Elecciones en Estados Unidos: Urge una alternativa realmente proletaria

Escrito por: 

Rubén Rivera

Escenario de crisis
El próximo 4 de noviembre se realizarán elecciones en los Estados Unidos. El contexto no puede ser más explosivo: por primera vez en más de 15 años está coincidiendo una recesión económica con el proceso electoral. Tan sólo en la primera semana de septiembre se anunció por parte del gobierno de Bush que ya no habría más medidas contra la crisis ante el fracaso de los subsidios que se habían implementado a principios de año. No obstante la tinta de dicha noticia todavía no se secaba cuando se anunció el rescate por parte del gobierno de las empresas hipotecarias más importantes de la Unión Americana: Fannie Mae y Freddie Mac. Los hechos son simples: ante la falta de pagos de deudas dichas empresas son incapaces de responder por el dinero de acreedores e inversionistas, ante lo cual las acciones de la operadora bursátil que maneja dichas empresas Lehman Brothers ha caído un 45 % en tan sólo dos días ( del 8 al 9 de septiembre).

Además durante ya casi 7 años el gobierno norteamericano ha patrocinado guerra tras guerra enviando trompas terrestres, cosa que no hacia desde la guerra de Vietnam. El repudio a la guerra es también un elemento peculiar de la presente elección. Pese a que durante los primeros años de la intervención norteamericana era común algún acto espectacular - como la ejecución de Sadam Hussein o la detención de algún supuesto dirigente de Al Qaeda - parece que ahora ya el publico norteamericano no es tan impresionable, al menos en lo que a la guerra se refiere la cual es repudiada de forma mayoritaria.

En este contexto la candidatura de Barck Obama ha despertado simpatías entre diversos elementos de la población que quisieran un cambio a como de lugar y el abanderado demócrata les parecer “alguien distinto” en comparación con el candidato de la ultraderecha Jhon Machain

Los candidatos

Jhon MacCain es el candidato del ala más conservadora de la burguesía norteamericana, su historia siempre ha estado vinculada a la tradición militarista, él mismo fue prisionero de guerra en Vietnam y nunca ha dudado en apoyar cuanta invasión o bombardeo se programe por parte del gobierno norteamericano en contra del país que sea. Básicamente se trata de un espécimen de la misma índole que Bush o Reagan, es decir un enemigo jurado de los trabajadores tanto de su país como los del conjunto del planeta. Su campaña no ha tenido mucho eco, de hecho ha recaudado mucho menos dinero que Obama, lo cual muestra que hay sectores de la alta burguesía del conglomerado monopolista norteamericano que consideran jugar con una carta más fresca de cara al público norteamericano y que por tanto tenga un mayor margen de maniobra para seguir, fundamentalmente, haciendo la misma política.

Ese es un factor por el cual una parte de la burguesía está barajando la carta de Barak Obama e incluso lo haya preferido sobre la desgastada figura los Clinton.

Por supuesto hay muchos otros factores en la actual ecuación norteamericana; uno de ellos es la idea de muchos sectores de la población trabajadora y explotada en el sentido de que Obama representa realmente un cambio, ello ha generado un real movimiento de apoyo hacia su persona, no obstante hay varios factores que demuestran que esto es básicamente imposible, entre ellos esta el hecho de que no haya señalado una sola política fundamentalmente distinta de lo que ha planteado el gobierno norteamericano en las distintas áreas de gobierno. Especialmente en política exterior se ha solidarizado con todas y cada una de las líneas principales de acción del gobierno, con la única excepción de la guerra de Irak, no obstante esta actitud responde más a una necesidad estratégica de la burguesía norteamericana que a un deseo real de disminuir la agresividad imperialista.

Como hemos señalado, ninguna de las candidaturas representa algo bueno para los trabajadores, ello se ratifica si se hecha un vistazo a sus compañeros de formula: por el lado de Barack Obama tenemos al Joe Biden, quién forma parte del Senado desde hace 36 años y en esa posición ha defendido rabiosamente la política imperialista de Washington se cual sea la versión demócrata o republicana en turno, especialmente cuando a principios de la presenta década le tocó presidir el comité de relaciones exteriores del senado dando su apoyo al genocidio en Irak.

Joe Biden forma parte de lo más rancio de la burocracia política estadounidense y es la garantía de que Barack Obama no podría hacer cambios reales, aún si realmente lo deseara.
Por el otro lado tenemos a Sarah Palin, una política ultraconservadora que es una férrea defensora de los prejuicios religiosos, racistas, sexistas y todo lo peor de la ideología burguesa y pequeño burguesa blanca norteamericana.

Que posición asumir

Por supuesto que no somos indiferentes y consideramos que un escenario de derrota del candidato republicano sería un muy buen golpe a la política imperialista en su conjunto, no obstante no podemos bajo ninguna circunstancia señalar alguna simpatía o apoyo a Barack Obama, dados sus profundos compromisos con los grandes capitalistas norteamericanos. En estos momentos la labor principal de los trabajadores de México y Estados Unidos es señalar un programa de demandas propias por las que deberíamos luchas quede quien quede señalando claramente el carácter reaccionario de MacCain y las componendas de Obama, al mismo tiempo tenemos que hacer un llamado a los trabajadores y sus sindicatos más combativos en Estados Unidos a que conformen un partido de los trabajadores que defienda realmente las necesidades de la clase obrera sin tener que establecer pactos y alianzas con nuestros enemigos de clase, como se acostumbra hacer en el Partido Demócrata.

Es probable el triunfo de Obama dado el desgaste de los republicando, ante un escenario así deberíamos prepararnos para una serie de luchas para pasar a la ofensiva en toda una serie de cuestiones en las que por años hemos sufrido serios reveses (derechos laborales, inmigrantes, derechos democráticos, salud, vivienda, etc.)

No debemos dejarnos llevar por las apariencias, sólo con la construcción de una alternativa proletaria será posible un futuro mejor para los trabajadores de Estados Unidos y del Mundo.

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