Comunicado aclaratorio sobre nuestra posición en la lucha del IPN - Necesitamos una solución democrática para salir del conflicto

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CLEP - UER
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En estos días una  nueva ofensiva se ha desatado contra el CLEP encabezada, esta vez, por los periódicos Milenio y La Jornada. La ruptura de la mesa de diálogo ahora es el pretexto para señalar al Comité de Lucha como el orquestador de la desestabilización y, según dan a entender, como la organización que impide el avance del movimiento, la solución de las demandas y el regreso a clases. En realidad estos argumentos son una hoja de parra que intentan ocultar los acontecimientos que se han desarrollado alrededor de la mesa de diálogo, que culminaron el día 25 de noviembre cuando un sector importante de estudiantes intentó interrumpir la inminente firma de los acuerdos por considerarlos unilaterales y antidemocráticos. Estos hechos, que burdamente se nos adjudican a nosotros, ahora nos permitimos explicar nuestra posición frente a la lucha del IPN y nuestra opinión sobre los pasos que el movimiento tendría que dar. 
 
El movimiento se ha polarizado
 
El paro en el IPN rebasa ya los sesenta días, naturalmente esto ha llevado a una dinámica que ha polarizado todas las posiciones. Justo ahora la mayoría de los estudiantes activos están viendo el movimiento en blanco y negro, la situación se presenta como: o la firma de los acuerdos por parte de la AGP y el consecuente levantamiento del paro, o la ruptura de la mesa de trabajo con los representantes del gobierno y la continuación del mismo. En términos muy concretos la comunidad del IPN está asumiendo el conflicto como firma-traición o paro hasta sus últimas consecuencias.
Este estado de ánimo que claramente se vio reflejado en la plaza roja el día 25 de noviembre, no ha sido generado por la influencia de un pequeño grupo que, según dicen, se está aprovechando de la ingenuidad y la desinformación de la base. En realidad esta polarización es el reflejo del callejón sin salida al que está llegando el movimiento, un callejón sin salida que es la combinación de los errores del inicio, los prejuicios que aún se siguen alimentando y la falta de humildad de un sector de los propios representantes.
Hasta la semana pasada el dialogo público se había desarrollado, entre fricciones y acuerdos, de una manera que había atraído la atención de un sector importante de los estudiantes que se habían alejado de los paros y que ahora estaban escuchando atentamente el diálogo público. 
Aunque el diálogo se estancó por la ausencia del Director General, el gobierno finalmente dio su brazo a torcer y decidió dar a conocer a quien fungiría como la nueva cabeza del Politécnico, Enrique Fernández Fassnacht. Como no podía ser de otra manera, lo señalamientos hacia el nuevo Director no se hicieron esperar, un sentimiento de rechazo generalizado se apoderó de un sector  importante de la comunidad, inclusive se llegó a plantear la necesidad de no aceptarlo por sus declaraciones que ratificó en la propia mesa de diálogo donde dijo que él no compartía la idea de que los estudiantes eligieran a sus propias autoridades. Aunque el día de su presentación en la mesa de diálogo quiso rectificar, esas palabras serán una pesada cruz que tendrá que cargar durante su administración.
En este contexto, los representantes estudiantiles lejos de criticar y señalar al nuevo Director (y en todo caso aceptarlo bajo protesta) le dieron el voto de confianza, ensalzando su perfil académico y sentándolo del lado de los estudiantes. En esos momentos en Plaza Roja se generó un ambiente donde surgieron más preguntas que respuestas. La gota que colmó el vaso fue la modificación de la carta compromiso que la AGP había redactado y que en su espíritu comprometía al director a asumir los puntos del pliego petitorio y que lo comprometía a las decisiones de la base hasta la llegada del Congreso Nacional Politécnico. En nuestra opinión los representantes de la mesa de diálogo cometieron un error al no posicionarse de manera firme frente al nuevo Director, no se traba ni siquiera de desconocerlo sino de mandar el mensaje claro de que, en su calidad de interino, su mayor responsabilidad era someterse a los acuerdos y llevarlos incondicionalmente adelante; finalmente cuando decidieron modificar la carta compromiso la imagen que dejaron fue la opuesta.  
Al mismo tiempo los representantes declararon que firmarían los acuerdos amparándose en la figura de la AGP. Esto alimentó las dudas por la evidente ruptura que ha tenido la AGP con la base estudiantil, lo cual ha sido remarcado en reiteradas ocasiones. Es totalmente natural que esto terminara por encrespar el ambiente en plaza roja y diera paso a que un sector de la base decidiera presionar, intentando entrar al Queso para evitar la firma de los acuerdos. Estas acciones, reiteramos, fueron llevadas adelante por un sector de la base que está cuestionando abiertamente el actuar de los representantes en la mesa de diálogo. 
Evidentemente nosotros no compartimos la idea de romper la mesa, pero comprendemos totalmente que el estado de ánimo en este sector es producto de una incertidumbre con respecto a la posible firma de unos acuerdos que nadie conoce con exactitud debido a las modificaciones que se han estado haciendo al calor del debate público.
 
Estamos por la unidad del movimiento y por la solución democrática del conflicto
 
La Jornada y Milenio junto con un sector de la AGP están buscando un chivo expiatorio para señalarlo como el culpable de la ruptura de la mesa de diálogo con el gobierno, ahora están señalando al CLEP como responsable de esto. Sin embargo todo el mundo que estuvo presente en Plaza Roja sabe que esa no fue una acción orquestada por el CLEP, sino por estudiantes de base que sentían que una serie de acuerdos habían sido saltados por la propia AGP. La firma de los acuerdos sin previa consulta y el posterior levantamiento de los paros generaron una respuesta de los estudiantes que aunque ciertamente no compartimos,  entendemos completamente.
Nosotros afirmamos que estamos a favor de una solución al conflicto y reconocemos un desgaste de los paros en las escuelas, pero señalamos que los acuerdos tienen que ser consultados con la base, eso es simplemente sentido común y un ejercicio democrático básico. De otra manera la AGP entrará en un conflicto con el sector radicalizado que ahora la está mirando con ojos excesivamente críticos.
También queremos dejar en claro que reconocemos que ha habido avances, no los negamos, los reivindicamos como producto de la movilización y el temor del gobierno a que el movimiento en el IPN terminé por vincularse decididamente con el movimiento nacional de los estudiantes, eso significa pasar de las demandas inmediatas del Politécnico a la demanda de la renuncia de Peña Nieto; eso incluso está ocurriendo y es seguro que aún levantándose los paros los contingentes del IPN se sumarán a las acciones generales.
Es necesario hablar con la verdad, el reconocimiento de los avances no se puede presentar como un triunfo absoluto simple y sencillamente porque los límites de la lucha estudiantil no permiten cambios radicales en el sistema educativo, nosotros insistimos que un cambio real y profundo de la educación sólo puede ser posible con la transformación radical de la sociedad, ¿cómo podemos aspirar a construir una democracia real en nuestra institución dentro de un sistema capitalista lleno de desigualdad, corrupción, violencia, excesos y abusos? Pese a ello defendemos los avances que el movimiento ha tenido y los puntos que se les ha arrebatado a las autoridades. Creemos que la manera más honesta de resolver este conflicto es presentando los avances como conquistas que debemos defender y profundizar con la organización y la movilización estudiantil; incluso muchas de esas conquistas, como la realización del Congreso Nacional Politécnico tienen que ser acompañadas con la movilización en las calles, de otra manera corremos un serio riesgo de no avanzar e incluso de retroceder en lo que hasta ahora hemos conseguido.
El presentar las conquistas del movimiento como una victoria contundente y definitiva simplemente genera un vacío que deja un sin sabor entre los estudiantes, los cuales se preguntan si realmente este movimiento ha transformado de raíz algo. En nuestra opinión la respuesta es clara: el movimiento estudiantil por sí solo no logará transformar de raíz la educación en este país, ni siquiera la educación en una institución. Tenemos conquistas importantes que hay que defender, el no reconocer el carácter parcial de las conquistas y presentarlas como una victoria definitiva sólo genera, nuevamente, más preguntas que respuestas.
Por otro lado la unidad del movimiento estudiantil tiene que darse bajo bases sanas y democráticas o será imposible consolidarla. Si ahora se pretende señalar a todo aquel estudiante que este en contra de la firma de los acuerdos como un divisionista y traidor al movimiento, en realidad lo que se hará es echarle más leña al fuego. La AGP debe entender que el juego de la democracia burguesa no es nuestro juego, tampoco buscamos el consenso de todos los estudiantes, simplemente creemos que las cosas tienen que ser  lo suficientemente transparentes para evitar suspicacias y no utilizar el prestigio personal para acallar las voces críticas o crucificar organizaciones como la nuestra.
 
Se gesta un ala ultra en el movimiento
 
Lenin decía que el ultraizquierdismo es el precio que se tiene que pagar por el reformismo. Ante las posiciones vacilantes de los representantes en la mesa de diálogo un sector del movimiento está sacando la conclusión de que hay que reventar la mesa de diálogo. Desde nuestro punto de vista esto sólo llevaría a un callejón sin salida al movimiento debido al desgaste del mismo. 
Sin embargo entendemos este estado de ánimo y lo explicamos por la situación que el país vive a nivel nacional. Para muchos estudiantes la lucha del IPN ha sido el canal por el cual han expresado toda su inconformidad pero la raíz del problema no se encuentra en las aulas de clase, sino en las contradicciones de la propia sociedad. Estos estudiantes están buscando una alternativa revolucionaria en la dirección del movimiento y no la están encontrando, lejos de eso, sus posiciones son alimentadas por los señalamientos que los ponen como un ala desinformada, histérica y radical.
Nuestra posición es explicar a este núcleo de estudiantes que ninguna solución al conflicto del IPN les dejará satisfechos, si las raíces del problema no se encuentran en las aulas de clase tampoco ahí se encuentra su solución. La alternativa no es romper con la AGP y extender el paro hasta la indefinición, eso sólo abriría la posibilidad de que la salida al conflicto del Politécnico se encontrara en la represión abierta.
Lo que queremos decir es que ni las posiciones que intentan firmar los acuerdos apresuradamente, ni los que en respuesta buscan romper la mesa de diálogo están en lo correcto. En efecto, el desgaste de los paros crea la necesidad de mantener la unidad, pero debemos ser buscar los mecanismos democráticos. En todo caso ni continuar los paros necesariamente significaría profundizar y extender la lucha, ni mucho menos el regreso a clases significa abandonarla.   
 
La única solución es seguir organizados
 
Después de la ruptura de la mesa de diálogo algunos voceros señalaron que existía un grupo bien definido que no le interesaba la solución del conflicto y que lo único que buscaba era la desestabilización del país y la caída de Peña Nieto. 
La intención de este documento es clarificar nuestra posición con respecto a la lucha actual en el IPN y nuevamente limpiarnos de tanta basura que nos han tirado al unísono el Estado y los reformistas, eso no significa ocultar nuestras posiciones políticas fundamentales. Si nos dicen radicales no podemos negarlo, queremos cambiar las cosas de raíz, eso es distinto a querer confundir a los estudiantes diciendo que no nos importa la solución del conflicto en el IPN. 
Desde luego queremos una solución en los términos que hemos explicado y dejamos claro nuestra intención es seguir luchando, no sólo en los límites de las lucha puramente estudiantil, sino buscando la unidad del movimiento estudiantil con el movimiento nacional popular, y en particular con el resto de estudiantes y la clase obrera, que hoy plantea la caída de Enrique Peña Nieto. Creemos que la caída de Peña Nieto no es suficiente, necesitamos construir un Estado de los trabajadores que tenga un programa radicalmente diferente al actual gobierno, donde las palancas de la economía estén en manos del pueblo trabajador y la riqueza, distribuida más equitativamente, sirva para beneficiar en todos los sentidos a las familias trabajadoras. No ocultamos que luchamos por una sociedad socialista y democrática. El IPN en un contexto así cumpliría como nunca antes lo ha hecho, con su papel de poner la técnica al servicio de la sociedad.
Desde nuestro punto de vista esta política es la que incomoda a más de uno y es la razón real por la cual somos tan vituperados. Algunos señalan que lo que pasa en el IPN tiene que ser resuelto el IPN y que después podemos hablar de lo que pasa a nivel nacional, aquí consideramos que hay una valoración errónea. Y es que sin siquiera movilizarnos decisoriamente en el último mes le hemos venido arrebatando concesiones al gobierno, esto se explica en gran medida por el contexto nacional, las autoridades buscan una solución lo más rápido posible para desactivar una bomba de tiempo que puede volver a estallar, por eso han ido más allá de lo que incluso hubieran deseado, si hubiéramos tenido una política decidida de extensión de la lucha y unificación con el movimiento estudiantil fuera del IPN y de los trabajadores desde el principio, seguramente el triunfo habría llegado antes y de manera más contundente.
Así pues nos mantenemos en nuestra firme convicción de luchar contra este sistema capitalista al mismo tiempo que luchamos por la solución de nuestras demandas académicas, sólo así encontraremos una solución real a nuestros problemas. Invitamos a todos los estudiantes a debatir nuestras ideas y unirse con nosotros.
 
Comité de Lucha Estudiantil del Poliécnico, 46 años luchando
Comité Promotor de la Unión de Estudiantes Revolucionarios
 

Fecha: 

27 de noviembre de 2014

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