Las Autodefensas y las Policías Comunitarias: un fenómeno auténticamente popular

Escrito por: 

David García Colín

Un mar de confusión 

El tema de las autodefensas y las policías comunitarias ha provocado mucha polémica y confusión entre la izquierda en México. Se ha señalado las diferencias entre las policías comunitarias, las cuales tienen un vínculo orgánico con la población y son controladas por asambleas y, por otra parte, las autodefensas, que son organizaciones que no están bajo el control democrático de la población. Se critica además la falta de programa político de estas organizaciones y se cuestiona el origen de su armamento, se señala las posibles vinculaciones con el crimen organizado (se ha señalado la vinculación del líder comunitario Juan José Farías), incluso se han hecho comparaciones entre los paramilitares colombianos y las guardias comunitarias en México, este fenómeno sería parte de una estrategia truculenta del gobierno.

En medio de esta confusión es fácil concentrarse en algún elemento secundario o subordinado para soslayar las tendencias principales y el significado profundo de estos grupos armados. En primer lugar, la comparación con los paramilitares colombianos no tiene ni pies ni cabeza: en Colombia los grupos paramilitares fueron armados por el narco gobierno para combatir a la guerrilla, es decir, con fines absolutamente reaccionarios. El caso de las guardias de autodefensa y los policías comunitarios es diametralmente opuesto: han sido sectores heterogéneos de la población los que se han visto obligados a armarse para defender su propia existencia, defenderse de los grupos de matones tolerados por el Estado; es decir, si existe alguna comparación con los paramilitares colombianos debemos mirar a los narcotraficantes, pero no a la población que defiende su vida. En este caso se pone el fenómeno patas arriba y se hace el favor a la derecha mermando el apoyo que estos grupos requieren desde la izquierda. 

Sobre las armas

Se ha armado un escándalo sobre el origen del armamento de estos grupos: ¿de dónde sacan sus “cuernos de chivo” y otras armas de alto poder? Estos grupos han señalado que obtienen su armamento de requisas a los narcotraficantes y del financiamiento de pequeños empresarios que en lugar de pagar derecho de piso prefieren financiar el armamento para defenderse. Pero en el fondo se trata de una cuestión secundaria, producto de prejuicios moralistas y pacifistas, el punto central no es si obtienen el armamento de la “fayuca” en Tepito o en las “cajas de cereales” sino para qué usan las armas. No la forma sino el fondo. Todo mundo sabe que existe un mercado negro de armas en nuestro país cuyo origen está en EUA, mercado que no sólo es accesible a los grupos de narcotraficantes. Las comunidades han sacado la dura conclusión de que no sólo los narcos pueden armarse.

Los que se rasgan las vestiduras por el tema de las armas –sobre todo en la izquierda- olvidan de dónde obtenía las armas Pancho Villa, los hermanos Flores Magón, los yaquis en su lucha de resistencia: del mercado gringo. Pero aquéllos son íconos de la izquierda y de la resistencia por los objetivos por los que se armaban y no por el origen de su armamento. ¡Qué bueno que se armaron porque de otra forma no hubiera habido revolución mexicana! ¡Qué bueno que se han armado las autodefensas, de otra forma probablemente ya estarían muertos!

¿Estrategia del gobierno?

La acusación de que fue Peña Nieto quien armó a las policías comunitarias raya en la simple estupidez. El régimen intentó, hace unas semanas, desarmar a estos grupos, con un saldo de cuatro muertos; el gobierno calculó correctamente que si intentaba aplastar abiertamente a estos grupos provocaría una explosión social o extendería el fenómeno que quería combatir. Después de haber intentado la carta de la represión abierta el gobierno optó por la cooptación y la legalización parcial de las autodefensas en Michoacán, sobre todo en donde los grupos de autodefensa han avanzado inconteniblemente, tomando un municipio tras otro. El gobierno se enfrentó a un hecho consumado que no pudo evitar.

Para el gobierno ha resultado un mal menor simular que todo este avance ha sido parte de su estrategia que exponer su propia bancarrota. El gobierno está tratando de cooptar y corromper a los dirigente y parece que está teniendo cierto éxito, o por lo menos está abusando de la ingenuidad de los líderes, pero esta representación teatral no puede durar mucho porque al final estos grupos están desafiando el sacrosanto derecho de Estado para monopolizar el uso de la fuerza y se están convirtiendo en un ejemplo incontenible que se extiende ya a otros Estados. Si los líderes intentan ir demasiado lejos en su acercamiento con el Estado se encontrarán con la oposición de aquéllos que han tomado las armas. Los dirigentes no son lo mismo que las bases, esa gente de pueblo que se ha armado y no está contenta con los compromisos por arriba; las bases y muchos líderes comprenderán por su propia experiencia que no se puede confiar en el Estado burgués. Curiosamente, los que se rasgan las vestiduras por los acuerdos con el gobierno son los que ayer pedían a gritos al Estado corrupto que legalizara a los grupos armados, tan sólo recordemos los patéticos comentarios de Sergio Aguayo y las mesa política del noticiero de Carmen Aristegui. La ingenuidad frente al Estado burgués se encuentra en los reformistas, no tanto en las masas.

Lo que significan realmente

Pero el significado profundo de la existencia de estos grupos y lo que realmente representan es algo que se les escapa a los reformistas, cegados por su propia cobardía: se ha roto un tabú, se ha demostrado que el pueblo en armas puede garantizar de mejor manera la seguridad de la población y la lucha contra el narcotráfico, que estos grupos han hecho más en pocos meses por acabar con el crimen organizado que sexenios de estrategia gubernamental, que no necesitamos al Estado burgués y que el pueblo tiene derecho a armarse para luchar por su vida. Por eso los reformistas tiemblan de miedo, porque no confían en el pueblo organizado (menos armado) sino en sus componendas legaloides sin futuro alguno. La forma en cómo los habitantes de los municipios tomados han recibido a estos grupos dice mucho más acerca de su significado que todos los ríos de tinta y saliva emitidos por los reformistas que le temen a su propia sombra: los grupos son recibidos masivamente, se forman asambleas, se toman las casas de los sicarios. Por eso se extienden a Sinaloa, Tlaxcala, Edo. Mex., etc. Recomendamos ver los videos en Youtube.

Por supuesto que estamos ante un fenómenos contradictorio y no faltarán casos de corrupción y cooptación. Seguramente los otros cárteles del narcotráfico aprovecharán la situación. Incluso el gobierno reaccionario alemán le permitió a Lenin, en 1917, su retorno a Rusia por su territorio porque suponía que eso ayudaría a sus cálculos imperialistas. Lo bueno es que Lenin tenía sus propios cálculos. Procesos de corrupción se dan en todo movimiento social sin que esto cambie su naturaleza, recordemos el caso de Pascual Orozco, quien toma junto a Pancho Villa en 1911, desafiando las órdenes de un Madero timorato, Ciudad Juárez, lo que desencadena la caída del dictador. Posteriormente Pascual Orozco se corromperá y se unirá a los golpistas, convirtiendo su ejército en un vulgar grupo paramilitar que se enfrenta a la División del Norte. Hay que considerar además que las guardias de autodefensa se parecen más al ejército de Pancho Villa en el sentido de que son grupos armados con poca vinculación con las comunidades y una composición de clase más heterogénea en donde participan campesinos, medianos comerciantes, trabajadores, amas de casa (Pancho Villa mismo fue pequeño comerciante, arriero, minero y bandido), mientras que las policías comunitarias se parecen más al Ejército Libertador del Sur, de Zapata, en virtud de su vinculación con asambleas comunitarias y su composición más proletaria y campesina. Es natural que las autodefensas sean más ingenuas políticamente. No sabemos si finalmente se confirmarán los vínculos con el narco del dirigente de las autodefensas Juan José Farías, probablemente se estén aprovechando de antecedentes penales que ahora no vienen al caso (lo mismo hacían con los antecedentes penales de Pancho Villa –y vaya que los tenía-), pero en todo caso esto no determina el contenido político y el significado de las Autodefensas, ni nuestro respeto a la memoria de Villa.

De dónde vendrá el programa político

Finalmente está el señalamiento de su falta de programa político. Naturalmente las masas no se levantan inicialmente con un programa político acabado sino por necesidades inmediatas, así comienzan las revoluciones. Cuando las masas indígenas se levantaron con el grito de Dolores en 1810 no tenían un programa político acabado más allá de guardarle el trono a Fernando VII, serán años de guerra civil los que irán decantando un programa político acabado, acabarán con las ingenuidades del inicio, las conclusiones serán expuestas 4 años después por Morelos. Pancho Villa mismo carecía de cualquier programa político que no fuera la lucha contra la dictadura. Aquéllos que reclaman al movimiento por su falta de programa político no suelen orientar sus críticas a la organización política que tendría que apoyar estos movimientos para definir un programa político. Lamentablemente Morena se ha mantenido al margen de estos procesos y sus declaraciones no han ayudado en mucho. Está atrapada por su discurso castrado de la “resistencia civil pacífica”, superada por todos los flancos.
Por supuesto que hace falta un programa político, de unidad del movimiento, la movilización conjunta, unificar demandas, movilizarnos en contra de la represión. Morena, los policías comunitarios, las autodefensas, la CNTE; unidas en la movilización conjunta y el apoyo mutuo. Sólo de esta forma podríamos evitar la cooptación de estos grupos por parte del Estado o incluso la conversión de algunos de ellos en grupos paramilitares. Así podríamos salir del marasmo electorero en el que se encuentra Morena y levantar un movimiento de masas que verdaderamente pueda derrocar a la oligarquía como lo ha señalado AMLO. 

Ante la falta de unidad del movimiento, dada su dispersión, el fenómeno de las autodefensas tendrá flujos y reflujos, algunas serán cooptadas y corrompidas, pero sobre la base de esta experiencias muchas sacaran conclusiones revolucionarias, el mismo proceso de toma de consciencia que hemos visto en la historia de nuestro país se repetirá en las condiciones de nuestra época. Morena tendrá que decidir si quiere ser superado por la marea de la historia o realmente quiere convertirse en un organismo de lucha. Pase lo que pase una cosa es cierta: un tabú se ha roto: el armamento del pueblo. Ya nada volverá a ser igual.

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