Elecciones en Honduras: Solo la lucha revolucionaria en las calles evitará el fraude

Escrito por: 

Ricardo Ayala

Con más del 60% de participación en la jornada electoral, el domingo 24 de noviembre se realizaron elecciones presidenciales en Honduras. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) con el conteo del 75.35% de las mesas, ha declarado como ganador a Juan Hernández del conservador Partido Nacional con 35.26% de los votos, a Xiomara Castro del Partido Libre se le reconoce el 29.14% de los votos, desbancando al Partido Liberal, poniéndolo por primera vez en la historia en tercer lugar con 20.44%. La embajadora de EEUU en este país centroamericano, desde los primeros resultados arrojados por el TSE, se apresuró a validarlos. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, denunció a dicha embajadora porque además ella señaló que su país hizo un operativo para educar a los votantes, lo cual muestra la abierta injerencia de los imperialistas en estos comicios. El partido Libre está denunciando fraude y se han realizado las primeras protestas por el resultado electoral anunciándose una movilización masiva para este 30 de Noviembre. Por el otro lado no se han dado festejos masivos ni hay señales en las calles de alegría de los seguidores del Partido Nacional.

Este país ha tenido una historia inestable, llena de golpes de Estado y una débil democracia creada a la imagen de los EEUU donde habían contendido siempre dos partidos de la burguesía: el partido Liberal y el Partido Conservador. Estas elecciones son cualitativamente diferentes a cualquier otra de su historia y han sido un nuevo escenario para el choque entre las clases. Por primera vez en la historia se rompió el tradicional bipartidismo burgués y los trabajadores contaron con un instrumento propio, el Partido Libertad y Renovación (Libre), donde los campesinos, los trabajadores, los desempleados, los estudiantes, etc. se han agrupado poniendo como candidata a la presidencia a Xiomara Castro, esposa del expresidente derrocado por el golpe de Estado del 2009 Manuel Zelaya. El candidato a vicepresidente fue Juan Barahona, un luchador social que ha sufrido secuestros y torturas y quien tiene en su andar haber sido un importe dirigente sindical y fundador y dirigente del Bloque Popular, uno de los principales referentes de lucha en Honduras en la primera década del nuevo milenio.

Un capitalismo decadente

La campaña militante de las bases del partido Libre, el enorme avance electoral y la rabia de las masas frente al fraude solo reflejan un hartazgo ante las penumbras del capitalismo que las masas quieren superar. Tres cuartas partes de los hondureños son pobres, la mitad de los 8.5 millones de habitantes vive en pobreza extrema, de ellos 2 millones viven con menos de 1 dólar al día. Después del golpe de Estado 1 millón 800 mil hondureños se sumaron a las filas de la pobreza.

Otro de los problemas más preocupantes es la elevación de la violencia, siendo San Pedro Sula, la principal ciudad industrial del país, la más violenta del mundo con 173 asesinatos por cada 100,000 habitantes. La tasa de homicidios a nivel nacional es de 85.5 por cada 100,000 habitantes lo que representa en promedio 20 asesinados al día. La migración es una válvula de escape pero no siempre es una solución real para los hondureños que salen de su país, un ejemplo de ello es que fueron deportados durante los años 90 y 2000, 44,042 pandilleros, gente que no encontró mejores situaciones de vida en los EEUU. El resultado es la profundización de la violencia en el país.

Un elemento más que muestra la descomposición social, reflejada también en el aumento de la violencia, es la incursión más abierta de los carteles de las drogas mexicanos en territorio hondureño. El mismo viceministro de defensa de Honduras ha señalado que es posible que el Chapo Guzmán, el más poderoso narcotraficante mexicano, viva en Honduras. Se piensa que hay unas 200 pistas de aterrizaje clandestinas y que el 80% de la cocaína que viene de Sudamérica pasa por Honduras.

Desde el golpe de Estado el crecimiento económico ha caído 2 puntos porcentuales del PIB. La economía hondureña no es capaz de subsistir por sí misma, tiene una enorme dependencia al imperialismo que se refleja en su endeudamiento. Los organismos financieros internacionales (BM, FMI y BID), le perdonaron al gobierno títere de Porfirio Lobo 4 mil millones de dólares de su deuda externa, pero aun con ello mantienen a Honduras firmemente tomada del cuello pues aún se adeudan 7 mil millones de dólares.

La lucha revolucionaria del pueblo hondureño

La oligarquía ha sido completamente incapaz de solucionar los problemas de la sociedad hondureña, siempre termina subordinándose a los imperialistas y no es capaz de aceptar ningún tipo de reforma, pues con éstas siempre ve en riesgo sus privilegios. En este contexto la revolución Venezolana se presentó como un faro de luz, por ejemplo con programas como Petrocaribe que ha permitido ofrecer petróleo a naciones que no cuentan con este recurso a precios mucho más accesibles que los del mercado mundial. Zelaya dio un giro a la izquierda que a más de uno sorprendió e ingresó al ALBA, se impulsaron algunas medidas de carácter progresista como el incremento del salario mínimo en un 62%.  Incluso llegó a proponer que Palmerola, la base militar de EEUU en territorio hondureño, se convirtiera en un aeropuerto comercial, reivindicando la soberanía de su país.

Lo que finalmente derramó el vaso fue que en el 2009 se iba a preguntar si se estaba de acuerdo que en las elecciones generales de ese año se pusiera una cuarta urna para preguntar sobre la realización de una asamblea constituyente. La respuesta fue un golpe de Estado el 28 de junio imponiendo a Roberto Micheletti como dictador.

El miedo es que con una Asamblea Constituyentes se desataran fuerzas sociales que no pudieran controlar y se eliminaran privilegios de la clase dominante. La respuesta al golpe fue un levantamiento revolucionario de las masas que lucharon decididamente, formando para ello el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP).

Los golpistas eran tan débiles que tuvieron que convocar a elecciones para tratar de legitimarse, estas fueron completamente fraudulentas y amañadas. El nuevo presidente fue Porfirio Lobo, un gobierno sin legitimidad nacional e internacional bajo el que los problemas del pueblo hondureño se han recrudecido.

Las actuales elecciones son vistas por la oligarquía como la oportunidad de crear un gobierno fuerte y con legitimidad que pueda llevar adelante su programa y poner orden. Las masas hondureñas que han luchado en estos últimos años contra el régimen lo han visto como la oportunidad de reatar la historia con un gobierno que pueda solucionar sus problemas. No solo se trata de revertir el recrudecimiento de la violencia y la pobreza, sino también de acabar con la represión donde varios activistas del FNRP han sido torturados, secuestrados, allanados, abusados sexualmente, desaparecidos y hasta asesinados.

Concibiendo al FNRP como una herramienta de lucha en las calles, se decidió constituir otro instrumento para participar en las elecciones, este fue el partido Libre que está compuesto en su mayoría por la gente del FNRP.

Los programas del PN y de Libre

Juan Orlando Hernández quiso presentar una imagen de político joven, moderno y de una nueva generación, pero todo mundo sabe es un político conservador que colaboró con Porfirio Lobo. “Voy a hacer lo que tengamos que hacer, para acabar con la delincuencia”, fue su frase de campaña. Muy similar a la llamada mano dura del expresidente mexicano Felipe Calderón, que tuvo como resultado una mayor violencia con más de 100 mil homicidios durante su sexenio. JOH pretende dar mayores poderes a las fuerzas armadas, poniendo a los militares en las calles y permitiendo que puedan allanar casas e inmiscuirse en la investigación de delitos. Dada la enorme violencia del país estas ideas pueden generar ilusiones en algunos sectores de la población, pero no habrá una solución real sino se resuelven los problemas sociales que afectan al pueblo. La alternativa de JOH es incentivar la economía flexibilizando aún más las condiciones laborales, por ejemplo implementando contratos por hora. Facilitar o incrementar la explotación no genera por sí mismo desarrollo ni empleos, si se permite que esto pase el resultado será un incremento mayor de la pobreza y la explotación.

Xiomara Castro planteó que si llega a la presidencia implementaría una reforma agraria, se incentivarían los salarios para aumentar el consumo interno. Planteo la desmilitarización del país y la creación de una Policía Civil Comunitaria. Estas serían medidas progresistas, pero como se puede ver su programa no plantea de hecho ningún ataque al sistema capitalista, sino pequeñas reformas. Nosotros consideramos que esto no sería suficiente, que incluso tratando de implementar estas medidas tan mínimas lo que veríamos como respuesta es un boicot constante y agresivo por parte de la oligarquía y los imperialistas. Tener un programa moderado no alienta a la contrarrevolución a calmarse por el contrario la debilidad invita a la agresión. Un sector de la burguesía se ha acercado a Xiomara Castro con el objetivo de que si queda en la presidencia tratar de evitar su radicalización. Es verdad que esta elección fue inequitativa y fraudulenta, pero si Xiomara y Libre hubieran defendido un auténtico programa socialistas basado en la solución de los problemas reales de las masas, hubiera sido un gran polo de atracción para los pobres de honduras y no hubiera habido fraude electoral que arrebatara la victoria.

Desde la óptica de la oligarquía y los imperialistas, aun con su programa moderado es muy riesgoso permitir que Xiomara Castro gobierne al país. Ella plantea una Asamblea Constituyente, ven con miedo incluso esta iniciativa que no rebasa los límites de la democracia burguesa. Lo que no puede tolerar es que detrás de Xiomara se encuentra un pueblo revolucionario que ha sacado muchas lecciones de los últimos 4 años de lucha y pueden presionar al gobierno de Xiomara a ir más lejos de lo que ella misma piensa.

¿Elecciones limpias?

Los observadores internacionales de la OEA y de la UE han declarado que los resultados son fiables, pero es interesante analizar sus declaraciones. Los observadores de la OEA dicen que “la entrega de ‘credenciales en blanco’ no resiste los estándares internacionales”. Lo que ocurrió fue que el TSE entregó carnets en blanco para los observadores, lo cual sin duda da un gran margen para organizar el fraude mucho antes del mismo día de la votación. Se sabe que el PN compró los carnets y votos de los pequeños partidos, quienes comúnmente sacaban cero votos.

Los observadores de la Unión Europea por su parte han dicho que la campaña electoral “fue costosa y desigual” (ver www.telesurtv.net). En realidad fue muy desigual, siguiendo el esquema de las pasadas elecciones en México donde se terminó imponiendo al odiado PRI y su títere Peña Nieto, en Honduras de igual forma se derrocharon recursos para comprar votos, dando por ejemplo la llamada “Cachureca”, una tarjeta con la cual obtienes descuentos en supermercados. Se llevaba a los votantes del Partido Nacional en taxi a su casilla. Se cambiaron votos por comida, se dio material de construcción, etc. Se piensa que usaron 5 mil millones de Lempiras (250 mil dólares) para esto, mucho de este dinero fue desviado de las arcas estatales.  Se amenazó a las personas de retirar planes sociales gubernamentales sino votaban por el PN. “Se tuvo conocimiento de trabajadoras de la industria maquiladora y el Instituto de la Familia a quienes no se les permitió ausentarse de su empleo para ir a votar y se les amenazó con ser despedidas si abandonaban su puesto” (proceso.com.mx).

Las televisoras tipo Televisa hicieron campaña de difamación contra Libre. Se desató una verdadera campaña de miedo, como se ha visto en otros países centroamericanos, haciendo ver al comunismo como derramamiento de sangre, a Chávez como a dictador y a partir de esto vincular a los dirigentes de Libre.

Solo la lucha en las calles puede evitar el fraude

Desde que el TSE dio los primeros resultados electorales se vivió un ambiente de indignación, la gente quiere defender su triunfo y desconfía de las instituciones del Estado Burgués. El estudiantado suele ser un termómetro que mide la temperatura social. En la Universidad Nacional Autónoma de Honduras se vivieron las primeras protestas. Un estudiante que participó en esa protesta el pasado 26 de noviembre, dijo: “¿Por qué convocan al pueblo a elecciones si después no van a respetar los resultados? Ha habido un gran fraude”. Otro estudiante señaló: “El domingo el pueblo tomó una decisión y Xiomara Castro es la presidenta de Honduras pero como siempre la oligarquía sigue atacando al pueblo pero vamos a defender la decisión del pueblo”.

La protesta fue reprimida por cientos de policías antimotines que golpeaban con garrotes, lanzaban bombas de gas lacrimógeno a quemarropa y chorros de agua. Por lo menos 5 estudiantes (aunque hay informes de que fueron 18) fueron detenidos. Este hecho muestra lo frágil de la situación, la oligarquía tiene miedo a que el pueblo se levante, pero también con esto quieren asustar a los dirigentes reformistas del FNRP y de Libre para que no salgan a luchar.

Como respuesta este jueves al grito de “No al fraude” se realizó una segunda protesta estudiantil, esta vez de estudiantes de la UPN. Ese es el camino a seguir, los dirigentes de Libre y del FNRP deben llamar a la lucha en las calles, pero contrariamente a lo que se requiere los dirigentes se están viendo tímidos y titubeantes. Mel Zelaya ha tenido que declarar que no se harán negociaciones que traicionen al pueblo, esto refleja el sentir de la gente quienes temen que por arriba se lleguen a acuerdos a cambio, por ejemplo, de mejores posiciones en el parlamento.

La BBC Mundo publicó un artículo titulado “Honduras: ¿Cómo México del 2006?”. El hecho de hacer esa comparación ya es de por si ilustrativa, las fraudulentas elecciones en México de ese año llevaron a un levantamiento revolucionario que puso contra la pared a la burguesía. En este se dice: “hay algo más que llama la atención: la similitud entre lo que ocurre ahora en Honduras y lo que sucedió en México en 2006, cuando el candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, desconoció el triunfo de Felipe Calderón, llamó a sus seguidores a hacer protestas callejeras e incluso formó un gobierno paralelo”.

“(…) Aunque López Obrador desconoció al gobierno, los integrantes del Partido Revolucionario Democrático -al que entonces representaba- ocuparon las curules que habían ganado en la Cámara de Diputados y el Senado”.

Aun cuando la fuerza motriz de Libre es el FNRP, este no se vio favorecido con la creación del mismo. Libre permitió la entrada de Mapaches (nombre con el que popularmente se llama a esos elementos burocráticos y oportunistas que solo buscan acomodarse en cargos y no les interesa la transformación del país). Ellos al verse ya con alguna curúl tenderán a la traición. Mucha gente al ver a los candidatos mapaches en Libre no veía diferencia con el Partido Liberal. Los votos de esta gente indecisa fueron capitalizados por el Partido Anticorrupción, quienes obtuvieren 14.51% de la preferencia. En vez de sumar votos a Libre, los candidatos provenientes del PL los restaron, facilitándole el trabajo a los nacionalistas. Queda claro que los trabajadores no pueden confiuar en estos elementos, deben confiar en sus propias fuerzas y en nadie más.

Después que el TSE dio el resultado final del conteo electoral, Mel Zelaya y Libre han convocado a movilizarse este sábado 30 de noviembre. Desde nuestro punto de vista este llamado llega con cierto retraso, sin embargo no deja de ser positivo y lo apoyamos entusiastamente. La oligarquía hondureña entiende como democracia los mecanismos en que se puedan avalar en el gobierno a sus representantes, cuando esto no ocurre recurren a fraudes y golpes de Estado. Todo el aparato electoral y el aparato Estatal en su conjunto sirven para asegurar el poder y los privilegios de la clase dominante. No es con el voto, sino con la decidida lucha en las calles como se logrará conseguir el deseado cambio y la deseada democracia que requiere honduras.

Esta lucha debe aspirar a triunfar, impidiendo la toma de posesión de Juan Orlando Hernández. La burguesía solo cederá bajo el miedo de perderlo todo, este movimiento debe tener una estrategia clara que los haga retroceder. En este sentido el papel de la clase obrera es clave, diversos sindicatos y trabajadores se han agrupado en torno al FNRP y a Libre. Es necesario que se comience a preparar una huelga general como la que hicieron los trabajadores bananeros en 1954, continuando con las mejores tradiciones revolucionarias de Honduras. Hay que construir comités por la huelga general en cada centro de trabajo y de estudio.

El problema de México en el año 2006 fue que no se fue hasta el final, Honduras debe aprender de estas lecciones y convertir esta lucha en un triunfo, dándonos el ejemplo a seguir a los trabajadores centroamericanos y de América Latina. Los trabajadores de honduras y de todo Centroamérica merecen vivir una vida digna, sin explotación, sin hambre y sin violencia. Este sistema capitalista ha demostrado que no es capaz siquiera de ofrecer una auténtica democracia burguesa en estos países y mucho menos es capaz de solucionar los problemas de las masas. Los trabajadores y jóvenes hondureños están sacando muchas conclusiones. Es necesaria una auténtica revolución que ponga en orden todo este caos capitalista. Se requiere un gobierno de los obreros, campesinos y el conjunto del pueblo hondureño, que acabe con el actual sistema e inicie la revolución socialista. No hay salida bajo este sistema, pero es en estas luchas donde los trabajadores de honduras sacaran las lecciones y las fuerzas para acabar con el actual régimen y construir una nueva sociedad.

Fecha: 

28 de noviembre de 2013

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