Tempestad en la vieja Europa. La clase obrera y a juventud reaccionan ante la crisis

Escrito por: 

Rubén Rivera

“Todo lo solido se desvanece en el aire”

C Marx. Manifiesto Comunista.
 
descarga_10.jpgLos años pasan y la crisis que comenzó a finales de la primera década del siglo en Europa, lejos de superarse, adquiere características sociales y políticas de nuevo tipo. Los viejos partidos tradicionales de los trabajadores se resquebrajan y las masas intentan un ensayo tras otro en pos de dotarse de una identidad política propia. Pero situemos un poco la base material del actual caos europeo.
 
El laberinto económico
 
La adopción del Euro como moneda única a principios de siglo fue presentada como una gran paso en el proceso de “eternización” de la paz económica de la postguerra fría, no obstante las enormes diferencias entre las distintas economías hacía inviable que esta unificación resultase provechosa para el conjunto de los países.
 
Efectivamente lo que en realidad sucedió fue que en las dos grandes potencias comenzaron a concentrar el poder real de las nuevas instituciones económicas, especialmente el Banco Central Europeo, desde el cual procedieron a apuntalar su crecimiento a costa de someter a más y más tensiones a los países más pequeños.
 
Durante todo un periodo este crecimiento se sostuvo en base a un incremento desmesurado de la deuda pública de cada país hasta que la situación se volvió insostenible con la crisis de 2008.
 
Los bancos emiten certificados de deuda, los inversionistas privados las adquieren y el gobierno se ve obligado a cubrir esas obligaciones transfiriendo recursos de hacienda o de las empresas públicas. No obstante a finales de la década este modus operandi colapsó, el tamaño de la deuda pública de países como Bélgica, Grecia, España o Italia era tanto o más grande que su propio Producto Interno Bruto.
 
La burguesía se puso nerviosa, temerosa de no poder recuperar sus bonos de deuda, comenzó una huelga de inversiones que contribuyó a la profundización de la crisis.
 
La reacción de los bancos centrales, específicamente el Banco Central Europeo, ha sido el rescate masivo de esos bonos, se calcula que mensualmente están comprando 65 mil millones de euros de bonos de deuda, lo que en teoría daría liquidez a los bancos y grandes burgueses para reinvertir y así superar la crisis.
 
Obviamente este plan no implica un rescate sino más bien una mecanismo para garantizar los fondos de la burguesía de los países, especialmente los que tienen problemas. A cambio se está sometiendo a la población a esfuerzos sobrehumanos mediante salvajes medidas de austeridad. En una Europa en crisis todos deben apretarse el cinturón para que la burguesía siga disfrutando de la vida.
 
El fracaso de esta política se reflejará en los próximos años, por ahora la inversión productiva no aparece por ningún lado a pesar de que, producto de la comprar de bonos, se presentará incluso un exceso de liquidez de los inversionistas. Ni siquiera se ven con el hecho de que las tasas de interés prácticamente han desaparecido. 
 
La razón básica es que la capacidad productiva es tan grande que cualquier inversión extra crearía inmediatamente una crisis de sobreproducción, lo cual llevaría a una crisis de magnitudes históricas. En este contexto el Banco Central Europeo es como Saturno, devora a sus hijos.
 
El marxista británico Guy Howiw citando a Wolfgang Münchau, en el Financial Times (19 de enero de 2015), resume la situación en pocas palabras:
"Algo está pasando que se suponía que no debiera haber sucedido nunca. Es un gran paso para el BCE [Banco Central Europeo], dada la esquina ideológica de la que partía hace unos 16 años. Pero también es un indicador de cómo las cosas se han vuelto tan desesperadas. Esto no va a ser la versión preventiva de la expansión cuantitativa, sino la post-traumática. Las expectativas de inflación hicieron de las suyas desde hace algún tiempo. La inflación general es negativa. La economía de la eurozona está enferma".
 
Como es costumbre cada que una crisis se profundiza, los escandalosos manejos de corrupción afloran, tal es el caso del HSBC el cual ha quedado al descubierto como el lavadero de dinero más grande del mundo.
Esta solo es la punta del Iceberg, poco a poco la situación empeorará, por ahora son los países más débiles los que han sufrido los embates de las crisis económicas, políticas y sociales, no obstante tanto Francia como Alemania comenzarán a sufrir los estragos, cuando eso suceda no habrá plan de rescate alguno que sirva a la burguesía europea.
 
Crisis política
 
En el periodo posterior a la caída del muro de Berlín (1989-90) se proyectó a la Unión Europea no solo como una unión aduanera, sino como la realización de un proyecto de unidad, incluso política. Por supuesto una cosa son los proyectos de la burguesía y otra es la forma en la que se concretan o no, producto de la lucha de clases.
 
Los años siguientes fueron testigos de un constante proceso de erosión de dicho proyecto, el cual, en realidad, se trataba de una utopía imposible de realizar, en la medida que consistía en la preservación de un régimen de privilegios y de connivencia armónica entre potentados a costa de la explotación de las masas.
 
Los planes de convergencia europea explicaban que se requerían ciertos sacrificios para lograr la tan anhelada unidad, no obstante ya han pasado veinticinco años y los sacrificios no solo no han representado una mejor perspectiva de vida sino todo lo contrario, se ha desmantelado de manera sistemática, lo que se conoció como estado de bienestar. Las privatizaciones de las empresas paraestatales, de los sistemas de pensiones, la destrucción de las contrataciones colectivas y de los requisitos para logara una pensión se hacían con el objetivo de disminuir el desempleo y generar mayor inversión, no obstante al final de todos modos la burguesía dejó de invertir mientras que el crecimiento cayó, a pesar de pasar por décadas de apretarse el cinturón. En medio de todo eso la burguesía es más rica que nunca.
La crisis económica del 2008 fue la gota que derramó el vaso, a partir de entonces la crisis social se ha profundizado, llevando a Grecia, Portugal y a España a situaciones de tercermundización no imagínales tan sólo cinco años antes. 
 
En Francia, se ha duplicado el número de agresiones a musulmanes en enero tras el atentado de Chalie Hebdo, con ataques a mezquitas y a individuos. La popularidad de Hollande ha subido del 13% al 29%, pero sigue siendo baja y no durará. El 85% de los nuevos contratos son temporales, muchos de ellos por días. El desempleo aumenta mes a mes. El 31% tiene dificultades para llegar a fin de mes (22% hace un año). El movimiento por la 6ª República de Mélenchon –que se presenta como una alternativa al fracasado Frente de Izquierda- no despega. 
 
Ha habido pérdidas multimillonarias de los bancos austriacos en sus préstamos en Europa del Este. Hay simpatías hacia Syriza en la socialdemocracia austríaca. También ha tenido efectos en los Balcanes, donde han surgido grupos a su imagen y semejanza, algunos con éxito. En Bélgica tenemos el primer gobierno exclusivamente de derechas en 25 años. El anuncio de su política de austeridad conmovió a los dirigentes sindicales. Hubo un plan de acción en noviembre seguido de una huelga general en diciembre. Fueron las luchas más tensas de la historia reciente. La huelga general del 15 de diciembre fue de las más grandes habidas en la historia belga.
En lo referido a la cuestión jihadista, Bélgica está enviando más jóvenes musulmanes a Siria que cualquier país europeo, en términos relativos. 
 
En Italia el nivel de consumo cayó al nivel de hace 33 años. Hay 6 millones de personas fuera del mercado de trabajo. El primer ministro Renzi se lanzó a una guerra abierta contra los sindicatos. Hay un proceso de ruptura de éstos con el Partido Democrático. Hubo una manifestación de 1 millón en Roma el 25 de octubre contra la reforma laboral del gobierno Renzi, y una huelga general parcial de 8 horas el 12 de diciembre. Con niveles de desempleo cercanos al 20% y un 50% entre los jóvenes, cientos de miles de trabajadores, hombres y mujeres, incluso con altos niveles de estudio abandonan su país para buscar mejores perspectivas en otros lugares, este fenómeno es en sí mismo la prueba de la incapacidad de la unión europea para generar el bienestar general que tanto pregonó.
 
Si bien las movilizaciones de masas no han cesado en estos países, es en Grecia y en España donde los procesos han madurado desde la crisis económica a la crisis social para desembocar en crisis con elementos revolucionarios.
Los partidos tradicionales de los trabajadores, llámense socialistas o socialdemócratas, o incluso el excomunista partido democrático italiano han sufrido una profunda transformación derivada del largo periodo de auge de la postguerra en el cual, con altas y bajas el panorama general era de relativa estabilidad. La mayor parte de los burócratas de estos partidos se acostumbraron más a las reuniones de gabinete que a palpar el ambiente vivo de los trabajadores, por ello, cuando a principios de década estallaron potentes movilizaciones en contra de los recortes, fueron incapaces de reaccionar y terminaron mostrándose como parte del sistema.
 
Por estos motivos cuando llegó el momento de la irrupción social  dichos partidos fueron incapaces de canalizar el ímpetu transformador de las masas. El problema no fue que las masas estuvieran de antemano predispuestas, lo que sucedió fue que simplemente los aniquilosados aparatos partidistas simplemente cerraron ojos y oídos a los reclamos de lucha.
 
Grecia
 
Así apareció el movimiento de los indignados en España lo largo de 2011, que se desarrolló de manera más o menos paralela a otros movimientos como ocupa Wall Street, entre otros.
 
Un poco antes estalló la crisis en Grecia, la cual se expresó en la incapacidad del Estado para cubrir el costo de la deuda con la Unión Europea, desde entonces las masas intentaron por todos los medios posibles una salida, pero en todos los casos, tanto por la vía de la derecha ( nueva democracia) como la del Partido Socialista Panhelénico ( Pasok), lo único que cada nuevo gobierno hacía era postrarse ante las exigencias de los funcionarios que la llamada troika Fondo Monetario Internacional , Banco Central Europeo y la Comisión Europea.
 
Por esa razón ante cada nueva crisis y los correspondientes comicios parlamentarios fue creciendo el apoyo a la coalición de izquierda SYRIZA la cual pasó de tener un apoyo del 4% hace cuatro años a ganar las elecciones parlamentarias el pasado 25 de enero, no obstante las inconsistencias propias de una formación que no lucha abiertamente contra el capitalismo, sino que pugna por una especie de gestión amistosa del mismo, comenzaron inmediatamente después del triunfo electoral, al formar coalición de gobierno con un partido nacionalista (Griegos Independientes), cuando por lógica debió de buscarse una alianza con el Partido Comunista, cuya fuerza electoral también ha ido creciendo y al menos muestra una postura mucho más intransigente en contra de las pretensiones de la llamada troika.
 
El siguiente traspié del nuevo gobierno de SYRIZA ha sido la aceptación de las condiciones de la troika para renegociar la deuda. El rescate griego representa 240,000 millones de euros, y es imposible de pagar. La deuda griega era hace 5 años el 120% del PIB y ahora es del 175%. Nada se ha resuelto.
Pero si cancelan la deuda griega, ¿qué dirá España, Portugal, Irlanda, Italia, etc? 
El acuerdo alcanzado es básicamente provisional, como se ve bajo las normas del capitalismo la situación es insalvable En este contexto el gobierno de Tsipras se está erosionando muy rápidamente y las alternativas a su izquierda, por la vía del Partido Comunista, y a la derecha por la vía de grupos como Amanecer Dorado, crecerán llevando a nuevas crisis.
 
España
 
El acontecimiento político que asombra a propios y extraños en la península ibérica es el crecimiento exponencial del nuevo partido PODEMOS y su carismático líder Pablo Iglesias.
Apenas en enero de 2014 surgió formalmente éste partido y cuatro meses después logró obtener representación en el parlamento europeo un una votación del 8%. Ahora a poco más de un año de existir es ya el segundo partido en número de afiliados y ha desplazado al PSOE como el segundo lugar en preferencias electorales quedando a muy poco margen del Partido Popular, actual partido en el gobierno.
 
Podemos, pese a que no se presenta formalmente como tal, es una expresión de izquierda mucho más nítida que el anquilosado PSOE o la anárquica Izquierda Unida. Su discurso, en un tono coloquial y directo, señala como enemigo principal a la oligarquía financiera y a la mafia política con la cual esta coludida.
 
Recientemente celebró un mitin en la Puerta del Sol, en Madrid con una asistencia de tal vez 300 mil personas el día 31 de enero. En dicho mitin Iglesias evocó en repetidas ocasiones la frase de Lenin, se vale soñar: "Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía."
Por supuesto en el mitin participaba una gran porción de trabajadores de todas las condiciones, pero era notable la presencia de jóvenes, muchos de los cuales participaron activamente en el movimiento de los indignados de principios de década.
 
Podemos es un ejemplo de como un movimiento de masas puede converger hasta tomar la forma de una expresión política que aspira a tomar el gobierno. No hay deuda que en el seno de los cientos de miles que ahora participan activamente en dicho organismo y en los millones que les otorgaran su voto hay un ánimo trasformador, un elemento de carácter revolucionario que sería una lástima se desperdiciara por parte de su dirigencia.
En un estudio reciente del ministerio de la presidencia, se informaba que:
“El 28,1% de los que apostaron por el partido que lideraba Alfredo Pérez Rubalcaba se inclinan ahora por la formación de Pablo Iglesias en voto directo (elecciones mañana mismo) más simpatía (indecisos). Es decir, un porcentaje que se traduce en 1,9 millones de electores. Por otro lado, el 42,9% procede de IU-ICV, el 25,7% de UPyD y el 6,6% de CiU. Por el contrario, sólo el 7,6% lo conforman quienes votaron al PP en 2011” (vozpopuli.com/actualidad/56988)
 
En suma es claro que la fuerza de PODEMOS, deriva de la incapacidad tanto del PSOE como de Izquierda Unida para canalizar el descontento ante la crisis del capitalismo. Si, como puede suceder, PODEMOS trata de parecerse al PSOE para atraer los votos de los indecisos, perderá el apoyo de los millones que los ven como alternativa de izquierda. 
La disyuntiva es clara, la fuerza de PODEMOS está en la lucha contra el sistema, por ello resulta preocupante como a últimas fechas comienza a deslizarse hacia las concesiones al establisment, un ejemplo de ello es la crítica hacia la Venezuela bolivariana, que ante el embate norteamericano, requiere más que nunca el apoyo de todos los trabajadores del mundo y sus organizaciones.
 
En el seno de PODEMOS existen muchos sectores abiertamente anticapitalistas y marxistas, su convergencia en pos de una alternativa abiertamente socialista es clave para evitar un giro, que podría frustrar las esperanzas revolucionarias que las masas del Estado Español depositan en la formación de Pablo Iglesias.
 
Separatismo y guerra
 
Desde Ucrania hasta Inglaterra lo único cierto es la inestabilidad, los viejos partidos se desmoronan y las masas buscan opciones para luchar incluso con consignas que en circunstancias normales no parecerían muy progresistas.
 
Un ejemplo de ello es la gran Bretaña, que vivió momentos difíciles ante el referéndum de independencia de Escocia. Para los marxistas el desmembramiento de una país en líneas nacionales no fortalece, sino que debilita a la clase obrera, por supuesto éramos muy críticos ante la campaña por la separación. No obstante hurgando un poco en el estado de ánimo de los sectores de trabajadores que apostaban por la independencia, encontramos que lo hacían como una forma de protestar contra las políticas del gobierno conservador de Londres, el cual no se tienta el corazón para aplicar recortes o despidos.
 
Este descontento se ha expresado en el fortalecimiento vertiginoso de organizaciones de izquierda nacionalista como el Partido Socialista Escoces.
Fenómenos similares surgen en toda Europa, no obstante nos encontramos en un escenario bastante primigenio, muchos factores de carácter decisivo están aún por surgir. Otros, supuestamente superados resurgen para mostrar lo endeble de la Unión Europea y su capacidad para constituirse en una fuerza política homogénea.
 
Ucrania
 
Particularmente trascendente en este sentido es el conflicto en el extremo oriente europeo, es decir Ucrania.
Ante la desintegración de la Unión Soviética, la Unión Europea, especialmente Alemania lanzó una iniciativa muy agresiva por hacerse de un “espacio vital” en el este europeo, el sueño que Hitler no logró por la vía de las armas se estaba convirtiendo en realidad bajo los mandatos de sus sucesivos gobiernos socialdemócratas y conservadores.
Un punto limite ha sido Ucrania, con una población en su zona oriente mayoritariamente de origen ruso que ha sufrido la segregación por parte de los gobiernos proeuropeos hasta llevarlos a levantarse en armas, hay un ánimo de oponerse al yugo de la Unión Europea que, como hemos visto en Grecia, tiene una receta acabada para más miseria. Además de ello hay que incluir la clara identificación del régimen proeuropeo de Kiev con las bandas fascistas que comenten todo tipo de crímenes en contra de la población rusa.
 
Por tanto la lucha armada de la región mayoritariamente rusa de Ucrania es una lucha también por evitar el genocidio. Por supuesto Rusia juega con el sincero ánimo revolucionario de las masas ucranianas y negocia uno tras otro cese al fuego, no obstante en cada ocasión que esto sucede, los reaccionarios pro fascistas de Kiev aprovechan para tratar de destruir la resistencia popular, es por esto que, ―a pesar de Rusia―, han tenido que responder fuego con fuego. 
 
Recientemente, el 18 de febrero, las fuerzas armadas del este tomaron la ciudad de Debáltsevo, forzando al ejercito de Kiev a levantar la bandera blanca, se habla de 10,000 soldados ucranianos obligados a rendirse. Una batalla en toda la regla.
 
 No hay que olvidar que este en el resultado de una fallida ofensiva contra el territorio prorruso del Donetsk, es decir, se trata de una contraofensiva lo cual muestra el tamaño de la desmoralización de las fuerzas proocidentales las cuales, aún a pesar del apoyo logístico de la Unión Europea, no han sido capaces de resistir el avance de unas milicias cuya fuerza principal reside en que combaten dentro de sus propias regiones enfrentando a un ejército de ocupación.
 
Mirando el mapa de Ucrania nos damos cuenta de la importancia estratégica de Debáltsevo, situada casi en el centro del país, es un punto de interconexión entre el occidente y oriente y un punto militar clave para iniciar una ofensiva que pudiera rodear y aislar al Donetsk, su caída supone la incapacidad para derrotar militarmente a las repúblicas rebeldes, por tanto a Ucrania y a la Unión Europea no les queda otra opción que negociar si no es que quieren ver combates cada vez más cercanos a la propia Kiev.
En la parte occidental el apoyo de la Unión Europea sonaba muy bien al principio, pero ahora, que la guerra se prolonga, que los hijos de los trabajadores son mandados al frente en una guerra fratricida, mientras que los oligarcas hacen pingues negocios, las cosas están cambiando.
Por supuesto Putin hará sentar a Merkel y compañía los obligara a firmas un alto al fuego, pero los intereses de Putin no son los de los trabajadores ni rusos ni ucranianos, la guerra civil tiene su propia lógica y solo una iniciativa revolucionaria en el seno de las provincias rebeldes puede generar una auténtica alternativa. 
 
En el seno de las tropas insurgentes se está haciendo legendaria la “Brigada Fantasma” comandada por Alexei Mozgovoy, una especie de coalición de milicias nacionalistas y comunistas que participó como fuerza de choque principal en la batalla de Debáltesvo.
 
La política de la Brigada Fantasma y de los comunistas ucranianos es llamar a la unidad de clase de ambos bandos para derrocar a los oligarcas y retomar la idea de una unión federal socialista. Por supuesto esto no es simpático ni a Putin ni a Merkel, que tratan a las tropas de cada bando como peones en un tablero de ajedrez, no obstante como hemos dicho la guerra civil tiene su propia lógica y en una momento dado un triunfo de las fuerzas auténticamente comunistas y antioligarquicas puede generar una espiral revolucionaria que inunde tanto a Rusia como al este de Europa.
 
La vieja Europa vive
 
Como podemos ver la historia sigue su curso inexorable y la lucha de las masas trabajadoras es lo único que le da vitalidad y esperanza. Por supuesto estamos aún lejos del final feliz que todos deseamos, especialmente clave para que la situación de los trabajadores siga siendo difícil es la debacle de las organizaciones tradicionales de izquierda, lo que ha originado que las masas en su búsqueda de alternativas retomen salidas que en algunos casos no van a ninguna parte, como el nacionalismo, o que sean transitorias, como la formación de organizaciones de tipo centrista. No obstante en todos los casos se trata de movimientos que nos deben llenar de optimismo. La vitalidad de la clase obrera, junto con la juventud se puede constatar desde Escocia hasta el Donetsk, ante este escenario, podríamos responder a los jilgueros burgueses que pregonaban el fin de la lucha de clases, tal como Mark Twain lo hizo alguna vez:
“los rumores acerca de mi muerte son un tanto exagerados”.

Fecha: 

23 de marzo de 2015

Internacional: 

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