La teoría marxista de inicios del siglo XX apuntó sus armas a un fenómeno de surgimiento generalizado en las naciones europeas en expansión así como en los Estados Unidos: el monopolio. Como fenómeno económico el monopolio se refiere, en su definición clásica, a un estado donde la competencia queda suprimida al solo existir un solo productor (de una determinada mercancía) que controla el nivel de producción (cuánto se produce) y el modelo de producción (cómo se produce) para un determinado mercado (para quién se produce), sin que exista otro productor que pueda influir sobre esas decisiones y por ende, que deja en libertad al capitalista de establecer, por ejemplo, el precio de una mercancía, siempre tratando de obtener la mayor ganancia posible.