El “nuevo México” despierta entre caos y pánico. ¿Qué ha ocurrido en el oriente del Valle de México?

Escrito por: 

Armando R. Téllez

En el primer día de transición de Peña Nieto la violencia se apoderó de San Vicente Chicoloapan, Estado de México. Por la tarde, un vehemente enfrentamiento entre transportistas desató un estado de caos en el municipio; imágenes muestran una persona asesinada por herida de bala. Por la noche el conflicto había alcanzado a Ciudad Netzahualcóyotl. La visión que se daba vía medios electrónicos era casi apocalíptica: bandas de encapuchados saqueaban negocios, balaceaban casas y asaltaban en plena vía pública.

Mientras usuarios de facebook y twitter denunciaban lo que estaban viviendo, Joaquín López Dóriga “informaba” categóricamente que en Netzahualcóyotl simplemente no pasaba nada. Esto ha enardecido a los vecinos quienes estaban atrapados entre el miedo y la desesperación.

Para el 6 de agosto, toda la zona oriente del Valle de México despertó confusa, se mostraban calles semivacías por la tarde; rumores de balazos aquí y allá; cierres de centros públicos; seguridad inusitada en hospitales y centros comerciales. Violencia, caos y confusión, epíteto perfecto del próximo gobierno.

Los hechos ocurrieron a medio día en San Vicente Chicoloapan, municipio del Estado de México. Un viejo conflicto por el control del transporte de motos desató un violentísimo enfrentamiento entre mototaxistas de la corporación porril-priísta Antorcha Popular y transportistas adheridos al PRD. Al parecer un grupo de 600 antorchistas quisieron tomar el control de la zona, entonces fueron recibidos con todo tipo de armas por el grupo rival. El choque dejó una persona muerta, presuntamente miembro de Antorcha Popular, y más de una treintena de heridos. En la trifulca 3 integrantes de Antorcha Popular habrían sido aprendidos y el caos vendría después.

Pasadas las 19:00 horas las hordas Antorchistas comenzarían a sembrar el pánico entre la gente del Estado de México. En un comunicado que habían desplegado el mismo día, se declaraban víctimas de los acontecimientos, exigiendo castigo a los culpables y la liberación de sus detenidos. Sin embargo esta demanda no quedaría en el papel.

Mientras en los noticieros nocturnos no se informaba nada de lo ocurrido desde medio día, las redes sociales comenzaban a inundarse de denuncias.

Indudablemente hubo un grado de pánico colectivo: en las calles de Neza la gente corría al grito de “ahí vienen” y las calles se convertían en un cementerio. Mucha gente ha señalado que bandas de encapuchados se habían enfrentado a balazos, incluso un testimonio cercano ha señalado de viva voz que en el transcurso a su casa se encontró entre el fuego cruzado: “una señora nos abrió las puertas de su casa y ahí permanecimos por unos 15 minutos”.

Los hechos se extendieron incluso hasta las estaciones La Paz, Pantitlán y Tepalcates de la línea A, donde aparentemente grupos antorchistas estaba impidiendo la salida de transporte a Chicoloapan. Incluso las autoridades del Trasporte Colectivo tuvieron que suspender el servicio en estas estaciones. El miedo alcanzó a la FES Zaragoza.

Con las denuncias y evidencias que ahora se pueden ver en las redes sociales podemos asegurar que indudablemente hubo actos de violencia por parte de este grupo de choque. La historia de Antorcha Popular es la historia de la violencia impune cobijada por el priismo. No nos debería sonar nada extraño que este grupo haya cometido actos vandálicos la noche del 5 de agosto.

Sin embargo también ha habido un elemento de exageración en todo esto. Cuando las noticias comenzaron a fluir, el pánico se apodero de la gente y comenzaron a surgir rumores de todo tipo: el más extremo era el que relacionaba a grupos del narcotráfico en estos hechos.

La información es una poderosa herramienta que la podemos utilizar para actuar. Las nuevas tecnologías de la información nos dan la oportunidad de romper el cerco nos imponen los monopolios de la comunicación. Esto se hizo evidente: mientras la gente utilizaba sus celulares y las redes sociales para denunciar los hechos, los medios oficiales no solo no dieron la nota, sino tuvieron el cinismo de negar cualquier tipo de acontecimiento violento en la zona. La gente que estaba viviendo los hechos en carne propia evidentemente estaba consternada; esto demuestra una vez más el nefasto papel de los medios de comunicación y la protección a toda costa del priismo.

Pero seamos claros: la información es una cosa, pero cuando se desatan todo tipo de rumores sin fundamento eso puede tener un efecto contrario, un efecto de inhibición, pánico e introspección en la gente. Y mientras nosotros pugnamos por la unidad en las calles contra las políticas reaccionarias del gobierno, lo que ha pasado ahora es que la gente se ha encerrado en sus casas conviviendo con sus propios fantasmas.

El día 6 de agosto esto ha sido más que evidente. El ambiente de psicosis colectiva se extendió a toda la zona oriente del Valle de México. Por la tarde las calles lucían semivacías, en el espíritu de la gente era evidente un ánimo de expectativa: esperaban que algo pasara.

En la zona del DF limítrofe con el Estado de México la movilización de patrullas era anormal. De manera aberrante, mientras el secretario de seguridad pública anunciaba que toda la información por redes sociales eran rumores, la policía cerraba centros deportivos, impedía la salida de la gente en los hospitales y se reforzaba la seguridad en centros comerciales, esto atizaba el miedo de la gente. Se decía también que los antorchistas venían marchando violentamente y que había disparos en un montón de calles del DF. Parecía que lo mejor era irte a tu casa, encerrarte y esperar que algo terrible pasara. Este ánimo solo le puede convenir a la clase gobernante.

Ha habido un elemento de exageración que parece malicioso, pero el grado de impunidad que ha mostrado el gobierno priista del Estado de México no tiene nombre. Hasta la fecha se han empecinado en decir que todo fue un rumor.

Es difícil determinar en qué medida estos hechos pudieron haber sido planeados. En realidad muchos políticos son consientes de que la represión abierta puede tener efectos muy contrarios a los que esperan: pueden desencadenar la ira y la radicalización de las masas. Por ahora parece ser que la carta de la represión masiva no están dispuestos a jugarla. Lo cierto es que ha habido una actitud conscientemente displicente por parte del gobierno priista. Esto sí que es una muestra de lo que nos puede esperar.

En la memoria colectiva está presente Atenco y eso indudablemente ha jugado su papel en estos acontecimiento, parece que ha habido un link colectivo entre lo que ocurrió la noche del 5 de agosto en Neza y Atenco, tampoco estamos en la posición de asegurarlo categóricamente. De cualquier manera sería una reacción natural. Lo que sí es evidente es que esto puede ser la oportunidad de grupos porriles de agruparse: la sangre y el caos son como el sonido de las trompetas para los tiburones.

Varios estudiantes han denunciado movimiento de grupos porriles en sus escuelas y esto sí que puede convertirse en un hecho real con la llegada de EPN. Tendremos que actuar de manera decidida y organizada para impedir la reactivación  de estos grupos y su entrada a las escuelas, estos grupos seguramente no llegarán repartiendo flores.

En cualquier fábrica o barrio la política tiene que ser la misma: organización desde la base para evitar cualquier tipo de intentona represiva. Particularmente en los estados priistas no debe haber un ápice de confianza en las policías estatales. En muchos casos ya es difícil saber quiénes son los delincuentes.

Como quiera que sea y con los elementos que gradualmente surjan, diremos que estos hechos muestran que la resistencia tiene que convertirse en ataque; organización y ataque. Resistir ya no es suficiente, necesitamos extender la organización, el movimiento juvenil, quien en un principio será el más susceptible a ser acosado, tiene que arroparse en el movimiento de los trabajadores organizados en torno al Morena y los sindicatos democráticos. Unificar las luchas en la calle es la mejor forma de evitar cualquier intento de represión y si la hay, la mejor manera de contrarrestarla. En la medida en que se rompan prejuicios y diferencias cosméticas, en esa medida nos haremos más capaces para enfrentar al “nuevo” gobierno y todo lo que de ello podemos suponer.

Organízate con nosotros y lucha por una transformación social verdadera.

¡Obreros y estudiantes, unidos y adelante!
 

Fecha: 

7 de septiembre de 2012

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