Un sombrío panorama económico que augura más inestabilidad social

Escrito por: 

Carlos Márquez

“México es el país de la desigualdad. Acaso en ninguna parte la hay más espantosa en la distribución de fortunas, civilización, cultivo de la tierra y población”. 

Alexander von Humbold, inicios del siglo XIX

 
images_14.jpgEl gobierno de Peña Nieto, que parecía implacable con su avance en el programa de la gran burguesía aprobando una contrareforma tras otra, se sintió en una cuerda floja en medio de un precipicio cuando se enfrentó con el ascenso del inspirador movimiento de masas que vivimos los últimos meses del 2014. Idelfonso Guajardo, el Secretario de Economía, lo describió así: “Íbamos muy bien y en septiembre nos despertaron con un elemento que en el sistema de planeación no estaba al cien por ciento conceptualizado. Ese elemento no es una novedad, es un recordatorio que este país ha tenido un crecimiento desigual, que no es la primera vez que se apunta desde el punto de vista de analistas económicos, de la naturaleza de dos Méxicos” (La Jornada  10/01/15).
 
La burguesía y sus economistas saben bien que su política está sentando las bases para una reacción de las masas. La huelga de los estudiantes politécnicos y la lucha en apoyo a Ayotzinapa son una muestra de ello. La clase dominante cree que siempre tendrán la fuerza para contener, desgastar y desviar la lucha, pero es como si estuvieran jugando con fósforos junto a dinamita.
 
El caso Ayotzinapa ha dejado en claro, además de los vínculos entre el Estado y el narcotráfico, el grado de descomposición social que reina entre el Rio Bravo y el Suchiate. Esto es una muestra del fracaso del capitalismo mexicano, es resultado de tres décadas de continuos ataques que han desmantelado grandes derechos sociales y llevado a una gran polarización social que por un lado se muestra en la creación de multimillonarios y por otra en un empobrecimiento mayor, la descomposición social y las terribles consecuencias que ya conocemos. La Asociación Mexicana para un Comercio Justo calcula que la pérdida del poder adquisitivo del salario es del 70% en los últimos 30 años mientras que hay 35 mexicanos que aparecen en la lista de Forbes entre los hombres más ricos del planeta cuando en 1987 Garza Sada era el único mexicano que aparecía en este listado. 
 
Lo que ocurre en México solo es el efecto local de la crisis orgánica del sistema capitalista. El gobierno de Peña Nieto, al igual que sus antecesores, está preocupado por generar todas las condiciones favorables para que la clase dominante puedan explotar la fuerza de trabajo y los recursos naturales de manera libre (ahora lo hacen con su Ley del agua que permite el libre uso de este recurso a las empresas capitalistas y tendrá como consecuencia saqueo de las comunidades rurales y escases para la población común), con ello intentan atraer la inversión privada que haga crecer la economía, pero a su vez provocan inestabilidad social haciendo al país poco atractivo para la inversión. 
 
Una economía estancada y vulnerable al mercado mundial
 
La economía mexicana está estancada desde hace años con crecimientos raquíticos. En 2014 el Producto Interno Bruto (PIB) creció  2.1% (1.4% en 2013).  La Inversión Extranjera Directa en el 2014 fue de 22 mil 568.4 millones de dólares, siendo el 13° país más atractivo para las inversiones. Sin embargo esta cifra fue 35.9% menor a la del 2013. El gobierno mexicano espera que con la reforma energética se puedan incrementar las inversiones, pero su aplicación se ha retrasado porque el gobierno se vio paralizado con el ascenso de la lucha de clases. Aún cuando estas inversiones se den y se genere un cierto crecimiento, esto será en detrimento de los niveles de vida de la clase trabajadora y las masas en general, pues se hace pisoteando los derechos laborales y saqueando las riquezas naturales del país.
 
El petróleo sigue siendo el sector principal de la economía, México es el tercer exportador de esta mercancía a los EEUU. El año pasado las exportaciones cayeron 13.2% con respecto al 2013 (El Economista 28/1/15), pero con la caída internacional del precio del crudo los efectos pueden ser aún más negativos al reducirse más los ingresos, sumado a que en México la propia producción petrolera ya ha bajado este año. De entrada Luis Videgaray, Secretario de Hacienda y Crédito Público, anunció un recorte de 124 mil 300 millones de pesos para el gasto público, de los cuales 72 mmp serán recortados para las empresas petrolera y eléctrica nacionales. El sector educativo tendrá recortes de 7,800 mmp  pero la Procuraduría General de la República solo disminuirá su presupuesto en 600 mmp (elinformador.com.mx). Para el 2016 se anuncian más recortes.
 
A los efectos en México de la inestabilidad económica mundial, hay que sumar los efectos mismos de la aplicación de la reforma energética, la cual significa la entrada del gran capital en las industrias de electricidad y petrolera. Al ser PEMEX la empresa que más aporta al erario público la mayoría del presupuesto nacional y al ir ahora los ingresos petroleros a los bolsillos de capitalistas privados, significará ataques profundos en el gasto social que se contraerá.
 
Para contrarrestar la reducción presupuestal que implicará la reforma energética, el Estado quería imponer impuesto al valor agregado a medicinas, alimentos y libros, sabía que esta medida podría levantar un gran descontento y oposición, finalmente retrocedió para aprobar otras reformas clave. Ahora trata de que el sector informal, el que más se desarrolla, pague impuestos, pero para el gran capital México es un paraíso donde se siguen pagando impuestos irrisorios. Su consigna es: ¡Que paguen los que menos tienen!
 
Esta política de recortes al gasto social tendrá un efecto negativo para el conjunto de la clase trabajadora. Los recientes ataques a las enfermeras y trabajadores sociales del sector salud, los constantes ataques al magisterio  o el intento de pasar del apartado A al B a trabajadores estatales del DF (lo cual implica grandes retrocesos laborales) son parte de esta lucha por reducir el gasto social, esto solo es el inicio. Todo esto va a llevar a un detrimento de rubros como la educación, la salud, la infraestructura pública y las pensiones.
 
Los EEUU y la economía mexicana
 
Las remesas siguen siendo una válvula de escape para las familias obreras y campesinas y para la economía en su conjunto. Datos del Banco Central nos dicen que en 2014 incrementaron en un 7.8% respecto al 2013, captando por esta vía 23 mil  600 millones de dólares. Si consideramos que la industria petrolera aportó 42 mil 979 millones de dólares, veremos que es un ingreso muy importante para el funcionamiento de la economía del país pero no deja de mostrarnos la incapacidad del sistema capitalista en México de dar una alternativa de vida digna a su propia población. EEUU para disminuir los efectos de la crisis mundial endurece sus políticas migratorias y no será capaz de absorber a toda la fuerza de trabajo que, de manera ilegal, entra a las tierras del imperio. Si se tomaran los parámetros para medir el desempleo usadas antes del inicio de la crisis, ahora se situaría en una tasa de 10.2% en EEUU.
 
La inestabilidad y la falta de inversión en México han llevado a una devaluación del peso frente al dólar que ha alcanzado niveles históricos. Esto puede permitir elevar la cantidad de pesos por venta de petróleo abaratando también las mercancías de exportación, haciéndolas más competitivas. Sin embargo esto tendrá un efecto inflacionario al encarecer las importaciones, algo que resentiremos las familias trabajadoras. El gobierno mexicano pondrá a subasta 5 mil millones de dólares con el argumento de contener la caída del peso.
 
El petróleo, sus derivados e industrias extractivas son la principal fuente de ingresos, pero solo representan el 10.4% de las ventas totales al exterior, el 89.4% de las mismas son productos manufacturados, 26.4% del total son de la industria automotriz. En última instancia las exportaciones mexicanas dependen del consumo de los países desarrollados y particularmente de los EEUU, los ingresos de los trabajadores en EEUU está en su nivel más bajo desde hace 65 años que es cuando iniciaron los registros estadísticos y hay una política de ir avanzando constantemente en los recortes y la austeridad. 
 
Podemos augurar que, para proteger su economía, en el futuro EEUU endurecerá aún más su política migratoria y aplicará más  medidas proteccionistas que afectaran a las exportaciones e ingresos de remesas en México. Somos completamente dependientes de los vaivenes del mercado mundial.
 
Sumisión imperialista
 
Al cierre de 2014, el saldo de la deuda del sector público federal se situó en 6 billones 948 mil 276.7 millones de pesos. Comparada con la registrada en diciembre de 2012, cuando inició el gobierno de Peña Nieto, acumuló en los dos años un crecimiento de 29.8 por ciento, de acuerdo con la información de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).  Esto representa un endeudamiento de 2 mil millones de pesos por día (La Jornada 1/02/15). La deuda pública equivale al 40% del PIB. Otro dato alarmante es que se están usando los fondos de retiro de los trabajadores para pagar la deuda gubernamental, comprando con esto, por ejemplo bonos de deuda. Según la Consar el 50% de los fondos para el retiro se han usado para pagar esta deuda (La Jornada 4/03/15).
 
La deuda externa es un mecanismo de control y saqueo de los países imperialistas porque los pagos terminan siendo solo para cubrir los intereses. De enero a noviembre el estado mexicano gastó 5 mil 902 millones de dólares por intereses y otros gastos de la deuda (La Jornada 4/01/15). La deuda ata al gobierno mexicano, el imperialismo lo condiciona y es uno de los mecanismos de presión para que éste aplique sus dictados a favor de sus intereses.
 
La economía ilegal, economía de barbarie
 
Hay cifras que no aparecen en las estadísticas oficiales de la economía pero que son reales. La frontera México-EEUU de sur a norte es un flujo constante e ilegal de fuerza de trabajo y droga, mientras que de norte a sur es un paso constante de armamento ilegal que comúnmente termina en manos del crimen organizado. El Gobierno de EEUU calcula que se lavan al año 29 mil millones de dólares entre ambas fronteras y hay algunos cálculos que sitúan a los ingresos de venta de la droga por encima de las remesas de los migrantes y solo por debajo del ingreso petrolero. 
 
La droga, pese a sus efectos negativos en la sociedad, es una mercancía que contiene valor, pero es tal el nivel de descomposición del sistema capitalista que en México hay un mercado de seres humanos para su prostitución o la venta de órganos. Hay una serie de lucrosos negocios improductivos como las extorciones o los secuestros que piden rescates económicos. Es el surgimiento de una economía de Barbarie.
 
Bajo el capitalismo hay un panorama sombrío
 
Décadas de ataques han minado los niveles de vida de las masas llevando a la sociedad a un caos donde la pobreza es el rey, y la reina la violencia. El gobierno de Peña Nieto realiza todas las medidas posibles para favorecer a los capitalistas pero con ellas solo profundiza las contradicciones sociales, cualquier intento de generar estabilidad económica solo provoca más inestabilidad social. El capitalismo en su etapa actual de decadencia solo puede subsistir atacando constantemente los niveles de vida de las masas, ha dejado de ser un sistema progresista y es incapaz de dar reformas sustanciales a las masas, lo que impera son las contrarreformas. La economía mexicana es completamente vulnerable a la inestabilidad económica mundial como se ha visto con la caída del crudo y la devaluación del peso, en última instancia su estabilidad depende de la estabilidad de Estados Unidos y su capacidad de absorber sus mercancías y un importante sector de su fuerza laboral, que es incapaz de emplear en el territorio nacional.
 
Incluso en el caso en que se consiga un crecimiento económico, este no significará mejoras para las masas pues se sustentará en un incremento de la explotación indiscriminada de la clase obrera y los recursos naturales. El Estado se ve obligado a atacar el gasto social, lo que significará en primer lugar un ataque a cada uno de los trabajadores estatales y un detrimento de la salud y la educación para las grandes masas. El sector industrial no es ajeno a los ataques, empezando por la industria energética, pero pasando por cada una de las ramas recibirán golpes que permitan mantener elevado el volumen de ganancia de los capitalistas. No hay un solo sector de la clase obrera que no vaya a ser atacado en el próximo periodo, es necesaria la unidad de la clase obrera. Hay que seguir el ejemplo que nos ha dado la juventud universitaria en el periodo pasado y realizar acciones como huelgas unificadas en contra de los ataques de este sistema.
 
El pueblo de México está cansado de vivir bajo este sistema de corrupción, explotación y violencia. El capitalismo mexicano, lejos de solucionar las causas que generaron el levantamiento de masas de finales del 2014 acentúa las contradicciones. Pero las protestas de septiembre-diciembre de 2014 solo dan continuidad a años de lucha de clases (desafuero, huelgas mineras-metalúrgicas, APPO, lucha contra el fraude, lucha contra la privatización del petróleo, #YoSoy132, lucha contra la reforma laboral, lucha contra la reforma educativa, autodefensas y policías comunitarias). Los trabajadores y jóvenes mexicanos hemos demostrado una y otra vez nuestra disposición de transformar la sociedad, nos ha faltado mayor organización, una dirección capaz y acciones de masas revolucionarias, como lo puede ser una huelga general, para pasar a una real ofensiva contra el régimen y el sistema que sustentan.
 
El actual sistema capitalista pone a la sociedad al servicio de los intereses del pequeño grupo que sustentan los medios de producción, la economía capitalista es anárquica y ha llevado no solo al país, sino al mundo entero a un verdadero caos. Es hora de que la clase obrera ponga orden, tome las riendas de la sociedad y establezca una economía planificada eliminando la propiedad privada que es la causa principal de la desigualdad. Solo así se distribuirá de manera equitativa la riqueza y se podrá aprovechar todo el potencial humano y natural que hay en nuestra sociedad, así sentaremos la base para que cada ser humano pueda desarrollar sus capacidades, se elimine la lacra del desempleo, exista educación gratuita y de calidad para cada niño y joven y el ser humano pueda vivir sin violencia. Acabar con el capitalismo es una literal lucha de vida o muerte; luchar por el socialismo no es una utopía sino una necesidad que evite que la humanidad se encamine a la barbarie.

Fecha: 

diciembre de 2014

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