25 años de la Corriente Marxista Internacional en México - Segunda Parte

Escrito por: 

Rubén Rivera
descarga (4).jpgEn el mes de julio de 1990 apareció el primer periódico de la Corriente Marxista Internacional en México. En la historia de la construcción de una tendencia auténticamente marxista tenemos varias fases que destacar, en suma se trata de periodos en donde una dirección más o menos estable se ha enfrentado a problemas concretos:
 
Primeros cuadros
 
La primera es la del periodo de formación, hasta 1995, en la cual se crearon los elementos de infraestructura básica para trabajar y se forjaron los primeros cuadros. Al final de ese periodo sufrimos un cierto estancamiento que se hubiera podido superar más rápidamente si no hubiéramos sufrido el ataque de la burguesía que se combinó con problemas específicos de la entonces dirección. No estaba previsto un cambio tan abrupto y ello fue traumático para nuestro desarrollo.
 
Resistencia
 
La siguiente etapa la podríamos denominar de recomposición, la cual va  desde 1995 hasta finales de 1998. En esta fase se tiene que implementar una nueva dirección que aprende equivocándose. Aunque, en realidad cada año había nuevos pasos adelante, estos eran demasiado lentos para las necesidades del movimiento. El aporte más importante de este periodo fue el resistir las presiones externas de carácter político, tanto las emanadas por parte del movimiento zapatista como las derivadas de nuestro relativo aislamiento. En ocasiones el camino más largo hacia el cumplimiento de nuestros objetivos se encuentra en los falsos atajos que la impaciencia o la desesperación nos hacen ver. 
 
En aquellos momentos era muy fácil caer en el oportunismo o el sectarismo y no lo hicimos, por el contrario, establecimos una línea de trabajo que nos permitió lanzarnos a romper el aislamiento.
 
Crecimiento
 
De 1999 al 2002 podemos hablar de una etapa de expansión como nunca la hemos visto, nos nutrimos de sangre nueva y eso se reflejó en todas las esferas de la organización, al mismo tiempo, los compañeros que entraron a militar al inicio de ese periodo se fueron insertando en nuestras instancias dirigentes, estableciendo una nueva dinámica pero también nuevos peligros, inherentes todos ellos, a la necesidad de fortalecer el nivel político de camaradas con muchas ganas pero muy jóvenes y con poca experiencia.
 
Crisis
 
Del 2005 a 2008  tuvimos una situación compleja, nos involucramos en tareas de un nivel muy superior a cualquier otra época de la organización. Las campañas de solidaridad con la revolución en América Latina, particularmente con Venezuela, los movimientos de rechazados, el trabajo en torno a AMLO, etc., fueron presiones muy grandes y todas ellas necesarias, pero nos llevaron a desdeñar la labor más importante de nuestra actividad que es la construcción del partido. De nada sirve dirigir un gran movimiento de masas si al mismo tiempo no construimos la tendencia, de igual modo, sería inútil tener las finanzas más sanas si ello no sirve para intervenir en la lucha viva. Sólo la elevación constante del nivel político puede llevarnos a encontrar el justo medio.
 
Recomienzo
 
Era diciembre del 2009. Cuando en enero del año siguiente reagrupamos nuestras fuerzas teníamos todo y nada. Todo, porque logramos mantener intacto el legado revolucionario a partir del cual construimos originalmente la organización, especialmente el vínculo con la internacional, la cual nos reconoció, una vez que realizamos un congreso extraordinario como la única sección oficial en México. Los mejores camaradas en el terreno teórico y el ímpetu de la plataforma estudiantil también se mantenían como baluarte en el nuevo comienzo. Por otro lado, no teníamos nada, materialmente, había que comenzar prácticamente de cero. Pero lo hicimos con mucho entusiasmo.
 
En un año teníamos ya un local para reiniciar el trabajo, habíamos lanzado  una nueva editorial marxista, el Centro de Estudios Socialistas Carlos Marx, organizamos campañas económicas en el trabajo estudiantil, cuando prácticamente todos los compañeros del CL eran de la tendencia,  para que el CLEP comprar la duplicadora, tanto para que sirviera para la lucha estudiantil como para apoyar la construcción de las fuerzas del auténtico marxismo, el periódico se siguió publicando, aunque, para evitar confusiones, le cambiamos de nombre a La Izquierda Socialista y relanzamos nuestro trabajo en el terreno político con una orientación muy firme hacia el entorno de ALMO, que ya comenzaba a llamarse Morena.
 
En el marco del proceso electoral que se desató se hizo evidente que  habíamos tenido razón, el PRD no sólo no se recompuso sino que inició un proceso casi de putrefacción, mientras que lo mejor de la expresión de lucha electoral se concentraba en Morena. No obstante, el ascenso de la lucha que comenzó en 2006 había pasado hace ya tiempo y pese al repunte del 2012, esta vez no hubo llamados a la lucha por parte de AMLO. La consecuencia fue un notorio reflujo del movimiento desde 2012 hasta el estallido de la lucha en el IPN del año anterior.
 
Las condiciones no han sido fáciles, en estos años hemos vivido un relevo generacional que apenas en las fechas presentes está comenzando a rendir frutos.
 
En el propio país se ha vivido cambios muy bruscos, los que vivimos la época de fundación del PRD entendíamos muy claramente que en esos tiempos dicho partido era un lugar propicio para tratar de construir una alternativa desde adentro. Hoy, por el contrario, resulta un verdadero absurdo pretender intervenir en dicho partido, el cual se ha corrompido tanto que incluso es complicado catalogarlo como de izquierda.
 
Otro tanto ha sucedido con Morena, aunque la situación no ha sido tan radical; en 2012 y los meses siguientes, teníamos francas posibilidades de intervención, al grado de que varios compañeros tomaron posiciones dentro de las estructuras en casi todos los niveles. Paulatinamente, las condiciones se fueron tornando más  complicadas al grado de que llegó el momento en que era incorrecto centrar nuestras fuerzas en dicho partido cuando el fermento en el trabajo juvenil era cada vez mayor y las posibilidades de un trabajo independiente mucho más amplias.
 
Tal como el proceso ‘99-2000 rompió con una fase de relativo estancamiento de la organización, el movimiento estudiantil del IPN de 2014 y la lucha de Ayotzinapa, marcan un antes y un después cuyos pormenores serán materia de otro escrito. Por ahora basta decir que se ha confirmado la pertinencia de nuestras perspectivas y al mismo tiempo ha quedado sepultado en el pantano de las sectas el grupo que usurpó el nombre original de nuestro periódico.
 
El trabajo juvenil es actualmente nuestro centro de intervención. El poder  educar y consolidar a la nueva generación combinando nuestras tradiciones y experiencias, buenas y malas, con su ímpetu y entusiasmo nos permitirán retomar los escollos que se presenten. Los procesos históricos no siguen ciegamente la voluntad individual de los hombres. En estos 25 años hemos aprendido  que no hay victorias fáciles ni derrotas definitivas, de todo se debe aprender y muy rápidamente, dado que los estallidos sociales pueden surgir en cualquier momento y tampoco esperaran a que estemos preparados.
 
Un mundo que ganar
 
Debemos de ser modestos, si bien nuestras ideas son las más importantes del mundo, nuestra organización es de lo más pequeña de frente a nuestros objetivos. Romper esa contradicción es una tarea inmensa pero que sólo lograremos a condición de que sintamos que somos capaces de hacerlo.
 
Estos sólo son los primeros 25 años, lucharemos siempre por recordar lo que hicimos bien y lo que hicimos mal, no para decir “Ah, qué bien lo hicimos, ah, qué mal lo hicimos”, sino para avanzar en lo positivo y no repetir fallas.
En el terreno internacional, el inicio del siglo marcó también el inicio del proceso revolucionario en América Latina. Desde entonces han pasado ya más de 15 años y al parecer los procesos tienden a recrudecerse para la burguesía y a enriquecerse para las fuerzas revolucionarias. 
 
Los acontecimientos en Grecia –un país de la “moderna Europa” como lo son España o Portugal– nos muestran que la revolución no es sólo cosa de países dependientes. La crisis del capitalismo golpea ya los bastiones imperialistas y sólo será cuestión de tiempo para que nuevos y dramáticos acontecimientos cambien la faz de la tierra para bien o para mal.
 
Estamos en la organización correcta, en el lugar y el momento precisos. Debemos sentirnos privilegiados pero también plenamente conscientes de la enorme responsabilidad que tenemos enfrente.
 
De este modo, y manteniendo una firme orientación hacia las organizaciones de masas, levantando orgullosos la bandera del marxismo, avanzaremos en México y a nivel internacional.
 
Nunca olvidemos que, después de todo, no tenemos nada que perder y en cambio todavía tenemos un mundo que ganar.
 
¡Viva la Corriente Marxista Internacional!
¡Viva la Izquierda Socialista!
¡Proletarios del mundo, uníos! 
 
 

Fecha: 

20 de julio de 2015

Teoría Marxista: