El siguiente artículo que publicamos, escrito por un camarada tunecino, ofrece una crítica a la idea de un "Gobierno de Salvación Nacional' como solución a la actual crisis política en el país y defiende, en cambio, una solución revolucionaria.
En la mañana del 6 de febrero, el prominente dirigente de izquierda Chokri Belaid fue asesinado frente a su casa en Túnez. Miles han salido a las calles, atacado oficinas del partido gobernante Ennahda, que es considerado el responsable del asesinato, y se ha convocado una huelga general para mañana, 8 de febrero. Éste podría ser el incidente que desencadene una muy necesaria segunda revolución, dos años después del derrocamiento del odiado régimen de Ben Alí.
Publicamos el artículo de Hamid Alizadeh, escrito justo antes de las Navidades, conmemorando el aniversario de la muerte de Mohammad Bouazizi, que fue el pistoletazo de salida para el inicio de la revolución árabe. En el artículo se lleva a efecto un balance de fuerzas del conjunto del proceso.
Decir que una revolución ha comenzado no quiere decir que se haya completado, y mucho menos que la victoria esté asegurada. Es una lucha de fuerzas vivas. La revolución no es un drama de un solo acto. Es un proceso complicado, con muchas alzas y bajas. El derrocamiento de Mubarak, Ben Alí y Gannouchi marca el final de las primeras etapas, pero la Revolución no ha logrado aún completamente el derrocamiento del viejo, mientras que este último aún no ha logrado restablecer el control.
En la fase inicial las reivindicaciones de la revolución son de carácter democrático ¡Por supuesto! Después de 30 años de dictadura brutal, la juventud aspira a la libertad. Evidentemente, sus aspiraciones democráticas pueden ser objeto de abuso por parte de los políticos burgueses, que sólo se interesan por sus futuras carreras en un parlamento “democrático”. Pero nos vemos obligados a asumir las reivindicaciones democráticas y a darles un contenido claramente revolucionario. Esto llevará inevitablemente a la reivindicación de un cambio aún más fundamental en la sociedad.
La Revolución Árabe es una fuente de inspiración para trabajadores y jóvenes de todos los lugares. Ha sacudido a todos los países de Oriente Medio y el norte de África hasta sus cimientos y sus reverberaciones están sintiéndose en todo el mundo. Estos dramáticos acontecimientos marcan un punto de inflexión decisivo en la historia humana. Estos acontecimientos no son accidentes aislados del proceso general de la revolución mundial.