El derecho a huelga virtualmente cancelado

Escrito por: 

David García Colín, sindicalista SUTIEMS

 

El Estado se encuentra en una ofensiva brutal contra el dercho a huelga que es la consecuencia lógica de la reforma labora, educativa y energética. Es evidente que si el Estado pretende entregar los recursos energéticos (petróleo y electricidad) a las trasnacionales, necesita deshacerse de sus responsabilidades para con los trabajadores del Estado. Tan sólo en el 2015 el gobierno despidió trabajadores de Pemex a un ritmo de 1,224 trabajadores al mes, dando un total de 14 mil 694 plazas en ese año. Como ha denunciado la CNTE, la reforma educativa no es más que una reforma administrativa para destruir los derechos sindicales y facilitar el despido. El gobierno había negado esta intención pero lo que niegan los discursos lo conceden los hechos: el gobierno está determinado a despedir sin ninguna indemnisación a 3,360 trabajadores que se negaron a ser evaluuados en el marco de la aplicación de la reformas, por supuesto que para concretarlo debe enfrentarse a la resistencia magisterial.

 

A los despidos se añade la virtual cancelación del derecho a huelga. Contra el Sindicato de la Unión de Trabajadores del Intituto de Educación Media Superior (SUTIEMS) -sindicato de los trabajadores de la prepas de la Ciudad de México (IEMS)- la JLCA ha operado una campaña para anular este derecho: declarar inexistente una huelga con pretextos que no están contemplados en la ley, desconocer la dirección sindical, dar toma de nota en tiempo record a un sindicato blanco patrocinado por la Junta misma -en tanto al SUTIEMS le costó dos años de ardua lucha obtener la toma de nota-, despedir a decenas de trabajadoras de intendencia afiliadas al SUTIEMS.

 

Recientemente se ha amenazado a la Secretaria de Prensa- que como miembro del CE cuenta con liberación sindical- a regresar a su plantel bajo riesgo de despido. El gobierno de la Ciudad de México -usando como brazo ejecutor a la JLCA- ha llegado al extremo de impedir demandas por cumplimiento de contrato alegando falta de entrega de documentos -estatutos y toma de nota certificados- que obran en poder de la JLCyA y que ésta se ha negado a entregar al sindicato; es decir, exige documentos al sindicato que ha negado entregar al sindicato. El colmo ha sido que la JLCyA se ha erigido ilegalmente como ventanilla sindical al aceptar desafiliaciones sindicales -inmiscuyéndose en la vida interna sindical- y luego exigir al sindicato actualizar su padrón -como requisito para tramitar procedimientos legales ante la Junta- en base a desafiliaciones que el sindicato desconoce pues no han sido entragadas a éste, las desafiliaciones han sido promovidas por la patronal, al mismo tiempo que promueve la formación de un sindicato charro compuesto por elementos corrompidos que habían formado parte de la dirección misma del SUTIEMS.

 

Pero la ofensiva contra el SUTIEMS es sólo un botón de muestra de esta campaña que busca la destrucción de los sindicatos democráticos y el derecho a huelga. Recientemente la JFCyA archivó, después de 18 audiencias de conciliación, el emplazamiento a huelga del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSSRM), declarando ilegal la huelga de los trabajadores de ArcelorMittal, en Lázaro Cárdenas Michoacán, por lo que unos 3,500 trabajadores están en riezgo de ser despedidos. Las universidades autónomas de Zacatecas y Querétaro -esta última en huelga desde el pasado 4 de marzo- han estado en una ofensiva similar: se les desconoce su dirección sindical, se despiden trabajadores. Quizá el caso más escandaloso es el de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo en donde de forma insólita la JLCyA obligó a los trabajadores huelguistas a realizar la huelga -que estalló el pasado 29 de febrero- con las puertas abiertas, so pena de declararla ilegal y despedir a los trabajadores. Se trata de esquirolaje aplicado directamente por las instituciones del Estado.

 

El gobierno de Mancera no se ha quedado atrás, calcando la fórmula michoacana, ha emitido un dictamen por parte de la JLCyA en donde pretende obligar al SUTIEMS a “negociar” con las autoridades del IEMS qué planteles quedarán abiertos en caso de huelga y la dirección del IEMS-encabezada por el perredista Ulises Lara- publicó un comunicado en donde no sólo esgrime lo de la “huelga” de puertas abiertas, sino que amenaza con una virtual requisa con esquiroles contratados para sustituir a los profesores huleguistas. El comunicado del IEMS fue tan escandaloso que sólo duró unas pocas horas en la página oficial del IEMS pero demuestra que el gobierno de Mancera es tan antisindical como cualquier gobierno priísta (se pega imagen de comunicado eliminado).

Estos atentados contra el derecho a huelga deben interesar a todo sindicalista: lo que se haga contra el derecho a huelga de cualquier gremio se hará contra cualquier otro en el futuro. De forma más que correcta, el Sindicato de Trabajadores y empleados de la Universidad Autónoma de Querétaro (STEUAQ) ha hecho un llamado a formar un Frente Único de trabajadores, evidentemente el SUTIEMS se sumará a este esfuerzo. En realidad sobrepasar la visión puramente sindicalista y enarbolar la unidad de todos los trabajadores del país es la única manera efectiva de impedir la destrucción final del derecho a huelga. El SUTIEMS se ha pronunciado a favor de este frente y ha hecho llamados equivalentes hacia el sindicato de la UACM -SUTUACM- y la comunidad de las nuevas universidades abiertas por Morena, escuelas ahora bajo ataque por el gobienro del PRD. El frente sindical no sólo debe incluir a los trabajadores sindicalizados, sino a la mayor parte de trabajadores del país que no cuenta con organización sindical alguna.

 

A mediado plazo, la cancelación del derecho de huelga no hará más que acumular las contradicciones hasta hacerlas insoportables, cancelar las válvulas de escape del descontento laboral provocará que el estallido sea mayor. Huelgas como las de San Quitín y paros como los de la CNTE serán el único recurso de los trabajadores ante la imposibilidad de estallar huelgas por las vías legales. Sin embargo, estos estallidos, por más significativos y heróicos que sean, no serán suficientes. Necesitamos la unidad de los trabajadores y sus organizaciones en la comprensión de que la única forma de detener los ataques es el cambio de régimen y -más de fondo- la existencia misma del sistema capitalista que hace estos staques inevitables, en otras palabras, se requiere una dirección política de los trabajadores mismos, que canalice todo este potencial hacia el éxito.   

Fecha: 

8 de marzo de 2016

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