La lucha de la mujer trabajadora hoy

Escrito por: 

Célula Rosa Luxemburgo de La Izquierda Socialista

Dentro del marco de la lucha de clases difícilmente podemos hacer a un lado el papel que han desempeñado las mujeres, sin embargo y a pesar de su gran labor a lo largo de la historia, continúan siendo oprimidas y en general poseen menos derechos en comparación con el género masculino. Por lo que es necesario conocer la situación de la mujer trabajadora hoy en día. La lucha por los derechos de la mujer puede ser perfectamente situada dentro del marco de la lucha de clases. La opresión de la mujer se remonta al surgimiento de la propiedad privada, del estado y las clases sociales. 

dia-de-la-mujer11.jpgCon el surgimiento de la gran industria y la manufactura la inserción de la mujer en el campo laboral comenzó a incrementarse a tal grado de que el capitalismo comenzó a recibir grandes beneficios de su explotación y de la de los niños, colocando a todos los miembros de la familia obrera bajo el dominio del capital. La ocupación de esta capa de la sociedad, que trabajan a cambio de salarios bajos y menores que los de los hombres, es un intento constante del capitalista para elevar sus ganancias. A lo largo de la historia, las mujeres también han sido utilizadas como la opción cuando escasea la mano de obra masculina, por ejemplo, en tiempos de guerra las mujeres se ven forzadas a entrar al terreno laboral para llenar los huecos del proceso productivo y ocupar los puestos que han sido dejados por los hombres que se han ingresado a las filas del ejército. Hace 100 años, en medio de la guerra mundial, vimos la entrada en masa de las mujeres en la producción, lo cual tuvo un efecto político y social colosal.

El  papel de la mujer en el terreno laboral ha dejado su marca social en la historia, no es casualidad que el día internacional de la mujer trabajadora surgiera dentro de lucha por los derechos de las proletarias, aprobándose en 1910 durante la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en conmemoración de 129 obreras en huelga muertas en el incendio en una fábrica textil en Nueva York en el año 1909. Otro 8 de marzo significativo fue el de 1917 en Petrogrado, Rusia, en el que se hizo estallar la revolución de febrero que logró finalmente derrocar al régimen zarista. Entender el origen de esta celebración nos ayudará a distinguirla de la conmemoración feminista burguesa que trata de eliminar su carácter de clase. 

Actualmente en México, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Ingreso promedio por hora trabajada de la población ocupada es de $31.20; siendo para los hombres  de  $31.50 mientras que para las mujeres es de $30.80. Datos del Banco Mundial muestran una diferenciación aún mayor, indicando que la mujer llega a percibir en promedio un 20% menos de salario que los varones por el mismo trabajo. Además las altas tasas de desempleo afectan  principalmente a las mujeres. 

Hoy en día, a pesar de todos los alardes sobre la igualdad, la mujer trabajadora aun es uno de los sectores más oprimidos y explotados del proletariado. La burguesía ha utilizado armas como la iglesia y sus medios de comunicación para mantener esta opresión, sin embargo la misma entrada de las mujeres al campo laboral les ha creado una conciencia de clase que va creciendo significativamente, cada vez son menos las mujeres que están dispuestas a mantenerse en la ignorancia y a meterse en su papel tradicionalista.  La lucha de la mujer por sus intereses comienza en el centro de trabajo. Las mujeres, dice Lenin, sufren una doble explotación, la que sufren en su fábrica u oficina y la explotación doméstica, aunque puede ser en un inicio más difícil su incorporación a la lucha, llegan incluso a ser las más revolucionarias. 

Distintas problemáticas tienen que padecer las mujeres. Quienes tienen hijos y han decidido o  les resulta necesario trabajar, deben buscar la forma de cuidarlos; en muchos casos los niños son dejados con personas con poca experiencia en el cuidado de menores, llevando esto a tragedias. Defendemos la incorporación de la mujer al terreno laboral, ellas se han convertido en una parte importante en el sector productivo, pero defendemos también la conformación de comedores comunitarios a bajo costo, con comida sana y de buena calidad; de guarderías gratuitas con trabajadores cualificados; defendemos el acceso a la educación gratuita de todos los niños; trabajo o subsidio de desempleo para los padres y madres con niños pequeños, además de garantizar mejores condiciones laborales para ellos. 

Las reivindicaciones particulares de la mujer deben ser incorporadas a las demandas generales de los trabajadores y toda nuestra clase unida, sin distinción de género, debemos luchar por ellas. Hemos avanzado en la obtención de derechos para las mujeres, pero bajo los márgenes de este sistema capitalista explotador estas conquistas estarán limitadas, las condiciones para una liberación plena pasan por acabar con este sistema y la construcción de una sociedad democrática y socialista. El Estado obrero debe estar preparado para liberar a la mujer de las tareas domésticas y permitirle su completa incorporación al campo productivo con la certeza de que su familia recibirá los cuidados y garantías necesarias para su correcto desarrollo.

La lucha de la mujer no se reduce solamente al ámbito laboral o familiar. La opresión hacia la mujer ha involucrado incluso el no tener decisión sobre su cuerpo. La mujer es la única que debería decidir cómo vestirse, en que momento tener relaciones sexuales y con quien, así como el tener hijos o no y en qué momento. A lo largo de la historia diversas culturas han optado por coartar los derechos de las mujeres, con el fin único de mantenerlas bajo el dominio de una sociedad machista regida principalmente por hombres, una sociedad clasista a la que le interesa mantener a la mujer oprimida porque el roll principal que le asigna es el de reproducir la fuerza de trabajo que sustituirá a la clase obrera vigente.

En algunos países, especialmente asiáticos, las mujeres no cuentan derechos tales como elegir libremente a sus pareja, incluso son conocidos los casos de niñas que son obligadas a casarse con hombres mayores o que ni siquiera conocen. En algunos países africanos y del medio oriente aún se lleva a cabo la mutilación de los genitales femeninos, que involucra su recesión total o parcial, lo que además de representar una violación grave a los derechos de la mujer puede tener consecuencias en la salud causando problemas como sangrados, infecciones urinarias, quistes, infertilidad o complicaciones en el parto. Esta práctica ha sido defendida como parte cultural de ciertas regiones para promover un comportamiento sexual adecuado de acuerdo a sus usos y costumbres, sin embargo, en estas culturas se promueve la denigración y la discriminación de la mujer al no permitirle una vida sexual plena.

Cabría preguntarnos ¿Qué tan libres son las mujeres mexicanas actualmente? En comparación con los casos arriba expuestos, podemos considerar que en nuestro país se ha avanzado considerablemente en la defensa de los derechos sexuales de las mujeres, especialmente en la Ciudad de México, en donde incluso se es posible abortar en caso de embarazos no deseados; sin embargo aún queda mucho por hacer en esta ciudad y el resto del país. Pero esto no significa que atrocidades de este tipo no existan. Leyes favorables para la mujer no contrarestan la descomposición del sistema capitalista que genera condiciones materiales que pueden permiten en algunos sectores una opresión mayor. Con el desarrollo del crimen organizado se ha fortalecido la red de trata de blancas, las migrantes centroamericanas que tienen que huir del hambre y la violencia de sus países se les fuerza (por coerción y necesidad) a prostituirse, mujeres son robadas de distintas partes del mundo para engrosar esta red e incluso de forma abierta los carteles roban a jóvenes de algunos pueblos (e incluso grandes ciudades) de nuestro país para forzarlas a trabajar sexualmente. Aún existen hoy miles de casos de mujeres que viven bajo el dominio de una sociedad que les prohíbe la libertad para estudiar, para elegir a sus parejas, decidir sobre la posibilidad de tener hijos, abortar o incluso se les priva de su misma libertad obligándolas a la prostitución forzada. El conjunto de pueblo trabajador debemos combatir estas atrocidades, algunas de ellas dignas del Medievo y el Barbarismo a que nos lleva el capitalismo mexicano en descomposición.

Como marxistas es nuestro deber defender los derechos de las mujeres, no bajo un contexto feminista pequeñoburgués en donde se considere a la mujer como un ente superior al hombre o separada del hombre, sino desde el punto de vista comunista, es decir de clase, en el que todos tenemos derechos equitativos y obligaciones acordes a nuestras necesidades y capacidades y no basados en la denigración, la explotación y la injusticia.  

“Cambiar  de raíz las situación de la mujer no serán posible hasta que no cambien todas las condiciones de la vida social y doméstica” dijo Trotsky. Luchamos por la unidad del proletariado independientemente de su género, raza o religión. Apoyamos cualquier medida que ayude a eliminar la opresión de la mujer y a avanzar en nuestras conquistas. La lucha de las mujeres necesariamente debe estar ligada a la lucha contra este injusto sistema capitalista y su sustitución por el socialismo. La emancipación plena de la mujer trabajadora solo podrá darse con la emancipación misma de la sociedad.

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