Rumbo al Congreso Nacional Politécnico ¡Vamos por la transformación democrática del IPN!

Escrito por: 

CLEP-UER

Introducción

descarga_12.jpgEl presente documento pretende ser una aportación de los integrantes del Comité de Lucha Estudiantil del Politécnico al debate sobre el Congreso Nacional Politécnico, por supuesto que no pretende ser la última palabra respecto a este tema tan importante, sin embargo, como todos los integrantes de la comunidad, manifestamos nuestro derecho a opinar.

Sabemos que generará polémica, debate y discusión, eso es lo que ayudará a la Asamblea General Politécnica y a la comunidad del IPN a fortalecer un proyecto democrático en la institución.

Sabemos que existe una campaña sistemática para desprestigiar a los compañeros integrantes de la organización, que desde 1968, hemos estado presentes en cada una de las gestas que la comunidad del IPN ha realizado, 47 años de lucha nos respaldan, y durante ese tiempo nos hemos ganado grandes enemigos dentro de los grupos de poder en la burocracia del IPN y fuera del mismo, que les incomoda nuestra posición y nuestra firme defensa de la educación pública en el instituto y nuestra aspiración a trasformar la institución y vincular la lucha de los estudiantes con las causas populares para poner nuestro granito de arroz en el proceso de transformación social.

La campaña no es nueva, aparece de manera más profunda cuando los procesos en el IPN se agudizan, en el último periodo esta campaña se profundizó con el periódico, vocero de la oligarquía mexicana, “La Razón”, que lanzó una serie de calumnias en contra de compañeros integrantes de nuestra organización, la campaña tuvo algún eco y también fue promovida entre los sectores conservadores del IPN, lo cual pudo causar confusión y dudas entre algún sector de la comunidad.

Nuestra causa no la escondemos, somos una agrupación estudiantil que simpatizamos con las luchas populares y nos organizamos en el IPN para defender los derechos estudiantiles y de nuestros padres los trabajadores. Nos asumimos como una agrupación estudiantil revolucionaria, anticapitalista y socialista. Somos socialistas como se le denominó al proyecto educativo que le dio origen al IPN, nuestra posición la defenderemos de manera fraterna y democrática en cada una de las asambleas, reuniones y foros. Por su puesto que esta posición crítica, que aspira a un proceso de transformación democrática de la institución de la mano con profesores y trabajadores democráticos, les incomoda a los grupos conservadores que quieren mantener sus privilegios, rumbo al Congreso Nacional Politécnico, con ellos mantenemos una posición irreconciliable y decimos abiertamente que pugnaremos por acabar con los privilegios de los grupos de poder en el IPN rumbo al CNP, nuestro trabajo está como lo ha sido durante estos 47 años, con la comunidad estudiantil en alianza con los sectores democráticos de profesores y trabajadores del IPN.

El CNP abre una puerta para la transformación, vayamos hacia ese camino.

El movimiento estudiantil politécnico de 2014

Como un rayo en un cielo despejado, el movimiento estudiantil que inició en Septiembre de 2014 sorprendió a propios y extraños, ¿de dónde surgió? , ¿Dónde encontramos los orígenes del movimiento estudiantil más grande del IPN después de 1968?, ¿cuáles son sus razones?, ¿qué motivó a miles de estudiantes a participar en asambleas masivas, movilizaciones y a tomar la mayoría de las unidades académicas del IPN durante más de 70 días? El responder a todas esas preguntas puede parecer algo pretencioso en un documento, sin embargo ante los acontecimientos recientes en el IPN, queremos dar nuestra aportación para entender las raíces del movimiento, para entender el pasado, construir el presente y seguir luchando por el futuro.

El origen del Instituto Politécnico Nacional lo enmarcamos en un periodo peculiar en la historia de México, fundado durante el gobierno de Lázaro Cárdenas con el objetivo de ser la columna vertebral de la educación tecnológica del país y con la finalidad de aportar los cuadros necesarios para el proyecto de industrialización que Cárdenas intentó impulsar.

El nacimiento del IPN se da en el contexto del inició de las reformas incentivadas por el régimen de Cárdenas: la esperada reforma agraria, que había sido boicoteada una y otra vez por los gobiernos posrevolucionarios; la expropiación petrolera y la nacionalización de los ferrocarriles.

El Instituto Politécnico Nacional se funda, por así decirlo, para sustentar en el terreno educativo el proyecto que tenía Cárdenas en el terreno de la industria. Tras el fin de su gobierno y el triunfo de sectores a la derecha en el régimen, representados por Manuel Ávila Camacho, la visión del desarrollo independiente fue cambiando por las concesiones al capital extranjero.

También representó un viaje respecto a la visión en el terreno educativo, la primera huelga en el Instituto Politécnico Nacional ocurre en 1942 con la finalidad de defender el proyecto del IPN de los ataques emanados del gobierno federal.

La mención del origen del IPN no es secundaria, la política educativa emanada de las instituciones de educación superior son producto de la política económica y social. ¿Cuál ha sido está en las últimas décadas?

La política de privatizaciones, de recortes al gasto público, incluyendo el educativo, de ataques a los derechos sociales, conocido como neoliberalismo, también ha tenido su impacto en la política educativa, y en el IPN.

Los Modelo educativos basados en competencias; las reformas a los planes y programas de estudio que se han implementado en los últimos años en diversas universidades públicas a nivel nacional, incluyendo al IPN y la visión educativa del llamado neoliberalismo no ve a la educación no se ve como un proceso de transformación integral y critica para los estudiantes, sino al desarrollo de competencias o habilidades para preparar a los alumnos para el trabajo o para el mercado laboral, la educación, como todo aquello que se produce en el capitalismo se ve como una mercancía, al estudiante como un capital y recurso humano, el cual tiene que satisfacer las necesidades del mercado , el cual, en el caso de nuestro país, está controlado por la inversión extranjera. De ahí que la consigna del movimiento estudiantil del IPN “No queremos ser mano de obra barata”, sintetice lo que ha significado las modificaciones a los planes de estudio y el Nuevo Modelo Educativo: arrancarle a la educación del IPN su carácter científico, integral innovador y crítico y convertirlo en un simple formador de capital humano y en una preparación básica para las empresas trasnacionales.

Este tipo de reformas en el IPN han avanzado con la oposición de la comunidad docente, no docente y de estudiantes en el IPN, el intento de Reforma a la Ley Orgánica en el 2012, el intento de la modificación al reglamento interno del IPN en 2006, la modificación a los planes y programas de estudio y a los reglamentos en el 2010 y el intento del recorte al presupuesto en 2012 muestran la visión educativa del régimen, al cual está alineado la mayor parte de directivos del IPN.

A eso le añadimos la estructura vertical y autoritaria que los grupos de poder en el IPN han mantenido desde sus orígenes, que viene desde el mismo nombramiento del director general, la elección de las autoridades de las unidades académicas, los subdirectores y las elecciones antidemocráticas de los Consejos Técnicos y el General Consultivo, fue un elemento importante para que el movimiento de 2014 adquiriera ese carácter explosivo.

Además las autoridades del IPN siempre han mantenido medios de control y represión a su disposición para acallar cualquier protesta de la comunidad: la cooptación o infiltración de los movimientos, la represión directa por medio de grupos de choque y porriles, financiados por grupos de poder en el IPN y vinculados a dirigentes de partidos como el PRI, PAN o PRD, que también tiene intereses a lo interno del instituto.

No podemos soslayar un elemento importante en la configuración del movimiento estudiantil de 2014, el ambiente nacional e incluso internacional que se ha desarrollado a partir de la crisis económica mundial estallada en 2008. Las consecuencias sociales y políticas de la crisis del capitalismo han provocado movilizaciones multitudinarias en donde la juventud y los estudiantes han jugado un papel fundamental: las movilizaciones estudiantiles en Chile y Canadá; el movimiento de los indignados en España, el movimiento Okupa Wall Street en Estados Unidos, el proceso de insurgencia y revolución en los países árabes, etc. son una pequeña muestra de lo que sucede a nivel internacional y que también tiene un reflejo importante en nuestro país.

El movimiento #YoSoy132, junto a las movilizaciones del 2014 del IPN y demás universidades por la desaparición de los normalistas rurales de Ayotzinapa, han sido las mayores demostraciones políticas y de lucha de los jóvenes y los estudiantes. El retorno del PRI al gobierno, significó la continuación de la política de los gobiernos anteriores pero con su sello característico: aumento de la corrupción, la cooptación, represión y el cinismo característico de los priistas.

Con el retorno del PRI se intensificó el programa del régimen y la burguesía mexicana: se avanzó en una contrarreforma educativa, que atenta contra los derechos laborales del magisterio a nivel nacional; se aprobó la llamada reforma energética, con la cual se entrega el petróleo a las empresas trasnacionales; y con la reforma en telecomunicaciones se fortalece el monopolio de las grandes empresas sobre los medios masivos de comunicación.

A excepción de la lucha magisterial, encabezada por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), la resistencia y movilización hacia la aprobación de las contrarreformas impulsadas desde el gobierno federal y apoyadas por los partidos firmantes por del Pacto por México, fue poca o nula.

En ese contexto, la dirección general del IPN decide modificar el Reglamento interno, el cual es una extensión de la mal llamada reforma educativa, impulsada desde el gobierno federal y también fortalecía la estructura autoritaria que prevalece en el IPN. Lo cual fue el detonante para el movimiento estudiantil del 2014.

Recapitulando, el contexto en el que estalla el movimiento estudiantil, nos muestra una serie de movilizaciones a nivel mundial en el que la juventud y los estudiantes tienen una participación activa. A nivel nacional tenemos el regreso autoritario del PRI y la consolidación de las llamadas reformas estructurales al servicio de una minoría privilegiada en el país.

A nivel del IPN se avanza en la consolidación del Modelo Educativo, basado en competencias, en la modificación en los planes y programas de estudio, en la consolidación de los grupos de poder a través de la reforma al reglamento interno, pero a su vez tenemos la experiencia previa de la lucha del 2012 en contra del recorte al presupuesto y meses antes la participación de miles de estudiantes del IPN en las movilizaciones del #YoSoy132.

El movimiento detonó, rápidamente a iniciativa de diversas escuelas, colectivos, y compañeros que habían participado en luchas anteriores, pero principalmente ante la necesidad de una coordinación general de todo el movimiento del IPN surge la Asamblea General Politécnica, previamente la manifestación masiva a la dirección general sella el destino de los funcionarios generales del IPN, encabezados por Yoloxóchitl Bustamante, los cuales terminaron renunciando ante la presión del movimiento.

Las movilizaciones masivas obtienen la mesa de diálogo con el gobierno federal y la Secretaría de Educación Pública. Las movilizaciones multitudinarias que se desarrollan exigiendo la presentación con vida de los 43 estudiantes normalistas, que de inmediato piden la caída de Peña Nieto, eso aunado con la huelga en el IPN, obligó al gobierno federal a ceder, para evitar un conflicto superior, ante cada uno de los planteamientos realizados por el movimiento estudiantil del IPN, los cuales fueron planteados en el pliego petitorio, entre los que se destacan: la cancelación del Nuevo reglamento interno, de los planes de estudio, la destitución de la directora general, la salida de los porros de las escuelas, la cancelación de los sueldos vitalicios para exdirectores y la creación del Congreso Nacional Politécnico, con la finalidad de discutir el futuro del Instituto en esa instancia representativa de todos los sectores de la comunidad, en esta etapa es en la que nos encontramos.

¿Qué buscamos con el Congreso Nacional Politécnico?

El Congreso Nacional Politécnico debe ser una instancia donde estén representados todos los sectores de la comunidad del IPN, estudiantes, profesores y personal de apoyo y asistencia a la educación; en donde se discutirá el futuro del IPN y donde se tienen que sentar las bases para la transformación y democratización del mismo.

Para realizar y preparar el Congreso se conformará una Comisión Organizadora, la cual se encargará de ver todos los detalles para el mismo, desde ahí debemos asegurar que la comunidad organizada tenga mayoría en la comisión, para garantizar que el temario, la elección de los representantes del Congreso, y el Congreso mismo atienda a las necesidades de la comunidad del IPN.

La experiencia más cercana a un Congreso de este tipo es el Congreso Universitario de 1990 en la UNAM, el cual fue un logro del movimiento estudiantil universitario de 1986, sin embargo los resultados del congreso no fueron los esperados, desde la Comisión Organizadora del Congreso Universitario (COCU), los intereses de las autoridades obtuvieron la mayoría en la misma y los resultados del Congreso no fueron del todo correctos para la universidad, las secuelas de los acuerdos de ese congreso se mantuvieron hasta 1999, año en que tuvo que estallar un nuevo movimiento estudiantil (Ver anexo al documento).

El Congreso sin duda tendrá que ser académico, pero debemos ser conscientes de que la política educativa y la cuestión académica son un producto de la política económica y social manejada por el régimen, y más en el IPN donde los grupos de poder de las autoridades, están vinculados plenamente a ciertos grupos de poder del Estado mexicano.

Debemos asegurar que los sectores estudiantiles, académicos y PAAEs que nos representen, sean conscientes de la lucha de poder que se da a lo interno del IPN, los sectores democráticos de los tres sectores nos enfrentaremos a los grupos internos del IPN que se niegan a que las cosas cambien en el instituto, o peor aún, que están esperando el momento adecuado para implementar su proyecto educativo que fue truncado por el movimiento de 2014.

Los grupos de poder, vinculados al PRI, PAN o incluso el PRD, los grupos de choque a lo interno del IPN, y el charrismo sindical de la Sección 60 y 11 del SNTE sin duda intentaran influir para mantener sus privilegios, debemos asegurar mecanismos democráticos de elección para evitar que los intereses particulares se impongan a los intereses de la comunidad y asegurar que los candados que pongamos no sean limitativos para los sectores democráticos en el IPN.

La democratización del IPN es la consigna fundamental en el Congreso, pero esta no se puede llevar acabo con la estructura actual del IPN, donde el presidente impone al Director General, este a su vez elige a los directores de las unidades académicas, donde los Consejos Técnicos y el Consejo General Consultivo no son representativos y no son resolutivos.

Para llevar a cabo la democratización del IPN debemos cambiar esa estructura vertical del IPN, impulsado cambios en la reglamentación, donde se establezcan mecanismos para democratizar la institución.

Somos conscientes que así como la lucha por la transformación de la educación no puede estar alejada de la lucha por la transformación de la sociedad, la democratización del IPN es solo parte de la lucha por una sociedad más democrática. El IPN solo es un reflejo de lo corrompido que está el Estado mexicano, que se ha creado para cubrir los intereses del gran capital. Necesitamos un Estado de los trabajadores y una sociedad igualitaria para poner a un IPN democrático al servicio de la sociedad y así, como dice nuestra Ley Orgánica, llevar adelante los objetivos de la revolución que emprendieron en el pasado los campesinos y obreros de este país.

 

Por la democratización del Instituto Politécnico Nacional

El elegir a las autoridades en una universidad no es una utopía, tenemos ejemplos actuales donde nos muestra que esto es posible, pero sin duda la mejor forma de mantener las conquistas del movimiento estudiantil, es mantener una organización sólida, permanente, combativa en el terreno estudiantil.

Para poner un ejemplo de lo que podría ser el IPN, tomaremos el modelo de la universidad Autónoma de Chapingo, es uno, hay muchos más con los que podamos enriquecer la discusión:

Universidad Autónoma de Chapingo.

La estructura de gobierno de la Universidad Autónoma Chapingo, estará integrada por:

I. La Comunidad Universitaria;

II. El Consejo Universitario;

III. El Rector;

IV. Las Comunidades Regionales;

V. Los Consejos Regionales;

VI. Los Vicerrectores;

VII. Las Comunidades de División;

VIII. Los Consejos de División;

IX. Los Directores de División;

X. Las Comunidades de Departamento;

XI. Los Consejos de Departamento y

XII. Los Jefes de Departamento.

Notemos que la Comunidad Universitaria se antepone a cualquier autoridad o instancia en la universidad, la comunidad es la autoridad máxima en la universidad, a la cual se le da las siguientes atribuciones:

Artículo 25o.

La Comunidad Universitaria tendrá entre otras, las siguientes atribuciones:

I. Conocer, discutir y tomar decisiones sobre los asuntos y problemas de la Universidad, a excepción de los Académicos.

II. Elegir y en su caso remover al Rector.

III. Conocer los reglamentos generales de la Universidad.

IV. Aprobar el reglamento del Consejo Universitario.

V. Aprobar las modificaciones que se hagan al presente Estatuto

VI. Conocer los acuerdos del Consejo Universitario.

VII. Y todas las que le otorga la Ley que crea la UACh.

La comunidad Universitaria tiene la facultad de elegir y remover al rector de la universidad, entre otras atribuciones, para llevar a cabo estas hay instancias que están plasmadas en la misma ley de la universidad

Artículo 26o. La Comunidad Universitaria para ejercer sus atribuciones se manifestará por:

I. Asamblea General;

II. Plebiscito por voto directo, escrito y secreto;

III. Por cualquier otro medio que estime conveniente.

Artículo 31o. El proceso de nominación de los representantes departamentales, se ajustará a la reglamentación particular que elabore cada comunidad departamental. La elección será por voto universal, debiendo participar al menos el 50% + 1 de esa Comunidad.

Artículo 41o. La elección del Rector se realizará en plebiscito por voto universal directo, escrito y secreto de los miembros de la Comunidad, teniendo que participar por lo menos el 50% + 1 de ésta.

La Asamblea General Universitaria en la universidad de Chapingo, está facultada para elegir a sus directivos, y está plasmada dentro de la estructura jurídica de la Universidad.

Puede ser un modelo que podemos someter a discusión, no decimos que es perfecto y que se cumpla al pie de la letra, el cumplimiento de las leyes y los reglamentos también depende de la correlación de fuerzas, si la comunidad está organizada, las reglamentaciones se pueden cumplir a su favor, si hay un proceso de desorganización las leyes y reglamentaciones que nos benefician nunca las cumplirán, como sucede comúnmente.

La elección de las autoridades en las universidades por la comunidad es un hecho a pesar de la opinión del actual director general del IPN, Enrique Fernández.

 

Nuestras propuestas para el Congreso Nacional Politécnico

Durante el movimiento que el IPN vio gestarse, el comité de lucha fue blanco de una campaña de desprestigio y señalamientos como consigna de la autoridad, ahora en los preparativos para el CNP, vemos que esta bandera comienza a ser de nuevo la última alternativa de las autoridades al ver que los estudiantes organizados seguimos constantes y en pie de lucha. Hemos visto en los últimos días como en sectores de la AGP, pero sobre todo en la CECOCNP, permea este discurso. Señalan que el CLEP está detrás del congreso por intereses ajenos al politécnico. Es por ello que los militantes del CLEP escribimos esto antes de seguir con una política de desgaste que no aporta al movimiento estudiantil.

EL comité de lucha Estudiantil Politécnico CLEP, ha sido una organización de los estudiantes y para los estudiantes del IPN, ha sido pieza fundamental para resolver demandas de estos. Creado en el movimiento de 1968 para hacerle frente a las asociaciones estudiantiles que solo veían por los intereses de las autoridades y frenaban al movimiento que en ese momento se gestaba estuvimos presentes en 1971 cuando asesinaron a muchos de nuestros hermanos de lucha, también estuvimos en la primera línea cuando en 1987 la comunidad estudiante decidió sacar a los porros del poli , firmes en las luchas contra los cambios a la ley orgánica que pretendía privatizar el carácter público de la educación del poli donde conseguimos detener la privatización del IPN, resistentes cuando aprobaron el reglamento general de estudios y constantes en esta huelga que tuvo a cabo el politécnico por la caída de un reglamento impuesto y la lucha por democratizar al IPN.

Nunca lo hemos negado el comité de lucha tiene una fuerte convicción hacia el marxismo y la teoría que reivindique los intereses de la clase trabajadora, pues desde que nació el comité hasta ahora los que estudiamos en el poli somos hijos de obreros y trabajadores que son quienes pagan nuestra educación y es nuestro deber defender dichos intereses.

La lucha que libró el pasado mes de septiembre todo el IPN, no tenía tal magnitud desde hace 46 años, y uno de los puntos clave para materializar las conquistas del movimiento estudiantil es el CNP. El Congreso Nacional Politécnico es uno de los puntos que el movimiento vivo del politécnico que arrebato al gobierno federal y con ello, la posibilidad de conducir al Instituto a la vida democrática que tanto le hace falta, a la transformación real y profunda de planes y programas de estudio y la dirección de qué país necesitamos y queremos y que profesionistas vamos a salir a dejar la técnica al servicio de nuestra clase trabajadora.

Construir la estructura de un congreso, que no se limita a la participación estudiantil, sino a la de todos los sectores de la comunidad politécnica no es tarea sencilla, y es por eso que debe crearse la Comisión Organizadora del Congreso Nacional Politécnico COCNP, dicha comisión que la integrará como quedo acentuado , entre representantes de la Asamblea General Politécnica y el Director General en común acuerdo, en caso de no existir acuerdo, se realizará un referéndum para decidir la planeación de esta COCNP.

 

Pero ¿Cuáles son las funciones de la COCNP?

Pues bien, la Comisión organizadora, tiene precisamente la facultad y tarea de realizar el diagnóstico del IPN, para así poder colocar los ejes en los que irá encaminado el Congreso Nacional Politécnico, la convocatoria para elegir representantes, la proporcionalidad, perfiles y procesos de elección.

Actualmente hay diferencias entre la AGP y el CECOCNP, ambos emanados del movimiento de septiembre, en las cuales se conciben de diferentes formas a la COCNP. Creemos que la discusión y el trabajo de base aun en un momento de reflujo son la única forma de darle cause y dirección acertada a los trabajos rumbo al congreso.

No podemos perder de vista los objetivos e intereses que tiene el sector estudiantil, el sector democrático y base docentes y personal no docente, que es la democratización en la toma de decisiones del IPN y la solución de sus reivindicaciones.

Pensar por ejemplo en sustituir los órganos actuales como los CTCE, a órganos más democráticos como lo que sucede en Chapingo, incluso donde la asamblea general esta reglamentada en su ley orgánica, o que el Consejo General del IPN se integre de forma distinta, como el caso del Consejo Universitario de la UACM, donde los estudiantes, profesores y trabajadores toman las decisiones y el rector solo es un miembro más del consejo y en este no recaen todas las decisiones.

Ejemplos para democratizar nuestra escuela, hay varios por mencionar ejemplos, lo que si queda claro es el carácter urgente por reflexionar y discutir acerca del papel de los estudiantes en cuanto a los planes y programas de estudio, las relaciones laborales de los trabajadores y docentes del poli, si en verdad estás son acordes a los derechos y conquistas laborales que deberían existir, incluso revalorar el papel de los órganos que hay actualmente en el politécnico sobre los egresados, si en verdad estos ayudan a conducir a los estudiantes en esa transición o solo sirven, como se estructuran actualmente algunas asociaciones, como cuerpos corporativistas a la servidumbre del PRI y del régimen autoritario del instituto.

Cuando pensamos en el tipo de congreso que queremos, damos un paso a pensar quienes son los compañeros que deben estar defendiendo esas posturas en el COCNP y CNP.

El comité de lucha a través de 46 años ha entendido en teoría y práctica que la tarea que tenemos por democratizar al poli no es sencilla, y que es ingenuo pensar que solo con buenas voluntades y evadiendo discusiones vamos a conquistar el congreso. Es necesaria la alianza entre todos los sectores democráticos del IPN para construir una alternativa y defenderla. Vemos con preocupación que mucho de la propuesta que abandera la CECOCNP, pues como una bola de nieve, se va acrecentando una brecha entre lo que se cree que será el Congreso y lo que será si dejamos que pasen propuestas que en lugar de ponerle candados a las autoridades y sectores más conservadores del Instituto, le ponemos candados a los sectores que desde hace años hemos luchado por la democratización de nuestra casa de estudios.

La comunidad Politécnica está integrada sobre todo por estudiantes, trabajadores y profesores, sectores que desde la creación del IPN mismo, han tenido formas de organizarse diversas pero que sin duda lo hacen para defender sus derechos laborales, estudiantiles o académicos incluso.

Es verdad que los órganos de representación estudiantil oficiales (Consejo técnico consultivo escolar), en muchos casos han perdido toda legitimidad, pues la forma de elegirlos no es democrática al perderse con los años la tradición de organización en el poli, desde hace años el CTCE pareciera solo la oportunidad de obtener intereses particulares cuando se acerca la elección de autoridades locales.

Pero también es cierto, que las organizaciones estudiantiles de años, como comités de lucha y otros colectivos , incluso compañeros a título personal han tratado de democratizar estos espacios y representar las demandas de las escuelas a las que representan.

Los docentes y personal de apoyo, por otro lado, son parte del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación SNTE, la creación de este fue un logro de la clase trabajadora, con la creación de sindicatos, por una histórica lucha por reivindicaciones salariales, de prestaciones y alto a los abusos de los patrones.

El SNTE así como la federación de estudiantes que tenían los estudiantes del IPN, al pasar de los años dejo de ser un espacio democrático en pro de los trabajadores y de la educación, el claro ejemplo es la antigua presidenta del sindicato encabezada Elba Esther Gordillo, quien abusando de su cargo, hizo del SNTE solo una máquina de votos para el PRI, con la compra de votos a cambio de plazas, aumento de horas, o el apagar los intentos por democratizar este órgano , incluso desviar presupuesto para estos fines corporativistas.

La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, es el logro de trabajadores y docentes del SNTE por arrancar la corrupción del sindicato y democratizarlo, es la resistencia y oposición a los intereses del Estado que está favor del capitalismo y que en ningún momento apoyaran a la clase trabajadora. El 2013 la Ciudad de México fue parte de una lucha ejemplar parte de compañeros de la Coordinadora que se opusieron a la imposición de la Reforma educativa, incluso tuvieron que ser desalojados del zócalo y ni así pudieron callar su voz ni comprar su lucha.

Con lo anterior, vemos que la organización dentro y fuera del IPN han sido la única forma de enfrentar golpes al instituto y a la educación pública y gratuita. Por ello la línea de las autoridades es la de ponerle candados a los sectores más organizados, para poder filtrar, legitimar en el Congreso Nacional Politécnico las propuestas que el movimiento echó para atrás en septiembre

En el CLEP creemos que lejos de poner candados a los perfiles de la COCNP, debemos asegurar mecanismos de elección democráticos y no que simulen procesos como han venido ocurriendo en muchos años en el poli y en la sociedad. Que sean las asambleas el corazón de la discusión y de la construcción de representatividad por escuela que defenderá una posición y conformación del Congreso Nacional Politécnico.

Que de cada escuela deben salir un representante estudiantil, uno docente y un trabajador y que la conformación de estos en todas las escuelas deberán a través de la asamblea y con los voceros de la AGP discutir el programa y tareas de la CONCP anteriormente mencionadas, incluso de ese espacio deben salir 20 estudiantes, 15 trabajadores y 15 docentes para que sean el interlocutor con el director general rumbo al congreso, sin que las autoridades y el director general intervengan en las posiciones del movimiento estudiantil.

En ningún momento el Comité de lucha Estudiantil Politécnico va a bajar la guardia ni a esconder sus posiciones políticas e intereses de lucha, creemos que en un momento tan importante para el IPN como esté la discusión es el mecanismo para avanzar y no con una política de rumores o desprestigio.

UNIDOS Y ORGANIZADOS VENCEREMOS

 

Anexo:

El Congreso Universitario de 1990: lecciones que el movimiento IPN debe tomar en cuenta

A continuación publicamos una colaboración del compañero Nahúm Pérez Monroy sobre las lecciones del congreso universitario del 90 en la UNAM y las lecciones que se deben de aprender de esto para el futuro congreso politécnico.

 

Un terremoto sigue sacudiendo al Instituto Politécnico Nacional (IPN). Tal y como era de esperarse, el regreso a clases no ha significado el fin del movimiento estudiantil que durante 78 días mantuvo una vigorosa huelga por la defensa del carácter nacional y público de la institución. En el momento en el que se escriben estas líneas, cientos de estudiantes de diversas vocacionales han tomado la Dirección General en demanda de la solución de sus pliegos petitorios internos y de la destitución de directores que habían amenazado con tomar represalias contra los estudiantes una vez terminado el paro.

 

Lo que estamos presenciando es inédito. Durante décadas una corrupta casta de funcionarios que derrochaba impunemente el presupuesto y que mantenía un control violento sobre las escuelas haciendo gala de su prepotencia, pudo preservar el poder de la institución gracias al cobijo que durante tanto tiempo le otorgó el aparato estatal. La burocracia del IPN como fiel copia de la burocracia gubernamental de los mejores tiempos del PRI, se envolvía en los símbolos del nacionalismo revolucionario mientras mantenía grupos de porros y golpeadores en las escuelas para inhibir la organización democrática de los estudiantes.

 

Ahora que empiezan a dibujarse con mayor nitidez las consecuencias de la huelga, es evidente que la burocracia no puede mantener el control sobre los estudiantes tal y como lo hacía en el pasado. Los politécnicos ya no son los mismos después de haberse apoderado de las aulas y haber sostenido un movimiento heroico durante más de dos meses. Una nueva cultura de lucha estudiantil ha nacido en el Instituto.

 

El movimiento estudiantil demanda ahora la democratización completa del IPN: que todos los burócratas que han exprimido y lucrado con los recursos del instituto sean expulsados de manera definitiva, ¡pero no para que lleguen unos nuevos!, sino para que sean los estudiantes y los profesores los que tomen en sus manos las riendas de la institución y en adelante los elijan democráticamente. La única carta que tienen las autoridades por el momento en su favor es el tiempo: esperar a que el movimiento se desgaste, pierda fuerza y a que las generaciones cambien para que se pueda reinstaurar el control. Para ello el director general Enrique Fernández Fassnach, cuentan con la promesa del Congreso politécnico.

 

La demanda de Congreso politécnico fue ganada por el movimiento para transformar completamente al instituto. En un inicio las autoridades del IPN y el gobierno federal dudaron sobre la pertinencia de llevarlo a cabo, pero conforme han pasado las semanas y los días, se han dado cuenta que es el pretexto idóneo para dar largas a las demandas más urgentes de los estudiantes diciendo que “no podemos trastocar el marco normativo” y que por lo tanto los estudiantes “deben ser pacientes”. ¡Pero esta historia no es nueva!

 

En la historia del movimiento estudiantil mexicano existe un episodio histórico en el que las autoridades de la UNAM y el gobierno federal operaron del mismo modo para hacer fracasar la lucha universitaria. En el fondo la estrategia fue exactamente la misma: hacer creer a los estudiantes que todas sus peticiones se resolverían en un Congreso y convencerlos de que se dejaran de movilizar. La experiencia de la que hablamos es la del Congreso Universitario de 1990 y sus enseñanzas son completamente pertinentes ahora, puesto que muchos de los principales asesores de las autoridades politécnicas hoy, tal como el subsecretario de la SEP Fernando Serrano Migallón (antes abogado general de la UNAM) de Salvador Malo (ex secretario general de la UNAM) y de otros, en años anteriores se distinguieron por ser los más enérgicos promotores de reformas privatizadora de la UNAM y por reprimir la movilización de los estudiantes. No es coincidencia que estos viejos traficantes de la política ahora estén al frente del diálogo con el movimiento politécnico.

 

 

 

¿Cómo fue ganado el Congreso Universitario de 1990?

 

Al igual que en el movimiento del IPN, el Congreso Universitario de 1990 fue ganado gracias a una huelga masiva en la UNAM en el año de 1987: la huelga del Consejo Estudiantil Universitario (CEU). El análisis mismo de este movimiento requeriría mucho más espacio del que aquí nos proponemos abarcar. Debemos conformarnos con señalar que éste fue el primer movimiento de masas que después de Tlatelolco, logró tomar las calles y frenar el plan de privatización de la Universidad encabezado por el entonces rector Jorge Carpizo.

 

Con la demanda de Congreso Universitario, los estudiantes esperaban poner fin a la estructura antidemocrática de gobierno que está vigente en la Universidad desde 1944. Esperaban una democratización de raíz que pusiera fin a los privilegios de los burócratas y las élites siempre al servicio de la burguesía y del aparato estatal; pero sobre todo esperaban establecer un nuevo modelo de Universidad en donde las decisiones fundamentales, los planes y programas de estudio; la definición de los procesos de ingreso y egreso de estudiantes; y una amplia gama de cuestiones relativas a la academia, la investigación y la difusión de la cultura, estuvieran en manos de la misma comunidad y no de una minoría parasitaria.

 

Al igual que en el IPN, en la UNAM la estructura de gobierno es muy arcaica y autoritaria. La diferencia consiste en que mientras en la Universidad existe una autonomía que dificulta que los diversos gobiernos en turno se entrometan en los asuntos internos de la institución, en el IPN el gobierno federal tiene injerencia directa en cada uno de los aspectos institucionales empezando por la elección del director general. Pese a estas disparidades, la estructura de gobierno de ambas instituciones es igual de vertical y ha dado lugar a la creación de verdaderas mafias interesadas en perpetuar su control sobre las instituciones.

 

 

 

La preparación del Congreso de 1990 y el desgaste del movimiento estudiantil

 

Después de la huelga de masas de 1987, las autoridades de la UNAM veían como una seria amenaza que la correlación de fuerzas que los estudiantes habían acumulado, se expresara en el Congreso Universitario, pues a todas luces, la posición de las autoridades quedaría en minoría. Por este motivo la burocracia, empezó a posponerlo indefinidamente apostando al recambio generacional y al desgaste. Como consecuencia el interés de la generación que hizo la huelga se esfumó y la participación de profesores y estudiantes se vino abajo.

 

Para la organización misma del Congreso se conformó una Comisión Organizadora del Congreso Universitario (COCU) cuyos trabajos avanzaron lentamente hasta 1990, es decir más de tres años después de la huelga. Ya hacia 1989 el nuevo rector de la UNAM José Sarukhán, tuvo todas las condiciones políticas para sustituir a los antiguos integrantes de la COCU por unos más dóciles. Durante meses los trabajos de la comisión avanzaron muy lentamente no sólo por el sabotaje consciente que la burocracia hizo al proceso, sino también por la discusión técnica de los detalles del Congreso: composición, delegados, mesas temáticas, etcétera (Ver Imanol Ordorika, La batalla por el campus, p. 333-334).

 

Fue hasta noviembre de 1989 que la COCU definió la composición de los delegados al Congreso: 318 académicos (37.5%); 318 estudiantes (37.5%); 106 investigadores (12.5%); 53 trabajadores administrativos (6.25%); y ¡53 autoridades! (6.25%). Como se puede apreciar las autoridades y los investigadores, (que son por tradición los sectores más conservadores y elitistas de la Universidad) estaban sobrerrepresentados en exceso. Ya por principio las autoridades no debían estar incluidas como sector propio, puesto que para ocupar un cargo directivo en la Universidad es necesario ser académico de la institución. De esta manera ya antes de iniciar, todo apuntaba a que la burocracia tendría un gran control sobre amplios sectores de los académicos y los investigadores en el Congreso, y por si esto no fuera suficiente, tendría las riendas de la presidencia del acto.

 

Fue hasta diciembre de 1989 que la COCU emitió la convocatoria para el Congreso Universitario, señalando que antes de su apertura habría eventos preliminares como conferencias, foros temáticos y procesos de elección. Imanol Ordorika, dirigente estudiantil de la época y una de las principales figuras del Congreso concluyó en su libro La disputa por el campus:

 

…este no era el Congreso que los estudiantes de 1986 habían imaginado: el proceso de discusión había sido restringido a una serie de eventos puntuales; la composición restaba representatividad a los sectores académicos de la institución a favor de las autoridades; la paridad entre estudiantes y profesores no había sido alcanzada; los foros locales no eran resolutivos y tendrían poco impacto en la transformación de cada una de las dependencias universitarias… (Ibíd., p. 334).

 

Como puede apreciarse, las condiciones de los estudiantes en el Congreso ya eran muy desfavorables. Años de retraso, desgaste y olvido, habían contribuido a que al final las autoridades tuvieran mayor control sobre la organización del evento. Cuando las fuerzas del movimiento estudiantil percibieron esto, se dieron cuenta que ya era demasiado tarde y que el Congreso podría ser utilizado para reintroducir los planteamientos de privatización de la Universidad. Todo lo contrario a lo que la generación de 1987 había pensado.

 

 

 

¿Qué sucedió en el Congreso Universitario de 1990?

 

El Congreso Universitario de la UNAM se llevó a cabo del 14 de mayo al 5 de junio de 1990 en el frontón cerrado de Ciudad Universitaria, y fue presidido por un personaje clave de la política universitaria: José Narro Robles, militante priísta y burócrata de tradición. Aunque al inicio la realización del evento generó expectativa y tuvo impacto en la prensa, la participación en el mismo fue reducida. Las fuerzas del movimiento estudiantil no se involucraron ampliamente en el Congreso, además de que para entonces ya se encontraban muy divididas. Por otro lado, la participación fue más alta entre los sectores de elite de la universidad que de los mismos estudiantes y académicos. Ordorika nos relata:

 

La composición política de los representantes electos al Congreso fue relativamente equilibrada: clara mayoría para los sectores democráticos entre los estudiantes; ligera mayoría para los sectores afines a las autoridades entre profesores e investigadores. Los delegados correspondientes a las autoridades inclinaron la balanza hacia este sector. Ninguno de los dos polos alcanzó la mayoría calificadas de 66%, requerida para los resolutivos del Congreso. (Ibíd., p. 335, El énfasis es mío).

 

Todas las condiciones estaban volcadas a favor de las autoridades universitarias si se toma en cuenta, que ellas a diferencia de los estudiantes, contaban con asesores a sueldo, con el equipo propagandístico gubernamental y la capacidad de chantajear laboralmente a los delegados académicos e investigadores que no acataran la línea oficial. Además de todo, los planteamientos de reforma institucional de los estudiantes eran muy ambiguos.

 

Para el Congreso fueron electos 846 delegados y después de su plenaria inaugural el evento se dividió en las siguientes mesas: I) Universidad y Sociedad. La Universidad del futuro; II) Formación académica y profesiones; III) Estructura académica de la UNAM; IV) Relaciones y métodos de enseñanza aprendizaje; V) Ingreso, permanencia, promoción, titulación y nivel académico; VI) Infraestructura y condiciones materiales de estudio y para la labor académica. Los servicios académicos; VII) La carrera académica en la UNAM; VIII) Investigación; IX) Extensión, difusión y medios de comunicación universitarios; X) Gobierno, administración y legislación; XI) Patrimonio, financiamiento y presupuesto.

 

En el Congreso las autoridades intentaron imponer nuevamente el plan de privatización de la UNAM, pero los estudiantes reactivando la movilización desde las escuelas acumularon apenas la fuerza necesaria para impedirlo. En oposición, todas las iniciativas de reforma democrática, como la modificación de la Ley Orgánica, fueron boicoteadas por la burocracia y los pocos acuerdos alcanzados, como la desaparición del Tribunal Universitario (organismo anticonstitucional encargado de expulsar estudiantes), jamás fueron asumidos por las autoridades.

 

Al igual que el actual movimiento politécnico, el Congreso Universitario de 1990 fue arrebatado a las autoridades con un movimiento en ascenso, con las escuelas tomadas, con cientos de miles de jóvenes en las calles, pero sin las masas en el mismo nivel de efervescencia, no existieron las condiciones para orillar a la Rectoría a acatar los acuerdos. La estrategia de la burocracia fue desgastar a los estudiantes, convencerlos de que ya no era necesario de que se movilizaran y así esperar a que la apatía ganara terreno. Como consecuencia, el Congreso Universitario no consiguió la transformación democrática anhelada. El resultado fue un empate. Una estudiante que fue delegada por aquellos años recuerda: “En el Congreso quedaron trabadas las fuerzas. Fue un agarrón, pero quedaron las fuerzas empatadas. El movimiento no pudo ir hacia una transformación democrática, aunque sí logró detener nuevamente el Plan Carpizo.”

 

Con el desenlace del Congreso hubo un desconcierto generalizado en las fuerzas del movimiento estudiantil. Los resultados no cubrieron ni mínimamente las expectativas que la generación del de la huelga de 1987 se había trazado para democratizar a la UNAM. Como consecuencia, se generó un periodo de desmoralización y reacción en la Universidad que permitió a las autoridades hacer una contrarreforma a los planes y programas de estudio del Colegio de Ciencias y Humanidades en 1995, donde además fueron eliminados dos de sus cuatro turnos. Años más tarde, en 1997, restringieron el pase automático de los estudiantes del bachillerato a la licenciatura; y finalmente en 1999, intentaron incrementar nuevamente las cuotas de inscripción.

 

 

 

Lecciones para el movimiento politécnico

 

Por supuesto, la experiencia del Congreso Universitario de 1990 debe ser tomada únicamente como un punto de referencia a la hora de diseñar una estrategia de lucha en el IPN, pero en ningún caso se debe ignorar que ayer como ahora las autoridades buscan generar desgaste y apatía entre los estudiantes. Ansían que la efervescencia generada por la huelga de 2014, que todavía es muy reciente, se disipe para que con una nueva correlación de fuerzas, puedan ahora sí, desmembrar al instituto.

 

La enseñanza más importante que el movimiento politécnico debe tomar en cuenta es que su principal fuerza está en la movilización y no en la promesa de un Congreso que las autoridades intentarán controlar, manipulando y comprando delegados. Es por ello que si el movimiento puede conquistar reformas a través de la movilización directa en lugar de esperar, debe hacerlo sin demora. Tanto más se alarguen los preparativos del Congreso, el interés y la participación de la comunidad se irá diluyendo. Es importante que el movimiento estudiantil comprenda que ni las autoridades ni el gobierno federal le concederán nada que no arrebate con la lucha en las calles.

 

La burocracia llamará a los estudiantes a ser pacientes. Intentará convencerlos de que todas sus peticiones se resolverán en el Congreso, les dirá que para ello ya hay tiempos establecidos, pero en la vía de los hechos, apostará por el recambio generacional y el desgaste utilizando todos los mecanismos para que éste se aplace más y más. Una vez que esto suceda será muy sencillo aislar a los delegados y meterlos discusiones interminables y procesos engorrosos.

 

Esto no significa que los estudiantes no deban diseñar propuestas claras para democratizar al instituto o que el Congreso carezca por completo de sentido, pero es importante no caer en el fetichismo institucional, ni pensar que las mafias que lo controlaron por décadas dejarán sus privilegios con un debate entre caballeros. Tan pronto las fuerzas del movimiento estudiantil se confíen, los funcionarios y el gobierno volverán a enseñar los colmillos para defender sus intereses.

 

En otro tiempo las autoridades del Politécnico no hubieran tenido el más mínimo escrúpulo, en utilizar la violencia porril contra los estudiantes organizados. De hecho, en agosto de 2007, las autoridades no tuvieron el más mínimo empacho en usar a los granaderos para desalojar una manifestación pacífica del Movimiento de Estudiantes No Aceptados (MENA) en la Dirección General. Ahora, con lágrimas de cocodrilo en los ojos, se lamentan de que los estudiantes de vocacionales que acaban de tomar ese mismo edificio no quieran esperar al Congreso. El movimiento estudiantil del IPN debe reflexionar que todavía cuenta con un contexto nacional favorable que le permite ejecutar reformas de manera directa a través de la movilización en lugar de esperar a un Congreso incierto. Los estudiantes no deben perder de vista que sólo ejerciendo medidas de presión desde ahora podrán asegurar que el proceso de reforma sea verdaderamente democrático y que los resolutivos acordados por la comunidad del instituto se lleven a cabo.

 

¡Es hora de democratizar al Politécnico y limpiarlo de las mafias que lo han enquistado durante décadas!

 

¡Que se vayan todos! ¡Los estudiantes, los profesores y los trabajadores deben elegir sus propios gobiernos escolares!

¡Pueden y deben hacerlo desde ahora a través de la movilización!

Fecha: 

15 de abril de 2015

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