Día con día llegan cientos de migrantes centroamericanos a tierras mexicanas que viajan a bordo de la “bestia”, que es como le llaman a los trenes de carga. Miles de centroamericanos, al igual que muchos mexicanos, abandonan sus países, sus hogares, en la búsqueda de mejores oportunidades para sacar adelante a sus familias. Desesperados por la situación en que viven, por la pobreza, el desempleo, el hecho de que la educación ha dejado de ser una herramienta o una vía para poder conseguir un buen empleo, ellos han optado por seguir el “sueño americano”.

En su paso por México, los migrantes corren mucho riesgo, ya que son presa del crimen organizado, del narcotráfico. Cada año 20 mil inmigrantes son secuestrados por el crimen organizado. Ellos trafican, secuestran, tratan y asesinan migrantes. Muchas mujeres son retenidas como esclavas sexuales o domésticas. Los migrantes son violentados física y psicológicamente. Las torturas, las violaciones el tráfico de órganos, la explotación sexual, el homicidio son formas cotidianas de violencia contra los viajeros.

Y no solo esto, tanto la policía como el gobierno mexicano, también los pone en una situación muy vulnerable y de alto riesgo. La policía los extorsiona, y el gobierno les cierra las puertas, hacen caso nulo a las denuncias que se interponen, y en caso de que agarren a los delincuentes estos son puestos en  libertad en poco tiempo.  Pero la cosa no se queda ahí, porque también es la misma gente “civiles” los que tachan a los refugiados económicos de delincuentes, les temen, los desprecian.

La casa del migrante, que estaba ubicada en Lechería, Cuautitlán Izcalli (Estado de México) cerró sus puertas a principios de Julio de este año debido a la presión ejercida por los vecinos del mismo. Tras este lamentable acto, se instaló un albergue provisional debajo del puente Independencia en Tultitlán (Estado de México) el cual también fue desmantelado a las pocas semanas debido, nuevamente, a la presión de los vecinos. No es de extrañarse que  en ambos casos, se tratara de presidentes municipales (priistas) que cedían ante dichas demandas.  

Ahora los migrantes han sido reubicados en San Bartolo, Huehuetoca, en un predio de 10 mil metros cuadrados, donde se instaló una carpa y se ubica justo frente al comedor Hermano Migrante San José, donde será construida la Casa del Migrante. Se ha informado que el gobierno mexiquense y el ayuntamiento de Huehuetoca financiarán la construcción de la nueva Casa del Migrante, y que la diócesis de Cuautitlán se encargará de la administración

En ellos se les ofrece a los migrantes un oasis donde descansar un poco, un techo bajo el cual pasar la noche, comida y agua, así como ropa seca, zapatos y la oportunidad de lavar la ropa que traigan. Son los voluntarios los que han mantenido en funcionamiento estos centros de apoyo. Miembros de organizaciones como el Colectivo Ustedes Somos Nosotros, Apoyo al Migrante Centroamericano, Soy Migrante, Asamblea #YoSoy132 Cuautitlán Izcalli, entre otros así como civiles y vecinos de la localidad, se han dado cita día con día para atender a los migrantes que llegan y hacerles un poco más leve su viaje hacia los Estados Unidos.

La frontera para los Estados Unidos, para nuestros hermanos centroamericanos prácticamente empieza en los límites de Guatemala y México, ya que los gobiernos en turno de nuestro país mantiene una política servil respecto al gobierno de los EU, nuestra lucha implica la solidaridad con los migrantes y la lucha contra el imperialismo y los gobiernos serviles en América, contra el capitalismo y sus políticas de exclusión y marginación, que ocasionan que miles de compañeros migren cada año, buscando una vida mejor.

¡Tú también puedes ayudarlos! Donando ropa en buen estado (de hombre preferentemente), zapatos, tenis, cobijas, calcetines, gorras, impermeables, artículos de aseo personal, medicinas, alcohol, gasas, sopas de pasta, comida no perecedera etc. Recuerda que lo que a ti te sobra a otros les falta.