La lucha de los jornaleros en San Quintin: Sólo una muestra de la rabia contenida que comienza a desbordarse en el campo mexicano

Escrito por: 

Ubaldo Oropeza

descarga (1)_2.jpgEl 17 de marzo miles de jornaleros del Valle de San Quintin dejaron el trabajo y salieron a luchar. Pararon los centros de trabajo, cerraron la carretera Traspeninsular e incluso hubo algunas expropiaciones de comida en centros comerciales. Todo esto se da después de dos intentos infructuosos de poder negociar un acuerdo con diferentes empresas que emplean jornaleros en los campos agrícolas de Baja California.

Algunos medios dicen que son más de 40 mil los jornaleros que dejaron el trabajo el 17 por la madrugada y aunque después de la represión del 18 algunos volvieron al trabajo aun hay miles que están en paro y con la idea de mantener su lucha hasta que sus demandas sean resueltas. El miércoles 25 se inició una mesa de negociación con el gobierno federal y empleadores la cual está estancada frente a la ridícula propuesta de los empresarios de aumentar 6 pesos diarios al salario.

El hielo está roto

Después de las movilizaciones a nivel nacional que se sucintaron a finales del año pasado por la desaparición de los 43 compañeros estudiantes de Ayotzinapa la situación política nacional se ha transformado. Es cierto que las movilizaciones de masas han cesado y que los estudiantes de las universidades púbicas no han  vuelto a manifestarse masivamente después de las vacaciones de finales de año. Pero esto no quiere decir que la situación volvió al estado anterior del 26 de septiembre cuando el estado ligado al crimen organizado desapareció a los estudiantes.

Es imposible pensar que una lucha, por más justa que sea, se pueda mantener en efervescencia todo el tiempo, todo movimiento tiene su punto de máxima intensidad y después necesariamente tiene que bajar, los estudiantes tiene que regresar a las escuelas a solucionar sus problemas, los trabajadores igual forma. Pero algo cambio de forma profunda en un aspecto más general. El sentimiento generalizado de rabia y frustración que se respira está comenzando a transformase en lucha. La lucha de los jornaleros de San Quintin está en esta lógica, igual que la de los pueblos en diferentes regiones del país que se están organizando para resistir la embestida criminal de las empresas trasnacionales que están por arribar —algunas otras ya tenían tiempo acá— y que traen bajo el brazo una lógica de destrucción de los recursos naturales, degradación del ambiente y la explotación a máxima intensidad de la mano de obra local.

Lo que está mostrando la organización de los 200 pueblos en Puebla, los trabajadores mineros y el poblado en Cananea y los jornaleros de San Quintin es que ha comenzado a entrar a la lucha otra nueva ola con otros sectores como participes principales, que esta situación se multiplicará porque a la vista está la privatización del agua en vastas regiones del norte y sur del país para extraer petróleo, etc.

Condiciones miserables para maximizar la ganancia

Las entrevistas que han hecho a los dirigentes agrícolas y que se han dado a conocer por diferentes medios de comunicación muestran una acumulación tremenda de indignación y de necesidades, entre las demandas que se han abanderado están cosas tan básicas que hasta parece una broma el hecho que se esté peleando por ellas:

*Que todos los trabajadores estén afiliados al IMSS

*Que se paguen prestaciones de ley y se respete el día festivo

*Se paguen las horas extras

*Se respete derecho de antigüedad

*Se respete el derecho que tienen las trabajadoras cuando estén en estado de embarazo

*Se frene el acoso sexual por parte de capataces y dueños de empresas

*Salario mínimo de $300 al día, entre otros.

Todas estas demandas están respaldadas por la constitución. Los dueños de las empresas exportadoras que tienen un ligue directo con funcionarios de gobierno, priistas y panistas, se niegan a cumplir lo mínimo que se establece por ley para los obreros. Ni siquiera pueden respetar sus propias reglas.

La gran mayoría de jornaleros vienen de otros estados, son indígenas que huyendo del hambre y aceptan condiciones atroces de trabajo con tal de tener para comer. Los sindicatos charros afiliados a la CTM y a la CROM han servido, durante décadas, como fieles guardianes en defensa de los intereses del patrón. Esta es una de las razones por las cuales también una de las demandas es la revocación de los contratos colectivos a filiales de estas organizaciones sindicales priistas.

Las imágenes que nos viene a la mente cuando vemos fotografías de como viven, las condiciones de trabajo de estos trabajadores del campo solo son igualables a las que nos recuerdan la época porfiriana en el sureste mexicano en las fincas del Henequén a principios del siglo XX.

El papel del Gobierno bajacaliforniano

Regularmente se nos vende la idea de que el Estado y el gobierno en turno son herramientas para evitar la confrontación de clase, que estos instrumentos suavizan las contradicciones del capital-trabajo. Estos argumentos, que se dan dese la burguesía y que la izquierda reformista retoma, son mentiras.  

Veamos cómo es que actual el gobierno en este y demás conflictos obrero patronales. Un día después de iniciado el movimiento, el 18 de marzo, el gobierno reprime de forma brutal a los jornaleros disparando balas de goma, cateando casas y deteniendo a más de 200, incluidos algunos niños y mujeres. Está acción se da por el supuesto saqueo que hay a comercios. Se pinta una historia donde los campesinos, campesinas y sus familias entran a los centros comerciales, pequeños negocios y arrasan salvajemente con todo lo que encuentran al paso. Lo que no narran es la miserable existencia que se lleva viviendo como animal de trabajo en estos campos donde los servicios más mínimos como educación, salud, vivienda y recreación son negados para miles.

La acción del gobierno no solo utiliza la doble moral, aquella que sanciona una acción que viola la sacrosanta propiedad privada, no importa que sea por hambre; por la otra, abala y defiende la explotación más salvaje. Hay algo más que notar, la reacción del gobierno no es para suavizar y negociar en el conflicto, es para hacer valer los intereses de las empresas. De ese lado es donde siempre está y donde no podemos tener ilusiones.

No es casualidad que en la rueda de prensa que organizaron para referirse al conflicto de San Quintin, el gobernador Kiko Veg  la haya dado en el 67 batallón de infantería del ejército y que sus prioridades al respecto sean la de “defender a los  ciudadanos”, “que no se cierren las vías de comunicación” y “el dialogo”.

Un ejemplo a seguir

Después de de 9 días de paro y unas negociaciones que están estancadas, la lucha está siendo un ejemplo de lucha para miles de campesinos en el país que viven en iguales condiciones. Esta misma semana se da a conocer que 49 indígenas fueron rescatados en Colima porque vivían y trabajaban en condiciones de esclavitud, una semana atrás fue la misma historia con 200 tarahumaras que fueron llevados con engaños a trabajar en condiciones brutales a Baja California.

Sí está lucha vence veremos cómo este ambiente y entusiasmo de lucha se puede extender a otras regiones del campo, ya en Sonora algunas empresas exportadoras de productos agropecuarios han dicho que temen que el ambiente de lucha se pueda extender al valle sonorense.

Por eso el gobierno y los empresarios de San Quintin quieren derrotar la lucha, porque puede ser un ejemplo a seguir en todo el país. La situación no es sencilla para el movimiento, si no hay solidaridad a nivel nacional el hambre reventará el paro laboral y se tendrá que regresar a trabajar con las manos vacías. Los trabajadores agrícolas tendrán que calcular bien sus fuerzas y si es necesario dar un paso a tras para organizarse mejor, convencer a todos para que en vez de 40 sean los 80 mil campesinos que paren.

La moneda está en el aire, pero de lo que no cabe duda es que esto marca un nuevo punto de inflexión en la lucha contra este gobierno y contra este sistema de producción brutal y decadente .

Fecha: 

30 de Marzo de 2015

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