¿Reforma o Revolución? La actualidad del pensamiento político de Rosa Luxemburgo en México

Escrito por: 

Alfredo Elizondo

La figura de Rosa Luxemburgo, inmaculada como una de las grandes revolucionarias marxistas, es sin duda un referente teórico-práctico obligado para la clase trabajadora. No solo sus aportes teóricos fundamentales como  la huelga de masas, sino también, sus errores como la fe ciega en la espontaneidad deben ser objeto de estudio riguroso. La realidad exige tal compromiso en virtud de la complejidad y las afrentas cada vez más duras a las que tiene que enfrentarse el proletariado. La obra “¿Reforma o Revolución? ” escrita en 1900, es quizá el trabajo más importante de Luxemburgo. Nace como respuesta al intento de “refutar” al socialismo científico por parte de uno de los reformistas principales (oportunistas los llamaría Luxemburgo) del movimiento obrero alemán y específicamente en el Partido Social Demócrata Alemán (PSD), Eduard Bernstein.  Según nos dice la autora, el esfuerzo “teórico” de Bernstein “no es sino el intento inconsciente de garantizar la supremacía de los elementos pequeñoburgueses que han ingresado al partido, de torcer el rumbo de la política y objetivos de nuestro partido en esa dirección.” (Luxemburgo, 1900) Esto no solo era un problema de la coyuntura histórica por la que atravesaba el PSD, sino que en general es un problema que afronta el movimiento obrero y la izquierda en su lucha contra la burguesía. Para la autora “el problema de reforma o revolución, de objetivo final y movimiento es, fundamentalmente, bajo otra forma, el problema del carácter pequeñoburgués o proletario del movimiento obrero.” (Luxemburgo, 1900) y también lo sigue siendo para nosotros los marxistas, que no solo nos vemos sujetos a los ataques de la burguesía y su maquinaria de propaganda, sino también a los intentos de los “conciliadores” y “negociadores” profesionales de legitimar el actual sistema o decretar “el fin de la lucha de clases”.
El presente artículo tiene como objetivo analizar bajo la óptica revolucionaria (es decir, aquella que opta por la Revolución socialista como la única vía para terminar con el capitalismo) tres campos de la lucha de clases en México, donde dirigentes o movimientos, ya sea confesamente reformistas o que ocultan dicho carácter, juegan el papel del reformismo también de manera consciente o velada. Tenemos como premisa que el reformismo al tener poco claras sus limitaciones  tiente a coartar el accionar del proletariado, se convierte en una traba para el desarrollo cualitativamente superior de la lucha contra la burguesía.
En primer término nos referiremos al caso del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y el llamado a la conformación de una Agrupación Política Nacional (APN). Consideramos que el llamado a formar una organización de base obrera es un paso adelante en el trayecto de lucha contra la oligarquía, sin embargo, es necesario indicar que si dicha conformación no se realiza con un carácter democrático amplio y tiene más bien un enfoque corporativo, en lugar de hablar en el futuro de una organización de la clase trabajadora, podremos estar hablando de una organización tan nefasta como el Partido Nueva Alianza (PANAL) encabezado por la lidereza charra Elba Esther Gordillo, que sirve de botín electoral al mejor postor. Es además importante recalcar que precisamente la lucha sindical tiene como limitación reivindicaciones en el plano laboral inmediato (específicamente en la reinstalación de los compañeros despedidos por el decreto de extinción de Luz Y Fuerza) y que ésta debe superarse a través del aglutinamiento y la lucha política concreta contra la burguesía, ningún pacto con la burguesía asegurará que tanto los compañeros del SME como de la clase trabajadora en general puedan conservar sus empleos ante una política rapaz que busca eliminar las conquistas laborales de la clase trabajadora a toda costa.
En segundo término encontramos las tendencias del autonomismo, expresadas por medio de John Holloway a través de su obra “Cambiar al mundo sin tomar el poder”  que tienen bastas referencias hacia el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Como enfoque el autonomismo, desde el punto de vista del autor de éste artículo, consiste en la idea de generar “un Estado dentro del Estado” aunque por más que pregonen el objetivo del Socialismo se encuentre en su agenda (evidentemente la praxis concreta del zapatismo y su bancarrota demuestran lo contrario). Esta idea ha llevado a que muchos camaradas pasen de la ofensiva y la organización contra la burguesía a un estado de defensa de los “territorios autónomos”, como si tal esfuerzo constituyera un fin último, cuando en realidad la imposibilidad del triunfo de tal estrategia está dada de antemano al no terminar con las relaciones capitalistas de explotación sino tan solo “suspenderlas” en las zonas controladas por el EZLN. Esta tendencia que es proclive a la coexistencia con el capitalismo actúa como traba del movimiento obrero y de izquierda al concentrarse solamente en una parte de la totalidad social. Al no entender que la lucha contra el capital es total, el autonomismo cierra su propio ataúd al dejar concentrar fuerzas a la burguesía, que si bien puede tolerar su existencia ante una correlación de fuerzas negativa, finalmente pasará a la contraofensiva como sucedió con los “Estados de Bienestar” en el mundo ante los embates del neoliberalismo. Concordamos en que la lucha contra el capital no puede ser simplemente obra de una “vanguardia iluminada” o como diría Rosa Luxemburgo que “mientras el conocimiento teórico siga siendo el privilegio de un puñado de “académicos” en nuestro partido, éstos corren el peligro de desviarse.” (Luxemburgo, 1900) sino que debe de realizarse de la manera más democrática posible, sin embargo, eso no significa ni significará la simple defensa de una isla en el mar del capitalismo sin luchar contra la estructura total de opresión.
Finalmente el caso del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el movimiento en torno a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y la corriente más oportunista del momento encabezada por Jesús Ortega es la que al momento presenta la coyuntura más importante ante la amenaza de control por parte de la derecha ante las “alianzas” electorales. Si bien el programa de AMLO tiene limitaciones importantes (señaladas por ejemplo en el siguiente documento: http://mexico.elmilitante.org/node/1661) es sin duda el intento más amplio y progresista contra la oligarquía en México. Existen sin embargo las siguientes dificultades: Por un lado el movimiento en torno a AMLO debe discutir más a fondo el documento (cosa que se está realizando ampliamente) y señalar caminos para su profundización (ya que de otra manera solamente estaremos hablando de un plan reformista). Por otra parte el movimiento debe avanzar en cuanto a su democratización, que debe incluir tanto su expansión como la conformación de órganos de dirección amplios que sean determinados por las bases. Finalmente, en cuanto a los Chuchos y su proclama de “izquierda moderna”, bien deberían leer por lo menos una vez a Bernstein, quizá así puedan conseguir siquiera un poco de posicionamientos fundados por lo menos racionalmente, puesto que la defensa de la concertación con la burguesía y el “capitalismo con rostro humano” no son para nada posicionamientos “modernos” dado que son incluso anteriores a Bernstein (específicamente con los intentos de los socialistas utópicos y Proudhon). Lo peor es que ante la clase trabajadora buscan disfrazarse como progresistas citando ejemplos de la social democracia (o social-oportunismo) a lo largo del mundo sin siquiera mirar los efectos de la política de negociación que ha dejado en bancarrota, por ejemplo, a la socialdemocracia europea; los trabajadores en Europa ya no buscan más a la derecha para probar otra opción, sino que están optando por la organización revolucionaria contra la burguesía. Las lecciones que la clase trabajadora a lo largo del mundo está obteniendo mediante la lucha concreta tanto en Europa como en China y Sudamérica son ejemplos de necesaria observancia para el proletariado en México. FeCal y su “guerra contra el narcotráfico” nos ha empujado a la disyuntiva que va acompañada junto a la de Reforma o Revolución, a saber, Socialismo o Barbarie. Solo cuando “recién la gran masa de obreros tome en sus manos las armas afiladas del socialismo científico, todas las tendencias pequeñoburguesas, las corrientes oportunistas, serán liquidadas.” (Luxemburgo, 1900)
 

Fecha: 

diciembre de 2010

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