2015 debe ser el año de la lucha de clases

Escrito por: 

Carlos Márquez

Pasan los días y los normalistas no aparecen. Aquella triste noche del 26-27 de septiembre de 2014 dio inicio a un terremoto en todo el país. El prestigio del gobierno de Peña Nieto cayó a los suelos, generando enorme preocupación en la burguesía ante un movimiento de masas creciente que ha recorrido gran parte del país. La juventud, sin duda alguna ha estado en la primera línea de batalla. Los estudiantes politécnicos en esos días iniciaron con una huelga indefinida y, pese al iniciar la lucha con prejuicios que los alejaron inicialmente del movimiento general, que de hecho podrían haber encabezado, finalmente jugaron un papel de vanguardia. Lo ocurrido en las otras universidades no fue menor, toda una serie de paros aprobados por asambleas masivas se extendieron de una facultad a otra. Con toda esa garra y determinación manifiesta nos preguntarnos qué le ha faltado a nuestra lucha que ha impedido la caída de este impopular gobierno y que se haga real justicia frente a la masacre y desaparición de los estudiantes.

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Algo está claro, este sistema pone en riesgo a diario hasta nuestra propia vida y de tener un futuro, este no es halagador porque el Estado al servicio del gran capital pone en venta al país y da todas las facilidades para que los trabajadores (incluyendo los cualificados) seamos sobreexplotados. Nuevos empleos sin derechos, eliminación de las conquistas del pasado, desempleo y trabajo informal son las alternativas, si es que conseguimos escapar de las garras del crimen organizado, que desgraciadamente no es el caso para miles de jóvenes.

Las cifras se han dicho numerosamente, pero no por ello dejan de ser un reflejo de la alarmante situación. Según la OCDE en la actualidad 22% de los jóvenes entre 15 y 29 años no estudia ni trabaja equivaliendo a 7 millones 337 mil 520. En el caso de los desaparecidos no hablamos de 43, Amnistía Internacional señaló en diciembre pasado que hay 22 mil desaparecidos en el país, solo en el año 2014 la cifra acumuló 5 mil más. Según el gobierno federal los homicidios dolosos han caído, pero la cifra no es nada positiva, porque fueron asesinados 14,413 personas entre enero y noviembre

Ayotzinapa: ¡Fue el Estado!

El gobierno de Peña Nieto se ha manifestado públicamente por el castigo de los culpables del ataque a los normalistas, pero su práctica ha sido completamente opuesta a ello. La versión manejada por el gobierno Federal es que los estudiantes fueron aprendidos por la policía municipal quien los entregó al grupo criminal Guerreros Unidos. La principal hipótesis manejada es que llegaron al basurero de Cocutla, donde los estudiantes fueron calcinados, echados en bolsas negras y arrojadas a un río.

Versiones periodísticas recientes, como la de Anabel Hernández de la revista Proceso, muestran que desde la salida de la escuela normal, los estudiantes fueron vigilados y las fuerzas federales de seguridad, el ejército y la policía federal recibieron puntuales informes. Los estudiantes que solo buscaban juntar recursos para ir a la marcha del 2 de octubre, fueron atacados aquella noche del 26 de septiembre, en esos ataques no solo participaron fuerzas municipales. La Policía Federal disparó contra el estudiantado mientras el ejército hizo presencia en la escena de los hechos y en un local de la Policía Municipal de Iguala durante aquella noche. Los testimonios de quienes sobrevivieron a ese ataque levantan una enorme sospecha sobre la participación directa del ejército en la desaparición de los normalistas.

Mientras escribimos estas líneas, en Guerrero el pueblo lucha por la entrada a todos los cuarteles del ejército para buscar con vida a los normalistas desaparecidos. El gobierno de Peña Nieto, que ya había dicho que superáramos lo que ocurrió en Iguala, trata de restringir la entrada a los cuarteles militares.

La revista Times a inicios del 2014 puso a Peña Nieto en su portada diciendo que estaba salvado a México, a finales del año tuvo un cambio en su posición, en sus páginas resaltaba que las manifestaciones en nuestro país eran las más grandes desde la revolución de 1910-17. El prestigio de Peña Nieto cayó a nivel internacional, pero a nivel local su colapso ha sido mayor. El diario Reforma señaló, el 1° de diciembre, que en los últimos cuatro meses la aceptación de Peña Nieto cayó de 50% al 39% mientras que el 81% de la población ve como mal o muy mal su combate a la violencia y en cuanto al combate a la corrupción el 72% desaprueba las medidas del gobierno. Otros diarios han mostrado encuestas similares.

La principal institución de educación técnica del país, la segunda de mayor matrícula nacional, estaba en huelga, mientras que la marea de protestas se extendía en el país. Vivimos asambleas de masas y paros en un centro de estudio tras otro con la juventud desbordando las calles. La toma de casetas se convirtió en un método común de la lucha estudiantil. La UNAM, la UAM, la UACM, la ENAH, el INBA y demás escuelas de arte, la UPN, las Normales, Colegios de Bachilleres, Conaleps, las Universidades Estatales e incluso universidades privadas, entraron en combate contra el gobierno.

Hemos protagonizado grandes jornadas nacionales de lucha como las del 22 de octubre, el 20 de noviembre, el 1 de diciembre y algunas más. Cuesta trabajo calcular la cantidad de manifestantes pero es posible que en un solo día en el DF nos hayamos movilizado medio millón de personas a lo que hay que sumar los que se movilizaron a nivel nacional. Estas marchas han estado marcadas de gran indignación, rabia y radicalismo, no solo la juventud estudiantil ha marchado, también los trabajadores, las amas de casa, campesinos, etc. Vimos casos como la de los trabajadores de Telmex, que hicieron paros de algunas horas a favor de Ayotzinapa.

Hubo represión estatal, pero esta no pudo ser del todo franca y abierta. Hubo presos políticos aprendidos en las manifestaciones, que tuvieron que ser liberados. Cuando la policía ha reprimido a los manifestantes, esto se ha convertido en una herramienta más de radicalización y desprestigio. En gran medida el Estado estaba atado de manos porque sabía que un mal paso podía significar que el incendio se extendiera e incluso el gobierno cayera.

Bajo estas condiciones hay que preguntarnos ¿Qué falló? ¿Qué faltó? El expontaneismo y la enorme iniciativa de las masas en la lucha no siempre es suficiente para derribar a un gobierno, faltó una dirección unificada y capaz. El PRD, que en algún momento fue un partido con real arraigo popular, se ha convertido en una mafia de bandidos. La base de Morena no dejó de estar en las calles, pero su dirección no dejó de ver como prioridad las elecciones del 2015. Las principales direcciones sindicales no llamaron a la lucha como se ameritaba.

Surgió la asamblea interuniversitaria y la Asamblea Nacional Popular, sindicatos como el SME intentaron generar espacios de unidad, pero en realidad no hubo una dirección nacional unificada que pudiera llevar adelante acciones mayores a paros estudiantiles, marchas o la toma aislada de algún edificio o aeropuerto. Si Peña Nieto y el sistema capitalista que representa, siguen en pie, no es por falta de disposición de lucha de los jóvenes y el pueblo de México, sino porque nos ha faltado organización y una dirección capaz.

La lucha politécnica

Los estudiantes del IPN han sido un gran ejemplo e inspiración, falta mucho por conseguir, pero han obtenido importantes avances y sobre todo condiciones para hacer cambios profundos en la educación y luchar por un futuro digno. El logro más importante del movimiento es una generación que se politiza y lucha.

No debemos idealizar, ha habido errores muy serios que en otras condiciones hubieran significado una rotunda derrota. Una serie de prejuicios llevaron a que en un inicio el movimiento del IPN se aislara de la lucha general y se satanizó a las organizaciones estudiantiles de izquierda. La conciencia va por detrás de los acontecimientos. Los estudiantes han luchado con determinación, paralizaron a todo el IPN, realizaron marchas contundentes. Un ejemplo de la determinación y correlación de fuerzas es que las autoridades no lograron nunca, pese a constantes intentos, organizar un movimiento antiparista.

La lucha politécnica es una expresión más de las tenciones acumuladas, no es de extrañar que surge prácticamente a la par que el movimiento por Ayotzinapa, de echo surgió un poco antes y pudo haber encausado de mejor forma la lucha estudiantil general si hubiera contado con una dirección adecuada. La lucha enseña, dos meses y medio de huelga pueden educar más que años de vida cotidiana. Los estudiantes del IPN a la postre jugarían un papel de vanguardia en la lucha general por Ayotzinapa.

Otro error fue que la dirección colectiva electa en las escuelas del IPN y que se reunían en la Asamblea General Politécnica, fue prácticamente inamovible y aun cuando vimos en ella un cierto giro a la izquierda en un momento solo reflejaba el pasado, llevando a choques con la misma base que se encontraba mucho más a la izquierda. La ANP y también la mesa de diálogo, fueron dominadas por posiciones academicistas, es decir reformistas, que llevaron a errores como el aceptar la legalidad vigente, abriendo la entrada a la imposición del nuevo director general y dando argumentos para que hoy la autoridad se escude en ello para intentar perpetuar la antidemocracia en el instituto.

La base nunca dejo de contar con una gran determinación en medio de todo este ambiente general de lucha, el Estado sabía bien de este peligro y de que el movimiento politécnico era una palanca más que animaba al conjunto del movimiento a ir al frente, por ello siempre estuvo a la defensiva, buscaba una y otra vez levantar la huelga para restar fuerza a la lucha general por la aparición de los Normalistas. Eso permitió, que los errores de la AGP no fueran determinantes y finalmente el movimiento se levantara con un triunfo, sin negar que este tenga limitantes.

Al iniciar las clases se han levantado movimientos locales por la caída de los directivos, la presión ha llevado a que al momento de escribir estas líneas ya han caído 24 directores, más de la mitad, y se lucha por que caigan otros más. La batalla se da por quienes quieren realizar cambios cosméticos o porque estos trasciendan y se elijan directivos democráticamente y porque estos defiendan los intereses de la comunidad y un proyecto al servicio del pueblo trabajador.

Nuevas batallas se librarán en el IPN, el Congreso Nacional Politécnico será una de ellas. Se debe aprender de los errores del pasado, el IPN debe vincularse al movimiento general de los estudiantes y trabajadores, debe construir fuertes organizaciones estudiantiles permanentes que no se autoproclamen la dirección del movimiento, sino que hagan un trabajo de convencimiento de la base estudiantil y se ganen la dirección en base al trabajo y al tener adecuadas propuestas. Las nuevas organizaciones deben aprender de lo mejor de la historia del movimiento estudiantil, rescatar su honroso pasado y la importante experiencia de los Comités de Lucha. Se debe ver la importancia vital de la lucha política y la formación marxista dentro de los comités y la necesidad de construir una organización estudiantil revolucionaria más allá de una escuela o una sola institución educativa.

El gobierno Peña continua con los ataques

El grado de descomposición social está íntimamente relacionado con los ataques constantes contra la clase obrera y las masas en general. Está política continua. La reforma energética ya preveía de antemano una reducción del gasto social, ya que se trasladarán recursos de ramas económicas antes controladas por el Estado a los capitalistas privados. Esto se agrava con la caída del precio y la producción petrolera. El gobierno mexicano adquirió un seguro por 770 millones de dólares que protege parcialmente los efectos de la caída del crudo, pero no en sí mismo la caída productiva. Cuando se aprobó la reforma energética el precio del barril de petróleo estaba en 100 dólares, este ha caído hasta por debajo de los 40 dólares, lo cual hace que no sea el momento más atractivo para que el capital privado invierta en la rama.

Pase lo que pase el Estado mexicano está obligado a hacer recortes, se habla de modificar el contrato colectivo de los trabajadores petroleros golpeando de entrada sus jubilaciones y pensiones. La reforma en el IPN buscaba avanzar en los ataques a los derechos laborales. En el terreno de la salud se prepara un gran ataque, el primer paso es modificar las condiciones laborales de las enfermeras y enfermeros y trabajadores sociales. Este golpe no se detendrá en las enfermeras, buscarán modificar las condiciones de los trabajadores de la salud en su conjunto y recortar los gastos siendo los derechohabientes en su conjunto afectados. El capitalismo no puede subsistir en estos momentos sino es en base a atacar constante y permanentemente los derechos laborales, pero nosotros ya no permitiremos que se nos siga pisoteando.

La perspectiva del 2015 sigue siendo la de ataques a los trabajadores. Mientras se siga deteriorando los niveles de vida de las masas el capitalismo mexicano seguirá siendo un campo en putrefacción, la explotación y la violencia seguirán siendo el pan de cada día. La lucha politécnica y el movimiento por la aparición de los normalistas muestran la necesidad de que nazca una nueva sociedad que se contraponga a la camisa de fuerzas que representa el actual sistema capitalista. Mientras que permanezca este sistema nuestra propia vida está en peligro. La lucha debe continuar, pero como nos lo mostró el 2014, debemos hacerlo mejor organizados, con mayor claridad política y avanzando en la construcción de una organización y una dirección que, cuando las masas salgan a las calles con una decisión similar o mayor a la que vivimos, sea capaz de avanzar al derrocamiento del actual régimen corrupto.

Elecciones, lucha armada y lucha de masas

La lucha por Ayotzinapa no ha terminado, pero el movimiento de masas no puede mantenerse permanentemente sin obtener conquistas concretas. Es posible que hayamos pasado ya la cresta de la lucha en esta etapa, pero la situación es inestable y cualquier accidente podría desatar poderosas fuerzas. Lejos estamos de estar en un periodo de paz social. Antes que nada el Estado necesita desactivar la lucha en Guerrero que es un foco permanente de peligro para ellos.

Los normalistas y los padres han dicho que no habrá elecciones en Guerrero, al menos que regresen los desaparecidos con vida. Eso es una receta acabada para la confrontación porque cuestiona a la democracia burguesa y pone sobre la mesa la necesidad de que sea sustituida por algo distinto que los capitalistas y su Estado no nos han podido ofrecer, un poder emanado de los trabajadores.

La democracia burguesa no es más que una mascada detrás de la cual se esconde el feo rostro del capital que es el que verdaderamente ordenan en esta sociedad. En el caso de México el Estado corrupto se pone al servicio también de capitalistas ilícitos, los narcotraficantes.

No debemos tener ilusiones ni en las elecciones burguesas ni en las instituciones del Estado, pero al decir esto no podemos abstraernos de que hay millones de personas en México que aún tienen ilusiones en ellas. Lenin, el revolucionario ruso, que no dudó en tomar el poder, destruir el estado burgués y expropiar a los capitalistas y terratenientes para iniciar la transformación socialista, no negó la posibilidad de usar las elecciones como un instrumento de lucha para agitar y llevar las ideas revolucionarias a los oídos de amplias masas de trabajadores, pero también criticó a los cretinistas que no veían otra vía más que la parlamentaria y electoral.

¿Qué determina si debemos participar en las elecciones o no? Si el movimiento de masas tiene la fuerza para boicotearlas realmente o no. Lo que puede ser válido para Guerrero, y eso se tendrá que ir valorando en el futuro, no forzosamente lo será para el resto del país, se tendrá que analizar en cada caso. Si Morena quiere aspirar en realidad a convertirse en el partido que defienda los intereses del pueblo de México, debe priorizar en este momento la lucha en las calles, defender un programa de clase y poner como candidatos a luchadores sociales que estén dispuestos a recibir un salario no mayor al de cualquier otro trabajador y a someterse al control de las organizaciones de los trabajadores y la juventud. Los estudiantes y trabajadores repelemos a los burócratas carreristas. Si hay verdaderos diputados obreros, deben usar el parlamento no como el fin sino como un medio de agitación para llegar con nuestras ideas a más compañeros y fortalecer la organización de los trabajadores y la lucha en las calles.

Lo que ha puesto a temblar a la burguesía y a su gobierno es la enorme determinación en la lucha de las masas. Hacer una lucha heroica pero aislada de ellas, sería un claro error. Bajo las condiciones existentes un sector de compañeros puede ver como vía principal una línea guerrillera. En Guerrero y otras zonas del país el uso de las armas no es una necesidad frente a la inseguridad reinante. Guerrero, con amplia base campesina, tiene tradiciones de lucha armada muy arraigada, el futuro de esta lucha se encuentra en la capacidad de unificase con la clase obrera de las ciudades bajo un programa y lucha revolucionarios. Pero también se puede dar una tendencia de ver a la lucha armada campesina como la principal estrategia, lo cual no sería suficiente para alcanzar la victoria, o peor aún, el ver como estrategia la creación de un grupo armado separado de la lucha de masas. No queremos mártires heroicos, queremos una estrategia que nos ayude a vencer.

La limitante de la lucha del 2014 fue el carecer de una organización y una dirección revolucionaria y que la clase obrera no entró en masa bajo métodos como la huelga general. Pero no podemos entender la lucha por la transformación social sin toda una serie de luchas parciales. El movimiento no es lineal, habrá periodo de ascenso, periodos de reflujo e incluso de reacción abierta. Pero el 2014 ha sido una escuela que quedará grabada y sobre la cual erigiremos nuevas batallas. Pero para ellas debeos contar con mejores dirigentes estudiantiles, mejores dirigentes sindicales, mejores dirigentes populares, mejores dirigentes políticos y una organización capaz de ir hacia adelante.

El futuro nos pertenece

No olvidamos a nuestros desaparecidos de Ayotzinapa, tampoco que se deben defender los derechos de los trabajadores bajo los actuales ataques, ni que se debe seguir luchando por mejor educación y por seguirdad para todos. Pero en el fondo estas no son cosas aisladas, tienen el mismo mal de raíz que es el sistema. Luchar por nuestras demandas inmediatas no debe perder de vista que lo principal es fortalecernos para acabar con la raíz de los males.

Es una necesidad construir una sólida organización de cuadros revolucionarios arraigada en la juventud y la clase trabajadora y sus organizaciones. Así como necesitas de la ciencia para comprender y transformar la naturaleza, necesitas de la ciencia para comprender y transformar la sociedad. El Marxismo es la ciencia que nos explica cómo funciona este sistema y el camino para transfórmalo en líneas revolucionarias, es decir socialistas. Si la nueva generación de jóvenes estudiantes y trabajadores construimos una organización que tenga como cimientos la teoría revolucionaria del auténtico marxismo, nos pondremos en los siguientes años en la posibilidad no solo e quitar a un directivo o a un presidente, sino de acabar con este narcocapitalismo mexicano y construir un mundo donde la educación y el trabajo sean accesible a todos, donde no haya necesidad de asesinarse unos a otros, de desaparecer estudiantes; donde tu preocupación no sea si sobrevivirás el día, ya sea por vivir en la pobreza y/o en la violencia, sino el disfrutar de esta vida, de comprender como funciona la naturaleza, el planeta y el universo; desarrollar el arte, desarrollar a la especie humana y a cada uno de lo que de ella formamos parte.

Esto no es un sueño utópico, si quitamos a esos capitalistas, narcos y políticos burgueses que son una bola de bandidos corruptos y somos los trabajadores los que dirigimos esta sociedad, podremos acabar con el actual caos y desigualdad, usando las grandes riquezas de esta tierra y estos hombres para el beneficio del conjunto de la sociedad. Trotsky en alguna ocasión dijo que en esta sociedad muchos Aristóteles cuidando puercos y puerqueros sentados en tronos. Mandemos a Peña Nieto, a los capitalistas y narcotraficantes a los chiqueros, y esos Aristóteles, Mozart, Einstein… que hoy cuidan puercos y que si las cosas siguen así pueden terminar asesinados y desaparecidos, a dirigir esta sociedad. El futuro es nuestro compañeros, pero solo si luchamos por alcanzarlo.

Fecha: 

24 de enero de 2015

Nacional: