El outsourcing y la precarización del empleo

Escrito por: 

Armando González

El outsourcing, también conocido como subcontratación o terciarización del empleo, es un método de contratación laboral frecuentemente utilizado en el modo de producción capitalista, es empleado por las grandes y pequeñas empresas con el fin de maximizar su tasa de ganancia, es decir, incrementar el beneficio económico obtenido por el empresario y/o el inversionista a cambio de la precarización de las condiciones laborales de los trabajadores y de la aniquilación de sus derechos elementales.

Contrario a lo que plantean algunos políticos y apologistas de derecha, dicho método de empleo no representa una novedad del capitalismo, al contrario, es una práctica que nació con el sistema capitalista, la cual, sin embargo, ha sido reintroducida de manera criminal en los años recientes. Durante sus primeros pasos, aunque de manera marginal, el subempleo fue una herramienta que sirvió a las empresas para delegar tareas secundarias dentro de su funcionamiento a empresas menores, por ejemplo: una ensambladora de autos no se dedicaba a producir cada una de las piezas necesarias para armar un  automóvil, dichas piezas: carrocería, muelles, llantas, vidrios, eran manufacturados por empresas mas pequeñas y especializadas en la materia. No obstante, el outsourcing todavía hasta mediados del siglo XX no jugaba un papel fundamental en el modo de producción capitalista debido a varios factores, entre ellos: la necesidad de las empresas de concentrar en su planta laboral a todos sus obreros, el incipiente desarrollo de las tecnologías de producción, la competencia desigual entre grandes empresas y pequeños talleres artesanales, la contratación colectiva de los trabajadores y la intervención de los sindicatos en la defensa de la estabilidad laboral y de los contratos firmados  entre los obreros y los representantes patronales, entre otros.

A partir de la crisis económica de los años setenta y el surgimiento del neoliberalismo, las grandes empresas comienzan a buscar nuevos métodos de producción para incrementar su nivel de competitividad. Con el afán de reducir costos de producción y maximizar ganancias, los capitalistas encuentran en la terciarización una herramienta fundamental para incrementar su riqueza. Debido a las presiones competitivas, a la batalla financiera entre mercados y la necesidad de atraer a más consumidores, surge en Japón y posteriormente en los Estados Unidos de Norteamérica, a principios de los años ochenta, el concepto de fragmentación y flexibilización del trabajo, dicho concepto es utilizado para producir u ofrecer algún servicio únicamente en el momento requerido, contratando personal de manera temporal para dicho trabajo. Además, se busca profundizar la división técnica del trabajo a partir de la desintegración de grandes plantas productivas y la creación de pequeñas empresas - fuertemente vinculadas entre sí, y, en muchas ocasiones, sucursales de una gran empresa - altamente especializadas en la realización de alguna tarea en concreto, la prestación de un servicio especifico o en el suministro de recursos particulares. Un ejemplo bastante ilustrador se puede encontrar en las empresas que se dedican a la producción de computadoras personales, las cuales se encargan de vender y distribuir el producto final (la PC), pero que, sin embargo, delegan las tareas de desarrollo de programas y producción de elementos constitutivos del ordenador a empresas más pequeñas.

En la actualidad el outsourcing es el método de contratación más popular en México debido a los beneficios que ofrece al empresario, beneficios que son arrancados de las conquistas laborales de los obreros. La flexibilización de las relaciones laborales deteriora el derecho de los trabajadores a tener un empleo estable y fortalece el empleo eventual y la contratación temporal, de acuerdo a las necesidades del patrón. Además, la contratación individual y mediante terceras empresas (generalmente administradoras y proveedoras de recursos humanos) elimina de facto el derecho a la organización sindical, y facilita el despido de los trabajadores; de tal forma, los obreros quedan indefensos ante los ataques del patrón y eventuales despidos injustificados. Respecto a los sindicatos, la subcontratación representa una embestida brutal, puesto que, las empresas de carácter sectorial o nacional son desmenuzadas en pequeñas empresas prestadoras de servicios, tal es el caso de la CFE a nivel nacional, y, específicamente, en la zona centro del país; tras la ilegal extinción de Luz y Fuerza del Centro la mayor parte de los trabajos y servicios ofrecidos por la empresa fueron absorbidos por pequeñas empresas (al servicio de CFE), las cuales pagan sueldos raquíticos a sus empleados, sus prestaciones son nulas o muy limitadas, los contratos son por periodos cortos de tiempo, y, por supuesto, no existe el derecho a la organización sindical.   

Aunque la subcontratación se ha venido utilizando en nuestro país desde hace al menos 12 años, su introducción en la legislación mexicana (reforma laboral del PRI-AN) atiende a las exigencias de las grandes multinacionales y de los organizamos rectores del capital a nivel mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y el Banco Mundial, entre otros.

Ante este panorama los obreros organizados en torno al periódico La Izquierda Socialista, sección Mexicana de la Corriente Marxista Internacional, llamamos a los trabajadores interesados en defender las conquistas del proletariado mexicano  a organizarnos de manera decidida en contra de los embates del capitalismo, estrechando vínculos entre organizaciones hermanas: Morena, sindicatos, organizaciones sociales y estudiantiles,  para hacer frente a la burguesía y defender nuestros intereses de clase.

 

Fecha: 

16 de Diciembre de 2013

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