A un año de la huelga: una fuerza imparable en la base del IPN

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UO, CLEP-UER
12026506_10204534957364175_1959362184_n_0.jpgHace un año, el gobierno se jactaba de haber impuesto todas sus reformas prácticamente sin una respuesta de la población para detenerlas. Solo los profesores de la CNTE dieron una batalla, que aún no termina, que fue apoyada por cientos de miles. El ambiente en las escuelas no parecía el más propicio para grandes movilizaciones. Sin embargo, para los integrantes del Comité, de Lucha del IPN había otro ingrediente más en la ecuación que no se estaba viendo. A nivel internacional se habían dado movilizaciones de masas por parte de los jóvenes, desde la revolución árabe, las movilizaciones de indignados en España o Estados Unidos, las maravillosas movilizaciones por la educación pública en  Chile, la lucha contra el aumento de transporte en Brasil, etc. Este ambiente también se sintió en nuestro país en el 2012 con las movilizaciones del #yosoy132, aunque masivas, no lograron parar a ENP en su camino a la presidencia. 
 

No obstante el miedo, la desorganización y la aparente apatía que se podía observar en el ambiente, por debajo las cosas eran y son diferentes. Marx habló que la revolución es un proceso subterráneo que se va cocinando a fuego lento con todas las afrentas, ataques, pobreza, desesperanza, corrupción en el gobierno, etc. Todo eso se va acumulando y va madurando el ánimo y disposición a la lucha que más tarde que temprano aparece.

 
La educación y la técnica al servicio del capital
 
Lo que desató esta movilización histórica en todas las escuelas del IPN fue el intento de implementar la contra reforma educativa en el instituto. El gobierno planteo una serie de reformas al reglamento interno y a los planes y programas de estudio de ciertas escuelas. Este ataque no era nuevo, en realidad en una serie de escuelas ya se habían realizado los cambios a los programas de estudio. Fue la lectura política incorrecta de las autoridades lo que desató todas las tensiones contenidas. 
 
El gobierno tiene una contradicción que está buscando resolver por todos los medios. La educación pública y gratuita al servicio de las necesidades que tiene nuestro pueblo es incongruente con el proyecto neoliberal y privatizador de los últimos 35 años. Para el capitalismo actual es un desperdició invertir en una educación de calidad para los hijos de los trabajadores, nosotros tenemos que ser simples estudiantes que nos cualifiquemos lo básico para poder operar sus negocios o maquinas sin tener opinión en otras ramas del conocimiento o en un aspecto más avanzado como lo es la investigación. 
 
Dentro del capitalismo quien quiera estudios de calidad tiene que pagar por ellos. Ya que los únicos que pueden pagar una carrera en escuelas privadas de calidad, nacionales o extranjeras, son los hijos de la burguesía, así han intentado y seguirán planteando que la educación debe ser un negocio y no un derecho que se ha ganado desde las gestas revolucionarias del siglo pasado.
 
Los ataques a la educación superior pública, gratuita y de calidad han sido la constante en los últimos 30 años y en todos los casos se ha contestado de forma entusiasta por la juventud en las calles. El IPN no fue la excepción, decenas de miles se desbordaron a las calles y ocupando sus escuelas.
 
La huelga indefinida: sus fortalezas y virtudes
 
La lucha comienza con un  paro estudiantil  en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) en Zacatenco, impulsado principalmente por algunos estudiantes de primer ingreso y por la CEP que se oponían a la modificación a los planes y programas de estudio los cuales eliminaban materias importantes para la carrera. El paro estalló el 17 de septiembre, sin ser consensuado con toda la comunidad de toda la escuela y sin que se plantearan acciones claras que permitieran desarrollar y extender la lucha.
 
Al paso de los días hubo llamados por los sectores más reaccionarios de los profesores para abrir la escuela. Los activistas de otras escuelas intervienen en la asamblea del día 23 de septiembre para proponer —fue la propuesta del CLEP y algunos colectivos estudiantiles más del área de Zacatenco— que se llevarán asambleas en todas las escuelas y se sumarán a la lucha. El ambiente en las demás escuelas era tan inflamable que en algunas el paro estalla de manera instantánea. Así comenzó la huelga más importante en el IPN desde la histórica movilización del 68.
 
El movimiento se extendió como pólvora a todas las escuelas de medio superior donde el porrismo, la policía y las autoridades
imponían un régimen carcelario. En algunas de nivel superior las asambleas fueron espontaneas pero rápidamente se pusieron al frente dirigentes naturales que crecen al calor de los acontecimientos.
 
Las autoridades no se cruzaron de brazos, ellos incitaron a sus grupos estudiantiles afines —en algunas escuelas porros, en otras provocadores y reventadores— para evitar con todas sus fuerzas que el movimiento se mantuviera bajo causes controlados y aceptables. Para lograr esto se lanzó una campaña desenfrenada contra las organizaciones estudiantiles y la militancia política en organizaciones de izquierda.
 
Está campaña, verdaderos días de odio, implicaba, en algunos casos, no dejar dormir en lugares calientes a los activistas de organizaciones que se quedan en guardias, no se les daba de comer, se les prohibía hablar en asambleas —cuando podían hablar se les gritaba e impedían que sus propuestas fueran escuchadas—. Toda propaganda política era arrebatada y destruida, en algunas escuelas expulsaron a activistas por pertenecer a alguna organizacion estudiantil. Cabe señalar que en otros casos hubo compañeros del CLEP y La Izquierda Socialista, desde el inicio hasta el fin, siendo representantes de sus escuelas con el respaldo de las asambleas. Esto se debe a que los marxistas eran compañeros consecuentes en la lucha, reconocidos por el trabajo y las ideas.
 
No es que todos los asistentes de las asambleas fueran alfiles de las autoridades. Un movimiento como el del IPN arrastró a capas nuevas a la lucha, muchas de estas despolitizadas y con muchísimos prejuicios. Los rumores y mentiras eran la herramienta preferida de los pro autoridades, las cuales, en un ambiente despolitizado tenían fuertes efectos. Esto no solo se hizo notar con respecto a las organizaciones estudiantiles como el CLEP sino incluso con el movimiento de los compañeros normalistas de Ayotzinapa, los sindicatos (CNTE y SME) e incluso contingentes de apoyo de otras universidades. Había una barrera que se fue diluyendo conforme los estudiantes del politécnico avanzaban políticamente a fuerza de su propia experiencia. La tarea nuestra era resistir y mantener nuestra posición, sabíamos que los días de odio terminarían.
 
Los factores externos: Ayotzinapa ayudó a ganar nuestra lucha
 
El movimiento levantó una ola de entusiasmo en todos los sectores de los trabajadores y los estudiantes de otras escuelas. Compañeros de la UNAM, la UAM o la Normal de maestros se solidarizaron rápidamente yendo a las guardias. El suministro de víveres en las escuelas era basto y esto demostraba la simpatía que tenía la lucha entre los trabajadores. 
 
Pero el mayor apoyo vino, sin quererlo, por trágicos acontecimientos en Iguala Guerrero cuando el 26 de septiembre, solo unos días después de iniciada nuestra lucha, el gobierno asesinó a 6 personas, dentro de ellos 3 estudiantes, hirió a una docena y desapareció a nuestros 43 compañeros.  Este acontecimiento  bárbaro ha marcado un antes y un después en la historia de nuestro país. Cientos de miles de jóvenes salieron a las calles, primero tristes, después frustrados por tanta rabia que se siente por estás noticias.
 
La lucha por encontrar a nuestros 43 normalistas desató una furia contenida a nivel general de la sociedad. En las jornadas globales más de 200 escuelas —más del IPN que estaban en huelga— se sumaron a la lucha tomando sus escuelas, saliendo con rabia a las calles. El dos de octubre, el uno de diciembre fueron los puntos más alto de esta movilización. El gobierno pudo caer, pero no teníamos una dirección que fuera más clara y contundente en las tácticas y las propuestas.
 
El gobierno hipócrita quiso utilizar nuestra lucha, a todo el IPN, como trapo para limpiarse la cara que tenía manchada de sangre. Querían verse democráticos con nosotros, recibiéndonos en plena calle —Osorio Chong se dispuso a salir y dirigirse en un mitin a la multitud, no sin antes mandar a grupos pro autoridad al frente de la manifestación para que le sacaran fotos y aplaudirle— y diciendo que nos resolverían nuestro pliego petitorio en unas días.
 
Con esto también quería meter una cuña entre nuestra lucha y la general de nuestro pueblo y los demás estudiantes. No lo lograron. El IPN, siendo una escuela para hijos de obreros y campesinos pobres no podía marginarse de la lucha por Ayotzinapa y contra el gobierno. Estos aciertos políticos del movimiento fueron dando pie a que el gobierno tuviera que darnos concesiones. Las mesas de dialogo público, la caída de la Exdirectora Yoloxochitl, detener la reforma a planes y programas, frenar el reglamento interno, prometer la salida de la policía, desaparición de grupos porriles, etc.
 
Las luchas por seguir
 
La huelga politécnica fue un logro por sí misma. Estos grandes acontecimientos son verdaderas escuelas para la conciencia política de nuestros compañeros estudiantes y para nuestro pueblo. El salir de la rutina de la escuela, enfrentarte a debates, la necesidad de leer para contra argumentar, salir a botear y explicar tus propuestas, todo esto ha formado una nueva generación de activistas estudiantiles que seguramente saldrán de la escuela y nunca más regresarán a su vida común, no podrán quedarse callados ante la injustica, los ha marcado de por vida y estarán presentes en otras luchas y en otros tiempos.
 
En términos de lo que conseguimos tenemos que ser cautos. Nuestra lucha, la de asumir la defensa por una educación pública, gratuita y de calidad no ha terminado. Formalmente hemos conseguido muchas cosas, pero en realidad aún no hay cambios sustanciales, sigue habiendo antidemocracias en los órganos rectores del instituto, la policía sigue estando en las escuelas, siguen existiendo y fortaleciéndose los grupos porriles. Nos han vendido una ilusión a futuro la cual se podrá materializar, o NO, en el Congreso Politécnico. 
 
Las autoridades dicen que todos los problemas quedarán resueltos en el Congreso pero, al mismo tiempo están alargando la convocatoria de este al máximo para que cuando se realice, los activistas que participamos en la huelga ya no estemos en las escuelas, para que la correlación de fuerza sea mayor a la autoridad que a los estudiantiles y  trabajadores y así lograr un congreso controlado por la autoridad y que éste pueda empujar toda la basura contra la que hemos luchado hasta ahora. Imponer sus contra reformas de forma “democrática”.
 
Nuestra tarea es mantener nuestra historia, la de las luchas estudiantiles, en la mente y pensamiento de los compañeros estudiantes. Sacar las conclusiones de nuestros errores y prepararnos para la siguiente etapa. Estamos convencidos que la organización estudiantil permanente es fundamental para lograr lo antes mencionado y para seguir manteniendo una educación del y para el pueblo. También sabemos que ninguna lucha estudiantil transformará por si sola de fondo la educación, solo la lucha de un pueblo transformando su historia podrá brindar una forma nueva de vida y de escuelas. Por esto pensamos que no podemos reducir nuestra participación a lo interno de las escuelas, tenemos que ir con nuestra clase y los estudiantes junto a los trabajadores seremos la parte medular de la transformación socialista de nuestra sociedad.

Fecha: 

25 de septiembre de 2015

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