Salarios mínimos, más mínimos que el suspiro de una mosca

Escrito por: 

Alondra Ramos

Mientras el putrefacto sistema capitalista sigue hundiéndose víctima de su política rapaz, millones de trabajadores a nivel mundial siguen siendo arrojados a la miseria y a la pauperización de sus niveles de vida y la de sus familias. La actual crisis económica mandó al desempleo, tan sólo en nuestro país, a medio millón de personas en un mes solamente. Miles sobreviven con trabajos precarios y miles más buscan alguna alternativa que permita llevar más ingresos a sus hogares ante la embestida que el gobierno de nuestro país ha dado a los salarios.

“Con una inflación anualizada que ya llega a 6.23 por ciento, el Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CNSM) acordó otorgar un aumento general de 4.6 por ciento a los salarios mínimos de las tres áreas geográficas. Así, las percepciones mínimas legales que regirán a partir del primero de enero de 2009 serán de 54.80 pesos diarios para la zona geográfica A, 53.26 pesos para la B y 51.95 pesos para la C…” Jornada, 19 de diciembre de 2008.

Los generosos 2 pesos con 32 centavos que el gobierno federal aumentó al salario mínimo alcanzan para comprar un bolillo, dos chicles o un boleto del metro. El argumento que ofrecieron quienes aprobaron esta medida fue que con ello no se perderían más empleos, lo cierto es que “durante los últimos 31 años el poder adquisitivo del salario de los mexicanos ha caído 75 por ciento…” (La Jornada 5 enero 2009).

Contrario a lo que Calderón ha declarado sobre que la economía mexicana se encuentra mejor que la de países desarrollados en todo el mundo la verdad es otra. Por ejemplo, “un abogado en México devenga un salario promedio de 32.48 pesos por hora (2.8 dólares), mientras que su similar en el estado de California tiene un salario de 63.78 dólares por hora…un analista de sistemas en México tiene un salario promedio de 52 pesos por hora (4.5 dólares), en tanto que en Estados Unidos el mismo equivale a 37.01 dólares por hora, y una recepcionista en nuestro país devenga en promedio 20.15 pesos por hora (1.75 dólares), mientras en el vecino país la percepción es de 12.49 dólares por hora.” (La Jornada, 16 de abril de 2008).

Lo anterior es sólo una muestra de que, como en los viejos tiempos del priismo, a los trabajadores se nos quiere dar atole con el dedo. No sólo el incremento salarial ha sido raquítico sino que, además, los alimentos, la gasolina, las medicinas, la luz, el agua y el transporte, entre otras cosas, suben y suben como la espuma. “Artículos indispensables como la tortilla han tenido incrementos de 42 por ciento; la leche 53 por ciento; el pan 60 por ciento; el frijol 100 por ciento; el azúcar 40 por ciento; el arroz 30 por ciento y un elemento básico que ha desatado la inflación es el aumento gradual en los combustibles y la electricidad, ya que precisamente el costo del servicio de luz aumentó este año ciento por ciento, la gasolina ha tenido aumentos permanentes y el gas se encareció 12 por ciento.” (La Jornada, 12 de diciembre de 2008).

Como explica Trotsky en El programa de transición: bajo pena de entregarse voluntariamente a la degeneración, el proletariado no puede tolerar la transformación de una multitud creciente de obreros en desocupados crónicos, en menesterosos que viven de las migajas de una sociedad en descomposición. El derecho al trabajo es el único derecho que tiene el obrero en una sociedad fundada sobre la explotación. No obstante se le quita ese derecho a cada instante. Contra la desocupación, tanto de “estructura” como de “coyuntura” es preciso lanzar la consigna de la escala móvil de las horas de trabajo.

La burguesía prefiere mil veces someter a la barbarie, al salvajismo y a la explotación más feroz a millones de personas antes que perder sus lujosos privilegios y ante ello es obligación de todos los sindicatos defender tajantemente los derechos de los trabajadores. Los contratos colectivos de trabajo deben asegurar el aumento automático de los salarios correlativamente con la elevación del precio de los artículos de consumo.

Los trabajadores no debemos pensarlo más. No hay nada que pensar. Sólo existe una alternativa y es la lucha por el Socialismo. Luchar por el Socialismo es luchar por una vida digna, es luchar por el bienestar de la familia, es luchar por tener la vida de ensueño a la que siempre hemos aspirado. Aspiramos a una vida maravillosa porque la vemos reflejada en aquellos que se han hecho ricos a costa de nosotros. No estamos pidiendo nada que no nos pertenezca. No esperemos más, emprendamos la lucha ahora. Únete a la Tendencia Marxista Militante y lucha con nosotros por el Socialismo.

Enero de 2009.

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