Tepatlaxco es un pueblo periférico del centro de Naucalpan (Edo. de México),  a tal grado que si hubiéramos realizado éste escrito hace aproximadamente 50 años, estaríamos hablando de un pueblo prácticamente campesino. Hagamos una comparación del pueblo de aquel entonces con el contexto actual de Tepatlaxco.

Antes aquí básicamente la alimentación radicaba en la tierra, es decir, se alimentaban de lo que cosechaban, esto a su vez exigía un mayor acercamiento entre los habitantes y, por tanto, una convivencia más comunitaria. Por otro lado las casas estaban construidas de adobe y tejamanil; su lengua era el otomí, por último, su organización política era lo más parecida a la democracia directa, pues al ser pocos habitantes, se reunían en asambleas  generales, tomando en cuenta todas las opiniones,  con el fin de plantearse las futuras tareas para el beneficio de pueblo.

 

Pasemos ahora a describir la situación actual; hemos asistido a la enajenación total de nuestro pueblo; hombres proletarios y mujeres como empleadas domesticas. Hoy podemos decir que el capitalismo tardío nos ha alcanzado, trayendo consigo, el germen del individualismo; la convivencia se rige por competencia y ambición. Dicho sea de paso, el otomí ha desaparecido al igual que el adobe y el tejamanil, encontrándonos ahora, en la jungla de concreto. 

 

En cuanto a la organización política han ocurrido cambios sustanciales.

 

Primero, de las asambleas generales no quedan restos, se ha impuesto en cambio la “democracia” burguesa, es decir, la representativa. Es importante también mencionar el totalitarismo priista bajo el cual se encuentra sometido el pueblo. Las consecuencias de este último hecho son por tod@s sabidas; se ganan elecciones a costa de la falsa generosidad que es alimentada por la pobreza del pueblo, las autoridades se parecen más a aquel burócrata que ha despegado los pies de su base sin importan que sea hijo del vecino y nieto del antiguo campesino. En pocas palabras, el priismo en nuestro pueblo significa burocratización y corrupción.

 

Ahora, sin embargo, ante este panorama, nosotros no nos asumimos como estructuralistas-deterministas, mucho menos fatalistas, sino como marxistas. En este sentido es que pretendemos ser la oposición desde nuestro pueblo, no solo al PRI, sino al sistema capitalista.

 

A los jóvenes de Tepatlaxco nos ha tocado vivir el fin del campesinado y el principio del capitalismo. A nosotros también nos alimentó la tierra; fuimos y somos testigos de la desintegración de nuestra comunidad a causa de la imposición del capitalismo, más también somos testigos de la degeneración de este sistema y en consecuencia luchamos por su transformación, viendo como única alternativa la revolución socialista, el fin, “el reino de la libertad”.

 

Por todo esto es que nos hemos organizado desde el interior de nuestro pueblo. ¿Qué hemos hecho? Nuestro primer paso fue la creación del colectivo el nuevo pueblo, esta fue y sigue siendo la plataforma que nos evidencia y da a conocer como organización política de oposición. A raíz de esto hemos logrado también echar a andar el proyecto de una biblioteca ambulante y también hemos realizado diversas actividades culturales.

 

En la actualidad ejercemos trabajo como alfabetizadores y educadores de los adultos, gracias a esto hemos podido concientizar a algunos de ellos de la necesidad de un cambio… a sabiendas de que no somos mesías, nuestro trabajo consecuente va madurando los frutos que esperamos pronto cosechar.

 

Así pues, nuestra organización pretende la concientización política de nuestro pueblo, con el fin de que una vez lograda su madurez pueda vincularse con otros movimientos regionales y estatales, en miras a la revolución nacional y mundial socialista. La nuestra parece una labor utópica, pero vamos aprendiendo, y sin que casi nadie lo sepa y lo perciba, desde Tepatlaxco para el mundo: ¡estamos pateando al capitalismo!