IPN, ¿Qué sigue?

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Comité de Lucha Estudiantil del Politécnico

esia.jpgEl pasado miércoles 7 de Enero, 170,000 estudiantes del IPN regresamos a clases. Luego de las mesas de diálogo con autoridades del  gobierno federal y del IPN, en que se firmaron varios acuerdos, los acuerdos internos no se cumplieron en la mayoría de las escuelas, a pesar de que el director general se comprometió a ser flexible con los estudiantes, en las negociaciones durante la huelga. Después del arduo movimiento estudiantil, el regreso a clases significa para muchos politécnicos más presiones para continuar con sus estudios y terminar su carrera. Pero para muchos otros significa seguir adelante con la lucha: darle continuidad al triunfo conquistado.

Algunas escuelas superiores han estado inmóviles durante la primera semana, y muchas  otras –como la ESIA– no estaban dispuestas a esperar a que sus demandas fueran resueltas hasta la celebración del Congreso Nacional Politécnico (CNP). Por eso, el mismo 7 de Enero los estudiantes de la ESIA marcharon a la Dirección General por una resolución acerca de sus planes de estudio y la destitución de su director: Pino Durán, al cual repudian por implementar el controvertido nuevo plan de estudios. Los estudiantes presionaron hasta que salió el director general, Fassnacht, el cual trató de calmarlos. Dijo que no le era posible recibirlos, así que la asamblea de la ESIA exigió que se les entregase una resolución al día siguiente.

Después, varias escuelas del IPN –principalmente las vocacionales– empezaron a movilizarse. Siguiendo el ejemplo de la ESIA, el lunes marcharon alrededor de 400 compañeros de las vocacionales 14, 4, 8 y 10. Incluso ese mismo día algunas hicieron paro de labores por 12 hrs.  Inmediatamente se convocó a una marcha para el día jueves en la Plaza Roja de la unidad de Zacatenco, en la cual marcharon cerca de 1,500 estudiantes. Se concentraron los compañeros de las vocacionales, pero también los de las escuelas superiores, las cuales siguen teniendo dificultades en la resolución de sus pliegos petitorios internos. A esto, las autoridades –como se esperaba– los recibieron con la puerta cerrada. Dieron lectura a un documento donde se enumeraban las escuelas en las que habían renunciado los directores. Eso en realidad no calmó  a los estudiantes, por el contrario, los llenó de coraje. 

El viernes 18 de Enero, se convocaron asambleas masivas en las escuelas y en éstas se decidió correr a sus directores, como en la UPIICSA y la Vocacional 5. Esto se ha suscitado porque la juventud se da cuenta de las trampas de las autoridades, tanto en sus escuelas como en la mismísima Dirección General. Muchos le habían tendido la mano al director, dándole su confianza para que escuchara a la comunidad y trabajara en mejoras para la institución. En tan poco tiempo se ha visto su verdadera cara; para algunos no es una sorpresa. Sabemos lo que la autoridad representa para los  intereses de los  hijos de los trabajadores que estudiamos en el IPN. 

Desde un principio conocíamos los intereses que persigue y defiende este personaje. Los mismos estudiantes en este último proceso comienzan a preguntarse por qué se comporta igual que la ex-directora Yoloxóchitl: tratando de mostrarse como un personaje dialogante, pero al mismo tiempo exigiendo que se respete la legalidad, claro está, entendiendo que la ley es como una telaraña que atrapa a los más pequeños mientras que los más grandes la desgarran (¡esto es así!). A pesar de tener firmados los acuerdos por el mismo gobierno, eso no asegurará su cabal cumplimiento.

Desde las escuelas tratan de hacer lo mismo: invitarnos a respetar la ley, ya que no se la respeta más que para servir a los intereses de la minoría y golpear a los de la mayoría, como lo vemos en la vida diaria. Esta contradicción estalló con el nuevo reglamento, que a pesar de lo represor e insensible que era, de una forma legal lo hubieran aprobado, lo que no fue posible porque el Politécnico salió a la lucha, se movilizó e hizo una gran huelga de 76 días: volanteó, inspiró y después de esto –sólo después– vimos la faceta negociadora del gobierno, que estaba impaciente  porque todos regresáramos a clases. 

Por otro lado, estábamos pasando por un gran proceso social, que era el de los 43 normalistas desaparecidos, un movimiento que sacudió al mundo. La gente marchaba exigiendo la vida de los normalistas guerrerenses, vimos marchas e incluso enfrentamientos con la policía. Vimos campañas internacionales en apoyo a los que estábamos en lucha.  A pesar de que parecían  dos luchas, en realidad sólo había una: era la de la juventud que salió a las calles a expresar su coraje e inconformidad porque está harta de las condiciones de vida cada vez más precarias, que resultan cada día más difíciles, crudas e inhumanas. La desaparición de los estudiantes normalistas  fue el hecho que desencadenó todas esas movilizaciones masivas en muchas partes del país y en otros lugares  del mundo en donde sus condiciones son parecidas.

Sin embargo, los estudiantes del IPN –sobre todo la dirección de la AGP: Asamblea General Politécnica– en su mayoría no entendieron que era necesario vincular las luchas que no estaban divorciadas sino que expresaban lo mismo. Como se mencionó anteriormente, los normalistas estaban en lucha por defender su educación y  por eso los desaparecieron,  y la gente estaba ahí porque entendía bien lo que ocurría en nuestro país: la corrupción, la injusticia, etc. Una gran capa de la dirección de la AGP trató de mantener al IPN inmóvil, aislado y sectario (ajeno a este proceso). A pesar de esto, vimos que en las marchas en solidaridad con Ayotzinapa los contingentes del IPN comenzaban a ser más grandes en cada convocatoria.

La AGP, a pesar de los errores que tuvo, se mantuvo y persiguió las reivindicaciones históricas y las tradiciones del IPN. Reiterando, las movilizaciones, la vinculación y la simpatía con el pueblo permitió que la lucha se mantuviera firme, eso también fue producto de la participación de compañeros situados más a la izquierda que la AGP, que reivindicaban las mejores tradiciones del movimiento estudiantil. La cuestión hoy en día es que algunos integrantes de la AGP y la Mesa de Diálogo tratan de reunirse y sesionar para darle seguimiento a la lucha. El problema es que no  se reúnen con la voz de los estudiantes, sino que muchos ahora se auto-proclaman dirigencia, sin reconocimiento, totalmente desvinculados de la base: todo lo contrario que necesita la comunidad del IPN.

El IPN necesita estar organizado permanentemente  para darle seguimiento a los acuerdos que se ganaron, tanto los generales como los internos. Aunque se ha ganado en un comienzo, que fueron los acuerdos, lo siguiente es el CNP. ¿Cómo se va a trabajar y bajo qué lineamientos? ¿Quiénes participarán? ¿Para qué servirá? Sí bien existe ahora una comisión que trabaja en los lineamientos,  en realidad sólo ha fijado los perfiles de profesores y alumnos que participarán.

Es necesario centrarnos en lo que significa el congreso: la medida en que podemos buscar mejoras para los alumnos, profesores y trabajadores de todos los planteles del IPN y poner nuestra educación al servicio del pueblo trabajador y del desarrollo social. Por ejemplo, que nuestros planes de estudio estén complementados en las áreas que nos  interesan y que tengamos a los profesores y el equipo mejor calificado, constante capacitación y actualización de los profesores, que todo el estudiante que demande beca se le otorgue, becas alimentarias, eficiencia en los trámites burocráticos. En fin, tenemos un sinfín de demandas que los estudiantes podemos defender, porque cada escuela, carrera, turno y salón tienen alguna cuestión por mejorar y con base en lo que se quiera ganar se realizará la selección de los personajes que irán a defender los puntos que decida la comunidad. El Congreso también será un espacio donde las autoridades intentarán que el IPN se ponga al servicio del gran capital, quienes quieren saquear al país y sobreexplotar a nuestro pueblo. Frente a ello nosotros debemos contraponer un proyecto para que el IPN sirva para construir una sociedad igualitaria, donde existan alternativas de vida digna para cada uno de nosotros y no solo para un puñado de multimillonarios que se enriquecen a costa de la miseria de millones.

Debemos luchar en cada momento, en cada asamblea, porque todo este proceso se haga de manera democrática, que todos tengamos derecho a opinar y defender nuestras opiniones. Que  nosotros podamos decidir quién esté al frente de nuestras instituciones. Esta tarea la tenemos que llevar a cabo todos los estudiantes del IPN, sin excepción, ya que no será fácil el volver a encarar a la autoridad, sobre todo si hay gente que intente boicotear los avances que podamos tener. Tenemos que dar una lucha para defender los intereses de la mayoría de los estudiantes, profesores y personal no docente.

Pero de algo tenemos que ser conscientes todos los estudiantes, profesores y personal de apoyo  del IPN, y es que si bien salimos victoriosos, ahora no debemos de bajar la guardia ni caer en el pesimismo, al contrario: hoy más que nunca tenemos que alzar la voz, denunciar cualquier abuso, por mínimo que este sea, no sólo en las escuelas sino en nuestras vidas diarias. Ante cada hecho, debemos comprender que tenemos que organizarnos en nuestro salón de clases, en los comités de nuestras escuelas, seguir la lucha incluso cuando las cosas parezcan marchar bien. Debemos estar preparados en todo momento para salir una vez más a lucha. Incluso puede ser que no sólo lo hagamos para transformar nuestra institución en una mejor, sino que luchemos por una realidad diferente, donde la juventud tenga un verdadero futuro.

facebook.com/ComitedeLuchaIPN

Fecha: 

24 de enero de 2015

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