La prensa burguesa mexicana ha puesto el grito en el cielo cuando trabajadores, representantes del gobierno bolivariano de Venezuela y tropas del ejército tomaron el martes las instalaciones de la cementera de capital mexicano CEMEX. El gobierno de México manifestó de inmediato su desacuerdo y el presidente espurio Felipe Calderón le envió una carta a Chávez defendiendo a los empresarios mexicanos, CEMEX por su parte señaló que pondría una queja internacional. El gobierno bolivariano intentó llegar a un acuerdo con las distintas empresas cementeras, así lo hizo con la Lafarge y Holcim de capital francés y suizo respectivamente. A los capitalistas mexicanos, que en la prensa nacional se hacen pasar por victimas del autoritario Chávez, les llamó “irrespetuosos, agresivos, retadores, [con] una actitud de desafío”.

Mientras hacia este señalamiento los miembros de su gobierno que seguramente estuvieron involucrados en las negociaciones hacían gestos afirmando esas declaraciones del presidente venezolano. El ministro de Finanzas de Venezuela, señaló que los activos de CEMEX no llegaban a los 400 millones de dólares y extraoficilmente se supo que CEMEX pedía más del triple, 1300 millones de dólares (La Jornada 20/08/08).

Un juicio internacional como el que pretende interponer CEMEX no forzosamente les beneficiaría como lo demostró el caso Semen Gresik, cementera estatal de Indonesia de la que se quería apropiar CEMEX y que a pesar de haber interpuesto sus quejas y juicios no pudo con la resistencia de la clase obrera indonesa quienes protestaron enérgicamente e hicieron que los empresarios de CEMEX se fueran con la cola entre las patas y tuvieran que abandonar su proyecto de saquear el cemento de ese país. En un país en revolución con la clase obrera en movimiento y dispuesta a defender sus conquistas y con las empresas en posesión de los trabajadores y el Estado difícilmente podrán hacer algo con un mero juicio, sólo les quedará el recurso de tratar de llegar a un acuerdo con el gobierno de Chávez para que les pague por la empresa.

Nosotros nos preguntamos: si CEMEX sobreexplotó a sus trabajadores, saqueó el cemento venezolano, adeudó millones de dólares en impuestos, generó graves daños al ambiente y a las familias trabajadoras y además de esto obtuvo jugosos beneficios ¿Qué más les debe el gobierno de los trabajadores venezolanos? Nada, por lo que consideramos que la expropiación se debe dar sin ningún tipo de indemnización. Los jóvenes y trabajadores mexicanos agrupados en la campaña Manos Fuera de Venezuela y el periódico marxista Militante saludamos con gran entusiasmo la expropiación de CEMEX, animamos a los trabajadores de CEMEX Venezuela a seguir el ejemplo de los obreros de empresas como INVEVAL o SIDOR luchando porque estas empresas sean auténticamente socialistas y por tanto sean administradas bajo control democrático de los trabajadores. Llamamos a Chávez a seguir por ese camino terminando la revolución, expropiando al resto de los grandes capitalistas, banqueros y terratenientes.

La revolución venezolana firmemente arraigada en las masas es una inspiración para los trabajadores de todo Latinoamérica y el mundo, si esta revolución se completa arrebatándoles los privilegios y el control de las palancas de la economía a los grandes capitalistas y terratenientes, y se establece una economía planificada con democracia y control obrero, la revolución venezolana será un irresistible imán para la clase obrera de toda América Latina pero si no se avanza en ese camino y se permite que la burguesía y la burocracia derroten a la revolución, esto significará un duro golpe para la clase obrera a nivel internacional. Las nacionalizaciones de SIDOR, Banco Santander y CEMEX marcan el camino a seguir para el verdadero triunfo de la revolución Bolivariana.