cara de la burguesía que controla nuestro país y que sólo deja entrever las políticas represoras con las que actúa ante toda manifestación opositora.  Una bengala lanzada desde un helicóptero fue la señal para que un grupo encubierto, vestidos de civil, llamado Batallón Olimpia comenzara a disparar contra la multitud reunida en el mitin que reunía a más de 8 mil personas.
 
Segundos después la intervención, el ejército desató una de las masacres más catastróficas de la historia de nuestro país contra un movimiento de masas.
 
Los resultados de esta medida represora fueron cerca de 500 muertos, más de 2000 heridos y aproximadamente 2000 detenidos, además de un número incierto de desaparecidos políticos, no sólo durante la lucha sino también después de ella. Testigos afirman que hubo grúas recogiendo centenares de cadáveres que había a su paso, para luego ser arrojados e incinerados.
 
Un  ejemplo muy claro fue el de Héctor Jaramillo Chávez, estudiante de la ESIME Zacatenco, el cual fue detenido el 2 de octubre en Tlatelolco. Se le culpabilizó de querer asesinar al General Marcelino Barragán. La Dirección Federal de Seguridad ya venía reportando las actividades de este estudiante al  menos desde el 12 de agosto, en Hermosillo, Sonora, donde fue detenido por repartir volantes. Héctor fue detenido nuevamente en la Ciudad de México el 23 de enero de 1969, desde entonces permanece como detenido-desaparecido.
 
Hoy en día vemos que la situación no ha cambiado en absoluto, el gobierno sigue reprimiendo las manifestaciones en su contra, y no sólo las estudiantiles, sino que ha estado lanzando constantes ataques en contra de todo movimiento social. En la actualidad vemos que lejos de buscar el bienestar para el pueblo mexicano siguen respondiendo de manera agresiva y que sus políticas represoras están más latentes que nunca. 
 
La juventud juega un papel muy importante en la sociedad y es que desde siempre ha sido una piedrita en el zapato para los regímenes que controlan el país, pero el estudiantado no puede cambiar por sí solo la sociedad, la debilidad de la lucha de 1968 fue que no logró que la clase obrera se sumara a la lucha de manera decidida, más allá de dar un simple apoyo. Pero la interrogante aquí es: ¿debemos retroceder ante las embestidas que el gobierna lanza por medio de su sequito de lacayos, entre los que están las fuerzas armadas disfrazadas de orden social y los medios de comunicación, que lejos de mantener informada a la sociedad la enajenan sólo reproduciendo y modificando los hechos a la conveniencia de sus superiores, o mantener el espíritu  de lucha y continuar dando batalla hasta lograr la transformación social que esperamos?
 
Ahora que conmemoramos más de 4 décadas de la masacre en Tlatelolco seguimos reconociendo la valentía y el coraje con que nuestros hermanos caídos dieron la lucha, y que las batallas que ayer dieron por nosotros son el reflejo del presenten que tenemos, si bien sabemos que las condiciones actuales no son las mejores, no debemos ceder y dejar que sigan transgrediendo los derechos de la juventud y los de la sociedad en general.
 
¡NI PERDON, NI OLVIDO! No dejaremos impune los hechos ocurridos durante el 68, fechas anteriores y posteriores.
¡UNIDOS Y ORGANIZADOS VENCEREMOS!
 
“Este México nos lo quieren cambiar, nos lo quieren cambiar por otro que no nos gusta. Si queremos conservarlo y nos mantenemos unidos, no nos lo cambiarán (…) México será el mismo antes de Tlatelolco y después de Tlatelolco y quizás siga siendo el mismo, en parte muy importante, por Tlatelolco”.

Fecha: 

30 de septiembre de 2015

Teoría Marxista: