Las lecciones del 2006 para el 2012

Escrito por: 

Ninnette Torres - Morenaje Benito Juárez

No cabe duda que AMLO ganó las elecciones de 2006 y que este triunfo fue usurpado mediante un monumental fraude electoral. ¿Qué lecciones nos deja el proceso del 2006 frente a las elecciones presidenciales de este año?

En primer lugar esas elecciones se ganaron con una campaña “Primero los pobres”, es decir, mediante la polarización social que generó el entusiasmo masivo, que impulsó a participar en las elecciones a la mayoría de pobres y explotados del país. Ese no fue un error; por el contrario, el discurso conciliador de la “República Amorosa”, los compromisos con la burocracia del PRD, abrirle las puertas a arribistas como Bartlett, entregarle la capital del país a Marcelo Ebrard y Camacho Solís, todo ello puede generar desánimo, pesimismo y confusión promoviendo la abstención electoral y favoreciendo al candidato de la burguesía. Se supone que con este discurso se intenta ganar a la clase media, pero la polarización generada en el debate presidencial, donde  AMLO radicalizó su discurso, ha provocado un entusiasmo que se ha visto reflejado, entre otros indicadores, en el rechazaron masivo a Peña Nieto por parte de los estudiantes de clase media-alta de la Ibero.

AMLO tiene una base de apoyo real y potencial increíble y hay un rechazo subterráneo a Peña Nieto en los lugares más increíbles (La Ibero, el Tec deMonterrey, etc.), la cuestión será si ese apoyo real y potencial se vuelca masivamente a las calles, antes, durante y después de las votaciones. Un discurso decidido y radicalizado puede atraer a las capas medias y exponer a Peña Nieto al rechazo popular. Se supone que con los compromisos se evitó una ruptura con los chuchos y los Marcelos, pero éstos nos han movido un  sólo dedo por el movimiento, la campaña está siendo impulsada por Morena. La dirección del PRD sólo ha puesto el rostro de sus plurinominales y sus arribistas en los volantes con la figura de AMLO en segundo plano.

A diferencia de 2006, ahora existe un movimiento social de millones organizados en Morena, ese es un paso cualitativo muy importante, además se cuenta con el apoyo entusiasta y con la vinculación con sindicatos como el SME, los Mineros y, en general la OPT; lo que se requiere para vencer la imposición es radicalizar el discurso aún más, combinar debate, propuesta y movilización. Se ha dado un paso adelante en el debate, hemos visto que Peña Nieto está cayendo incluso en las encuestas, lo cual quiere decir que su caída es más profunda de lo que se dice en las televisoras, necesitamos que esa caída se convierta en un colapso abierto y para ello debe quedar más que claro que existe un abismo entre los tres candidatos de la oligarquía y el Morena.

Algunos compañeros señalan que radicalizar el discurso significa alejar a las capas medias y fortalecer a la derecha. Invitamos a los compañeros que sostienen esta posición a que revisen la época del cardenismo. Cárdenas neutralizó a la derecha con un importante reparto agrario, la nacionalización del petróleo, la electricidad, las minas, los ferrocarriles. La derecha poderosa que se había manifestado en la Cristiada (1926-29) en la época del callismo fue reducida a la impotencia, las pequeñas organizaciones de la clase media conservadora, antecesoras del PAN, no pudieron hacer nada más que lamentarse. La oligarquía, por otro lado, no necesita pretextos para atacar a AMLO lo hará de todas formas, ningún bonito discurso sobre el amor cambiará su oposición a un movimiento que se opone a sus políticas. El hecho es que ningún empresario del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (que agrupa a las 50 empresas que controlan al país) se ha pronunciado ni se pronunciará por AMLO, lo únicos empresarios que logrará atraer son a los medianos o a los desplazados, aquellos que no juegan un papel decisivo en la economía y aquellos de los que no se puede esperar que salgan a las calles como activistas.

La cuestión decisiva será si la mayoría de la población sale a las calles para votar y defender el voto. Es verdad que un triunfo electoral en la boletas no basta. Lo que falló en 2006 fue la creación de una organización de base que pudiera evitar el fraude. Si Peña Nieto se trata de imponer mediante la alteración del voto en las urnas no podemos cometer el error de aceptar la imposición o limitar al movimiento a una postura de resistencia pasiva.  Ningún triunfo está asegurado de antemano pues se trata de una lucha viva, pero hay que hacer todo lo que está en nuestras manos. Si Peña Nieto termina imponiéndose, a pesar de todo, es necesario mantener al Morena como una organización permanente que pueda aglutinar el descontento social creciente que ocasionará, sin duda, las políticas anti-populares por las que se intenta imponer a Peña Nieto.

Fecha: 

mayo de 2012

Periódico: 

Nacional: