Rumbo al paro indefinido de la CNTE, necesitamos extender y unificar las luchas

Escrito por: 

David García Colín

Para el gobierno mexicano la “reforma educativa” -y en general las reformas privatizadoras pendientes- son una cuestión política, no sólo económica y administrativa. La SEP se ha convertido en la secretaría cuya función principal es destruir a la CNTE y golpear a la educación pública: la Secretaría de la Destrucción Pública. Al momento de terminar este artículo, decenas de maestros han sido detenidos tras movilizaciones masivas en Michoacán, Oaxaca y Guerrero; además, el gobierno amenaza con sancionar a 13 mil profesores que han participado en las movilizaciones. La crisis mundial del capitalismo obliga a los gobiernos de la burguesía -sobre todo a los gobiernos peleles como el mexicano- a no permitirse ninguna concesión, a llegar hasta las últimas consecuencias en su política. Por ello los métodos tradicionales del sindicalismo -incluso los más radicales- son totalmente insuficientes y sólo alcanzan ya -como es el caso de la CNTE- para lograr que el gobierno vaya más lento de lo que desearía. Sin embargo, los ataques del régimen corrupto y deslegitimado son sólo una cara de la moneda, la otra es la extrema tensión que se acumula debajo de la superficie y en el seno del pueblo, tensión que si hasta ahora ha estallado sólo de forma sectorial -Ayotzinapa, las policías comunitarias, el movimiento en el IPN y en las maquilas, son los ejemplos más significativos de esto- es debido a la falta de un referente político que logre aglutinarlos. Este es la limitante y al mismo tiempo el desafío que el movimiento obrero tiene frente a sí. Lo que es verdad es que estamos en un escenario de recrudecimiento progresivo de la lucha de clases que es imposible evadir.    

 

            El 15 de abril profesores agrupados en la CNTE realizaron movilizaciones en 28 estados, incluídos cierres de carreteras en el Itsmo de Tehuantepec. Se trata de un plan de acción que pretende culminar con un paro indefinido a partir del próximo 15 de mayo. Estas movilizaciones, en lo inmediato, se dan como respuesta a la aprobación fast track, el pasado domingo 10 de abril en la madrugada, de la Ley de Educación del estado de Oaxaca que armoniza las leyes locales con la reforma educativa federal y que las movilizaciones masivas de la sección 22 de  la CNTE habían logrado detener. Además se dan por el despido masivo de 3700 profesores que se negaron a presentar las evaluaciones impuestas. Se trata del despido de una parte muy considerable del sector más consciente del magisterio.

 

            En general hablamos de una ofensiva a muerte por parte del régimen para imponer una reforma administrativa que pretende acabar con los derechos colectivos de los trabajadores, la bilateralidad sindical; pretende facilitar el despido para acabar con el “pasivo laboral” que implica el pago de jubilaciones; a fin de cuentas, se trata de continuar el camino de la “decentralización educativa” que es el eufemismo de la privatización de la educación pública.  Pero la “reforma educativa” es sólo una de las puntas visibles del iceberg de la crisis social, económica, política y moral que hunde a nuestro país en un mar de violencia, desapariciones, feminicidios, cinismo de los políticos y desesperanza. Esta desesperanza amenaza con convertirse en furia y en una explosión social. 

 

            La CNTE es la organización que, desde hace varios años, ha estado permanentemente en las calles y es actualmente el opositor más serio a la continuidad de las “reformas estructurales” del gobierno de Peña Nieto. Pero la CNTE, además, ha sido una organización que desde su formación en 1979, ha sido una piedra en el zapato para el Estado burgués. La CNTE es el opositor más serio porque -a diferencia de Morena, partido centrado casi exclusivamente en el tema electoral- ha estado presente en las calles, que es el único terreno en el cual puede derrotarse al gobierno. Por esto, doblegar a la CNTE, destruir la resistencia de su sector más activo y militante, es para el gobierno una cuestión política en la que no piensa dar un paso atrás. Debido a esto, la respuesta del gobierno no puede ser otra que la represión y el encarcelamiento de los dirigentes. Recientemente la PGR aprehendió al Secretario de Finanzas de la sección 22, además, existe, por lo menos, una treintena de órdenes de aprehensión contra otros dirigentes magisteriales; decenas de activistas están encarcelados, tan sólo a finales de 2015 se contabilizaban unos 52 normalistas presos. Las evaluaciones educativas tuvieron que realizarse por medio de un operativo policiaco sin precedentes para lo que se supone es una evaluación académica, en una proporción monstruosa de 3 policías por cada profesor evaluado. Los “centros de evaluación” eran enormes reclusorios de maestros.  

 

            Según afirma el gobierno, son 29 estados los que concluyeron la evalución docente, con el 76% de los profesores convocados finalmente evaluados. Aún cuando las estadísticas del gobierno estén manipuladas y la evalución haya sido un fraude monstruoso y militarizado, es cierto que el gobierno ha ido avanzando lentamente en la implementación de la reforma. Pero la última palabra no está dicha pues la CNTE también ha ido radicalizando sus acciones en una polarización que ejemplifica la volatilidad política y tensión creciente que se vive en nuestro país. El gobierno aún debe imponer las evaluaciones en Oaxaca, Michoacán y Chiapas, tres de los focos rojos de la resistencia magisterial. Además, las movilizaciones magisteriales han impactado en estados que parecían estar bajo control del gobierno y los charros del SNTE como Veracruz, Zacatecas, Quintana Roo, Edomex, San luis Potosí, Jalisco, Durango y Sinaloa. Cualquier paso en falso del gobierno puede incendiar la pradera. Se trata de una coyuntura que -como lo demuestra el reciente alzamiento estudiantil en el Politécnico- puede estallar en cualquier momento.  

 

            A pesar de todo el heroísmo de los profesores y normalistas agrupados en la CNTE, la CETEG, y el apoyo y vinculación que se tiene con guardias comunitarias en estados como Oaxaca, Guerrero y Michoacán, a pesar del ser el sector más consecuente en la lucha contra el régimen, la debilidad del movimiento radica en la falta de dirección política, en el hecho de que la táctica de paro-marcha-mitín- platón-negociación ha quedado superada por los acontecimientos. El gobierno no pretende negociar con la CNTE, pretende destruírla. La única negociación aceptable para el gobierno es la rendición incondicional, cuestión que el magisterio democrático no está dispuesto a acatar. Cada vez es más claro que se necesita un frente único de todo el movimiento nacional: Morena, los sindicatos, la juventud, las guardias y policías comunitarias independientes, etc.

 

            En el movimiento existe una contradicción que debe ser resuelta: al sector más radical que está en las calles -la CNTE- le hace falta una visión política capaz de plantearse la cuestión del gobierno de la sociedad (además de vencer el sectarismo de algunas secciones), y a la organización política de  masas -Morena- le hace falta movilizarse en las calles y desprenderse de su “cretinismo” electoral con el cual  no será posible ganar las elecciones del 2018. Mientras esta contradicción no sea resuelta el movimiento será como el de unos hermanos siameses, cada uno de los cuales jala en sentidos distintos. En este sentido, la alianza de Morena con parte de la dirigencia de la CNTE en Oaxaca marca un paso al frente en una dirección correcta. Sin embargo, pactos cupulares que sólo contemplen el tema electoral serán insuficientes. Si el sectarismo no sirve, el burocratismo reformista tampoco. Necesitamos un “pacto” que implique, sobre todo, la movilización en las calles y la acción común sobre la idea de impulsar un paro nacional para derribar a este gobierno y, en principio, cambiar de régimen para que, en el proceso, la cuestión de la continuidad del sistema capitalista se ponga sobre la mesa. Sólo sobre esta lógica es posible que Morena no sólo gane las elecciones del 2018, sino que derrote el deporte nacional mexicano: el fraude.

 

            La propuesta de un paro nacional es correcta, pero debemos trabajar para que no sólo sea un paro magisterial, sino también un paro maquilador, en las minas, en las fábricas y en todos los centros de trabajo ahora sometidos por el charrismo de la CTM y el Congreso del Trabajo; un paro que sea acompañado de marchas masivas en las ciudades, que arrastre a la juventud y al pueblo en su conjunto. Mientras esta unidad no sea lograda, mientras no exista un movimiento general y masivo de los trabajadores de todo el país, el gobierno seguirá avanzando lentamente, por medio de la represión, la militarización, los despidos, el asesinato de activistas -usando como brazo a sus sicarios del narco- y una propaganda histérica. Es probable que el paro planteado para el 15 de mayo tenga, entre el magisterio al menos, un eco mayor que en el pasado, que impacte a secciones y estados que se habían mostrado apáticos; pero aún en este caso será necesario extender la lucha y vincular los diversos movimientos en uno solo, de otra forma la coyuntura podría perderse con grandes costos políticos y sufrimientos innecesarios para nuestra clase. Marx señaló que las alternativas eran “socialismo o barbarie” pero cada vez es más claro que se trata, más bien, de lo que señaló Rosa Luxemburgo: “socialismo para salir de la barbarie”.

Fecha: 

17 de abril de 2016

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