Guerra en Osetia del Sur - La única salida es una Federación Socialista del Cáucaso

Escrito por: 

Tom Rollings y Francesco Merli

Después de meses y años de disparos de francotiradores y de acumulación de tropas a ambos lados de la frontera, la guerra estalló en Osetia del Sur la noche del jueves 7 de agosto, cuando el presidente de Georgia, Mijail Saakashvili ordenó la invasión de la república autónoma y el bombardeo criminal de su capital, Tskhinvali. Según fuentes oficiales rusas, más de 1.600 civiles y algunos soldados rusos desplazados para tareas de mantenimiento de la paz murieron en el combate antes de que las fuerzas rusas retomaran la república autónoma. Miles de refugiados abandonaron todo lo que tenían y huyeron a Osetia del Norte en Rusia, pidiendo a los rusos que vinieran en su rescate.

Esta fue la justificación que el Kremlin estaba buscando para establecerse en la región y reafirmar su papel como potencia regional. El momento no podía ser más favorable, con el imperialismo estadounidense empantanado en Irak y Afganistán y sin medios disponibles para abrir un nuevo frente en el Cáucaso.

Dada la velocidad con que respondió el ejército ruso (solo unas horas después del ataque georgiano) está claro que los estrategas rusos estaban esperando el ataque y las fuerzas armadas desplazadas en la frontera de Osetia del Sur estaban ya en un estado de Guerra, preparadas para intervenir.

Pese a la dureza de los combates las fuerzas georgianas demostraron ser incapaces de mantener el control de la capital de Osetia del Sur y tuvieron que abandonarla. La contraofensiva rusa aplastó al ejército georgiano y retomó el control de Osetia del Sur en menos de 48 horas. El Lunes 11 de agosto, los tanques y las tropas rusas entraron en territorio georgiano dirigiéndose a hacia la ciudad de Gori (peligrosamente cercana a la capital de Georgia, Tiblisi), para mostrar que podrían tomar fácilmente los centros estratégicos del país, mientras bombardeaban las infraestructuras militares clave y cortaban los acceso  a Abjazia, la otra república autónoma que reclama Georgia, y los puertos del Mar Negro.

La contraofensiva rusa incluyó bombardeos a gran altura que destruyeron el centro de Gori, matando a docenas de civiles y a un camarógrafo holandés. Escenas similares a las que se vieron días antes en Osetia del Sur se repitieron en Georgia con miles de civiles huyendo de sus casas por el terror producido por el contraataque ruso, según informaron medios internacionales.

La injerencia imperialista causó la guerra

A pesar de los reclamos de los gobiernos ruso y georgiano, la guerra no tiene nada de progresista en ninguno de ambos lados. La actual pesadilla de guerra y nacionalismo en el Cáucaso es el resultado de la injerencia imperialista. Pero también es el resultado del chauvinismo nacional de la antigua burocracia soviética, que estaba podrida de chauvinismo Gran Ruso, y que desencadenó a su vez el aumento de chauvinismo regional y nacional contra Moscú.  Estas tendencias centrífugas fueron un factor en la desintegración de la URSS, y, como en el caso en la ex Yugoslavia, llevaron a sangrientas guerras civiles en muchas de las ex-repúblicas soviéticas. Estos conflictos permanecen enconados hasta el día de hoy, como una serie de heridas ulcerosas, que no han sido resueltos y que pueden estallar con violencia en cualquier momento.

De manera criminal, los imperialismos norteamericano y ruso han intervenido en estos conflictos para luchar por sus intereses estratégicos y esferas de influencia. Los norteamericanos utilizan Georgia como un baluarte contra Rusia en el sur del Cáucaso. Rusia, por su parte, utiliza Osetia del Sur y Abjazia como peones en su batalla para rediseñar las esferas de influencia en la región, que están conectadas con la importancia estratégica de Georgia como ruta para los oleoductos que van desde el Mar Caspio hasta Occidente y, posiblemente, también de gasoductos en el futuro.

¿Por qué atacó Georgia?

Por parte de la elite dominante en Georgia, el ataque sobre Osetia del Sur fue una apuesta calculada que se volvió contra ella. Saakashvili había quedado muy debilitado el pasado mes de diciembre tras un masivo movimiento de protesta contra la corrupción.

Él salió a denunciar este movimiento como una conspiración de Rusia y proclamó el Estado de Emergencia mientras que al mismo tiempo convocó elecciones presidenciales anticipadas en enero, que ganó. En Abril, el presidente ruso Putin alcanzó un acuerdo con Abjazia y Osetia del Sur que establecía relaciones especiales con la Federación Rusa. Este movimiento forzó la mano de Saakashvili. El presidente georgiano no podía permanecer quieto como si no pasara nada mientras que la interferencia de Rusia crecía sin obstáculos en el Cáucaso, delante de sus narices. 

La apuesta de Saakashvili con su invasión de Osetia del Sur era reforzar la posición de Georgia en esta república autónoma, aunque no ocuparla permanentemente porque sería imposible, para tratar de agrupar a la población georgiana alrededor de su agenda nacionalista. El gobierno georgiano esperaba que, a pesar de todas las protestas, los rusos aceptarían la humillación, como lo hicieron en relación a Kosovo o con la expansión de la OTAN a los países bálticos, y que no se atreverían a implicarse en una intervención militar directa contra un estrecho aliado del imperialismo de EEUU como Georgia. Después de todo, parecían haber pensado los dirigentes georgianos, ¡eso es lo que Rusia había estado hacienda la mayoría de las veces en los últimos años cada vez que sus intereses colisionaban con los de los Estados Unidos!

Pero hay algo más que esto. Es muy difícil imaginar que  Saakashvili lanzara un ataque contra los deseos de EEUU. El gobierno georgiano depende de la ayuda y del apoyo de EEUU, y los estrategas de EEUU deben haber respaldado la apuesta de Saakashvili: un serio error de su parte. Pero ellos lo hicieron por sus propios objetivos imperialistas: comprobar una vez más la reacción de Rusia. Ahora que han perdido desastrosamente su apuesta, tienen dos opciones: o admiten el error por no haber considerado que la relación de fuerzas entre EEUU y Rusia en la región ha cambiado, o pretender que el gobierno georgiano les mintió escondiendo sus intenciones. Pero incluso si aceptáramos que el gobierno georgiano actuó por su propia iniciativa ¿cómo podría Saakashvili haber escondido a los EEUU los preparativos militares para el ataque? ¿Deberíamos creer que los servicios de seguridad rusos estaban mejor informados que los cientos de consejeros y diplomáticos estadounidenses que se amontonan en Tiblisi? En ambos casos el imperialismo EEUU sale de este conflicto con su credibilidad comprometida. 

El imperialismo ruso fortalecido

Por otro lado, Rusia no es el mismo país de hace 10 años. Se ha recuperado de su debilidad económica y militar, y en los años recientes había estado buscando una manera de romper el cerco estratégicamente orquestado por el imperialismo EEUU desde el colapso de la Unión Soviética.

Durante más de 15 años el imperialismo EEUU maniobró para tomar ventaja de la crisis de Rusia y establecer lazos fuertes y alianzas con las ex-repúblicas de la URSS y sus antiguos aliados en Asia Central, el Cáucaso, el este de Europa y el Báltico. La expansión de la OTAN a Polonia, Hungría y a la República Checa en 1998 y de nuevo en 2004, con la segunda expansión  que absorbió al resto de los antiguos países satélites de la URSS en Europa Central y los tres estados bálticos (Letonia, Lituania y Estonia), fue considerada correctamente por la elite militar rusa como una amenaza estratégica, y convenció al Kremlin de que tenía que aprovechar cualquier oportunidad para revertir esta posición.

El cambio de actitud y el creciente poder económico de negociación del Gobierno ruso se pusieron de relieve en los últimos años por la decisión unilateral de cortar el suministro de gas a Ucrania y a la República Checa, Pero Rusia nunca recurrió al uso de la fuerza militar antes del 8 de agosto ¿Qué sucedió?

Amarga sorpresa para el imperialismo EEUU

La guerra en Georgia ha forzado al reconocimiento repentino de una realidad: Rusia se ha convertido en un poder imperialista regional lo suficientemente fuerte como para reclamarle a los Estados Unidos la devolución de la su antigua esfera de influencia. El comentario arrogante: "No son una gran potencia, son Arabia Saudita con árboles", es más significativo porque proviene de un veterano diplomático de EE.UU. (el ex-embajador de EEUU ante la ONU) que fue entrevistado en la BBC el 13 de agosto, y pone de manifiesto hasta qué punto los imperialistas de EE.UU. fueron tomados por sorpresa por estos acontecimientos.

El  presidente de EEUU, George Bush, no es el hombre más inteligente del mundo, pero en relación a Georgia se vio obligado por sus asesores más inteligentes a adoptar una posición cuidadosa. Aunque utilizó una retórica beligerante para insinuar que Rusia sería expulsada siglo 21 del mundo moderno de los países avanzados si no cambiaba su actitud, no pudo anunciar ninguna acción o medida concreta, aparte de prometer ayuda humanitaria a Georgia a cargo de los militares de EE.UU.

El martes, 12 de agosto, el Presidente francés Sarkozy, actual jefe de la Unión Europea (UE), visitó Moscú y Tiblisi para negociar un acuerdo. Pero lo que ya dijimos para los Estados Unidos es aún más cierto para la UE: no hay mucho que la Unión Europea pueda hacer con Rusia sobre el terreno. Un acuerdo podría ser alcanzado sólo sobre la base de que Rusia haya alcanzado sus objetivos en la guerra.

Veneno chauvinista

En Rusia, la élite gobernante ha enrolado a los medios de comunicación en el fomento de una ola de histeria de guerra. El sufrimiento de la población de Osetia del Sur se utiliza para manipular el comprensible estallido de indignación popular y justificar el contraataque, pero la propaganda de guerra conectó con un resentimiento profundo arraigado en la clase obrera rusa contra el imperialismo de EE.UU. Los dirigentes sindicales y del Partido Comunista han capitulado ante el Kremlin en la guerra, del mismo modo que tampoco desafía su política en tiempo de paz. En lugar de llevar una política en defensa de la clase obrera, llevan la ideología burguesa al movimiento obrero y al movimiento comunista. Esto es particularmente claro en la cuestión de la guerra. Debido a la falta de alternativas, esto temporalmente incrementa el apoyo a Putin.

Pero el militarismo es una maldición para el pueblo ruso. El contra-ataque en Georgia es una señal de que las ambiciones imperialistas del Kremlin y la codicia de los oligarcas pueden dar lugar a nuevas aventuras. Grandes poblaciones de rusos viven en Crimea, en los países bálticos y Kazajstán. ¿A dónde llevará la defensa de los ciudadanos rusos fuera de las fronteras de Rusia? Las perspectivas económicas para Rusia son inciertas.

El gobierno, así como los capitalistas, están preparando una nueva ola de recortes en los niveles de vida y de ataques, en particular a los derechos de los trabajadores y de los sindicatos. El veneno chauvinista es el arma que la clase dominante de Rusia siempre utiliza para hacer que los trabajadores rusos y los ciudadanos de a pie acepten la preeminencia de los militares mientras que las personas mismas son tratadas como ciudadanos de segunda categoría.

En Georgia, donde ya hay miles de refugiados de la primera guerra en Osetia del Sur de 1992-4, hay un odio amargo tras esta nueva derrota. El martes 12 de agosto hubo una multitud de 150.000 personas en Tbilisi para expresar su apoyo a Saakashvili en un ambiente de solidaridad nacional impulsado por el odio a la agresión de Rusia. Sin embargo, el futuro de Saakashvili, independientemente del elevado apoyo que disfruta en este momento, es incierto. Sus políticas de respaldo a Occidente para golpear a Rusia han terminado en fracaso. Muchos manifestantes mostraron su rabia maldiciendo al imperialismo de EE.UU. por no acudir en su rescate.

La propaganda de guerra - el precedente de Kosovo y la cuestión de la OTAN

El gobierno ruso afirmó que sus operaciones militares en Osetia del Sur fueron motivadas por consideraciones humanitarias. Para ello, el Kremlin utiliza la misma lógica que la OTAN utilizó para justificar su ataque contra la ex-Yugoslavia en 1999. Sin embargo, los estrategas de la OTAN responden que Rusia se opuso a la guerra de la OTAN en los Balcanes. Si los argumentos de la OTAN estaban equivocados en relación a Kosovo, ¿por qué deberían ser los argumentos rusos mejores en relación a Osetia del Sur? Aquí la respuesta de Rusia es mucho más fuerte que las mentiras elaboradas en grandes cantidades por la OTAN  en su momento. Más del 90% de la población de Osetia del Sur es de origen ruso. Y la propia fuerza militar de paz rusa fue directamente atacada. La OTAN no puede oponer argumentos similares en relación a su intervención en Kosovo en 1999. El gobierno ruso, por lo tanto, llega a la conclusión de que actuó de forma perfectamente legítima en defensa de Osetia del Sur frente a la agresión de Georgia.

Dos conclusiones se derivan de esto. En primer lugar, la derrota de Georgia es un revés para la OTAN y el imperialismo EE.UU., que debilita a la OTAN en el Cáucaso. En segundo lugar, los trabajadores y el pueblo de Georgia, incluyendo los refugiados internos que huyeron de Osetia del Sur y Abjazia en anteriores conflictos, no pueden confiar en el imperialismo en la lucha por sus derechos. Todos ellos han sido utilizados como moneda de cambio en la política de fuerza de las potencias imperialistas contendientes. La única alternativa es la lucha de clases, empezando por la lucha de clases contra los oligarcas rusos y georgianos.

Sobre la defensa de Osetia del Sur

El asesinato de civiles en Osetia del Sur es algo criminal y completamente reaccionario. Sin embargo, esto no justifica la posterior matanza de civiles en Georgia. Por el contrario, esto sólo  servirá para provocar aún más asesinatos étnicos en el futuro.

La sistemática preparación para la guerra por parte georgiana y rusa demuestra que ambas partes están siguiendo por su propia cuenta intereses reaccionarios. El 17 de Julio más de 8.000 soldados rusos y 700 unidades de blindados tomaron parte en un ejercicio de adiestramiento denominado "Kavkaz 2008." Los ejercicios  que participan ensayaban una lucha contra supuestos terroristas de Osetia del Sur y de Abjazia, e incluyó los preparativos para evacuar a refugiados. El día antes, más de 600 soldados de Georgia llevaron a cabo un conjunto de ejercicios de entrenamiento militar con 1.000 soldados de EE.UU. en una operación denominada "reacción rápida 2008".

La verdad es que para el Kremlin la cuestión de Osetia del Sur y los derechos de los osetios son sólo de importancia secundaria.

El hecho de que el teatro de la guerra se extendiera mucho más allá de Osetia del Sur y Abjazia también subraya que el objetivo de los gobernantes de Rusia no era la defensa del pueblo de Osetia, como se alegó, sino que querían infligir un duro golpe a Georgia y socavar su estabilidad como Estado independiente, con el fin de imponer un cambio de régimen en Tibilisi. 

El tema de las relaciones pacíficas en el Cáucaso no se resuelve con la presencia de ningún ejército en la región. Putin declaró que Osetia del Sur no será reintegrada a Georgia. También está claro que Osetia del Sur es demasiado pequeña para funcionar como un Estado independiente viable, y que cualquier declaración de la independencia nacional sería probablemente un paso hacia su integración en la Federación Rusa.

El imperialismo y el capitalismo son parte del problema, no la solución. La cuestión nacional simplemente no puede resolverse dentro del capitalismo. Esto es cierto no por razones ideológicas, sino por asuntos muy materiales. Lenin describió la cuestión nacional como una cuestión de pan. La única manera de resolverlo es mediante el desarrollo de las fuerzas productivas. Esto sólo puede lograrse con la liberación de las nacionalidades oprimidas de la injerencia imperialista y para llevar esto adelante es necesario la expropiación de los bienes de las empresas imperialistas y de los oligarcas locales, y la planificación armónica de las fuerzas productivas bajo el control democrático y la gestión de los trabajadores.

¿Cómo puede resolverse el asunto del regreso de todos los refugiados sobre bases capitalistas? En el marco del capitalismo esto sólo significaría una mayor competencia para acceder a un número reducido de recursos, empleos, viviendas, asistencia médica, educación y otros servicios. Incrementaría aún más las tensiones nacionales o religiosas. La independencia de Osetia del Sur o su integración en la Federación de Rusia terminarían inevitablemente en la limpieza étnica de la minoría georgiana de la población de Osetia del Sur, lo que a su vez fortalecerá el resentimiento de la población georgiana y preparará nuevas guerras y mayor inestabilidad.

Por un nuevo Octubre

La lucha de clases en todos estos países, empezando por Rusia, está ahora envenenada por la cuestión nacional.  Los trabajadores rusos no ganarán nada con la guerra en Georgia, excepto un envalentonamiento de Putin y la proliferación de organizaciones neonazis, que participarán en la violencia contra los trabajadores y la juventud de la región del Cáucaso, y contra los trabajadores rusos y sus organizaciones en el futuro. Sólo los marxistas pueden proporcionar un programa y una perspectiva para resolver las cicatrices de la cuestión nacional, que dependen de la lucha de la clase obrera y del  establecimiento de una federación socialista de Estados de la ex-Unión Soviética y a nivel internacional.

La alternativa socialista puede parecer lejana y difícil. Sin embargo, las bases para ello ya fueron sembradas, en el pasado y en la práctica, por la Revolución de Octubre. Esta es una inspiración para la lucha contra el capitalismo, el imperialismo y el nacionalismo de hoy. De lo contrario, el presente capitalista es horror sin fin.

Hoy, los enemigos de la clase obrera de Rusia son sus nuevos amos capitalistas. Esto ya es visible en el poderoso odio de clase contra los capitalistas. El estado de ánimo en los trabajadores no es diferente al de otras ex-repúblicas soviéticas, incluida Georgia, donde existe una fuerte polarización de clase en la sociedad y los oligarcas del tipo de Kaja Benkuidze, que hizo miles de millones en la industria de los metales en los Urales durante las privatizaciones y que posteriormente pasó a ser ministro en el gobierno de Saakashvili, y prometió el famoso: "privatizar todo, salvo su conciencia."

Incluso en Georgia se ha registrado recientemente una reacción contra los oligarcas georgianos, con las protestas masivas en Tibilisi a finales del año pasado, que fueron violentamente aplastadas por el Estado de Georgia. En estos momentos, en Georgia habrá confusión y conmoción por la guerra, y amargura contra Rusia. Pero la lucha de clases va a atravesar la capa de histeria. La demagogia nacionalista de Saakashvili es un signo de su debilidad. Sin ella no tiene una base estable de apoyo. Todos los políticos burgueses de Georgia y sus políticas están vacíos. Los trabajadores no tienen más opción que resistir y responder.

De hecho, la erupción de guerras que cicatrizan la faz del planeta no son sólo un signo de reacción. Estas guerras son también un signo de la crisis del sistema a escala mundial. La globalización significa no sólo la emergencia de un imperialismo económico y militar de hecho, sino también la crisis globalizada del capitalismo y el potencial de los trabajadores para luchar contra los males del capitalismo en todos los países. Si Lenin estuviera hablando hoy a los trabajadores, comenzaría por destacar en cada país la crisis mundial del capitalismo, y la manera concreta en que se desarrollará la perspectiva de la revolución mundial, que ya se ha iniciado en América Latina, y está encontrando un eco en América del Norte, Europa y el Medio Oriente
.
Pero así como Lenin pondría de relieve que hay dos Norteaméricas, la Norteamérica de los capitalistas y la Norteamérica de los trabajadores, él también explicaba en cada momento que había dos Rusias. La desigualdad nunca ha llegado a tales profundidades como en el momento actual. El distrito de Rublyovka cerca de Moscú tiene más millonarios por kilómetro cuadrado que cualquier otro lugar en el mundo, al igual que la Duma rusa tiene más millonarios que cualquier otro parlamento del mundo. Estos personajes, fabulosamente ricos, viven en efecto en otro país, y disponen de una especial protección policial. Y como un tribunal en procesión, cuando viajan por las rutas el tráfico debe detenerse. Ellos no tienen ningún contacto con los rusos comunes y corrientes, cuyos ingresos están siendo erosionadas por la inflación, o se están recortando por la pura y simple codicia de los patrones. Este fue el caso de los mineros de Severouralsk.

Después de dos décadas de ataques, los trabajadores rusos están comenzando a luchar. Esto puede ser temporalmente cortado por el frenesí del éxito militar ruso. Pero la política exterior del Kremlin no tiene nada de progresista para los trabajadores rusos, a quienes no les queda otra opción que luchar contra sus amos capitalistas tanto en casa como en el extranjero.

No hay salida para los trabajadores rusos y georgianos que unir sus fuerzas juntos contra la injerencia imperialista y de sus propios explotadores. La única tradición que puede unir a todos los trabajadores independientemente de su nacionalidad, idioma, color o religión es la del bolchevismo y de la tradición de Octubre.

¡Viva la solidaridad proletaria!

¡Por un nuevo Octubre!

¡Por una federación socialista del Cáucaso e internacionalmente!

Tom Rollings y Francesco Merli
Agosto 2008

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