Un mal libro de memorias y el asilo de Trotsky en México

Escrito por: 

David García Colín

Las gestiones que se realizaron por parte de Diego Rivera y Octavio Fernández  -a instancias del Secretariado Internacional de la Cuarta Internacional- para que León Trotsky obtuviera asilo político en México agregaron 43 meses a la vida del gran revolucionario. Los detalles de estas gestiones están registradas, sobre todo, en las memorias de Octavio Fernández1, en la monumental biografía de Trotsky escrita por Pierre Broue2 y en el estudio de la estancia de Trotsky en México hecho por Olivia Gall3.

En éste último estudio podemos leer lo siguiente:

“[…] el 21 de noviembre de 1936, ante el nuevo rechazo del gobierno de Roosevelt a la solicitud de asilo en Estados Unidos para el revolucionario ruso hecha por la American Committe for the Defense of Leon Trotsky (ACDLT), Anitta Brenner, ejecutando las instrucciones del Secretariado internacional de la Cuarta Internacional, le había enviado un telegrama urgente a Diego Rivera en la que le pedía, como asunto de vida o muerte, que contestara de inmediato si el gobierno mexicano aceptaría que El Viejo barbitas fuera a curarse en su país.

Sin perder un segundo, Diego discutió el asunto con el Buró Político de la Liga Comunista Internacionalista (LCI) –el grupo trotskista mexicano-, que decidió enviar una una delegación formada por Diego Rivera y Octavio Fernández a entrevistarse con el presidente Cárdenas […]4” 

La LCI estableció el contacto con Cárdenas por medio de la gestión del general Francisco Múgica, secretario de Comunicaciones y Obras, quien entrega a la delegación de la LCI una carta, el 21 de noviembre de 1936, en dónde solicita al presidente que Rivera y Fernández sean recibidos por él “con la esperanza [decía la carta] de que encontrará en su generosidad un recibimiento sincero5.” Rivera y Fernández hacen el viaje de dos días a Torreón para entrevistarse con el Presidente –quien se encontraba repartiendo tierras a los campesinos pobres en la Comarca Lagunera- y, después de que Cárdenas recibiera a Rivera a solas, sin ningún preámbulo acepta el visado para Trotsky -en presencia de los dos delegados-, con la única condición de que Trotsky se abstuviera de intervenir en la política interna. Cárdenas mantiene su valiente postura a pesar de la oposición de la CTM –dirigida por Lombardo Toledano y Fidel Velázquez-, del stalinista PCM e, incluso,  con la oposición del Secretario de Relaciones Exteriores –el Ingeniero Eduardo Hay-. Los documentos que prueban lo anterior, citados por Gall, se encuentran en el “Fondo Lázaro Cárdenas del Río”,  depositados en el Archivo General de la Nación, así como como en el “Archivo del General Múgica”, del “Centro de Estudio de la Revolución Mexicana Lázaro Cárdenas”; además de las ya referidas memorias Octavio Fernández. En una forma menos detallada y genérica la misma información se repite en todas las biografías serias sobre Trotsky: desde las memorias de Natalia Sedova6 (transcritas por Victor Serge), pasando por el último tomo de la famosa trilogía de Deutcher7, hasta la más reciente biografía escrita por Jacques-Marie8.

Sin embargo, con un retraso de más de 50 años, en 1994 aparecieron publicadas las memorias de Bartomeu Costa-Amic9, antiguo militante del POUM –quien muy joven visitó a Trotsky en México10- bajo el título León Trotsky y Andreu Nin Dos asesinatos del stalinismo (aclarando la historia) que relatan, en una prosa francamente torpe, una historia diferente sobre las gestiones que dieran asilo en México al dirigente del Ejército Rojo. Quisiéramos afirmar que el  libro contiene datos interesantes y reveladores en relación a la forma como se obtuvo el asilo para Trotsky en México pero, lamentamos decir, está plagado de contradicciones y relatos poco verosímiles; o su contenido es falso o el autor no se molestó en corroborar o corregir su memoria con los hechos y fechas firmemente conocidos; de ser éste el caso, la poca seriedad de la exposición y la falta total de evidencias le dan al libelo poca o nula credibilidad. El libro sería irrelevante si lo dicho por Costa-Amic no hubiera encontrado algún eco acrítico en el do
cumental “Asaltar los cielos” (1996) -dirigido por José Luis López-Linares y Javier Rioyo- que relata la vida del asesino de Trotsky; documental que tiende a justificar al magnicida y que reproduce algunas de las afirmaciones más escandalosas de Costa-Amic. El texto en cuestión más que “aclarar la historia” parece querer enturbiarla lo más posible. Por ello no nos parece irrelevante estudiar lo que realmente aconteció, aunque sólo sea para verdaderamente “aclarar la historia”.

Según la versión del libro referido, habría sido el POUM a través de Costa-Amic –que se encontraba en México noviembre de 1936 como parte de una delegación deportiva y en una campaña para recabar apoyo a la República española- quien le entregara una carta a Cárdenas, escrita por Andres Nin –extrotskista y antiguo amigo personal de Trotsky, en aquel momento dirigente del POUM y Consejero de Justicia del gobierno burgués de la Generalitat de Cataluña- solicitando asilo para León Trotsky, la entrevista con Cárdenas se habría gestionado a través de una reunión entre Costa-Amic y Mugíca –en una fecha sin precisar- para que finalmente  “si no mal recuerdo, alrededor del 10 de noviembre de 1936 [como afirma Costa-Amic]11” se logrará la presunta reunión con Cárdenas. Costa-Amic sostiene que la carta escrita por Nin –que lograría el asilo para Trotsky- fue la razón principal del asesinato de éste por parte del stalinismo12. Para abundar Costa-Amic cita un artículo  escrito por él publicado en el Universal del 7 de noviembre de 1979, bajo el sensacionalista título “Yo habría evitado el asesinato de Trotsky” en donde Amic, además de relatar lo antes dicho, afirma que conocía perfectamente tanto a Ramón Mercader, asesino material e Trotsky, como a su madre Caridad Mercader y que de haber visto a  Frank Jackson (como se hacía llamar en México el asesino de Trotsky) en casa de Trotsky, podía haber abortado el asesinato. En el relato se afirma que en una marcha, encabezada por Toledano y Caridad Mercader, realizada el 20 de noviembre en la ciudad de México, Costa-Amic le increpó a Caridad en lengua catalana: “Tú cabrona, haz venido a organizar el asesinato de Trotsky13”. Adicionalmente Costa-Amic desecha totalmente la versión de que fue Diego Rivera el responsable de las gestiones:

“En la edición de Obras-I Apuntes de Lázaro Cárdenas, publicada en tres tomos por la Dirección General de Publicaciones de la UNAM (1973) en la que figuran como coordinadores Gastón García Cantú y el propio Cuauhtémoc, en el tomo I, página 362, se anota, de manera confusa y contradictoria que Diego Rivera visitó a Lázaro Cárdenas en La Laguna para tratar el asunto del asilo para Trotsky; y el Presidente aclara “que ya está concedido”, todo en forma poco concreta y aclaratoria”14.

A pesar de las afirmaciones de Costa-Amic –las cuales demuestran una ignorancia absoluta de la literatura sobre el tema– no sólo es en las notas de la obra publicada de Cárdenas donde se testimonia los pormenores del asilo a Trotsky sino, como hemos dicho, en los documentos del fondo Cárdenas y el de Múgica, además, de los testimonios de los involucrados –citados por Gall-y es referida en las biografía más importantes de Trotsky; la única versión confusa, contradictoria, poco concreta y aclaratoria es la de Costa-Amic. No es imposible, ciertamente, que el visado para Trotsky se haya gestionado simultáneamente por varias vías, inclusive sin conocimiento de las instancias de la Cuarta Internacional; de ser así, como hemos señalado, el relato de Costa-Amic podría contribuir al conocimiento sobre el tema, aportando nuevas informaciones; sin embargo, el relato está repleto de contradicciones de modo, tiempo y lugar, refiere episodios que más que inverosímiles parecen imposibles; por otro lado no aporta prácticamente prueba alguna de sus afirmaciones; mientras que, por otra parte, los documentos citados por Gall, las declaraciones tanto de Múgica como de Cárdenas apoyan totalmente la versión ya conocida. Así, por ejemplo, la carta escrita por Múgica a Cárdenas dice lo siguiente:

“Señor Presidente,

Tengo el honor de presentarle al gran pintor Diego Rivera quien es, además, un amigo y un correligionario. Le conciernen asuntos muy interesantes, con los cuales está personalmente ligado y que expondrá ante usted  con la esperanza, que también es la mía, de que encontrará en su generosidad un recibimiento sincero”15.

Por otra parte, en la carta que envía Cárdenas al Secretario de Relaciones exteriores se confirma que la petición de asilo fue hecha por  “una comisión de ciudadanos16”. Se intuye que se habla de la comisión formada por los ciudadanos mexicanos Rivera y Fernández.

La delegación que recibió a Trotsky y Natalia en el puerto de Tampico, en la mañana del 9 de enero de 1937, también es reveladora de que fue la sección norteamericana de la Cuarta Internacional y el Comité Americano por la Defensa de León Trotsky – a través de Diego Rivera- quienes se movilizaron para encontrar una visa a Trotsky en el “planeta sin visado”. Efectivamente, recibieron a los Trotsky: Frida Kahlo, Max Schachtman del Socialist Workers Party, George Novack del Comité americano en defensa de Trotsky, y el general Beltrán en representación del Presidente Cárdenas. Sobra decir que no hubo delegación del POUM como cabría esperar de haber sucedido las cosas como las relata Costa-Amic.

Señalemos algunas de las afirmaciones más dudosas del texto. En uno de los episodios más escandalosos del relato, Costa-Amic sostiene que increpó a Caridad Mercader  en el trascurso de una manifestación, recriminándole: “Tú, cabrona, haz venido a organizar el asesinato de Trotsky”. Dice haber tomado una foto de este episodio que “se ha  extraviado  momentáneamente17”, en su lugar, se muestra una foto, publicada por el periódico Excelsior del 21 de noviembre de 1936, en donde se observa a Caridad Mercader encabezando una manifestación en México realizada el 20 de noviembre de 1936 cuyo objetivo público era hacer una campaña a favor de la República española, Mercader aparece del brazo de Lombardo Toledano y Fidel Velázquez. Es absolutamente cierta la participación de la fanática stalinista Caridad Mercader en el asesinato de Trotsky pero a menos que Costa Amic, por no hablar de Caridad Mercader, poseyeran el divino don de la clarividencia, es improbable que ambos supieran que Trotsky sería recibido en México:  La entrevista con Múgica se realizó el 21 de noviembre y fue entre el 23 de noviembre –los dos días que Diego y Fernández tardaron en llegar a la Comarca Lagunera-  que Cárdenas concedería el asilo al viejo revolucionario. En esas fechas ni siquiera Trotsky sabía que el México de Cárdenas le brindaría asilo. Es verdad que ya desde “el 7 de noviembre de 1936 (...) Dos enormes retratos de Lenin y Trotsky, esbozados por Diego Rivera y terminados por obreros y pintores del Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción, presidieron el acto entre cuyos temas centrales fue la consigna pro asilo para Trotsky”18. Pero en aquellas fechas nadie podía imaginarse que el asilo para Trotsky en México podía convertirse en realidad. La prioridad en aquel momento era encontrarle asilo a Trotsky en Estados Unidos, en Francia o en España pero no en un país como México donde, según temía León Sedov –hijo de Trotsky-, era posible encontrar a un asesino por unos cuantos dólares. Todo parece indicar que la presencia en México, como parte de una delegación, de Caridad Mercader, en noviembre de 1936, tenía como objetivo recaudar fondos y apuntalar en los medios comunistas (stalinistas) y en su periferia, la política del Frente Popular impuesta por Stalin, durante la Guerra Civil Española. Caridad Mercader regresará a México, en febrero o marzo de 1936, como parte de la conspiración para asesinar a Trotsky19- incluso, el día fatídico del 20 de agosto de 1940 esperará  a su hijo en un vehículo, junto con Nahum Eitingon, en las cercanías de la casa de Trotsky para una fuga que fue frustrada – pero nada indica que en esas fechas tan tempranas, en que nadie sabía que Trotsky sería recibido en México, Caridad Mercader estuviera en nuestro país para asesinar a Trotsky.

Si, como afirma Costa-Amic, éste fue recibido por Cárdenas el 10 de noviembre –“si mal no recuerda” (porque ni esto puede precisar con claridad)- logrando en ese momento el asilo, surge la cuestión de porqué no se informó a Trotsky inmediatamente sabiendo el peligro que corría su vida. Si la versión es verdadera las gestiones habrían sido inútiles. Otro desliz comete Costa-Amic cuando sostiene la peregrina afirmación de que las gestiones hechas por él ante Cárdenas –el 10 de noviembre- se hicieron mientras Trotsky “viajaba en un barco por el Mar del Norte y por el Océano Atlántico sin encontrar gobierno que le concediera asilo político […]20”. En realidad, Trotsky y Natalia se encontraban en esas fechas en Noruega, no fue sino hasta el 19 de diciembre que se embarcarían en el buque-cisterna Ruth con destino al puerto de Tampico.

Por otra parte, la presunta carta escrita por Nin no se encuentra por ningún lado como lo confiesa el texto mismo, no existe en el Fondo Cárdenas del Archivo general de la Nación, ni Costa-Amic presenta, siquiera, su contenido o una copia estenográfica. Es sabido, gracias al estudio sobre el asesinato de Trotsky realizado por de Jualián Grokín21 -miembro del POUM amigo de Nin, traductor de Trotsky y autor del primer libro serio sobre el asesinato de Trotsky -, que se intentó, por parte del POUM, buscar asilo a Trotsky en España, pero resulta por demás extraño que no hable por ninguna parte de sus gestiones en México, a no ser que éstas no hayan existido. En uno de los anexos al final del libro de Costa-Amic  se explica esta inexistencia por una presunta desaparición forzada por parte de la encargada de ordenar el archivo Cárdenas quien habría sido stalinista. De ser así ¿porqué no desapareció la instrucción al Secretario de relaciones Exteriores, hecha por Cárdenas, en donde éste explica los motivos para brindarle asilo a Trotsky?

Más incoherente resulta la única “prueba” que presenta Costa-Amic: una carta, escrita especialmente para servir como “evidencia”, de su amigo el periodista Horacio Espinosa Altamirano. Dicha carta desmerece aún más las aseveraciones de Costa-Amic, en ella se afirma:

“De boca de Rivera escuché que, al recibir de manos de Bartolomé Costa-Amic la carta de Andreu Nin, en que solicitaba el asilo para Trotsky, el Presidente Lázaro Cárdenas dijo de inmediato que sí, pero vamos a hacer que por los trabajadores me lo pida Fidel Velázquez […] cosa que hizo Fidel en un desplegado en la prensa; y por los intelectuales que sea Diego Rivera el que encabece la petición”22.

El contenido de este testimonio resalta por su patente absurdidad. Afirmar que parte de la dirección de la CTM solicitó públicamente el asilo para Trotsky es no menos absurdo que afirmar que fue Stalin el que hizo la petición. Existieron diversos pronunciamientos de la CTM –dirigida por Lombardo y Fidel- pero todos ellos, por instrucciones de la GPU, fueron para rechazar el asilo a Trotsky y para lanzar una campaña furiosa de linchamiento. Esta campaña de linchamiento fue analizada por Trotsky mismo en su libro Los gansters de Stalin último libro escrito por el revolucionario. El 4 de Diciembre, por ejemplo, La Prensa, bajo influencia de la CTM, daba a conocer, con objeto de abortarlas, las gestiones realizadas por la LCI –sección mexicana de la IV Internacional- revelaciones que, por cierto, confirman desde el bando stalinista lo publicado por Broue y Gall; en el artículo se sostenía que Cárdenas había rechazado el visado para Trotsky:

“Lo anterior se lo comunicó el primer magistrado al pintor Diego Rivera en Torreón, cuando el artista lo entrevistó en nombre de la Liga Internacional Proletaria […] según  informes que se nos proporcionan en fuentes dignas de crédito”23.

Una vez que la CTM supo de la posición de Cárdenas, hace público un posicionamiento de rechazo al asilo político para Trotsky:

“Esta conferencia lamenta verdaderamente que venga al país León Trotsky, el desterrado ruso que ha sido culpable indirectamente de múltiples asesinatos en Ucrania y además, autor del comunismo de guerra”24.

Por otra parte, quizá el testimonio citado por Costa-Amic prueba lo contrario de lo que pretende, no necesariamente es falso. Después de la enésima reintegración de Diego Rivera al stalinismo el pintor hizo no pocos intentos de congraciarse con el PCM, entre ellos, renegar de su papel en el otorgamiento de asilo para el revolucionario ruso, incluso llegó a afirmar que lo había gestionado “(…) a fin de que Stalin pudiera arreglar las cuentas con él suelo mexicano25”.  Por ello el episodio en donde Rivera afirma que él nada tuvo que ver con el asilo para Trotsky debe, en todo caso, entenderse en este contexto; el que Costa-Amic presente a Neruda como testigo del evento evidencia la cercanía que Diego tenía en ese entonces con los medios stalinistas (Pablo Neruda apoyó a Siqueiros para salir clandestinamente de México después del primer atentado contra Trotsky). No es descabellado que el deslinde de Diego, referido por Costa-Amic como evidencia, probara, más bien, la deshonestidad política e intelectual de Rivera y sus humillantes intentos por reencontrarse con Stalin. La charla pudo haber existido, aunque su contenido fuera un mito más del imaginativo pintor.

Otras dos de las torpes afirmaciones de Costa-Amic subrayan aun más la poca seriedad de sus dichos. En la primera de ellas se asevera, quizá para dotar de mayor sensacionalismo al escrito, que fueron las gestiones hechas por Andrés Nin las que ocasionarían su asesinato por parte de los stalinistas. Es  ya conocido que Andres Nin fue secuestrado en mayo de 1937 por la GPU,  torturado y asesinado (probablemente en un operativo dirigido por Vitorio Vidali, asesino de Julio Antonio Mella, cuya presencia en México, según Broue, estuvo relacionada con el asesinato de Trotsky), pero afirmar que fue asesinado única y exclusivamente por las presuntas gestiones referidas por Costa-Amic es  extremadamente superficial y simplista. Muchos son los militantes anarquistas, comunistas, trotskistas y miembros del POUM que fueron desaparecidos y asesinados por el stalinismo durante la guerra civil española. Los stalinistas jugaron el papel de contrarevolucionarios. Pero la causa de estos crímenes va mucho más allá de una simple carta. El stalinismo requería sofocar a la revolución española en su propia cuna, necesitaba subordinar a los trabajadores españoles a la dirección de la burguesía (el objetivo del Frente Popular) para evitar que una revolución socialista triunfante en España catalizara una revolución política en Rusia. Todos aquellos militantes que se opusieron a dichas directrices fueron desaparecidos. Uno de ellos fue Andrés Nin, pero hubo muchos más que no escribieron carta alguna (el anarquista Camilo Berneri, el trotskistas Erwin Wolf, Alfredo Martínez -miembro de la Juventud Libertaria de Cataluña-, etc.)26. Muchos de los responsables directos e indirectos del asesinato de Trotsky (los Mercader, los Siqueiros, los Eintingon, los Vitorio Vidali, etc.) se entrenaron mediante la supresión de la flor y nata del proletariado español. En segundo lugar, se afirma que ya el 20 de noviembre de 1936 caridad Mercader “vino a urdir la trama27” par el asesinato de Trotsky. Ya hemos afirmado que una simple revisión de las fechas hace caer por tierra dicha afirmación; más importante, Caridad Mercader no urdió ninguna trama, simplemente fue un títere de segunda categorías cuyos hilos venían directamente de Stalin. La dirección del operativo homicida, decidido por Stalin en septiembre de 1938, estaba en manos de Pavel Sudaplatov, quien recibía instrucciones directas de Beria; Nahum Eitingon- amante de Caridad Mercader- era uno de los agentes operativos en México (Vitorio Vidali era otro). A Caridad sólo le tocó el infame mérito de introducir a su hijo Ramón en el ruin operativo, pero no tuvo jamás ningún papel directivo ni lo podía tener.  

Es verdad que el libro de Costa-Amic, en el contenido que concierne al POUM, puede nutrir el anecdotario, pero por las enormes deficiencias del libro incluso las anécdotas relativas al POUM deberían tomarse con reservas o simplemente consultarse de otras fuentes. Contiene como anexos documentos acerca de la desaparición de Andrés Nin que en sí mismos son reveladores (aunque son retomados de otras fuentes públicas, tales como periódicos, haciendo totalmente prescindible el libro incluso en este terreno). Aparte de algunos documentos y fotografía anexadas, es de poca o nula credibilidad en virtud de las contradicciones presentes, las afirmaciones inverosímiles, la falta total de evidencias, las aseveraciones superficiales y frívolas. ¿Puede tener credibilidad un libro que se refiere a una fotografía que no se presenta pues  “está momentáneamente extraviada”? O ¿que se refiere a un supuesto documento que ni siquiera se cita y que no existe en los archivos donde, de haber existido, debería estar?

Después de todo lo anterior, cabe preguntarse ¿Qué objetivo tenía Costa-Amic para afirmar lo contenido en su libro? Si  existieron gestiones paralelas  a las documentadas seriamente -cosa que no es imposible- ¿Por qué Costa-Amic da fechas, datos y episodios que desacreditan totalmente su versión? ¿Por qué no existe evidencia seria? ¿Por qué Amic presenta su versión como opuesta y excluyente de la firmemente documentada? Y si lo dicho es falso ¿será el móvil de tales afirmaciones simple afán de publicidad por parte de un editor de libros como lo era Costa-Amic? ¿Habrá aprovechado la mitomanía de Rivera para darse un crédito inexistente o para difundir un cuento que relató a sus allegados durante años?  
 

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NOTA

1. Fernández, O. “Cómo se Obtuvo el Derecho de Asilo para León Trotsky en México,”La Prensa, 20 de abril 1956.
2. Broué, P. La revoluzione perduta, Bollatti Boringhieri, Italia, 1991.
3. Gall, O. Trotsky en México, Era, México, 1991.  
4. Gall, Op cit. p. 22.
5. Ibid. p. 22.
6. Serge, V. Vida y muerte de León Trotsky, Juan Pablos Editor, México, 1971.
7. Deutcher. I. El profeta desterrado, Era, México, 1975.
8. Jacques-Marie, J. Trotsky, revolucionario sin fronteras, Fondo de Cultura Económica, México, 2009.
9. Costa-Amic, B. León Trotsky y Andreu Nin Dos asesinatos del Stalinismo (Aclarando la historia), Costa Amic-Editores, México, 1994.
10. La foto que ilustra este artículo muestra a Costa-Amic junto a Trotsky y otros miembros del POUM.
11. Costa Amic. Op. Cit. p. 41.
12. Ibid. p. 41.
13. Ibid. p. 57.
14. Ibid. p. 15.
15. Citado por Olivia Gall, Op. Cit. p. 22. Este documento se encuentra en el archivo del general Múgica.
16. Ibid. p. 24.
17. Costa-Amic, Op. Cit. p. 96.
18. Fernández, A. “Cómo se obtuvo el asilo político en México para León Trotsky” en http://www.ceip.org.ar/160307/index.php?option=com_content&task=view&id=...
19. Gorkin, J. El asesinato de Trotsky. Ayma, Barcelona, 1970. P. 268.
20. Costa-Amic, Op cit. p.10
21. Gorkin, Op cit. pp. 7-8.
22. Costa-Amic, op cit.. pp.43-44.
23. Gall. Op. Cit. p. 26.
24. Ibid. p. 32.
25. Citado en Gambarella, J. Operación Trotsky, Diana, México, 1972, p.18.
26. Broue, P, Prologo a Los gansters de Stalin, Fundación Federico Engels México, 2009. p. 26.
27. Costa-Amic, Op. cit. p. 57.

Fecha: 

octubre de 2012

Teoría Marxista: