La lucha no sólo debe ser antineoliberal sino anticapitalista y socialista

Escrito por: 

Carlos Márquez

El capitalismo es un sistema que se basa en la explotación asalariada. Desde sus orígenes es un sistema injusto y desigual. Las grandes fábricas y los grandes bancos, son propiedad privada de un minúsculo grupo de personas. Cuando los medios de producción son propiedad individual esto se usa para adueñarse del trabajo ajeno, un obrero utiliza solo una parte de su tiempo en la fábrica para cubrir su salario y lo demás lo trabaja gratis para dar ganancia al capitalista. Marx explicó con toda claridad que el obrero solo es una mercancía más dentro de este sistema, su salario solo cubre lo necesario para su sostenimiento y reproducción.

El capitalismo se basa en la competencia, donde las empresas más débiles se van a quiebra y se van fortaleciendo las más fuertes, que expanden sus mercados y generar una concentración mayor de capital. La formación de los monopolios y su dominio sobre la economía es algo inhabitable bajo este sistema y no se puede frenar con simples leyes jurídicas o la intervención estatal, por el contrario, los estados nacionales se convierten en instrumentos al servicio de los grandes consorcios capitalistas.

Concentración de la riqueza

En México la concentración de la riqueza es algo insultante, es bien sabido que Slim es el hombre más rico del mundo que según la revista Forbes cuenta con 69 mil millones de dólares. Un ejemplo de su riqueza es la construcción del moderno museo Soumaya que costó más de 800 millones de dólares y que albergaba 6 mil 200 obras de arte. Aunque la creación de un museo puede verse como algo positivo nos puede mostrar esa gran ostentación de la familia Slim que construye este primer museo (construirán otro para mostrar arte moderno) para exhibir solo una pequeña parte de las obras de arte de la familia, que suman más de 66 mil piezas. Mientras tanto, según datos del INEGI, 31 millones de trabajadores en México (62% de la Población Económicamente Activa) tienen condiciones laborales precarias sin prestaciones ni seguridad social. Casi 15 millones ni siquiera cuentan con un contrato laboral escrito, siendo más fácilmente presas de la sobre-explotación.

Aunque Emilio Azcárraga, el dueño de Televisa, esta hasta el lugar 634 en la lista de los hombres más ricos, su fortuna lo sitúa en el 6° lugar del país, es capaz de darse “pequeños” lujos como el comprarse un Yate de 178 millones de dólares, que no quiere traer a México sino pasadas las elecciones para no entorpecer el proceso. Cuenta con 6 suites de lujo, helipuerto, jacuzzi, gimnasio, sala de cine. Solo de mantenimiento mensual se gasta 200 mil dólares mensuales, el equivalente al salario mínimo mensual de casi 1500 obreros mexicanos.

Este nivel de concentración de riquezas es producto de la concentración de capital lo cual fue pronosticado por Marx y Engels desde el año 1848 cuando escribieron el Manifiesto Comunista. Podríamos seguir con la lista de ejemplos de verdaderos robos que los grandes capitalistas mexicanos hacen a los trabajadores. Aunque son solo un puñado de privilegiados esta lista podría parecer interminable, pero no podemos dejar de lado a Salinas Pliego, el segundo hombre mas rico del país, dueño de TV Azteca y usurero. El capitalismo mantiene a la población en la pobreza, los niveles salariales a veces no alcanzan ni para lo indispensable. ¿Pero un trabajador que se esfuerza toda la semana no tiene el derecho a un buen auto, a una buena casa, a buen televisor, una buena cocina o un buen celular? Nosotros creemos que sí, que si la riqueza se distribuye bien, quizás no existan yates de lujo pero si buenas condiciones de vida para todos. Pero los capitalistas se aprovechan de esto, Banco Azteca te puede dar prestamos de forma muy fácil con altos intereses o en Elektra puedes comprar tu electrodoméstico en abonos chiquitos para que al final termines pagando más del doble de su costo y enriqueciendo más al corporativo encabezado por Salinas Pliego.

El neoliberalismo no es el problema

Tenemos que acabar con este sistema de privilegios llamado capitalismo, que sustenta la desigualdad en que los medios de producción y los bancos son propiedad privada, privando prácticamente al resto de la población de tener cualquier tipo de propiedad social.

La producción de multimillonarios en los últimos años en México esta íntimamente relacionada con la aplicación del modelo neoliberal que representó la privatización (prácticamente regalos a los capitalistas) de las industrias que estaban en manos del Estado. Durante el modelo neoliberal la desigualdad se incrementó, el campo se fue a ruinas, los contratos colectivos se han ido eliminando, se han golpeado a los sindicatos, se ha querido privatizar la educación… Es normal que exista descontento, que el Morena se plantee acabar con el actual modelo o que el movimiento #YoSoy132 se declare anti neoliberal. Pero estos ataques solo reflejan la actual etapa del capitalismo incapaz de sobrevivir sino es a costa de atacar los niveles de vida de la clase obrera.

El neoliberalismo no es otra cosa que el regreso al capitalismo puro de libre mercado sin intromisión estatal, por eso se le llama también capitalismo salvaje. Pero en la práctica los propios capitalistas que habían defendido el alejamiento estatal de la economía han sido los primeros en pedirle al Estado que rescate la banca y las industrias (léase rescatar las ganancias de banqueros y capitalistas) cuando el capitalismo se ha ido a crisis.

El capitalismo es irreformable

Los reformistas tienen ilusiones en que se puede reformar el capitalismo y que la aplicación de un modelo diferente podrá acabar con las contradicciones del sistema. Si el Estado defiende y mantiene las industrias que eran estatales y ayuda a regular la economía, evitando los excesos de los monopolios o incluso si acaba con los altos salarios de los funcionarios gubernamentales no evitará que Slim siga explotando a sus trabajadores enriqueciéndose con el sudor ajeno, Salinas Pliego seguirá robando a los trabajadores que nada tienen, Televisa seguirá manipulando y defendiendo los privilegios de su clase.

Algunas reformas serias del capitalismo no eliminarán su esencia: la explotación del trabajador asalariado, ni la acumulación de riqueza y capital (es decir la enorme desigualdad), ni la anarquía de la economía que genera las crisis de sobreproducción, ni la tendencia a la caída de la tasa de beneficio, ni la búsqueda de los capitalistas de mantener su masa de ganancia y así continuar con su programa de intensificación del trabajo, de alargamiento de las jornadas laborales, de eliminación de conquistas ganadas, es decir incrementando la explotación.

Carlos Slim  recientemente señaló que en los países en crisis hay que: “subir los ingresos a través de los impuestos, bajar el gasto público o vender activos: quien tenga autopistas que las venda; aeropuertos, que los venda; sectores energéticos, que los venda, y así permitirá la inversión privada en sectores estratégicos y eso dinamizará la economía”. Dice que hay que elevar la edad de jubilación a 70 años porque ahora el trabajo es menos físico y se vive 80 o 85 años, dice también según para incentivar el empleo hay que trabajar solo 3 días a la semana 10 y 11 horas diarias (ver La Jornada 12/junio/2012).

Carlos Slim nos recuerda a Quadrí, Vazquez Mota y Peña Nieto, no es de extrañar, sabiendo que ellos son solo los empleados de los grandes capitalistas. Lo otro que dice es falso, la esperanza de vida solo es de 75.4 años en México (tal vez la familia Slim tenga una esperanza de vida mayor) y las condiciones de vida del proletariado suelen ser tan precarias que la alimentación, el estrés, el enorme trabajo físico y mental hacen que la calidad de vida no sea buena. A la par del incremento de la esperanza de vida se han incrementado las enfermedades crónicas degenerativas.

Sobre la reducción de la jornada laboral lo que vemos es un reconocimiento de la enorme capacidad productiva. Estamos de acuerdo en reducir la jornada laboral y distribuir el trabajo existente entre los trabajadores existentes, pero para los capitalistas estas medidas significan a su vez trabajadores más baratos. Nosotros planteamos que no debe haber reducción salarial. El meollo del asunto sigue siendo que a más salarios menos ganancias y la clase dominante no querrá ver reducidos sus privilegios. Por más vueltas que demos al asunto no podremos cerrar los ojos a la realidad: solo acabando con la propiedad privada de los medios de producción acabaremos con la desigualdad, solo con una economía planificada democráticamente podremos distribuir equitativamente la riqueza, reducir la jornada laborar y elevar los niveles y la calidad de vida. Así los seres humanos no solo tendrán el tiempo, sino también las condiciones materiales para desarrollar su creatividad, hacer ciencia, arte, deporte y disfrutar plenamente de esta vida que no debería ser un infierno sino un paraíso para todos.

El primer paso es derrotar a la burguesía el 1° de julio

Sabemos que la burguesía no entregará sus privilegios sin luchar y mientras vivamos bajo el sistema que les defiende no tendremos la justicia plena que necesitamos. Marx decía que la emancipación de los trabajadores solo puede ser obra de los trabajadores mismos. Es necesaria la unidad del proletariado con el resto de pobres urbanos y rurales que sufren bajo este sistema. Si entendemos como pueblo a los trabajadores del campo y la ciudad, a la gente humilde y pobre, podemos asumir como propias las palabras de AMLO: Solo el pueblo puede salvar al pueblo. Solo la organización de las clases explotadas y oprimidas puede sentar la base para una lucha que transforme radicalmente esta sociedad.

El próximo 1° de julio habrá elecciones, AMLO es el único candidato que plantea cambiar de rumbo y mejoras a favor de los trabajadores. Su programa no es ni anticapitalista, ni socialista y desde nuestro punto de vista tiene muchas limitaciones, pero de aplicarse significará un paso adelante. Lo importante de esta batalla es que las masas pondrán a prueba esta experiencia, significando un gran aprendizaje en la lucha por cambiar nuestra realidad. La burguesía no quiere la más mínima reforma y por eso ataca a AMLO y apoya a sus candidatos, principalmente a EPN. Pero a lo que más teme es a los trabajadores y jóvenes que han salido a la política, que toman las calles, que se organizan en Morena, que en cada rincón del país dentro del #YoSoy132 luchan contra la derecha y porque se acaben las mentiras de los medios y los privilegios.

Derrotar a los partidos burgueses: el PRI y el PAN, significará un gran paso adelante y una prueba de lo que organizados seremos capaces de hacer, pero ese solo será el inicio. Debemos luchar para que nuestras organizaciones adopten un programa realista y coherente para transformar la sociedad en beneficio de la mayoría de la población, que somos los trabajadores y sus hijos, no podemos albergar ilusiones falsas creyendo que es posible reformar el capitalismo y la lucha es por tanto contra el modelo neoliberal. Vayamos a la raíz del asunto y pugnemos por un programa que defienda tanto nuestras demandas inmediatas como la lucha por el socialismo, incluyendo dentro de nuestros objetivos la expropiación de los bancos, las grandes industrias y los grandes medios de comunicación para que se administren planificada y democráticamente por nosotros mismos y beneficien al conjunto de la sociedad.

Fecha: 

Junio de 2012

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