A 50 años de la Revolución Cubana el mejor homenaje y defensa es su extensión mundial

Escrito por: 

David García

El 1 de enero de este año se cumplen 50 años del triunfo  de la revolución cubana cuya vitalidad y asombrosa energía, a pesar de todas las dificultades y contradicciones provocadas por su aislamiento, proviene del hecho de que en 1962 -3 años después de que la guerrilla tomara el poder- liquidara al capitalismo en la isla, nacionalizando la economía e instaurando una economía planificada; desde entonces Cuba y la figura del Che han sido enormes fuentes de inspiración para millones de explotados en el mundo entero que buscan una alternativa al capitalismo. El día de hoy Cuba se encuentra en la encrucijada de retornar gradualmente a la vía capitalista –minando las bases objetivas de sus inmensos logros- o avanzar hacia la democracia obrera y la extensión de la revolución en la línea que propugnaron los mártires de la clase obrera: Julio Antonio y el mismo Che Guevara. En otras palabras la revolución ante la alternativa de la contrarrevolución o la consolidación y profundización de sus logros por la vía del internacionalismo proletario y la democracia obrera.

Son tantas las lecciones de la revolución cubana que es imposible abarcarlas en un espacio tan pequeño. La revolución Cubana es en sí misma una muestra sorprendente de la “revolución permanente” teorizada por león Trotsky:  a pesar de que los dirigentes del movimiento 26 de Julio no se plantearon una revolución socialista (aunque el Che, como él mismo confiesa, ya intuía que la revolución debía romper con el capitalismo) el látigo de la contrarevolución y la necesidad de la revolución por sobrevivir obligaron a sus dirigentes a romper con el capitalismo como única vía para preservar y profundizar la revolución; ahora la misma lógica de la revolución permanente exige que el proceso revolucionario  en América Latina (Venezuela, Bolivia, Ecuador) se oriente hacia el socialismo. La economía planificada es, en última instancia, el secreto de las indudables conquistas del pueblo cubano: educación, salud, vivienda a niveles que sólo en algunos países desarrollados podemos encontrar; con la liquidación del capitalismo Cuba se pudo remontar sobre condiciones extremadamente injusta: dejó de ser el prostíbulo de EUA, donde el analfabetismo ascendía a más del 40%;  el colosal triunfo de una economía planificada es, también, el secreto de las enormes reservas morales y políticas de la revolución cubana que ha resistido varias décadas de bloqueo criminal, la invasión de 1960 (Bahía de Cochinos), múltiples intentos de magnicidio y el colapso del estalinismo con quien Cuba mantenía el 80% de sus relaciones comerciales.

No obstante la enfermedad de Fidel Castro y su relevo por Raúl ha desencadenado un debate acicateado por las enormes dificultades económicas. La revolución cubana se encuentra en la misma situación que una fortaleza sitiada, bloqueada por el enemigo, sin los recursos necesarios sortear por sí misma el aumento al precio de los alimentos, obligada a comerciar e importar productos con los bandidos capitalistas, mermada por el mercado negro, la corrupción y la doble circulación monetaria (los pesos para lo más indispensable y pesos convertibles a dólar para artículos que muy pocos pueden comprar), factores que alimentan gradualmente la apatía, la indiferencia y las ilusiones en la economía de mercado; este estado de ánimo es un veneno para la revolución. Las dificultades han obligado al gobierno cubano a buscar las maneras de aumentar la productividad para obtener los recursos necesarios para paliar las enormes carencias (y por supuesto consolidar los privilegios de la burocracia). Entre las medidas anunciadas por Raúl destacan “el fin de la igualdad salarial, la ampliación de la edad de jubilación y el reparto de tierras en usufructo no sólo a campesinos individuales y a cooperativas, también a grandes empresas”, además se encuentra el fin de la prohibición en la compra de artículos como computadoras y otros electrodomésticos. Dichas medidas tienden a favorecer los criterios de rentabilidad y beneficio privados, favorecen la diferenciación social y la consolidación de privilegios (muy pocos pueden comprar computadoras), sobre todo favorecen el fortalecimiento de los sectores burgueses que se alimentan en el mercado negro, en el sector de servicios, con la posesión de dólares, en el sector turístico y que se fusionan con los intereses de un sector importante de la burocracia; por supuesto dichas medidas están aún en sus inicios, pero su orientación parece tener un sentido definido.

Es posible que Raúl este inspirado en el modelo chino, pero el modelo chino es un modelo capitalista y el capitalismo ha traído (además de un crecimiento económico heredado de la economía planificada y  que no durará demasiado frente a la crisis mundial) miseria, explotación y destrucción de la conquistas de la revolución china. Lo mismo podemos decir de la experiencia rusa que ha marcado el retorno de la mafia rusa, la prostitución, la degradación social y el chovinismo racista. Aún cuando la situación en cuba se torna crítica debido al aislamiento estamos convencidos que la solución no es arrojarse de cabeza al precipicio. El Che murió tratando de extender la revolución a otras latitudes, al igual que Julio Antonio Mella (y pos supuesto Marx, Engels, Lenin y Trotsky) era un internacionalista. Las condiciones para extender la revolución son hoy mucho más favorables que cuando el Che ofrendó su vida en Bolivia, presenciamos procesos revolucionarios en todo el continente en cuya cabeza esta Venezuela. Estas revoluciones y la clase obrera que las protagoniza  son la única esperanza para la gloriosa revolución cubana porque con los esfuerzos conjuntos y los recursos de la rica América Latina en una federación socialista se podrían solucionar los problemas a los que se enfrenta la revolución cubana conquistando cumbres inimaginables. Es imposible que por la vía del fortalecimiento de la iniciativa privada se logre otra cosa que una futura contrarevolución burguesa (son posibles concesiones tácticas pero no a costa de socavar el sector socialista de la economía); los únicos que pueden administrar con éxito la economía y el estado cubano son los trabajadores cubanos, la democracia obrera es la otra condición para preservar la revolución.

Hoy, a 50 años de el triunfo de la revolución cubana el mejor homenaje es realizarla en otros países y subrayar la necesidad de la democracia obrera en la gestión de la economía  y el estado, es necesario pues que la revolución se rencuentre con el internacionalismo de Marx; Lenin, Trotsky y, por supuesto con el del admirable mártir que dio su vida por la revolución mundial: el Che Guevara.

Enero de 2009.

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