La juventud, principal carnada de la violencia ante el desempleo y la exclusión de la educación

Escrito por: 

CLEP-UER
descarga_30.jpgEn nuestras memorias siguen presentes las luchas históricas de los jóvenes del 68, que solamente pudieron ser acallados mediante el uso total del aparato de represión: tanques, metrallas, ejército, policías, etc. Están presentes la lucha de 1971 que terminó siendo sofocada por el “Halconazo”,  el movimiento “#YoSoy132”; las luchas aisladas pero multitudinarias de los jóvenes estudiantes de las Normales Rurales, Chapingo, UAM, UNAM, IPN, UACM y el actual movimiento por los 43 jóvenes estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, que ha desenmascarado la verdadera situación que vive la juventud.
 
Históricamente hemos sido testigos de cómo la juventud sale a luchar con todas sus fuerzas cada vez que ya no aguanta más la presión de la soga que nos aprieta, debido a la crisis económica y política del país. Sale a las calles a expresar su hartazgo por la situación que vivimos en casa, en la calle, en la escuela y en el trabajo. Hemos sido presas y el sector más golpeado por los gobiernos afines al sistema capitalista, que no ofrece hoy en día alternativas reales a la juventud en materia de empleo, educación y seguridad.
 
Pero la cuestión fundamental es cuántas veces más seguiremos viendo a la juventud movilizarse y luchar por transformar su entorno, que le es nada favorable. Creemos que serán muchas más, y para eso habrá que refrescar un poco la memoria con las experiencias de luchas pasadas, que puedan aportar al porvenir de luchas venideras donde la juventud –una vez más– saldrá con el corazón en las manos para lograr el triunfo del movimiento por una sociedad justa, haciendo valer la muy popular frase revolucionaria de Karl Liebknecht: “La juventud es la chispa que hará encender las llamas de la revolución”. El estudiantado ha sido un sector que se ha opuesto al sistema, pero también debemos ser muy claros en cuanto al alcance de su lucha, ya que para que ésta triunfe deberá vincularse a la lucha de los trabajadores, que mantienen una batalla descomunal en contra de este sistema que cada vez más los deja sin tierra, empleo, techo, seguridad social, etc. 
 
Dentro del movimiento obrero, las políticas laborales han dificultado la entrada de nuevas generaciones a la lucha, al excluir a los nuevos trabajadores de derechos, estabilidad laboral e incluso sindicalización. Sin embargo, los jóvenes, pese a estas dificultades, dan la lucha por mejoras laborales, por el derecho a la organización sindical, por la democracia sindical e incluso por que los sindicatos sean instrumentos de una lucha revolucionaria abierta. El compañero Antonio Vivar Díaz era un joven profesor que se había organizado en el sindicato de maestros, que ha sido democratizado en Guerrero, pero a su vez era un dirigente local del Movimiento Popular de Guerrero, que agrupa a las policías comunitarias. En su pueblo, Tlapa de Comonfort, se dio un levantamiento revolucionario contra las elecciones. Este profesor fue abatido por las balas del Estado, pero bien sirve su lucha para mostrarnos cómo la juventud, en sus sectores más conscientes, lucha por un cambio radical en la sociedad y no sólo por mejoras, aunque importantes, en los gremios sindicales.
 
Condiciones desiguales
 
Cuando uno comienza a formarse, desde el seno familiar se nos inculca que deberemos de ser personas de bien, que tendremos que terminar una carrera profesional para ser personas triunfadoras, que en el futuro nosotros seremos los forjadores de una mejor sociedad, y comenzamos a concebir en nuestras mentes el panorama que queremos pero jamás el que realmente enfrentaremos. Pues bueno, finalmente uno inicia la educación primaria sin mayores problemas (aunque para muchos incluso esto es un gran problema), la culminamos y nos aventuramos a elegir una escuela pública para cursar nuestra educación secundaria para después, con mayores anhelos, elegir nuestra penúltima etapa de educación que es el nivel medio superior (y decimos penúltima etapa porque la etapa de licenciatura es el promedio de educación a que tenemos acceso la juventud) y finalmente el tan ansiado ingreso a la educación superior, donde se pueden casi palpar las glorias de cumplir con el papel que nos han encomendado desde pequeños –en el seno familiar– y como requisito en esta sociedad, porque si no cumples con esta tarea serás tachado de fracasado, “analfabestia” y muchas denominaciones más. Incluso personas que bajo esta sociedad son consideradas exitosas como Bill Gates, dueño de Microsoft o Steve Jobs, fundador de Apple, ni siquiera terminaron sus carreras. Sabemos que en última instancia estos multimillonarios exitosos basan su fortuna en la explotación de los obreros que fabrican sus productos, lo que queremos dar a entender es que terminar una carrera no define el éxito o capacidad de una persona.
 
La juventud en general, como sector, puede tener algunas características similares pero no podemos hablar de ella en abstracto. Un joven burgués, puede triunfar sin demasiado esfuerzo y, en el caso de ser talentoso y dedicado, puede, debido a sus condiciones materiales, encontrar los apoyos para desarrollarse. No pasa lo mismo con un joven de extracto campesino, obrero o incluso de la clase media, quienes tenemos que lidiar contra mil obstáculos. Compañeros muy valiosos, por falta de oportunidades, terminan desperdiciando sus talentos encerrados de por vida en una fábrica con trabajos monótonos, con jornadas interminables en el campo o, peor aún, con una vida parasitaria sin encontrar ni trabajo ni estudio (alrededor de 7 millones y medio de jóvenes en México ni estudia ni trabaja) o cayendo en las garras del crimen organizado.
 
Como lo hemos comentado, los jóvenes de familias trabajadoras, que, a pesar de las políticas de exclusión que implementan los gobiernos para la educación superior, logran hacerse de un lugar en una universidad y, a pesar de las condiciones económicas fatales que viven sus familias, logran culminar con la carrera, se enfrentan a un panorama todavía más desolador que el que se vive en el trayecto de la formación profesional, y hablamos del desempleo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para México son el 10% de jóvenes los desempleados. Otros acceden a empleos donde únicamente se les contrata como “propineros” (trabajos informales dentro de empresas establecidas), con salarios que dependen propiamente de las propinas o de las comisiones por las ventas realizadas, o bien con salarios establecidos pero trabajando para empresas ‘outsouorsing’ donde los derechos laborales y salarios bien remunerados no existen.
 
Ambos casos revelan graves problemas de falta de derechos laborales; sin derecho a una pensión, seguridad social, vacaciones remuneradas, aguinaldo, etc. Hasta hace poco todavía se contaban  con derechos para los trabajadores que habían sido ganados en el pasado a través de la lucha. Éstos han sido defenestrados por las contrarreformas de EPN y los gobiernos anteriores.
 
Contrarreformas o “reformas estructurales” es una forma diferente de tratar de remediar la situación, pero que en realidad sólo han servido para introducir medidas regulatorias que cada vez agravan más a los derechos y condiciones laborales de los trabajadores, obedeciendo a intereses de empresas multinacionales y nacionales con influencia económica y política, tales como recortes de personal en empresas estatales para pasarlas al sector privado (Pemex y CFE), recortes al gasto al sector social (salud, educación, infraestructura, vivienda, etc.), pérdida del poder adquisitivo, etc. Que terminan por fulminar la dignidad del trabajo como principal factor para la subsistencia en condiciones favorables para los obreros.
 
Vemos que este panorama gris se plantea ahora mismo para la inmensa mayoría de los 31.4 millones de jóvenes de 15 a 29 años. Evidentemente que no es un panorama tan alentador y día con día se agrava más, aunque los gobiernos no lo acepten y no estén dispuestos a hacer algo por solucionarlo.
 
La violencia
 
La juventud hoy en día es el sector que también paga las consecuencias más catastróficas ante la violencia e inseguridad en nuestro país. El incremento de la misma es consecuencia de décadas de ataques a los trabajadores, que han destruido las conquistas sociales, provocando la desintegración social, caldo de cultivo propicio para el desarrollo del crimen organizado.
En primera, el gasto para el aspecto de seguridad supera en nuestro país el 15% del PIB, más del doble a la inversión en educación, y representa un problema fundamental para el gobierno que se preocupa más en armar con mejor equipamiento a sus aparatos policiacos y no en ofrecer una alternativa a la juventud como lo es la educación.
 
Además, la juventud es la carnada principal de la violencia, que se manifiesta con feminicidios (con abundantes en el Estado de México y Chihuahua), suicidios, consumo de drogas y alcohol ante la desalentadora situación económica, y ejecuciones extra judiciales para supuestos narcotraficantes. En el país, los homicidios suman ya 150 mil muertos y 26 mil desaparecidos en esta falsa guerra contra el narcotráfico, en la que existe un porcentaje elevado de jóvenes entre los 15 y 29 años, que se encuentran en ambos bandos (como en Tlatlaya, Ayotzinapa, Michoacán, Veracruz, etc.).
 
La juventud es víctima de un sistema capitalista que no le puede ofrecer más que miseria y muerte. Hoy a la juventud le resulta mucho más atractivo aventurarse en pos de las lujosas comodidades que propicia el negocio del narcotráfico que estudiar para  terminar sin empleo; lujosas comodidades que terminan arrebatándoles la vida cuando ya no son útiles para el negocio o son enviados como carnada en la lucha contra el narcotráfico, mientras los grandes capos siguen ostentando poderes económicos y políticos ilimitados en los estados que controlan (Jalisco, Sinaloa, Guerrero, Michoacán…), o simplemente el Estado ni siquiera quiere o puede controlarlos, como lo demuestra el circo de la captura y la segunda fuga de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” a pocos meses de su detención, para tratar de apaciguar un poco los ánimos manifiestos en el reclamo social al inoperante gobierno de Peña Nieto.
 
Una juventud que lucha
 
Ante estas injusticias para la juventud no puede ni debe quedarse callada, y ha demostrado decididamente que no lo hará hasta que esta situación sea transformada radicalmente e incluso si es necesario la caída de EPN y el régimen que representa como se expresó recientemente en las luchas por lo jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa  y la huelga general del IPN por el autoritarismo y las reformas al reglamento interno que no hacían más que agraviar la calidad educativa de los estudiantes y violentaban las condiciones laborales de trabajadores y no planteaba en ningún momento la mejora pedagógica.
 
Así todos podemos recordar el grado de explosividad que tuvo el despertar de los jóvenes politécnicos en septiembre de 2014 ante una reforma al Reglamento interno que no fue consultada a la comunidad y que planteaba cambios a planes de estudio, restricciones a la organización y manifestación estudiantil, ataques laborales a los trabajadores, decretos para la toma de decisiones cada vez más centralizadas (es decir sin consultar a la comunidad politécnica) y nada para que lo verdaderamente necesita el IPN como reequipamiento urgente a los laboratorios que operan ya desde hace medio siglo, planes de estudio para una reactivación económica de la empresas estatales del país en pro del pueblo mexicano y las clases más desprotegidas reivindicando nuestro lema de “La técnica al servicio de la patria”, entendiendo esto como el poner la técnica al servicio del pueblo trabajador. Construcción y remodelación de más infraestructura para albergar a más jóvenes que aspiran a un lugar en el IPN  (y no rechazar a más 90 mil jóvenes año con año que anhelan con terminar una carrera que les de mejores oportunidades en esta economía capitalista), etc.
 
La juventud estará en la primera línea de batalla
 
Existe un sentimiento de que las cosas están muy mal y que si continúan por este camino nuestro futuro será sombrío. En consecuencia, hay un sector cada vez mayor de jóvenes que tenemos claro que debemos luchar por cambiar nuestra realidad y aspirar a una perspectiva diferente de vida. Bien lo dijo Trotsky: "Quien se arrodilla ante el hecho consumado es incapaz de enfrentar el porvenir". En la lucha del IPN del 2014 vimos una enorme iniciativa y participación de la base, de igual forma miles de jóvenes se organizaron y movilizaron en el país con gran iniciativa, no vista desde hace muchos años, por Ayotzinapa. Estos son buenos ejemplos de que algo está cambiando en la consciencia, pero no es suficiente con la entrega y el heroísmo, se necesita además métodos, programa y dirección adecuados.
 
El gobierno de Peña no cesa en los ataques, esto no es accidental: los capitalistas necesitan exprimir lo más posible a nuestra clase para mantener sus beneficios, mientras que el panorama económico internacional no tiene visos de mejora. Habrá ataques, pero también luchas. Los capitalistas y sus títeres en el gobierno no están dispuestos a ceder, pero los trabajadores no están dispuestos a aguantar. Para hacerlos retroceder debemos usar métodos revolucionarios de lucha de masas,como la huelga general de obreros y estudiantes. Habrá luchas difíciles y también derrotas, debemos estar preparados para ellas. A partir de todo este proceso habrá lecciones y se sacarán conclusiones.
 
Pero no podemos esperar a que los acontecimientos se desarrollen, necesitamos además ir construyendo una herramienta adecuada, una dirección realmente capaz de realizar los cambios profundos que requiere la sociedad. Desde nuestro punto de vista, si la juventud se dota de las ideas y métodos del marxismo, se convertirá en una fuerza considerable. Es necesario construir una organización de cuadros revolucionarios, ligados a las organizaciones de masas y las luchas de la clase obrera y la juventud. El trabajo será paciente en las escuelas, en los centros de trabajo, en los sindicatos, etc. Pero no hay atajos para transformar la sociedad y no hay salida bajo este sistema. Podemos decir con convicción y confianza que si el presente es de lucha, el futuro será nuestro.
 

Fecha: 

20 de julio de 2015

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