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Bastaron cuatro meses del ascenso de la ultraderecha en Francia con Nicolás Sarkozy a la cabeza para que la clase trabajadora diera muestras claras del rechazo total a las políticas de este gobierno que no hacen más que atacar las condiciones laborales de los trabajadores franceses. El 18 de octubre los trabajadores del transporte protagonizaron una huelga en contra de la política de pensiones impulsada por el gobierno de Sarcozy. Éste ha sido el escenario desde entonces, la luna de miel de la derecha francesa se acabó en unos cuantos meses.
En aquel momento no teníamos a nadie fuera de Gran Bretaña (excepto un compañero en Irlanda del Norte). Éramos firmes internacionalistas y en cada reunión nacional de la corriente siempre comenzábamos con una discusión sobre perspectivas mundiales. Ted siempre insistía en esta cuestión y tenía mucha razón en ello.
Mayo de 1968 fue la mayor huelga general de la historia. Este poderoso movimiento tuvo lugar en el punto culminante del auge económico capitalista de la posguerra. Entonces, como ahora, la burguesía y sus apologistas se felicitaban por que las revoluciones y la lucha de clases eran cosas del pasado. Por eso, cuando llegaron los acontecimientos franceses de 1968, que parecían caer como rayos de un cielo azul claro. También pillaron por sorpresa a la izquierda que en su mayoría había descartado a la clase obrera europea como fuerza revolucionaria.