La última batalla de Tirofijo no será la última del proletariado colombiano

Escrito por: 

Rubén Rivera

El 26 de marzo del 2008 murió Tirofijo, luego de sesenta años de lucha guerrillera contra el estado oligárquico colombiano. Pedro Marín, como se llamaba originalmente, nació en 1930, y para 1948 se involucró en la lucha derivada del asesinato del dirigente de izquierda liberal José Elizer García. Nunca más habría de conocer la paz ni Tirofijo ni Colombia entera.

La izquierda liberal se alzó en armas, especialmente en diversas zonas campesinas y ahí fue donde resistieron los embates de los paramilitares de aquel entonces y de la dictadura de José Pinilla. Tirofijo se convirtió en un dirigente campesino que para 1958 logró, junto con el movimiento rebelde, establecer un territorio liberado denominado Republica de Marquetalia. Ahí conocería a un dirigente comunista llamado Jacobo Arenas, el cual lo animó a integrarse al Partido Comunista (PCC), para ese entonces, a principios de los sesentas, animado por las insurrecciones campesinas e inspirado en el ejemplo de la Revolución Cubana, dicho partido decidió emprender la lucha armada en la forma de guerra de guerrillas.

Tirofijo se estaba convirtiendo en un emblema de la subversión y después no dejó de ser perseguido tanto por el ejército como por los paramilitares, que al reconocerlo como dirigente principal de las zonas liberadas decidieron que su eliminación física era una necesidad de Estado.

Lamentablemente la influencia de los genuinos luchadores del PCC estaba impregnada de las ideas estalinistas que en esos momentos privaban en todos los partidos comunistas latinoamericanos. Ello generó orientaciones como la formación de las FARC que, de haber sido empleada esta iniciativa como una herramienta de apoyo para una lucha que principalmente se basara en el frente obrero y subordinado a este y sus métodos tradicionales de combatite, no necesariamente hubiesen estado equivocadas. El principal problema de la participación del PCC era programática, es decir la idea de luchar no por la revolución socialista sino por la democracia, lo cual ha sido un lastre que pervive hasta nuestros días limitando el programa a una serie de consignas reformistas y abriendo espacio para aliados burgueses que, como se ha visto a lo largo de la historia, siempre terminan traicionando la lucha de los obreros y campesinos

Se fundan las FARC

En Mayo de 1964 se emprendió una campaña de cerco y aniquilamiento: alrededor de 16 000 soldados combinados con fuego aéreo, aplastaron la región de Marquetalia. En aquel entonces el gobierno informó de la muerte de Tirofijo. Pero él, junto unas pocas decenas de guerrilleros, logró escapar para, poco después del reagrupamiento de otros núcleos, formar las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, dos años después.
Como hemos señalado en múltiples ocasiones las FARC fueron el resultado de un movimiento campesino duramente reprimido que se defendía con las armas o era aniquilado, no obstante fue la intervención del movimiento comunista colombiano lo que lo orientó a constituirse como un movimiento guerrillero, tratando de asumir la experiencia cubana.

Uno de diversos motivos para que a lo largo de los años setenta y ochenta las FARC hayan podido sobrevivir a pesar del fracaso continuo de otros movimientos armados en América Latina, se debió a su base social y a la existencia de otros movimientos guerrilleros mucho menos organizados, espontáneos y por tanto más vulnerables, los cuales eran por supuesto mucho más fácil eliminar o desmovilizar como fue el caso del M19, el ERP y muchos otros grupos más.

Durante esos años, setentas y ochentas, su vínculo con el movimiento estudiantil y sindical era importante, centenares de jóvenes que pasaban primero por la experiencia del movimiento urbano llegaban a la guerrilla cuando se consideraba que estaban aptos para las condiciones de lucha en el campo o cuando la represión del Estado era tal que mantener su trabajo abierto significaba un riesgo para su vida, la mayoría de los actuales cuadros dirigentes de la guerrilla proceden de esa dinámica. Por supuesto hubiera sido posible construir un trabajo clandestino basado en estos y muchos otros cuadros, no obstante la orientación de las FARC y el Partido Comunista era fortalecer a la guerrilla en detrimento del trabajo urbano entre el movimiento obrero. Esa decisión a la larga tuvo sus consecuencias
Como marxistas siempre hemos criticado esa política que en lo hechos alejaba a los mejores cuadros de la lucha de la clase obrera en las ciudades y que, pese a que no era la voluntad de la dirección de la guerrilla, debilitaba las posibilidades de un desarrollo más importante de la lucha de clases. Miles de auténticos revolucionarios que pudieron jugar un papel enorme en la lucha urbana terminaron sus días en las selvas y montañas aislados de la clase obrera.

Por supuesto hay que decir que Colombia no tenia condiciones para una lucha legal normal, el Estado colombiano es profundamente represivo y ha asumido en los hechos al asesinato de opositores, sindícales, estudiantiles o políticos, como algo natural y legítimo. No obstante aún en condiciones de extrema represión es posible construir mecanismo de lucha legal e ilegal desde las ciudades, de esto nuevamente el partido bolchevique de Lenin es fiel ejemplo de ello.

Un partido militarizado

No cabe duda que el liderazgo de Tirofijo y la capacidad organizativa de Jacobo Arenas fueron elementos básicos que permitieron la organización del movimiento campesino en guerrillas bien organizadas con toda una estructura envidiable, desde los destacamentos de combate hasta los sistemas de retaguardia, no obstante es probable que esa misma capacidad de liderazgo y organización puesta al servicio del fortalecimiento de la organización del movimiento obrero hubiera sido más provechosa a la larga.

Una muestra de la capacidad organizativa de las FARC fue el surgimiento del movimiento político conocido como Unión Patriótica en 1985 como parte del proceso de dialogo emprendido con el presidente Belisario Betancourt. En ese mismo año el M-19 en una acción sin duda aventurera, emprendió un asalto al Palacio de Justicia que terminó con la muerte de todos los guerrilleros implicados y de decenas de personas mas, entre ellas la mayoría de los magistrados. La respuesta del Estado no podía ser más brutal, prácticamente de desencadenó una matanza de activistas de izquierda, incluidos los militantes de la Unión Patriótica que sufrió el asesinato de más de 5000 militantes y de todos los candidatos que postuló a la presidencia.
Jacobo Arenas murió en 1990, quedando un discípulo suyo, Alfonso Cano, como encargado del sector ideológico de las FARC.

Al contrario de la mayoría de los movimientos guerrilleros las FARC tuvieron en los años noventas su desarrollo más importante. Un motivo fue el crecimiento del movimiento paramilitar que el gobierno de Guillermo Endara organizó bajo el nombre de Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Para 1996 había un millón de campesinos desplazados. No sólo eso, las matanzas indiscriminadas se sucedían una tras otra lo que obligaba a los campesinos que no querían morir a huir o integrarse a las FARC.

Durante toda la historia de Colombia han jugado un papel las fuerzas paramilitares, ya sean guardias blancas y otro tipo de organismos conocidos por su ferocidad y por responder antes que nada a las necesidades de la oligarquía. Pero al final del gobierno de Endara se habían convertido en una fuerza que el gobierno ya no era capaz de controlar. De hecho desde aquellos años surge la iniciativa por parte de las AUC para dotarse de una representación parlamentaria dentro del Estado.

La llegada del gobierno de Andrés Pastrana fue una especie de periodo de transición, la fuerza de los paramilitares no era suficiente para contener a las FARC, de hecho en ese periodo habían crecido como nunca, pero por otro lado reclamaban más y más espacios. En este marco de crisis llegó el último intento de negociación con las FARC.

El gobierno había declarado muerto a Tirofijo decenas de veces, no obstante en 1998 encabezó las conversaciones de paz en Caquetá.

Esas conversaciones no podían terminar bien, Pastrana, el presidente colombiano, a la vez que “dialogaba” comenzaba a fraguar el “Plan Colombia”. Así que su “búsqueda de la paz” era en realidad un intento de ganar tiempo para fortalecer la capacidad represiva del entonces débil estado colombiano.

Por su parte las FARC tampoco estaban interesadas en llegar a acuerdos, la razón muy simple: lo único que el Estado podía ofrecer que hubiese significado una victoria para las FARC era la capitulación, y eso era imposible.

La ofensiva de Uribe y crisis en las FARC

Para el 2002 con la entrada del gobierno de Uribe se terminó el dialogo y el Plan Colombia se puso en marcha. Literalmente los paramilitares, con Uribe a la cabeza, tomaron el control del gobierno. Desde ese entonces sus actividades se convierten en prácticas de Estado
Desde entonces se ha desatado una campaña militar a gran escala en la que toda la tecnología militar norteamericana, incluyendo a cientos de asesores militares y más de 7 500 millones de dólares en armamento, se han implementado para aplastar militarmente a las FARC. No hay duda que es la operación militar bajo auspicios norteamericanos más importante, al margen del conflicto del Afganistán e Irak, y que ha debilitado, aunque no sabemos hasta que punto, a las FARC. De hecho han perdido a tres de sus dirigentes más importantes en pocas semanas: Raúl Reyes, Iván Ríos y ahora Tirofijo
El interés norteamericano no se reduce a las FARC propiamente, el desarrollo de la revolución latinoamericana -que por cierto no se ha basado en guerrillas, sino en movimientos de masas en las ciudades- ha obligado a los norteamericanos a fortalecer militarmente lo que considera como su bastión.

Ahora al parecer el movimiento guerrillero ha caído en un callejón sin salida: el gobierno de carnicero Uribe, con el apoyo de Estados Unidos pretende su exterminio definitivo, al estilo de lo que sucedió con Sendero Luminoso en el Perú. La base social de la guerrilla ha sido desplazada o diezmada al grado de que ya son más de 4 millones de colombianos alejados de sus hogares por el conflicto y a eso hay que añadir ciertos aspectos preocupantes derivados de la necesidad de priorizar el sostenimiento logístico del aparato militar. Cuando una organización militar se deja llevar por esas presiones es posible caer en infiltraciones, sobornos, y otro tipo de desviaciones que a la larga se reflejan en desmoralización. La muerte de Ivan Rios a manos de infiltrados o la deserción de guerrilleros de tanta trayectoria como Karina, demuestran algunos síntomas de este tipo que deben ser enfrentados o de otra manera pueden convertirse en un problema muy grande.
Lenin mismo tuvo que dar una lucha luego de la revolución de 1905 llamando a disolver los grupos de choque que empleaban métodos como los asaltos de banco como mecanismos de financiamiento. Las razones por las que lo hacía eran porque en un momento dado, ya que el movimient6o ha entrado en reflujo, estas prácticas pueden tomar una dinámica al margen de las tareas de construir un movimiento revolucionario sano

Por supuesto los marxistas nos oponemos al empleo de los métodos antes mencionados no por una cuestión sentimental, sino porque consideramos que cada acción que un movimiento que aspira a transformar la sociedad emprende debe formar y educar en la solidaridad de clase, en la organización y fortalecimiento del proletariado como clase. Y el empleo de métodos o acciones aisladas inhiben dicha participación y crean las bases para una paulatina degradación.

El marxismo y la guerrilla

Los marxistas estamos por una lucha basada en la clase obrera y sus métodos tradicionales. Por supuesto entendemos que en un momento determinado ante la represión del Estado, al movimiento campesino no le queda otra que defenderse con todos los medios que le es posible y en esa medida la lucha campesina armada puede y juega un papel el cual seria clave como apoyo a la lucha de los trabajadores en las ciudades. En nuestra opinión el enemigo del campesino pobre y del obrero es en el fondo el mismo: el oligarca que emplea jueces y hombres armados para sostener su dominio tanto en la ciudad como el campo.

Cualquier joven, estudiante u obrero que desee ayudar a eliminar la miseria y represión que han llevado a insurrecciones o luchas en el campo, debe dedicar todas sus fuerzas a construir un movimiento obrero fuerte basado en las ideas del marxismo. Esa será la mejor contribución y homenaje a quienes desde todos los frentes de lucha, equivocados o no, han entregado su vida por la construcción de una sociedad socialista

Las alternativas

Actualmente la guerrilla se encuentra en una encrucijada de la cual no le es posible salir por sí misma. De frente al enorme poder de fuego del Estado colombiano y a la táctica de aislamiento político que la oligarquía ha implementando, no hay más que una fase de resistencia en la cual las dimensiones de las FARC se reduzcan hasta un nivel que le permitan una capacidad de movimiento más eficaz, por ello afirmamos que para que su papel sea trascendente en el próximo periodo la alternativa es debería ser fortalecer un movimiento político que estimule la lucha de clases en las ciudades teniendo como principal frente al movimiento obrero y sus organizaciones tradicionales para que, llegado el momento, participe en las próximas luchas contra el régimen de Uribe. En este proceso la liberación de rehenes podría jugar un papel. Pero un acuerdo de paz con el Estado, especialmente el uribista, seria su sentencia de muerte. En la dinámica en que hoy se encuentra el movimiento dejar las armas sería un suicido, pero como hemos señalado las FARC han demostrado una gran capacidad para adoptar políticas distintas en distintas épocas y un giro al movimiento obrero sin abandonar las armas, una combinación de luchas legales e ilegales y en suma, la preparación de un movimiento insurreccional para luchar por la caída de Uribe es una buena opción para salir hacia delante de las difíciles circunstancias actuales.

Además de ellos resulta muy importante romper con la idea de un posible pacto con algunos sectores de la burguesía, lo cual es una herencia de las viejas y erróneas ideas de la revolución por etapas (primero la democracia y luego el socialismo) que llevaron a las organizaciones de los trabajadores a aceptar direcciones burguesas y por lo tanto llevaron al fracaso a procesos como los de Chile y Nicaragua.

El único gobierno democrático posible en Colombia es un gobierno socialista basado en la democracia obrera, en el cual no hay espacio para “representantes honestos de la burguesía nacional”, los cuales simplemente no existen.
No hay más que dar un giro al movimiento obrero, dedicar todas las fuerzas a construir un movimiento que siga los pasos de los trabajadores de Venezuela y Bolivia. Por supuesto que el factor internacional también juega un papel, el fortalecimiento de la revolución venezolana o un triunfo en cualquier otro país sería en sí un golpe para Uribe y su camarilla reaccionaria y un paso rumbo a su derrocamiento. Sólo en el marco de un régimen revolucionario habría espacio para pensar en una desmovilización de la guerrilla.

Es necesario avanzar por el camino de las masas

El campesino Manuel Marulanda Vélez, que algún día se llamó Pedro Marín, luego de sesenta años en el monte murió de muerte natural (la leyenda dice que nunca conoció el mar ni entro a un cine), al menos ganó esa ultima batalla a un gobierno que desde hacía 50 años intentó por todos los medios “darlo de baja”.

Es menester de todos los que se consideran revolucionarios en América Latina continuar la lucha por la transformación de la sociedad empleando las tácticas que aseguran el triunfo y la construcción de una sociedad socialista basada en el poder obrero, las cuales están más cerca de la huelga general, la organización de órganos de doble poder y la insurrección obrera que de la guerrilla campesina.

La historia recordará a Manuel Marulanda y Jacobo Arenas, fundadores y artífices de las FARC, con respeto y admiración, sus cualidades personales fueron determinantes en avanzar por donde tantos fallaron. Pero el camino del triunfo de los trabajadores colombianos y latinoamericanos pasará principalmente por otros senderos y al final la construcción del socialismo será en cierta medida la continuación de lo mejor de su legado.

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